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El Décimo Mandamiento: Vigilemos nuestra Mente


En el artículo anterior terminamos de ver el Noveno Mandamiento. Y ahora veremos el último de los 10 Mandamientos. Este Mandamiento es diferente que otros, los cuales tienen un componente ligado a un comportamiento tangible (como no robar), una conducta, o bien, una acción externa, pero este último mandamiento enfoca nuestra atención en no permitir malos pensamientos, por lo que va más allá de no cometer una mala acción, apunta hacia la fuente de las cosas malas: el corazón (Mateo 15:19; Marcos 7:21-23). La transgresión de este mandamiento ocurre en el interior de las personas, con solo un pensamiento o deseo en su mente o corazón. Y lamentablemente, a este mandamiento, es al que en nuestra sociedad se ha descuidado más, quizás porque quienes lo transgreden, no perciben aparentes consecuencias externas.

El Décimo Mandamiento lo encontramos en Éxodo 20:17, con algunas variaciones que Moisés incluye en Deuteronomio 5:21, donde cambia el orden en el que se menciona la casa y la mujer de tu prójimo, y agrega el codiciar el campo del prójimo.

“No codiciarás la casa de tu prójimo. No codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su sierva, ni su buey, ni su asno, ni nada que sea de tu prójimo».” — Éxodo 20:17 (NBLA)

“No codiciarás la mujer de tu prójimo, y no desearás la casa de tu prójimo, ni su campo, ni su siervo, ni su sierva, ni su buey, ni su asno, ni nada que sea de tu prójimo.” — Deuteronomio 5:21 (NBLA)

codicia dinero¿Qué es la codicia? Según el Diccionario de la Lengua Española es: el afán excesivo de riquezas, el deseo vehemente de algunas cosas buenas, desear con ansia las riquezas u otras cosas. Pero como hemos visto anteriormente, la definición espiritual del SEÑOR es más amplia que la secular. Para entenderlo, veamos que codiciar viene de la raíz hebrea חָמַד – jamád, que significa por un lado ser agradable, bello, ser deseable, deleitar mucho; y por otro lado, significa codiciar, desear mucho, desear con lujuria, deseo egoísta. Esto explica porque hamád se utiliza por un lado para describir los árboles agradables [hamád] que el SEÑOR plantó en el Jardín del Edén y, por otro lado, para describir al árbol del conocimiento del bien y del mal que “era deseable” [hamád] describiendo la codicia de Adán y Eva por su fruto prohibido para alcanzar la sabiduría y poder ser como Dios. Por lo que la transgresión del Décimo Mandamiento fue la semilla que llevó a nuestros primeros padres a cometer el pecado original.

El SEÑOR Dios hizo brotar de la tierra todo árbol agradable [hamád] a la vista y bueno para comer. Asimismo, en medio del huerto, hizo brotar el árbol de la vida y el árbol del conocimiento del bien y del mal.” — Génesis 2:9 (NBLA)

“Cuando la mujer vio que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y que el árbol era deseable [hamád] para alcanzar sabiduría, tomó de su fruto y comió. También dio a su marido que estaba con ella, y él comió.” — Génesis 3:6 (NBLA)

codiciaPor lo que para entender el Décimo Mandamiento tenemos que aclarar que no hay nada de malo en querer una casa, un campo, un buey, un burro, un coche o una esposa. No hay nada malo con querer tener éxito o crecer. La transgresión del mandamiento ocurre cuando: “codiciamos algo que se supone que no debemos desear, que no tenemos derecho a desear, que usted no debe de querer tener, o que no nos pertenece”. En este caso, la codicia es un deseo prohibido, es el afán de poseer lo que no se puede obtener legalmente; el deseo inapropiado y excesivo por las posesiones, posiciones o personas que pertenecen a otra persona, generalmente por envidia, y a veces somos codiciosos por compararnos con nuestro prójimo.

adulterioEl Décimo Mandamiento está relacionado con todos los mandamientos anteriores, ya que para transgredirlos normalmente empezamos con la codicia. Por ejemplo, antes de transgredir el Séptimo Mandamiento, primero el adúltero codicia la esposa del prójimo. Antes de transgredir el Octavo Mandamiento, primero el ladrón codicia las pertenencias de su prójimo (Deuteronomio 7:25; Josué 7:21; Miqueas 2:2). Así que mientras el Octavo Mandamiento evita que pongamos nuestras manos en las cosas de nuestro prójimo, el Décimo Mandamiento evita que inclusive empecemos a pensar maliciosamente sobre las pertenencias de otros. Lo mismo puede ocurrir antes de transgredir el Sexto Mandamiento, el asesino desea la vida de otra persona, lo que lo lleva a codiciar la muerte de su prójimo. Si codicia la reputación y buen nombre de su prójimo, probablemente mentirá acerca de él y dará falsos testimonios de su prójimo, transgrediendo el Noveno Mandamiento. Si alguien transgrede el mandamiento del Shabát, el Cuarto Mandamiento, a sabiendas, es usualmente por la codicia, abren sus negocios porque codician más dinero, no se conforman con sus ganancias de los otros seis días (Nehemías 13:15-21).

