Adan y Eva Expulsados

Génesis 3:22–23 — La expulsión del Paraíso (Parte 1)

Ver. 22 — Luego el Señor Dios dijo: «Miren, los seres humanos se han vuelto como nosotros, con conocimiento del bien y del mal. ¿Y qué ocurrirá si toman el fruto del árbol de la vida y lo comen? ¡Entonces vivirán para siempre!».

En este pasaje veremos como la misericordia divina da a la humanidad la oportunidad de regresar a Dios, pero por ahora, se le ordena a Adán y a Eva que abandonen el paraíso, para que puedan vivir en condiciones más adecuadas para su bien moral y espiritual. Los arboles de la vida y del conocimiento (Génesis 2:9) vuelven a ser el punto focal del relato. Y tenemos la carrera contra el tiempo para evitar que la humanidad cometa otro error con consecuencias para toda la eternidad.

Esta es la segunda vez, que escuchamos una prueba evidente de la pluralidad entre los miembros de la Trinidad teniendo una conversación entre ellos. La primera vez fue en Génesis 1:26, y se repetirá en Génesis 11:6. Si permitimos que la Escritura interprete las Escrituras, esto obviamente se refiere a “La Trinidad”, no la forma gramatical hebrea llamada el “plural de majestuosidad” utilizada por los rabinos judíos. Ya que esta frase no se puede referir a Dios hablando a la corte angelical, porque Dios no está al mismo nivel de Su creación, y esta expresión manifiesta una especie de igualdad consigo mismo.

“y [el SEÑOR] dijo: «¡Miren! La gente está unida, y todos hablan el mismo idioma. Después de esto, ¡nada de lo que se propongan hacer les será imposible! Vamos a bajar a confundirlos con diferentes idiomas; así no podrán entenderse unos a otros».” Génesis 11:6 (NTV)

“Luego el Señor Dios dijo: Miren, los seres humanos se han vuelto como nosotros”

Adan y EvaLa expulsión del paraíso empieza con la explicación de la decisión divina. La palabra הֵן – hen, “Miren”, es utilizada para llamar la atención del lector, ya que se enfatizará la lógica detrás de la expulsión enfocada al plan maestro de salvación de Dios y para el beneficio de la humanidad.

“Pues Yo sé los planes que tengo para ustedes —dice el Señor—. Son planes para lo bueno y no para lo malo, para darles un futuro y una esperanza.” — Jeremías 29:11 (NTV)

Como podemos ver la frase “los seres humanos se han vuelto como nosotros” hace referencia al engaño de Satanás, quien irónicamente y con sarcasmo aconsejó a Adán y Eva para que fueran como dioses, pero ahora vemos lo que pasa si seguimos sus recomendaciones. La realidad es que sus enseñanzas llevaron al hombre a estar lleno de vergüenza y confusión por su pecado, a vestir ropa de piel, ahora se encuentran abatidos por lo que habían perdido, y preparándose para cumplir su sentencia.

“¿Y qué ocurrirá si toman el fruto del árbol de la vida y lo comen?”

Vemos nuevamente la sabiduría y misericordia del Señor hacia Adán y Eva, quienes al comer el fruto prohibido debían haber muerto, ya que la vida es un regalo divino, pero está ligado a la obediencia.

«Pues la paga que deja el pecado es la muerte, pero el regalo que Dios da es la vida eterna por medio de Cristo Jesús nuestro Señor.» — Romanos 6:23 (NTV)

Ahora en la estrategia de Dios está el ayudar para que el hombre no pudiera concebir la idea de contrarrestar su estado de decadencia buscando la inmortalidad al comer del árbol de la vida, en lugar de confiar en la promesa del Señor a través de la semilla de la mujer, y bajo esta falsa impresión tratar de tomar su fruto, que en su caso habría sido el equivalente a un intento de justificarse a sí mismo mediante buenas obras en lugar de a través de la fe.

«Y como es mediante la bondad de Dios, entonces no es por medio de buenas acciones. Pues, en ese caso, la gracia de Dios no sería lo que realmente es: gratuita e inmerecida.» — Romanos 11:6 (NTV)

“Dios los salvó por su gracia cuando creyeron. Ustedes no tienen ningún mérito en eso; es un regalo de Dios. La salvación no es un premio por las cosas buenas que hayamos hecho, así que ninguno de nosotros puede jactarse de ser salvo.” — Efesios 2:8-9 (NTV)

Adan y EvaDios evitó que la miseria de nuestros primeros padres en su estado caído se extendiera por toda la eternidad al comer del árbol de la vida. Ya que ellos hubieran vivido para siempre en estado de pecado, escondiéndose de Dios perpetuamente. Además, hubieran tenido que vivir en cuerpos frágiles, sujetos a la degeneración, y a las enfermedades de una forma intolerable.

