Verdadero Cristiano

Los principios básicos para el crecimiento espiritual (Parte 2)

Los niveles de crecimiento y madurez espiritual Cristano

En la epístola de Juan se muestran tres niveles de crecimiento espiritual, en 1 Juan 2:12-14:

  1. Hijos de Dios: La palabra en griego es τεκνίον – teknion, que significa niño o discípulo pequeño, para describir a las personas nuevas en el cristianismo que apenas reconocen al Padre. Como infante espiritual se da cuenta de que Jesús es el Hijo de Dios, y no mucho más. Ellos no conocen muy bien las Escrituras. No entienden lo que es verdad y lo que no lo es, y fácilmente pueden ser víctimas de malas enseñanzas.

Bebe“Les escribo a ustedes, que son hijos de Dios, porque sus pecados han sido perdonados por medio de Jesús.” – 1 Juan 2:12 (NTV)

“Les he escrito a ustedes, que son hijos de Dios, porque conocen al Padre.” – 1 Juan 2:14a (NTV)

  1. Jóvenes en la fe: El segundo nivel de madurez muestra que estos cristianos han vencido al maligno y sus falsas religiones, porque la palabra de Dios vive en sus corazones. Considere que un niño pequeño no tiene la Palabra de Dios fuertemente asimilada, los infantes sólo conocen los conceptos básicos. Pero un joven espiritual conoce la Palabra y ya no es una víctima de la falsa religión.

Joven“Les escribo a ustedes, los que son jóvenes en la fe, porque han ganado la batalla contra el maligno. – 1 Juan 2:13b (NTV)

“Les he escrito a ustedes, los que son jóvenes en la fe, porque son fuertes; la palabra de Dios vive en sus corazones, y han ganado la batalla contra el maligno. – 1 Juan 2:14c (NTV)

  1. Maduros en la fe: La palabra en griego es πατήρ – patēr, que significa padre, que muestra la progresión en esta analogía de la madurez de infante, joven y por ultimo padre. Este es el mayor nivel de crecimiento espiritual. El conocimiento va de saber que usted pertenece a la familia de Dios, después conocer la Palabra de Dios, y ahora como padre el conocer a Dios íntimamente. Los maduros en la fe van de conocer la Biblia, a conocer al Dios detrás de la Biblia.

Padre“Les escribo a ustedes, los que son maduros en la fe, porque conocen a Cristo, quien existe desde el principio. – 1 Juan 2:13a (NTV)

Como hemos visto el crecimiento espiritual progresa de saber que uno es un cristiano, a conocer la Palabra de Dios, hasta saber de Dios en toda su plenitud. En la siguiente parte de esta serie veremos que la manera de saber de Dios es introducir en nuestras vidas una serie de acciones que están enfocadas a glorificar a Dios. A medida que usted se centre en la gloria de Dios y comience a darle el honor que el Señor se merece, usted encontrará que usted está creciendo espiritualmente y al mismo tiempo está siendo transformado en la misma imagen de Dios de un nivel de gloria al siguiente.

Los 12 Principios para el crecimiento espiritual de un verdadero Cristiano.

Como vimos anteriormente, los principios básicos de lo que realmente significa crecer en la gracia y en el conocimiento del Señor y Salvador, Jesucristo, constituyen la parte fundamental de la vida cristiana. A medida que nos centramos en la gloria de Dios, se asciende, por así decirlo, de un nivel de gloria al siguiente, moviéndose cada vez más a ser como Jesucristo. Por lo tanto el crecimiento espiritual, entonces, es el proceso de glorificar a Dios, y como nosotros, como Cristianos, vivimos cada día de nuestras vida para la gloria de Dios, todo lo que hacemos debe de tener esta premisa. Si usted no está viviendo para la gloria de Dios, y sus acciones o su estilo de vida son para la gloria de su propio ser, esto no sólo detendrá su crecimiento, sino que también lo retrasará en su madurez espiritual.

Si glorificar a Dios es la forma en que crecemos, entonces es absolutamente esencial que sepamos lo que significa glorificar a Dios. Veamos su significado a través de 12 principios:

1.- Glorificamos a Dios al confesar a Jesús como nuestro Señor

La primer clave de este principio la encontramos en Filipenses 2: 9-11. Después de la gran humillación de Cristo cuando se hizo hombre y se sometió como siervo; fue obediente al Padre hasta Su muerte en la cruz. Entonces el Padre lo exaltó sobre todas las cosas en el universo, y toda lengua confiesa que Jesucristo es el Señor. Y esto cierra con, «para gloria de Dios Padre.» Este es el principio básico de la salvación. Hemos de confesar a Jesucristo como Señor para la gloria de Dios.