“En aquellos días vi en Judá a algunos que en sábado pisaban los lagares, acarreaban gavillas, las cargaban sobre asnos, y también vino, uvas, higos y toda clase de cargas y los llevaban a Jerusalén en día de sábado. Los amonesté acerca del día en que vendían las provisiones.” — Nehemías 13:15 (RVA-2015)

Joneses peliculaEl principal problema que nos lleva a la codicia es que siempre estamos comparándonos con los demás, sin aceptar nuestra situación, en los Estados Unidos tienen un dicho para este concepto que dice: «keeping up with the Joneses», incluso hay películas con esa temática, significa que las personas se están comparando con sus vecinos, en este caso con la familia de apellido Jones, quienes aparentemente tienen más dinero, mejores automóviles, una casa más lujosa, hijos en escuelas de mayor prestigio, etc., y quienes se comparan, tratan de alcanzar o aparentan tener las mismas posesiones materiales. Para mayor referencia puede ver nuestros artículos La Ilusión de la Riqueza Terrenal y La Ilusión de la Felicidad Terrenal. Actualmente las redes sociales como Facebook incrementan el problema, ya que es un medio, por el cual, las personas pueden exagerar sus estilos de vida mostrando solo una parte de sus circunstancias a todas sus amistades, y fomenta que las personas estén constantemente mirando a su prójimo de la forma equivocada, en lugar de estar enfocados en Dios. Al punto que, estas personas además transgreden el Primer Mandamiento que indica: «No tendrás dioses ajenos delante de Mí». Lo que me lleva a preguntarle: ¿Ha considerado que la codicia o avaricia es una forma de idolatría? El apóstol Pablo nos explica en Colosenses 3:5 que el codiciar toda clase de deseos prohibidos, llevan a la persona a convertirlos en un ídolo, a ser esclavos de sus deseos y pasiones naturales, y aunque tal vez, el pecador no se esté inclinando ante esto ídolos, está transgrediendo el Segundo Mandamiento porque le invierte lo mejor de su tiempo, dinero y talento, para conseguir lo que codicia, y por ello, la ira de Dios viene sobre los hijos de la desobediencia.

“Por tanto, consideren los miembros de su cuerpo terrenal como muertos a la fornicación, la impureza, las pasiones, los malos deseos y la avaricia, que es idolatría. Pues la ira de Dios vendrá sobre los hijos de desobediencia por causa de estas cosas” — Colosenses 3:5-6 (NBLA)

“Porque sabéis esto, que ningún fornicario, o inmundo, o avaro, que también es servidor de ídolos, tiene herencia en el Reino del Cristo, y de Dios.” — Efesios 5:5 (JBS)

Así podemos analizar los restantes mandamientos y veremos que la semilla de la codicia aparece primero en la mente (o el corazón) antes de que se desarrolle en la transgresión de otro mandamiento. Entonces, el Décimo Mandamiento se enfoca a que tengamos un corazón correcto, que vigilemos nuestros pensamientos y guardemos toda la ley de Dios.

«Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él emana la vida.» — Proverbios 4:23 (RVA 2015)

«Destruimos los argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios; llevamos cautivo todo pensamiento a la obediencia de Cristo» — 2 Corintios 10:5 (RVA 2015)

Jesus Sermon en el MonteLa pureza del corazón (de mente) es una de las bienaventuranzas o bendiciones mencionadas por el Señor:

[Jesús dice] «Bienaventurados los de limpio corazón, pues ellos verán a Dios.» — Mateo 5:8 (NBLA)

«¿Quién subirá al monte del SEÑOR? ¿Quién permanecerá en Su lugar santo? El limpio de manos y puro de corazón que no ha elevado su alma a la vanidad ni ha jurado con engaño. Él recibirá la bendición del SEÑOR y la justicia del Dios de su salvación.» — Salmos 24:3-5 (RVA 2015)

En el mundo secular, las leyes del hombre solo pueden castigar las acciones y palabras externas de las personas. Pero el Todopoderoso puede juzgarnos hasta por lo que estamos pensando, codiciando, y considera nuestros motivos, el SEÑOR juzga nuestros espíritus.