Adán había ejercido el poder del libre albedrío ahora en rebelión contra Dios, y si a eso le sumaba la inmortalidad, sus vidas se volverían aún más miserables. Como explica C. S. Lewis que las repercusiones del pecado están limitadas por la esperanza de vida. El daño causado por un pecador con sus envidias que gradualmente van empeorando, no son muy notables en 70 años, pero pueden convertirse en un infierno dentro de un millón de años.

Pero el Señor permite al hombre alcanzar la inmortalidad, pero ahora debe ser a través de la fe:

«Pues Dios amó tanto al mundo que dio a Su único Hijo, para que todo el que crea en Él no se pierda, sino que tenga vida eterna.»— Juan 3:16 (NTV)

Esta vida conlleva una constante lucha, el dolor, la penitencia y la muerte. Por lo tanto, el paraíso no era el lugar adecuado para vivir en la inmortalidad bajo estas condiciones. Ahora vean lo que el apóstol Pablo nos dice acerca del paraíso en el tercer cielo que nos espera como recompensa.

“[Dice el apóstol Pablo] fui llevado al paraíso y oí cosas tan increíbles que no pueden expresarse con palabras, cosas que a ningún humano se le permite contar.” — 2 Corintios 12:4 (NTV)

Dios no permitió a Adán y Eva vivir eternamente en el pecado y Él no nos va a permitir a nosotros vivir en pecado tampoco. Por eso nos bendice al mandarnos a Jesucristo, para que obtengamos la redención de Dios y la posibilidad de la vida eterna con cuerpos glorificados diseñados para poder convivir nuevamente con el Señor.

“El que tenga oídos, que oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que salga vencedor, le permitiré comer del árbol de la vida, el cual está en medio del paraíso de Dios.” — Apocalipsis 2:7 (RVC)

arbol vidaJesucristo promete a los salgan vencedores en la iglesia de Efesio que ellos comerán del árbol de la vida que está en el paraíso de Dios. Este árbol simboliza la vida eterna que nos espera después de nuestra resurrección o del arrebatamiento. Por medio del trabajo de Jesús en la cruz en donde nuestros pecados fueron expiados y nosotros fuimos purificados.

“Benditos son los que lavan sus ropas. A ellos se les permitirá entrar por las puertas de la ciudad y comer del fruto del árbol de la vida.” — Apocalipsis 22:14 (NTV)

«Vengan ahora. Vamos a resolver este asunto—dice el Señor—.Aunque sus pecados sean como la escarlata, Yo los haré tan blancos como la nieve. Aunque sean rojos como el carmesí, Yo los haré tan blancos como la lana.» — Isaías 1:18 (NTV)

En comparación esta nueva alianza que nos ofrece el Señor es mejor que la que Adán tenía en el paraíso. Porque a nosotros como vencedores se nos promete en Apocalipsis 2:7 que tendremos el privilegio de comer del árbol de la vida; que nos otorgará la corona de la vida (Apocalipsis 2:10); de la protección contra la segunda muerte (v. 11); nos darán del maná escondido en el cielo (2:17); una piedra blanca con nuestro nuevo nombre (2:17); la autoridad sobre las naciones (2:26-27); la estrella de la mañana (2:28); vestimentas blancas que simbolizan pureza y santidad (3:5); el honor de que Jesús confiese nuestro nombre enfrente del Padre y los ángeles en el cielo (3:5); ser columnas del Templo de Dios (3:12); ser ciudadanos de la Nueva Jerusalén (3:12); y tener el nombre de Dios y Jesús en nosotros.

Ver. 23 — Así que el Señor Dios los expulsó del jardín de Edén y envió a Adán a cultivar la tierra de la cual él había sido formado.

“el Señor Dios los expulsó del jardín de Edén”

Adan y EvaDios en Su asombrosa misericordia solo los expulsó del huerto, y no los envió al infierno, como sucedió con los ángeles que pecaron, 2 Pedro 2: 4. El hombre sólo fue enviado para cultivar la tierra a un lugar de trabajo, no a un lugar de tormento.

“Pues Dios ni siquiera perdonó a los ángeles que pecaron, sino que los arrojó al infierno, dentro de fosas tenebrosas, donde están encerrados hasta el día del juicio.” — 2 Pedro 2:4 (NTV)

La palabra שָׁלַח – Saláj, expulsó, es la misma palabra para describir cuando Abraham manda a Agar e Ismael en Génesis 21:14. También es usada para la expulsión del chivo expiatorio al desierto en Levítico 16:10. Sin embargo, no es tan agresiva como la palabra גָּרַשׁ – garásh, expulsar, que se utiliza en el siguiente versículo Génesis 3:24; o en el exilio de Caín en Génesis 4:14. Es un lenguaje de divorcio y despojo.

