Las Plagas de Egipto

Las 10 Plagas de Egipto (Parte 2)


Continuamos con nuestro estudio acerca de las plagas que Dios envió a Egipto. El Faraón en su terquedad no hacía caso a las advertencias que Dios le daba por medio de Moisés. A medida que las plagas descendían sobre la nación egipcia, sus habitantes se daban cuenta de lo inútiles que eran sus dioses para detenerlas.

Cuarta Plaga: La plaga de Enjambres (Éxodo 8:20-32)

Esta plaga tradicionalmente se ha manejado como moscas, pero la palabra hebrea para esta plaga es arov – עָרֹב, «enjambres», por lo que  normalmente es traducido como moscas, pero otra alternativa para Egipto son los escarabajos. Esta plaga de enjambres alteró la labor de Shu, el dios del aire, el viento que refresca el calor de Egipto y que supuestamente traía la  paz y la calma.

Es difícil imaginarse un enjambre de escarabajos, por lo que las moscas es una traducción más común, pero estos insectos son más destructivos que las termitas. En Egipto eran venerados porque traían prosperidad, y pensaban que un amuleto protegería a su portador contra el mal. Eran relacionados con Jepri, el dios de la vida eterna; y Ra, el dios del sol y origen de la vida. El Faraón era la reencarnación del dios Ra. Imagine qué pensarían los egipcios al ver que los escarabajos “sagrados” se habían convertido en una maldición en forma de plaga.

Plagas - Cuarta

Por otro lado, los egipcios rendían culto a las moscas, ya que para ellos estos insectos creaban vida de la muerte con solo posarse en un animal muerto. Lo que no veían es que las moscas estaban depositando huevecillos sobre la materia en decadencia. Las moscas eran veneradas por los egipcios porque creían que los protegían contra enfermedades y calamidades. Si los egipcios pensaban que los insectos tenían el secreto de la vida, ahora Dios les estaba enviando todos los insectos que quisieran. Se relacionaba a las moscas con la diosa Uadyet, la señora del cielo y protectora del Faraón, conocida como el ojo de Ra.

Algunas personas incrédulas dicen que esta infestación de moscas fue un resultado natural de todas las ranas muertas por la plaga anterior, pero recuerde que no había moscas en el área de Goshen en donde vivían los israelitas, pero sí hubo ranas. El poder milagroso de Dios se manifestó claramente al hacer esa distinción entre infestar el territorio de los egipcios y dejarla libre de insectos a los israelitas.

Esta es la primera plaga que no afectó a los israelitas, solo a los egipcios. Dios declara que, a partir de ahora, las plagas solo afectarán a la tierra de Egipto. Para ello utiliza la palabra en hebreo פְּדוּת – pedút que significa redención o rescate, en lugar de «distinción». En Éxodo 8:23 en hebreo se lee como «estableceré redención entre Mi pueblo y tu pueblo»:

«Haré una clara distinción entre Mi pueblo y tu pueblo. Esta señal milagrosa ocurrirá mañana». — Éxodo 8:23 (NTV)

Pedút o redención se refiere a la transferencia de un dueño a otro a través del pago de un precio o de un sustituto equivalente. El pueblo de Israel estaba siendo rescatado de la esclavitud en Egipto por la mano de Dios. Cambiando de dueño del faraón a Dios. Los israelitas no podían tener dos dueños.

«Oh Israel, espera en el Señor, porque en el SEÑOR hay misericordia, y en Él hay abundante redención; Él redimirá a Israel de todas sus iniquidades.” — Salmos 130:7-8 (NBLA)

Sin embargo, el faraón no quería liberar a sus esclavos, y propuso una solución intermedia, que les permitiría a los hebreos servir a Dios y también regresar a trabajar para el faraón.

«Entonces el faraón llamó a Moisés y a Aarón, y les dijo: —Vayan, ofrezcan sacrificios a su Dios, dentro del país.” —  Éxodo 8:25 (RVA 2015)

El mandato de Dios era preciso y debía seguirse al pie de la letra: los hebreos debían salir de Egipto. Solamente podían tener a un dueño, Dios.

Actualmente hay cristianos que profesan su fe de la misma forma en la que el faraón le propuso a Moisés, un compromiso a medias hacia el Señor. No cambian su vida, siguen con un pie en el mundo (Egipto) y otro con Dios, haciendo “buenas obras”. Pero cuando pones tu fe en Cristo y eres salvado, tu vida cambia. Ya no estás en Egipto, ahora sirves a tu nuevo dueño, nuestro Señor Jesucristo, quien pagó un precio muy alto por usted y por mí con Su sacrificio.

