Milagro nube

¿Por qué no vemos milagros (como los mencionados en la Biblia) hoy en día?

«Él [Dios] hace grandezas, demasiado maravillosas para comprenderlas, y realiza milagros incontables.» – Job 5:9, 9:10 (NTV)

Según el diccionario Larousse un milagro es un «hecho que no se explica por causas naturales y que se atribuye a una intervención divina». También podemos decir que los milagros (o señales milagrosas) son demostraciones públicas de poder sobrenatural.

En este artículo dividiremos los milagros de Dios en la Biblia en tres clasificaciones. Primero, éstos podían ser para la confirmación de los servidores de Dios; segundo, como castigos divinos; y tercero, por el amor divino de Dios.

Los milagros como confirmación de los servidores de Dios

Una de las formas que Dios ha utilizado para confirmar (o validar) que Sus servidores han sido enviados por Él ha sido a través de los milagros. Por ejemplo, Dios envió a Moisés para que hablara con el faraón de Egipto para que liberara a Su pueblo:

«El Señor le dijo a Moisés: — Si no te creen ni se convencen con la primera señal milagrosa, se convencerán con la segunda. Y si no te creen ni te escuchan aun después de estas dos señales, entonces recoge un poco de agua del río Nilo y derrámala sobre el suelo seco. En cuanto lo hagas, el agua del Nilo se convertirá en sangre sobre el suelo.» – Éxodo 4:8-9 (NTV)

El profeta Elías al rezarle a Dios le pidió que hiciera una demostración pública (un milagro) para que la gente supiera que él era quien decía ser, y que había sido enviado por Dios:

Elias-Sacrificio-en-Carmel«Cuando llegó el momento de ofrecer el sacrificio, Elías se acercó al altar y dijo: «Señor, Dios de Abrahán, de Isaac y de Israel, demuestra hoy que tú eres el Dios de Israel y que yo soy tu siervo, y que solamente hago lo que tú me has ordenado hacer. ¡Respóndeme, Señor, respóndeme! ¡Que tu pueblo reconozca que tú, Señor, eres Dios, y que tú harás que su corazón se vuelva a ti!»En ese momento cayó fuego de parte del Señor, y consumió el toro que allí se ofrecía, y la leña, las piedras, y hasta el polvo, ¡y aun secó el agua que inundaba la zanja! Cuando todos vieron esto, se arrodillaron y exclamaron: «¡El Señor es Dios, el Señor es Dios!»» – 1 Reyes 18:36-39 (RVC)

También el profeta Eliseo (el sucesor del profeta Elías) hizo muchos milagros con el poder de Dios (leer el libro de 2 Reyes), éste es uno de ellos:

«Entonces Eliseo oró: «Oh Señor, ¡abre los ojos de este joven para que vea!». Así que el Señor abrió los ojos del joven, y cuando levantó la vista vio que la montaña alrededor de Eliseo estaba llena de caballos y carros de fuego.» – 2 Reyes 2:17 (NTV)

Los milagros que realizaba Jesús daban testimonio de que Él es quien dice ser:

[Jesús dice] «Solo crean que yo estoy en el Padre y el Padre está en mí; o al menos crean por las obras [milagros] que me han visto hacer.» – Juan 14:11 (NTV)

Los milagros como castigos divinos

Arca-de-NoeOtra de las formas en las que Dios utiliza los milagros es para ejercer sentencias sobre la humanidad, por ejemplo cuando ordenó el Diluvio:

«El Señor vio la magnitud de la maldad humana en la tierra y que todo lo que la gente pensaba o imaginaba era siempre y totalmente malo.» – Génesis 6:5 (NTV)

[El Señor dijo a Noé] «¡Mira! Estoy a punto de cubrir la tierra con un diluvio que destruirá a todo ser vivo que respira. Todo lo que hay en la tierra morirá, pero confirmaré mi pacto contigo. Así que entren en la barca tú y tu mujer, y tus hijos y sus esposas. Mete en la barca junto contigo a una pareja —macho y hembra— de cada especie animal a fin de mantenerlos vivos durante el diluvio. Una pareja de cada especie de ave, de animal, y de animal pequeño que corre por el suelo vendrá a ti para mantenerse con vida. Y asegúrate de llevar a bordo suficiente alimento para tu familia y para todos los animales.» – Génesis 6:17-21 (NTV)