“Por lo cual Dios también lo exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios el Padre.” – Filipenses 2:9-11 (RVC)

Este principio es tan importante, es acerca de nuestra salvación, pero no es conocido por todos los Cristianos al punto que si le pregunta a la persona promedio, ¿Por qué comparte a Jesucristo? ¿Por qué comunica su fe? Probablemente contestarán: “Bueno, porque quiero mantener a la gente fuera del infierno. O porque Dios los ama y porque yo los amo, les hablo de Cristo. O yo les hablo del evangelio porque es parte de la gran comisión que Jesús nos dio de ir a todo el mundo y predicar el evangelio, hacer discípulos, y enseñar Sus mandatos. Todas estas razones son válidas y todas son razones bíblicas para la evangelización. Pero no son las más importantes razones, no llegan a la cúspide de las razones. La principal razón para predicar el Evangelio es para la gloria de Dios. La principal razón para convertirse en un creyente es también para la gloria de Dios.

CristoVivir sin salvación es negar a Cristo, y negar a Cristo es una gran ofensa para Dios. Si una persona continúa en la incredulidad, esa persona está cometiendo un pecado imperdonable.

El pecado más grande que un hombre puede cometer en este tiempo es el hecho de no creer en Jesucristo. ¿Por qué? Porque esto es decir que Él no es Dios, que Él no es el Salvador, que Él no debe ser adorado, y que Él no es nuestro Señor. Y esto deshonra al Padre quien lo envió. Es llamar a Dios mentiroso. En Juan 5:23b – “El que no honra al Hijo ciertamente tampoco honra al Padre que lo envió.” No se puede dar gloria a Dios a menos que le demos gloria a su Hijo, ¿Y cómo hacer esto? Al confesar a Jesucristo como nuestro Señor. Cuando abrimos nuestros corazones y recibimos a su Hijo, Dios es glorificado. Cuando su Espíritu se instala en nuestras vidas, Él es glorificado. Cuando llamamos a Jesús «Señor», Él es glorificado.

2.- Glorificamos a Dios al alinear nuestra vida para obedecerlo

La segunda clave la encontramos en 1 Corintios 10:31 – “Así que, sea que coman o beban o cualquier otra cosa que hagan, háganlo todo para la gloria de Dios.» Comer y beber son simplemente un símbolo de las funciones cotidianas de la vida. Lo que el apóstol Pablo nos dice es que incluso en las actividades más ordinarias, rutinarias, o mundanas debemos de tener como objetivo la gloria de Dios. No importa lo que hagas, hazlo todo para la gloria de Dios.

Gloria-HombreLamentablemente, ¿qué es lo que busca el hombre? Trata de robar la gloria de Dios y adjudicársela a sí mismo, por mérito propio, «yo hice esto», o «logré aquello». Un ejemplo de esto lo vemos en el rey de Babilonia Nabucodonosor (para el relato completo lea Daniel 4), aquí le presentamos un fragmento:

«Sin embargo, todas estas cosas le ocurrieron al rey Nabucodonosor. Doce meses más tarde, el rey caminaba sobre la terraza del palacio real en Babilonia y mientras contemplaba la ciudad, dijo: “¡Miren esta grandiosa ciudad de Babilonia! Edifiqué esta hermosa ciudad con mi gran poder para que fuera mi residencia real a fin de desplegar mi esplendor majestuoso”. Mientras estas palabras aún estaban en su boca, se oyó una voz desde el cielo que decía: “¡Rey Nabucodonosor, este mensaje es para ti! Ya no eres gobernante de este reino. Serás expulsado de la sociedad humana…» – Daniel 4:28-32 (NTV)

En este relato Dios emite una sentencia para Nabucodonosor, y mientras decía esto para glorificarse a sí mismo le llegó su castigo del cielo, y perdió la razón, y se comenzó a comportar como animal, este castigo le duró 7 años. Después de los cuales recobró la razón, alabó a Dios y recuperó su reino.