“Al otro chivo, el chivo expiatorio, escogido por sorteo para ser enviado al desierto, lo mantendrán con vida delante del Señor. Cuando sea enviado a Azazel en el desierto, el pueblo será purificado y así serán justos ante el Señor.” — Levítico 16:10 (NTV)

Antes de la caída, el Jardín del Edén era un lugar en el que el hombre se podía mover libremente en la presencia de Dios. Ahora con el pecado, la expulsión del paraíso fue una medida preventiva, más que un castigo infligido, destinada a que la humanidad solo esté expuesta a una muerte temporal, para preservarla de la muerte eterna. El objetivo de la expulsión fue que alcanzáramos la vida eterna sin la inocencia de Adán y Eva, libres de pecado gracias a Jesucristo, con el propósito de tener comunión con Dios, conocerlo, y convivir profundamente con Él.

“Y la manera de tener vida eterna es conocerte a Ti [Dios Padre], el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien Tú enviaste a la tierra.” — Juan 17:3 (NTV)

MoisesMientras estemos en pecado no tenemos acceso a la presencia del Señor. En el Éxodo, la gente fue advertida de no acercarse al Monte Sinaí. El mismo principio está detrás de las leyes que restringen el acceso de los Israelitas a la presencia de Dios en el Tabernáculo y Templo, nadie podía pasar atrás del velo del Templo, solo el sumo sacerdote podía aproximarse una vez al año en Yom Kipur.

“El Señor le dijo a Moisés: «Advierte a tu hermano Aarón que no entre cuando quiera en el Lugar Santísimo que está detrás de la cortina interior; si lo hace, morirá. Pues allí está la tapa del arca —el lugar de la expiación—, y Yo mismo estoy presente en la nube que está sobre la tapa de la expiación.” — Levítico 16:2 (NTV)

El asiento de la expiación en el Arca de la Alianza, representa a Jesucristo, ya que Él como nuestro Salvador es quien nos da acceso a Dios.

«Jesús le contestó:—Yo Soy el camino, la verdad y la vida; nadie puede ir al Padre si no es por medio de Mí.»— Juan 14:6 (NTV)

Arca de la AlianzaNosotros ya no estamos limitados a la presencia de Dios a través de las alas de los querubines en el asiento de la expiación. Ahora nos comunicamos a través de Jesucristo, nuestro intercesor, nuestro Sumo Sacerdote.

«Pero ahora a Jesús, nuestro Sumo Sacerdote, se le ha dado un ministerio que es muy superior al sacerdocio antiguo porque Él es mediador a nuestro favor de un mejor pacto con Dios basado en promesas mejores.» — Hebreos 8:6 (NTV)

El velo (o cortina) del Templo no podía ser removido porque Jesús no había acabado de una vez por todas con el pecado, aún existía esa separación entre nosotros y Dios. Pero cuando el Padre puso todos los pecados sobre nuestro Señor Jesucristo, en Su trabajo en la cruz Él los eliminó completamente.

«… Jesús dijo: «¡Todo ha terminado!». Entonces inclinó la cabeza y entregó Su espíritu.» — Juan 19:30b (NTV)

«En ese momento el velo del templo se rasgó en dos, de arriba hacia abajo; la tierra tembló, las rocas se partieron,» — Mateo 27:51 (RVC)

“Pues Dios hizo que Cristo, quien nunca pecó, fuera la ofrenda por nuestro pecado, para que nosotros pudiéramos estar en una relación correcta con Dios por medio de Cristo.” — 2 Corintios 5:21 (NTV)

Después de eso, los sacrificios de animales en el Templo de Jerusalén, y demás rituales, ya no eran necesarios.

[Dice el Señor] » Lo que Yo quiero es misericordia, y no sacrificio; ¡conocimiento de Dios, más que holocaustos!» — Oseas 6:6 (RVC)

El Templo hecho con manos humanas ya no era necesario, y fue destruido por los Romanos en el año 70 a.C., justo como dijo Jesús en Su profecía, no quedó piedra sobre piedra (Lucas 21:6)

Ahora durante el actual periodo de gracia en el cual vivimos, Dios le envía a Su Espíritu Santo a todos quienes ponen su fe en Jesucristo, de esta forma nos convertimos en Templos vivientes.

[Dice el apóstol Pablo] «¿No se dan cuenta de que su cuerpo es el templo del Espíritu Santo, quien vive en ustedes y les fue dado por Dios? Ustedes no se pertenecen a sí mismos, porque Dios los compró a un alto precio. Por lo tanto, honren a Dios con su cuerpo.» — 1 Corintios 6:19-20 (NTV)


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