Dios puso fin a la construcción de la torre de Babel (Babel significa «confusión») con otro milagro, el relato completo lo encontramos en Génesis 11, aquí hay un fragmento:

Torre de Babel[Dios dijo] «Vamos a bajar a confundirlos con diferentes idiomas; así no podrán entenderse unos a otros. De esa manera, el Señor los dispersó por todo el mundo, y ellos dejaron de construir la ciudad. Por eso la ciudad se llamó Babel, porque fue allí donde el Señor confundió a la gente con distintos idiomas. Así los dispersó por todo el mundo.» – Génesis 11:7-9 (NTV)

En el libro de Números capítulo 16, Coré incitó una rebelión en contra de Moisés junto con otros 250 líderes de la comunidad, de tal modo que la gente se empezó a quejar y a rebelarse contra Aarón y Moisés:

«¡Aléjense de todas estas personas [Coré y 250 líderes] para que pueda destruirlas en el acto!… Apenas Moisés terminó de decir estas palabras, la tierra repentinamente se abrió debajo de ellos. La tierra abrió la boca y se tragó a los hombres, junto con todos los de su casa y todos sus seguidores que estaban junto a ellos y todo lo que poseían. Así que descendieron vivos a la tumba, junto con todas sus pertenencias. La tierra se cerró encima de ellos y desaparecieron de entre el pueblo de Israel; y toda la gente que los rodeaba huyó cuando oyeron sus gritos. «¡La tierra nos tragará a nosotros también!», exclamaron. Entonces un fuego ardiente salió del Señor y consumió a los doscientos cincuenta hombres que ofrecían incienso.» – Números 16:21, 31-35 (NTV)

Los milagros por amor divino

Jesus-cura-al-ciegoCuando Jesús (Yeshua en Hebreo), vino a la Tierra, Él hizo muchísimos milagros: la multiplicación de los panes (más de una vez), resucitó muertos, curó a muchísimos enfermos (ciegos, lisiados, leprosos, etc.), caminó sobre el agua, calmó una tormenta, expulsó demonios, convirtió el agua en vino, les daba pescas abundantes a los pescadores, etc., ayudó a todos quienes pedían Su ayuda y tenían fe en Él. La gente quedaba asombrada con todos los milagros de Jesús:

«Los discípulos fueron a despertarlo: «¡Maestro! ¡Maestro! ¡Nos vamos a ahogar!», gritaron. Cuando Jesús se despertó, reprendió al viento y a las tempestuosas olas. De repente la tormenta se detuvo, y todo quedó en calma. Entonces les preguntó: «¿Dónde está su fe?». Los discípulos quedaron aterrados y asombrados. «¿Quién es este hombre? —se preguntaban unos a otros—. Cuando da una orden, ¡hasta el viento y las olas lo obedecen!».» – Lucas 8:24-25 (NTV)

Sin embargo, a pesar de todo ello muchos no creyeron en Él. Por ejemplo, cuando Jesús expulsó a la legión de demonios que habitaban en el cuerpo de un hombre y entraron en los cerdos (Lucas 8:26-39), los Gerasenos le pidieron a Jesús que se fuera:

«Entonces los que habían visto lo sucedido, les contaron a los otros cómo había sido sanado el hombre poseído por demonios. Y todos los habitantes de la región de los gerasenos le suplicaron a Jesús que se fuera y los dejara en paz, porque una gran ola de miedo se apoderó de ellos.» – Lucas 8:36-37 (NTV)

La incredulidad a pesar de los milagros

«Por lo tanto [Jesús], hizo solamente unos pocos milagros allí debido a la incredulidad de ellos.» – Mateo 13:58 (NTV)

