¿Recuerda la trilogía de películas de Volver al Futuro? En la escena final de Volver al Futuro II Marty McFly se queda solo, luego de que su amigo, el doctor Brown, desapareciera junto con el auto DeLorean al ser alcanzado por un rayo durante una tormenta. Luego de esto, se ve que se le acerca un hombre misterioso, quien bajó de un auto, el hombre dice trabajar para Western Union y le entrega una carta. El mensajero le explica que la carta ha estado en la oficina postal donde él trabaja durante 70 años, con instrucciones específicas de ser entregada a un joven llamado Marty McFly, con su descripción, en esa fecha y hora. El hombre de la oficina postal está intrigado por la carta y hasta menciona haber hecho una apuesta para ver si Marty iba a estar ahí o no para recibir la carta. Marty al abrir la carta se da cuenta que es de su amigo, el doctor Emmett Brown, y que la escribió el 1 de septiembre de 1885, 70 años antes, ya que Marty estaba recibiendo la carta en 1955.
En este artículo veremos que esto no solo pasa en las películas. ¿Sabía usted que una historia muy similar le sucedió al rey Ciro de Persia? Este acontecimiento, en contraste, no es una historia de ficción, sucedió en la vida real, es un hecho histórico. Dios le escribió una carta al rey Ciro de Persia, unos 160 años antes de que éste la recibiera, una profecía en donde lo llama por su nombre, se presenta como el único Dios, detalla las conquistas de Ciro, y le dice lo que sucederá con Jerusalén, con el Templo y con Su pueblo (Isaías 44, 45)
[Dice el Señor] «Recuerden lo que ha pasado desde tiempos antiguos. Yo Soy Dios, y no hay otro; Soy Dios, y no hay nadie igual a Mí. Yo anuncio el fin desde el principio; anuncio el futuro desde mucho antes. Yo digo: Mis planes se realizarán; Yo haré todo lo que me propongo.” — Isaías 46:9-10 (DHH)
Así como Marty McFly recibió su carta por parte del mensajero de Western Union, el rey Ciro recibió su carta antigua, según el folklore judío, por parte del profeta Daniel. Aquí estamos hablando del mismo Daniel quien años después fuera arrojado a los leones (Daniel 6). Ciro recibió dicha carta en forma de un rollo antiguo, que era la antigua forma de Escritura. El contenido de esa carta era un mensaje de Dios que fue escrito mediante el profeta Isaías. El antiguo historiador judío Flavio Josefo relata en su libro Antigüedades Judías que «esto lo supo Ciro cuando leyó el libro el cual Isaías había dejado con sus profecías…esto fue predicho por Isaías ciento cuarenta años antes de que el Templo fuera demolido.» (ver Antigüedades Judías Libro XI, Capítulo I)
Esta es una historia sorprendente, que nos muestra cómo Dios nuestro Señor no tiene restricciones de tiempo, que solamente Él sabe lo que sucederá en el futuro, y nos lo dice a través de Sus profetas. Dividiremos este artículo en 3 partes, nuestra línea del tiempo la fijaremos en el año 539 a.C. el año en que Ciro recibe la carta del pasado. A partir de ahí «viajaremos» unos 160 años* atrás en el tiempo, al reino de Judá, veremos los eventos que sucedieron cuando el profeta Isaías escribió la carta según el mensaje que recibió de Dios. En la última parte «volveremos al futuro» para ver qué es lo que pasa después de que Ciro recibe la carta. Acompáñenos en este viaje en el tiempo.
*Los tiempos son aproximados
«Sin embargo, Dios lo hizo todo hermoso para el momento apropiado. Él sembró la eternidad en el corazón humano, pero aun así el ser humano no puede comprender todo el alcance de lo que Dios ha hecho desde el principio hasta el fin.» — Eclesiastés 3:11 (NTV)
¿Quién era el rey Ciro de Persia?
Cuando hablamos del rey Ciro nos referimos al rey Ciro II el Grande, quien reinó Persia del 559-530 a.C., al heredar el trono de su padre, el rey Cambises I de Persia (600-559 a.C.), en el territorio en el que hoy se encuentra Irán. Su madre era la princesa Mandana de Media, hija de Astiajes (585-550 a.C.), el último rey de los Medos (se piensa que los Kurdos de hoy en día son descendientes de los Medos). El rey Ciro II el Grande unificó ambos reinos (Persia y Media) y los territorios de Media pasaron a ser una provincia más del imperio de Ciro II. Ciro expandió su territorio al conquistar los reinos de Lydia y de Babilonia.