«Ahora, yo, Nabucodonosor, alabo, glorifico y doy honra al Rey del cielo. Todos sus actos son justos y verdaderos, y es capaz de humillar al soberbio.» – Daniel 4:37 (NTV)

Otro personaje mencionado en la Biblia es el rey Herodes, él también obtuvo un castigo divino al permitir que lo adoraran, en lugar de darle gloria a Dios:

«…Herodes se puso sus vestiduras reales, se sentó en su trono y les dio un discurso. El pueblo le dio una gran ovación, gritando: «¡Es la voz de un dios, no la de un hombre!». Al instante, un ángel del Señor hirió a Herodes con una enfermedad, porque él aceptó la adoración de la gente en lugar de darle la gloria a Dios. Así que murió carcomido por gusanos.» – Hechos 12:21-23 (NTV)

Otra forma en la cual los hombres buscan su propia gloria se describe en Mateo 6:2 (RVC) – “Cuando tú des limosna, no toques trompeta delante de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para que la gente los alabe. De cierto les digo que con eso ya se han ganado su recompensa.

TitanicTambién, a veces los hombres en su arrogancia, desafían a Dios en lugar de darle gloria. Un ejemplo de ello sucedió con la tragedia del Titanic. Según la información de la Administración de los Archivos y Registros Nacionales de Estados Unidos (The U.S. National Archives and Records Administration en Inglés), durante la ceremonia de su viaje inaugural el día 31 de Mayo de 1911, un empleado de la línea de cruceros White Star Line se atrevió a decir: «Ni siquiera el mismo Dios podría hundir este barco». Y eso fue precisamente lo que sucedió. También los dueños y constructores de la naviera fueron arrogantes al rechazar planes para tener 64 botes salvavidas a bordo. Partieron con barcos salvavidas que sólo podían acomodar a la mitad de los 2,228 pasajeros a bordo. En ese accidente murieron más de 1,500 personas.

Por el contrario, a medida que crezca espiritualmente su satisfacción por hacer la voluntad de Dios, lo llevará a hacerlo en todo momento, su objetivo será glorificarlo sin importar lo que ello implique y esta es la clave del segundo principio. Como lo vemos en el último capítulo del libro de Juan, en donde Jesús le pide tres veces a Pedro que se haga cargo de Sus ovejas; y en Juan 21:18-19, habla del crecimiento que va a tener Pedro al punto de dar su vida por la gloria de Dios.

“Te digo la verdad, cuando eras joven, podías hacer lo que querías; te vestías tú mismo e ibas adonde querías ir. Sin embargo, cuando seas viejo, extenderás los brazos, y otros te vestirán y te llevarán adonde no quieras ir. Jesús dijo eso para darle a conocer el tipo de muerte con la que Pedro glorificaría a Dios. Entonces Jesús le dijo: «Sígueme».” – Juan 21:18-19 (NTV)

Jesus-With_His_Disciples022Lo que Jesús le estaba diciendo a Pedro es que «cuando eras joven, tú te vestías por ti mismo y podías ir a donde tú quieras ir». Pero cuando fuera viejo eso iba a cambiar. La frase “extenderás los brazos» es utilizada para de hablar de una muerte por crucifixión. Con lo que Jesús estaba dando una profecía a Pedro de que iba a glorificar a Dios al morir. Debido a que estaría dispuesto a pagar cualquier precio antes de negar la voluntad de Dios, incluso si eso lo llevaría a la muerte.

Este mismo compromiso es explicado por al apóstol Pablo en Filipenses 1:21 (NTV) – » Pues, para mí, vivir significa vivir para Cristo y morir es aún mejor.” Si vivo, vivo para el Señor; si muero, muero para el Señor; así que si vivo o muero, yo soy del Señor.» Esto nos muestra como Pedro y Pablo alinearon sus vidas para obedecer la voluntad del Señor, poniéndolo antes que sus propias vidas. Y si uno no está dispuesto a pagar el precio de un poco de vergüenza, o humildad, de ser difamado o deshonrado por el mundo, o de tener menos posesiones en esta vida, entonces tal vez, usted nunca sabrá qué es lo que es crecer espiritualmente. Porque no está alineando el objetivo de su vida a la gloria de Dios, llegando al punto que uno se siente herido cuando la gloria del Señor es deshonrada. Es sorprendente la cantidad de Cristianos que están tan consumidos en su propia voluntad, por sus planes, su comodidad, y tan absortos en sus propios problemas que realmente no sienten el dolor cuando se deshonra a Dios. El rey David nos muestra su madurez espiritual en este principio, en el Salmo 69:9.

“El celo por tu casa me ha consumido, y los insultos de aquellos que te insultan han caído sobre mí.” – Salmos 69:9 (NTV)

En la siguiente sección veremos a partir del tercer principio de los 12 principios de como crecer espiritualmente. Esperamos que esto nos ayude a ser mejores Cristianos y vivir para la gloria de Dios.


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