Dios liberó a Su pueblo de la esclavitud en Egipto, los Israelitas fueron testigo de todos los poderosos milagros que estuvieron involucrados en su liberación, incluyendo las asombrosas 10 plagas de Egipto, cuando se partió el mar Rojo, agua saliendo de la roca, alimentarse con maná que cayó del cielo, etc. Uno pensaría que al ver tantas señales milagrosas el pueblo sería fiel a Dios, sin embargo no sucedió así: Cuando Moisés tardaba en regresar, la gente hizo un ídolo de oro con la forma de un becerro. La gente constantemente desobedeció y se rebeló contra Dios. Las mismas personas que vieron con sus propios ojos cuando se abrían las aguas del mar Rojo, fueron las mismas quienes más tarde dudaban si Dios sería capaz de conquistar a los habitantes que vivían en la Tierra Prometida, y se quejaban constantemente, incluso llegando al punto de querer regresarse a Egipto.

Si en la actualidad Dios realizara milagros como los que hizo en el pasado, en general ocurriría el mismo resultado: La gente quedaría asombrada y creería en Dios durante un corto tiempo, como ha sucedido antes, su fe sería superficial y desaparecería tan pronto les ocurriera algo inesperado o amenazante. Lea el Salmo 78 en su totalidad para comprender más este tema, aquí le presentamos un fragmento:

«Oh, cuántas veces se rebelaron contra él en el desierto y entristecieron su corazón en esa tierra seca y baldía. Una y otra vez pusieron a prueba la paciencia de Dios y provocaron al Santo de Israel. No se acordaron de su poder ni de cómo los rescató de sus enemigos. No recordaron las señales milagrosas que hizo en Egipto ni sus maravillas en la llanura de Zoán.» – Salmo 78:40-43 (NTV)

Al ver milagros la gente debería de arrepentirse y de regresar a Dios:

«Luego Jesús comenzó a denunciar a las ciudades en las que había hecho tantos milagros, porque no se habían arrepentido de sus pecados ni se habían vuelto a Dios.» – Mateo 11:20 (NTV)

[Jesús dice] ««Y ustedes, los de Capernaúm, ¿serán honrados en el cielo? No, descenderán al lugar de los muertos. Pues, si hubiera hecho en la perversa ciudad de Sodoma los milagros que hice entre ustedes, la ciudad estaría aquí hasta el día de hoy. Les digo que, el día del juicio, aun a Sodoma le irá mejor que a ustedes».» – Mateo 11:23-24 (NTV)

Jesus-y-FariseoEn Mateo 16 encontramos el relato de los fariseos y saduceos que se acercaron a Jesús para ponerlo a prueba y le exigían que les hiciera un milagro del cielo. Esto a pesar de que Jesús ya había hecho muchísimos milagros:

[Jesús dice] «Solo una generación malvada y adúltera reclamaría una señal milagrosa, pero la única señal que les daré es la del profeta Jonás. Luego Jesús los dejó y se fue.» – Mateo 16:4 (NTV)

Si observan las ocasiones en las que Jesús hacía milagros, era por amor, era para sanar a alguien, o bien porque alguien tenía fe en Él y le estaba haciendo una petición, no tanto como evidencia para los incrédulos, porque como hemos visto, los incrédulos a pesar de los milagros no se arrepienten. Las personas sin fe tienden a negar los milagros, o a atribuirlos a algo más, en lugar de darle gloria a Dios.

En Lucas 16:19-31, Jesús contó la parábola del hombre rico y Lázaro, al final de la historia el hombre rico termina en el infierno, y desde ahí puede ver a Lázaro siendo consolado por Abraham, el hombre rico en medio del tormento le pide a Abraham que por favor envíe a Lázaro a advertirle a sus hermanos para que al menos ellos se salvaran del infierno, a lo cual Abraham le contestó:

«Abraham le dijo: “Moisés y los profetas ya les advirtieron. Tus hermanos pueden leer lo que ellos escribieron”. El hombre rico respondió: “¡No, padre Abraham! Pero si se les envía a alguien de los muertos ellos se arrepentirán de sus pecados y volverán a Dios”. Pero Abraham le dijo: “Si no escuchan a Moisés y a los profetas, no se persuadirán por más que alguno se levantara de los muertos”. – Lucas 16:29-31 (NTV)

Si un incrédulo se pregunta por qué no vemos milagros, la respuesta es sencilla, porque aunque los vea sigue en su incredulidad y alejado de Dios. Una fe basada en milagros no es una fe verdadera, es solo temporal. Dios nos da libre voluntad, podemos elegir creer o no creer. Estar cerca de Él cumpliendo Su voluntad, o vivir apartados de Él.