Pero el faraón no aceptaba, y tenemos en la negociación un juego de palabras en hebreo, שָׁלַח – shaláj «enviar o liberar», que se repite dos veces, Dios le dijo al faraón «si no envías» a Mi pueblo (dejar ir), Yo te enviaré (la plaga)…». Sin embargo, el faraón endureció su corazón y como consecuencia, recibió la plaga.

«Si no lo dejas ir [shaláj], Yo enviaré [shaláj] contra ti y contra tus siervos, y contra tu pueblo y tus casas, toda clase de moscas…» — Éxodo 8:21a (RVC)

Quinta Plaga: La plaga en el Ganado (Éxodo 9:1-7)

Plagas - Quinta

La muerte de todo su ganado fue un castigo para el dios egipcio Ptah, el supuesto “creador del mundo, preservador de la flora y fauna, y con poder sanador”. Apis, el hijo de Hathor, era considerado como el intermediario entre los humanos y los dioses y además era el toro sagrado de Ptah. Por lo que los toros eran venerados como dioses en templos. Se seleccionaba un becerro con las marcas de «Apis» y lo alimentaban de por vida con manjares, proveyéndole de las vacas que necesitara para honrarlo y era momificando en su propio sarcófago.

Los egipcios rendían culto a los carneros, cabras, y a los toros, los cuales representaban para ellos poder y fertilidad. Estos animales no tenían ningún poder ante Dios. Hathor la diosa-vaca se vio indefensa cuando el ganado egipcio murió en manadas. Hathor era la diosa del amor, belleza y felicidad, y era representada a veces amamantando al Faraón con “alimento divino”. Tampoco pudo hace nada Serket, diosa de la naturaleza, los animales, y la fertilidad.

Los israelitas veían al ganado sólo como eso, sin ninguna connotación religiosa. Moisés estaba consciente de esta diferencia entre cómo era visto el ganado como “sagrado” para los egipcios y como ganado común para los israelitas, y por lo mismo, le indicó al faraón que no podían ofrecer sacrificios dentro de Egipto, porque los “apedrearían”.

“Entonces el faraón llamó a Moisés y a Aarón, y les dijo: —Vayan, ofrezcan sacrificios a su Dios, dentro del país. Moisés respondió: —No conviene que lo hagamos así, porque ofreceríamos como sacrificio al SEÑOR lo que es una abominación a los egipcios. Si sacrificáramos en presencia de los egipcios lo que para ellos es una abominación, ¿no nos apedrearían? Iremos a tres días de camino por el desierto y ofreceremos sacrificios al SEÑOR, según Él nos diga.” — Éxodo 8:25-27 (RVA 2015)

Los ganados de los israelitas no se vieron afectados por la plaga. Sin embargo, los egipcios recibieron un golpe tanto económico como en su vida religiosa. Con las plagas anteriores muchas de las ceremonias religiosas egipcias habían sido interrumpidas y los objetos de su veneración habían sido destruidos.

Con cada plaga la muerte se acercaba cada vez más a los egipcios, eventualmente también morirían personas. Todo esto era una advertencia acerca del alto precio de desobedecer a Dios.

“¡Cuántas veces lo amargaron en el desierto; lo entristecieron en la sequedad! Volvían a probar a Dios e irritaban al Santo de Israel.” — Salmos 78:40-41 (RVA 2015)

A lo largo de nuestras vidas Dios nos envía advertencias e incluso castigos cuando desobedecemos, y nos hace un llamado para acercarnos a Él, quien es el único quien puede ayudarnos, es nuestro Salvador.

«Yo, sí, Yo Soy el Señor, y no hay otro Salvador.» — Isaías 43:11 (NTV)

Sexta Plaga: La plaga de las Llagas (Éxodo 9:8-12)

Plagas - Sexta

No sabemos de qué enfermedad se trate exactamente, pudo llegar a ser algo tan serio como una especie de ántrax, o lepra, o alguna otra enfermedad que produce lesiones abiertas en la piel. Es la misma palabra hebrea שִׁחִין – shijín, utilizada en Deuteronomio 28:27, 35; Levítico 13:18-20, 23; Job 2:7; 2 Reyes 20:7 e Isaías 38:21.