¿Qué sucedió antes de que Ciro recibiera la carta?
El Señor advirtió al pueblo de Israel acerca de las bendiciones y maldiciones que traería su comportamiento como la nación “ejemplo” para todo el mundo. Y las Escrituras nos muestran que Su pueblo, el «modelo a seguir» se alejó de los caminos de Dios. Por lo que experimentaron las maldiciones por desobediencia descritas en Deuteronomio 28, Levítico 26, como una forma de corrección para que regresaran al correcto sendero del Señor. A continuación, presentamos sólo un fragmento:
“Pero si te niegas a escuchar al Señor tu Dios y no obedeces los mandatos y los decretos que te entrego hoy, caerán sobre ti las siguientes maldiciones y te abrumarán… El Señor hará que tus enemigos te derroten…El Señor te desterrará junto con tu rey, te hará vivir en una nación que ni tú ni tus antepasados conocían… Si no sirves al Señor tu Dios con alegría y entusiasmo por la gran cantidad de beneficios que has recibido, servirás a los enemigos que el Señor enviará contra ti… Desde un extremo de la tierra, el Señor traerá contra ti a una nación lejana que te caerá encima como un buitre en picada. Es una nación que habla un idioma que tú no comprendes, un pueblo cruel y feroz que no muestra respeto por los ancianos ni piedad por los niños… Atacarán tus ciudades hasta derribar todas las murallas fortificadas de tu territorio, esos muros en los que confiabas para protegerte. Atacarán todas las ciudades de la tierra que el Señor tu Dios te ha dado.» — Deuteronomio 28:1-52 (NTV)
[Dice el Señor] «Y si a pesar de todo esto, todavía me desobedecen, los castigaré siete veces por sus pecados.» — Levítico 26:18 (NTV)
El destierro de Judá a Babilonia
El primer destierro ocurrió en 722 a.C. cuando los Asirios conquistaron el reino de Israel, al norte, y se llevaron a su gente. Y como nos explica el profeta Jeremías, el reino del sur, Judá no tuvo temor a las advertencias dadas por los profetas.
[El Señor dice]“Y vio también que Yo había repudiado a la apóstata Israel, y que le había dado carta de divorcio por todos los adulterios que había cometido. No obstante, su hermana, la infiel Judá, no tuvo ningún temor, sino que también ella se prostituyó.” — Jeremías 3:8 (NVI)
Así que Judá también pagó las consecuencias de su desobediencia y el rey Nabucodonosor II de Babilonia y se llevó cautivos a sus habitantes entre los años 605 a.C. y 582 a.C. Además, se llevó sus tesoros y destruyó el Templo del Señor en 586 a.C. (puede leer estas historias en 2 Reyes 24 y 25 y también en 2 Crónicas 36).
«Como el Señor ya había dicho, Nabucodonosor se llevó todos los tesoros del Templo del Señor y del palacio real. Sacó todos los objetos de oro que el rey Salomón había puesto en el Templo.» — 2 Reyes 24:13 (NTV)
«El rey Nabucodonosor se llevó cautiva a toda la población de Jerusalén —unas diez mil personas en total— incluso a los comandantes y a los mejores soldados, y a los artesanos y a otras personas habilidosas. Solo dejaron en el país a la gente más pobre.» — 2 Reyes 24:14 (NTV)
Todo esto había sucedido debido a la desobediencia del pueblo de Judá, lo cual enojó al Señor.
«No obstante, debido a que nuestros antepasados hicieron enojar al Dios del cielo, Él los entregó en manos de Nabucodonosor, rey de Babilonia, quien destruyó el Templo y desterró al pueblo a Babilonia.» — Esdras 5:12 (NTV)
El profeta Jeremías ya había profetizado todo esto sucedería. Un año de exilio por cada año que no le dieron descanso a la tierra (Levítico 25:1-5; Levítico 25:8-11).