El Apocalipsis y los milagros futuros

En el futuro habrá un periodo de tribulación, de cataclismos severos, de castigos divinos, y según las Escrituras ni con eso se arrepentirá la gente de sus pecados:

«Sin embargo, los que no murieron en esas plagas aun así rehusaron arrepentirse de sus fechorías y volverse a Dios. Siguieron rindiendo culto a demonios y a ídolos hechos de oro, plata, bronce, piedra y madera, ¡ídolos que no pueden ni ver ni oír ni caminar! Esa gente no se arrepintió de sus asesinatos ni de su brujería ni de su inmoralidad sexual ni de sus robos.» – Apocalipsis 9:20-21 (NTV)

Dios enviará a Sus dos testigos para que profeticen durante esos tiempos apocalípticos:

«Mientras tanto yo daré poder a mis dos testigos, y ellos se vestirán de tela áspera y profetizarán durante esos 1260 días.» – Apocalipsis 11:3 (NTV)

Sin embargo, a pesar del gran poder que les da Dios a los dos profetas: Pueden consumir a sus enemigos con fuego que sale de sus bocas, pueden cerrar los cielos para que no llueva, convertir ríos y mares en sangre, y azotar a la Tierra cuantas veces quieran con toda clase de plagas (Apocalipsis 11:4-6), aún al ver todos esos milagros que provienen de Dios, la gente no va a creer ni se va a arrepentir en el futuro, al contrario, las Escrituras mencionan que se alegrarán cuando mueran los dos profetas:

«Los que pertenecen a este mundo se alegrarán y se harán regalos unos a otros para celebrar la muerte de los dos profetas que los habían atormentado.» – Apocalipsis 11:10 (NTV)

La Biblia nos alerta: ¡Cuidado! No todo lo sobrenatural proviene de Dios

«Pues se levantarán falsos mesías y falsos profetas y realizarán grandes señales y milagros para engañar, de ser posible, aun a los elegidos de Dios.» – Mateo 24:24 (NTV)

Es importante entender que si sucede algo sobrenatural, esto no es suficiente para indicar que proviene de Dios. El contenido del mensaje es aún más importante que las señales milagrosas que lo acompañan. Pregúntese si el mensaje es Bíblico, o si por el contrario, va en contra de lo que dice la Palabra de Dios.

[El Señor dice]»Supongamos que, en medio de ti, hay profetas o aquellos que tienen sueños sobre el futuro, y te prometen señales o milagros, y resulta que esas señales o milagros se cumplen. Si de pronto ellos dicen: “Ven, rindamos culto a otros dioses” — dioses que hasta entonces no conocías — no los escuches. El Señor tu Dios te está probando para ver si realmente lo amas con todo el corazón y con toda el alma.» – Deuteronomio 13:1-3 (NTV)

«Tal vez se pregunten: “¿Cómo sabremos si una profecía viene o no del Señor?”. Si el profeta habla en el nombre del Señor, pero su profecía no se cumple ni ocurre lo que predice, ustedes sabrán que ese mensaje no proviene del Señor. Ese profeta habló sin el respaldo de mi autoridad, y no tienen que temerle.» – Deuteronomio 18:21-22 (NTV)

Recuerde que los magos del faraón por medio de hechicería, fueron capaces de imitar algunos de los «milagros» que hacían Moisés y Aarón:

Moises-y-Aaron-Faraon«Entonces el faraón llamó a sus sabios y a sus hechiceros, y los magos egipcios hicieron lo mismo con sus artes mágicas: tiraron sus varas al suelo, ¡y las varas también se convirtieron en serpientes! Pero la vara de Aarón se tragó las varas de ellos.» – Éxodo 7:11-12 (NTV)