“El SEÑOR te herirá con los tumores de Egipto y con úlceras, sarna y comezón, de los que no podrás ser sanado.” —  Deuteronomio 28:27 (NBLA)

“Te herirá el SEÑOR en las rodillas y en las piernas con llagas malignas de las que no podrás ser sanado, desde la planta de tu pie hasta la coronilla.” —  Deuteronomio 28:35 (NBLA)

Las llagas producidas por las cenizas de los hornos para hacer los ladrillos donde los Israelitas sufrieron del dolor de la esclavitud, ahora iban a causar causaran el sufrimiento de los egipcios.

Entre los dioses egipcios que no pudieron contrarrestar esta plaga estuvieron: Isis, la diosa de la salud, el matrimonio y la sabiduría, cuyo nombre significa «trono», por lo que ella representa el poder del Faraón, a quien ella amamanta. Horus, el dios falcón, quien supuestamente surca el cielo brindando protección y cura. Sejmet, la diosa de la curación, guerra, fuerza y poder. Heka, el dios de la medicina y de la curación.

Esta plaga también afectó directamente a los sacerdotes, porque no podían entrar a los templos ya que estaban impuros. En cuanto a los magos, tampoco podían ni siquiera ir al palacio del Faraón ni permanecer de pie ante Moisés (Éxodo 9:11) porque ellos mismos habían caído enfermos con llagas.

La lección con esta plaga es que el SEÑOR tiene el poder absoluto sobre la salud de las personas. El sufrimiento físico es una de las diferentes consecuencias del pecado. Cuando se ejecutan estas sentencias, las personas no pueden hacer nada.

«Cuando te llegue un buen día, disfruta de él; y cuando te llegue un mal día, piensa que Dios es el autor de uno y de otro, y que los mortales nunca sabremos lo que vendrá después.» — Eclesiastés 7:14 (RVC)

“Yo Soy el que forma la luz y crea las tinieblas, el que causa bienestar y crea calamidades, Yo, el SEÑOR, es el que hace todo esto.” — Isaías 45:7 (NBLA)

Cuando Jesús curó a un hombre paralítico, le advirtió que dejara su vida de pecado ya que de lo contrario algo peor le podría suceder.

Jesús sana a las personas

«Después de esto Jesús lo halló en el templo y le dijo: «Mira, has sido sanado; no peques más, para que no te suceda algo peor».” —  Juan 5:14 (NBLA)

Cuando el pueblo de Israel iba a entrar a la Tierra Prometida, Dios les advirtió acerca de las maldiciones que les traería la desobediencia, y les recordó precisamente esta plaga de Egipto.

«El SEÑOR te afligirá con llagas purulentas como las de Egipto, y con tumores, con escorbuto y picazón incurables.» — Deuteronomio 28:27 (NTV)

Séptima Plaga: La plaga de Granizo (Éxodo 9:13-35)

» Y Moisés extendió su vara hacia el cielo, y el SEÑOR hizo que tronara y granizara, y que cayera fuego sobre la tierra. El SEÑOR hizo que cayera granizo sobre todo Egipto. Llovió granizo, y fuego mezclado con el granizo; un granizo tan grande, como nunca antes lo hubo en todo Egipto desde que el país fue habitado.» — Éxodo 9:23-24 (RVC)

La Septima Plaga

Observe que no tan sólo cayó granizo, sino también fuego. La palabra hebrea אֵשׁ – esh significa fuego, es la misma palabra utilizada en Génesis 19:24 en donde se describe la destrucción de Sodoma y Gomorra en donde cayeron fuego y azufre del cielo. Existen varias representaciones del fuego en la Biblia, uno de ellos es juicio o sentencia, Dios estaba enviando un castigo anunciado. Este granizo no fue un evento natural, tanto en magnitud como en selectividad, ya que de nueva cuenta, el área egipcia de Goshen en donde vivían los israelitas no se vio afectada.

El granizo mostró la debilidad de Nut, la “diosa del cielo”. Los egipcios creían que protegía la tierra a cargo de su esposo y hermano Geb. Otros dioses afectados fueron Horus, el dios del cielo y nieto de Nut; también a Shu, el dios del viento; y la plaga también habría sido dirigida hacia aquellos dioses que supuestamente protegían los cultivos, como Isis y Min.

[Dice el SEÑOR] “Así les dirán: «Los dioses que no hicieron los cielos ni la tierra, perecerán de la tierra y de debajo de los cielos».”— Jeremías 10:11 (NBLA)

En la Séptima Plaga Dios le explicó al Faraón el propósito de las mismas, en el versículo 14, para que entendiera que Dios es incomparable, no hay nadie como Él, y Él mismo nos lo vuelve a decir en Isaías 43:10,44:6, 44:8, 45:5-6, 45:18, 45:21-22.