«Una y otra vez, el Señor les ha enviado a sus siervos, los profetas, pero ustedes no escucharon ni prestaron atención. Todas las veces el mensaje fue: “Apártense de su mal camino y de sus malas acciones. Solo entonces los dejaré vivir en esta tierra que el Señor les dio a ustedes y a sus antepasados para siempre. No provoquen mi enojo al rendir culto a ídolos que ustedes hicieron con sus propias manos. Entonces no les haré ningún daño”… Ahora el Señor de los Ejércitos Celestiales dice: “Como ustedes no me han escuchado, reuniré a todos los ejércitos del norte bajo el mando de Nabucodonosor, rey de Babilonia, a quien nombré mi representante. Los traeré contra esta tierra, contra su gente y contra las naciones vecinas… Toda la tierra se convertirá en una desolada tierra baldía. Israel y las naciones vecinas servirán al rey de Babilonia por setenta años.» — Jeremías 25:4-6, 8-9a, 11 (NTV)
Tal y como lo profetizó Jeremías, el pueblo de Judá estuvo en Babilonia durante 70 años; y ahora continuemos nuestro relato avanzando en el tiempo hasta unos días antes de que el rey Ciro recibiera la carta en el año 539 a.C.
“Ciro II el Grande” conquista Babilonia
En septiembre de 539 a.C., Darío (quien formaba parte de la realeza de los medos) lideró el ejército del rey Ciro II durante el ataque del imperio babilonio. Él primero cruzó el rio Tigris y derrotó al ejercito babilonio en la batalla de Opis, continuó avanzando y en octubre capturó la ciudad de Sippar estando a sólo dos días de camino a Babilonia.
Lo que ocurrió después es increíble, porque los babilonios en lugar de prepararse para defenderse de un posible ataque persa, hicieron lo contrario, ya que, al hijo del rey, se le ocurrió dar una fiesta para los oficiales del reino, para mil invitados (Daniel 5:1). Cabe mencionar que los babilonios pensaban que su ciudad era impenetrable, porque contaban con dos sets de paredes que rodeaban la ciudad, esta construcción había comenzado con el rey Nabopolassar y fue completada por su hijo Nabucodonosor II, en el apogeo del imperio babilonio, la nación más poderosa de esa época. Este era el sistema de defensa más avanzado en su momento, lo que les permitía detener cualquier ataque, e inclusive el sobrevivir por años si el enemigo los llegara a sitiar. Según datos de excavaciones arqueológicas, la fortificación interior consistía de una pared de 6.5 metros de espesor y la exterior de 3.7 metros de espesor. Había un espacio de 7.2 metros entre las paredes, y era utilizado como una carretera militar. Estas paredes estaban reforzadas por torres.
Sin embargo, los babilonios no contaban con las estrategias militares de Darío. El ejército de Ciro hizo excavaciones para desviar el cauce del río Éufrates, el cual alimentaba la ciudad de Babilonia, una vez que el nivel del agua bajó lo suficiente, su ejército se introdujo a la ciudad por el canal del río, hicieron esta invasión durante la misma noche de la escritura en la pared.
La Escritura en la Pared
Después de la muerte del famoso rey Nabucodonosor II (562 a.C.), hubo un periodo de 6 años en los que Babilonia fue gobernada por regentes menores, y después por el último rey de Babilonia, Nabonides, quien reinó 556-539 a.C., quien por conflictos con los líderes religiosos babilónicos, se fue a vivir al oasis de Tema en Arabia, dejando a cargo de la administración y estrategia militar a su hijo Belsasar como regente de Babilonia. Belsasar era nieto del rey Nabucodonosor, y durante la fiesta que organizó para los oficiales del reino, tuvo la mala idea de utilizar los instrumentos sagrados que pertenecían al Templo del Señor (los que su abuelo Nabucodonosor II había traído 50 años antes y que se conservaban en un museo cercano al palacio). Él mando a traer las copas consagradas para que él y sus invitados pudieran beber en ellas con lo que cometió un grandísimo sacrilegio ante el Señor.
«Muchos años después, el rey Belsasar ofreció un gran banquete a mil de sus nobles y bebió vino con ellos. Mientras Belsasar bebía, mandó traer las copas de oro y plata que su antecesor, Nabucodonosor, había sacado del Templo de Jerusalén. Quería beber en ellas con sus nobles, sus esposas y sus concubinas. Así que trajeron las copas de oro sacadas del Templo —la Casa de Dios en Jerusalén— y el rey y sus nobles, sus esposas y sus concubinas bebieron en ellas. Mientras bebían en las copas, rindieron culto a sus ídolos de oro, plata, bronce, hierro, madera y piedra.»— Daniel 5:1-4 (NTV)
Tremendo susto se llevó Belsasar cuando vio la mano que escribía en la pared. Fue tal su miedo que en la descripción “las coyunturas de sus caderas se le relajaron” (Daniel 5:6), es una traducción muy conservadora, porque en el idioma original hace alusión a que sus esfínteres dejaron salir todo, es decir, digamos que le hubiera sido útil haber traído puesto un pañal en ese momento.