Necesitamos entender que todas esas cosas relacionadas a magia y hechicería suceden a causa de demonios, y por tanto están prohibidas para los creyentes:

[El Señor dice] «…Tampoco permitas que el pueblo practique la adivinación, ni la hechicería, ni que haga interpretación de agüeros, ni se mezcle en brujerías, ni haga conjuros; tampoco permitas que alguien se preste a actuar como médium o vidente, ni que invoque el espíritu de los muertos. Cualquiera que practique esas cosas es detestable a los ojos del Señor…» – Deuteronomio 18:10-12 (NTV)

Sin importar qué tan impresionante sea el «milagro» o la «señal milagrosa», no debemos de prestar atención a nadie que nos pida hacer cosas contrarias a la Palabra de Dios, ni de rendirle culto a nadie más, ni aceptar ningún otro evangelio que el que recibió la Iglesia de los apóstoles en el primer siglo. El apóstol Pablo expresó lo siguiente:

«Si alguien — ya sea nosotros o incluso un ángel del cielo — les predica otra Buena Noticia diferente de la que nosotros les hemos predicado, que le caiga la maldición de Dios. Repito lo que ya hemos dicho: si alguien predica otra Buena Noticia distinta de la que ustedes han recibido, que esa persona sea maldita.» – Gálatas 1:8-9 (NTV)

«Estos individuos son falsos apóstoles. Son obreros engañosos que se disfrazan de apóstoles de Cristo. ¡Pero no me sorprende para nada! Aun Satanás se disfraza de ángel de luz.» – 2 Corintios 11:13-14 (NTV)

La Palabra de Dios es nuestro estándar final para la verdad acerca de Dios, no el ver ángeles, apariciones, o cualquier otra manifestación, especialmente cuando el mensaje que expresan va en contra de la verdad Bíblica. Por ejemplo, en el Catolicismo hay veneración a los muertos que ha surgido a partir de que personas han visto visiones de «santos». El tema es muy amplio, pero cualquier aparición que haga que una persona le rece a alguien diferente de Dios, ya sea a algún «santo», «virgen», etc., eso es considerado idolatría y va en contra de la voluntad de Dios, de hecho eso significa quebrantar el segundo Mandamiento de Sus leyes:

«No te hagas ninguna clase de ídolo ni imagen de ninguna cosa que está en los cielos, en la tierra o en el mar. No te inclines ante ellos ni les rindas culto, porque yo, el Señor tu Dios, soy Dios celoso, quien no tolerará que entregues tu corazón a otros dioses. Extiendo los pecados de los padres sobre sus hijos; toda la familia de los que me rechazan queda afectada, hasta los hijos de la tercera y la cuarta generación. Pero derramo amor inagotable por mil generaciones sobre los que me aman y obedecen mis mandatos.» – Éxodo 20:4-6 (NTV)

Y por si se lo preguntaba, no hay ningún otro intercesor ante Dios más que su Hijo Jesucristo, por tanto no se deje engañar bajo la idea que «Dios está muy ocupado para escucharlo» y que por tanto necesita acudir a «santos» ni nada por el estilo. Arrepiéntase de sus pecados, regrese a Dios y pídale perdón.

«Hace mucho tiempo, Dios habló muchas veces y de diversas maneras a nuestros antepasados por medio de los profetas. Y ahora, en estos últimos días, nos ha hablado por medio de su Hijo. Dios le prometió todo al Hijo como herencia y, mediante el Hijo, creó el universo.» – Hebreos 1:1-2 (NTV)

Para cerrar lo hare con la respuesta de Jesús a la gente después del milagro de la multiplicación de los panes (cuando alimentó a más de 5,000 personas):

“Jesús les contestó: — Les digo la verdad, ustedes quieren estar conmigo porque les di de comer, no porque hayan entendido las señales milagrosas. No se preocupen tanto por las cosas que se echan a perder, tal como la comida. Pongan su energía en buscar la vida eterna que puede darles el Hijo del Hombre. Pues Dios Padre me ha dado su sello de aprobación.” – Juan 6:26-27 (NTV)