«Para que sepas que no hay otro como Yo en toda la tierra.» — Éxodo 9:14b (NBLA)

“Pero tú eres mi testigo, oh Israel —dice el Señor—, tú eres mi siervo. Tú has sido escogido para conocerme, para creer en Mí y comprender que solo Yo Soy Dios. No hay otro Dios; nunca lo hubo y nunca lo habrá.» —Isaías 43:10 (NTV)

En el versículo 15 y 16, el Señor en Su gracia y con Su paciencia, permitió al faraón y a su gente que siguieran viviendo, dándoles tiempo para que se arrepintieran y para dar a conocer Su fama en todo el mundo.

«Yo podría haberte mostrado Mi poder castigándote a ti y a tu pueblo con una plaga, y ya habrías desaparecido de la tierra; pero te he dejado vivir para que veas Mi poder, y para darme a conocer en toda la tierra.» — Éxodo 9:15-16 (DHH)

«Pues las Escrituras cuentan que Dios le dijo al faraón: «Te he designado con el propósito específico de exhibir Mi poder en ti y dar a conocer Mi fama por toda la tierra».» — Romanos 9:17 (NTV)

La fama de Dios se esparció por toda la tierra, tiempo más tarde Rahab, habitante de Jericó, quien escondió a los espías israelitas, confirmó esta fama del Dios de Israel en Josué 2:9-11.

«Tu nombre, oh SEÑOR, permanece para siempre; Tu fama, oh Señor, se conoce en cada generación.» — Salmos 135:13 (NTV)

En el versículo 19, Dios pone a prueba al pueblo egipcio advirtiéndole acerca del castigo venidero para quienes se rehúsen a creer. Y solo se salvarán del castigo si tienen fe en la Palabra de Dios.

«Ahora pues, manda poner a salvo tus ganados y todo lo que tienes en el campo, porque todo hombre o todo animal que se encuentre en el campo, y no sea traído a la casa, morirá cuando caiga sobre ellos el granizo’”». — Éxodo 9:19 (NBLA)

Recuerde que toda la Biblia contiene mensajes para que aprendamos de ellos, hay muchas lecciones que vivieron otras personas y que Dios quiere que aprendamos de ellas. En el mundo actual hay muchas personas que viven en la incredulidad, a pesar de todos los milagros que han sido desplegados históricamente. Todo el mundo conoce el nombre de Jesús, sin embargo, muchos se niegan a creer Su testimonio. En los tiempos del Faraón, a pesar de la advertencia de Dios, muchas personas no creyeron que sucedería la Séptima Plaga, a pesar de que ya habían vivido seis plagas anteriormente.

«De los servidores del faraón, el que temió la palabra del SEÑOR hizo que sus criados y su ganado huyeran a casa. Pero los que no tomaron en serio la palabra del SEÑOR dejaron a sus criados y sus ganados en el campo.” — Éxodo 9:20-21 (RVA 2015)

De igual manera, ahorita la Biblia contiene muchas profecías, que aún están pendientes por cumplirse, son una clara advertencia acerca del juicio que está por venir. De hecho, en el libro del Apocalipsis se mencionan de nuevo terribles plagas de granizo que caerán en el mundo:

«El primero tocó la trompeta. Y se produjo granizo y fuego mezclados con sangre, y fueron arrojados sobre la tierra. Y la tercera parte de la tierra fue quemada, y la tercera parte de los árboles fue quemada, y toda la hierba verde fue quemada.” — Apocalipsis 8:7 (RVA 2015)

“Y cayó del cielo sobre los hombres un grande granizo como del peso de un talento: y los hombres blasfemaron de Dios por la plaga del granizo; porque su plaga fue muy grande.”— Apocalipsis 16:21 (RVA)

No esperemos hasta que sucedan calamidades para acercarnos a Dios y cumplir Su voluntad. Hoy es el día en el que puede acercarse a Dios, a través de Jesús, nuestro salvador de la ira de Dios. Acompáñenos en el siguiente articulo donde concluiremos con las últimas 3 plagas de Egipto.

«Como colaboradores de Dios, les suplicamos que no reciban ese maravilloso regalo de la bondad de Dios y luego no le den importancia. Pues Dios dice: «En el momento preciso, te oí. En el día de salvación te ayudé». Efectivamente, el «momento preciso» es ahora. Hoy es el día de salvación.» — 2 Corintios 6:1-2 (NTV)

¡Que Dios los bendiga!


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