«De pronto aparecieron los dedos de una mano humana y comenzaron a escribir frente al candelabro sobre lo encalado de la pared del palacio del rey, y el rey vio el dorso de la mano que escribía. Entonces el rostro del rey palideció, y sus pensamientos lo turbaron, las coyunturas de sus caderas se le relajaron y sus rodillas comenzaron a chocar una contra otra.» — Daniel 5:5-6 (LBLA)
Al no saber el significado de las palabras escritas en la pared, Belsasar mandó traer a sus brujos, astrólogos y adivinos (Daniel 5:7-12) pero cuando nadie supo descifrar el mensaje, entonces enviaron llamar al profeta Daniel, a sugerencia de la reina madre, quien se piensa que era abuela de Belsasar, la esposa del finado rey Nabucodonosor.
Al llegar Daniel primero le recordó las cosas que hizo su abuelo Nabucodonosor y le habló acerca del castigo que recibió en su momento.
«El Dios Altísimo le dio soberanía, majestad, gloria y honor a su antecesor, Nabucodonosor… Sin embargo, cuando su corazón y su mente se llenaron de arrogancia, le fue quitado el trono real y se le despojó de su gloria. Fue expulsado de la sociedad humana. Se le dio la mente de un animal salvaje y vivió entre los burros salvajes. Comió pasto como el ganado… hasta que reconoció que el Dios Altísimo gobierna los reinos del mundo y designa a quien Él quiere para que los gobierne.» — Daniel 5:18-21 (NTV)
Luego Daniel regañó a Belsasar porque hizo esta profanación a sabiendas de lo sagrado de estos objetos:
“Oh Belsasar, usted es el sucesor del rey y sabía todo esto, pero aun así no se ha humillado. Todo lo contrario, usted desafió con soberbia al Señor del cielo y mandó traer ante usted estas copas que pertenecían al Templo… ¡Pero usted no honró al Dios que le da el aliento de vida y controla su destino! Así que Dios envió esa mano para escribir el mensaje.»— Daniel 5:22-24 (NTV)
Y finalmente, le explicó el mensaje profético escrito en la pared por la mano:
«Este es el mensaje que se escribió: Mene, Mene, Tekel y Parsin. Y el significado de las palabras es el siguiente: Mene significa “contado”: Dios ha contado los días de su reinado y le ha puesto fin. Tekel significa “pesado”: usted ha sido pesado en la balanza y no dio la medida. Parsin significa “dividido”: su reino ha sido dividido y dado a los medos y a los persas.»— Daniel 5:25-28 (NTV)
Babilonia fue capturada y los medo-persas, mataron a Belsasar, se apoderaron del reino, y tal como decía la escritura en la pared el reino fue dividido en provincias. El pueblo de Babilonia se rindió, no hubo necesidad de ninguna batalla. De hecho, se dice que hubo residentes de Babilonia que no se dieron cuenta que habían sido invadidos, sino hasta tres días después.
«Esa misma noche mataron a Belsasar, rey de Babilonia. Y Darío el medo se apoderó del reino a los sesenta y dos años de edad. Darío el medo decidió dividir el reino en ciento veinte provincias y nombró a un alto funcionario para gobernar cada provincia.» — Daniel 5:30-31, Daniel 6:1 (NTV)
Los dirigentes persas apreciaron tanto el consejo y sabiduría del profeta Daniel que siempre lo mantuvieron en puestos gubernamentales durante los mandatos de Ciro y de Darío; tal y como estuvo anteriormente con Nabucodonosor (Daniel 2:48).
«Así que Daniel prosperó durante el reinado de Darío y el reinado de Ciro, el persa.»— Daniel 6:28 (NTV)
Esperamos que los eventos que le mostramos en este artículo le hayan dado el contexto histórico en el que se encontraba el rey Ciro momentos antes de que recibiera la carta que le envió Dios. En el siguiente artículo, así como en la película de Volver al Futuro, viajaremos al pasado unos 160 años, para ver las condiciones que prevalecían cuando el profeta Isaías escribió esta carta guiado por Dios, también veremos quién fue el rey que cambió el pasado, desencadenando una realidad alterna, la cual provocó los problemas que afectaron a Judá y que terminaron con su exilio a Babilonia.
Que Dios los bendiga!