«Escudríñame [examíname], oh Jehová, y pruébame; Examina mis íntimos pensamientos y mi corazón.» — Salmos 26:2 (RVR 1960)

«Todos los caminos del hombre son limpios en su opinión; mas el SEÑOR pesa los espíritus.» — Proverbios 16:2 (JBS)

«Lámpara del Señor es el espíritu del hombre que escudriña lo más profundo de su ser.» — Proverbios 20:27 (NBLA)

El Décimo Mandamiento trae a nuestra atención un principio de la justicia de Dios, para que evitemos cometer un pecado, y darnos cuenta que, la mera intención de cometer algo inapropiado, es en sí algo malo. Tal y como Pablo supo que el codiciar es pecado cuando estudió las Escrituras.

“Sino que cada uno es tentado cuando es llevado y seducido por su propia pasión. Después, cuando la pasión ha concebido, da a luz el pecado; y cuando el pecado es consumado, engendra la muerte.” — Santiago 1:14-15 (NBLA)

Modificados 10MandamientosEste mandamiento ha sido controversial, porque como lo vimos en nuestro artículo ¿Acaso fueron cambiados los 10 Mandamientos de Dios?, los católicos y los luteranos dividieron este mandamiento en 2 para tener un total de 10 Mandamientos en sus catecismos, después de que eliminaron el mandamiento sobre la idolatría. Pero el apóstol Pablo declara que estos versículos solamente nos mencionan un solo mandamiento completo e integral, “la codicia”, en general, es un pecado que no puede ser dividido en dos clases. Este mandamiento sobre la codicia se puede resumir en: “No debes tener un deseo ilícito por las posesiones, puestos o personas de tu prójimo”, por lo que no hay una justificante para dividir este mandamiento.

“¿Qué diremos entonces? ¿Es pecado la ley? ¡De ningún modo! Al contrario, yo no hubiera llegado a conocer el pecado si no hubiera sido por medio de la ley. Porque yo no hubiera sabido lo que es la codicia, si la ley no hubiera dicho: «No codiciaras».” — Romanos 7:7 (NBLA)

Ejemplos de Codicia en la Biblia

Acan apedreado
Acán y su familia fueron apedreados y luego sus cuerpos quemados.

Cuando los Israelitas conquistaron Jericó, Acán desobedeció las órdenes de Josué porque codició un botín de un manto babilónico muy caro, plata y un lingote de oro. Su transgresión ocasionó que 32 soldados de Israel murieran peleando en contra Hai y que Acán, su familia y sus animales fueran apedreados y quemados junto con todas sus pertenencias y el botín. Lo que nos demuestra que la codicia no solo afecta al pecador, sino que tiene repercusiones para otras personas, en este caso con consecuencias fatales.

“Cuando vi entre el botín un hermoso manto de Sinar y 200 siclos (2.28 kilos) de plata y una barra de oro de cincuenta siclos de peso, los codicié y los tomé; todo eso está escondido en la tierra dentro de mi tienda con la plata debajo».” — Josué 7:21 (NBLA)

Cuando trasgredimos el Décimo Mandamiento es como si le estuviéramos diciendo al SEÑOR que las bendiciones y Su proveeduría que nos da no son suficientes, que no estamos felices con lo que nuestro Padre Celestial nos da, y desarrollamos deseos ilícitos para conseguir estas cosas que al final solo nos traen más problemas y que por ello, el SEÑOR no nos las dio desde un principio.

«¿De dónde vienen las guerras y los conflictos entre ustedes? ¿No vienen de las pasiones que combaten en sus miembros? Ustedes codician y no tienen, por eso cometen homicidio. Son envidiosos y no pueden obtener, por eso combaten y hacen guerra. No tienen, porque no piden.» — Santiago 4:1-2 (NBLA)

Recordemos además, que hay bendiciones por obediencia y maldiciones por desobediencia (Deuteronomio 28), de modo que las cosas buenas que veamos que tiene el prójimo, si está en obediencia al SEÑOR las ha recibido como bendiciones. También sabemos que en Su proveeduría y bondad el SEÑOR hace que llueva tanto para justos como para pecadores (Mateo 5:45). Por otro lado, también puede ver que haya personas malvadas a quienes les va muy bien económicamente, sin embargo, estas personas viven en falsedad y engañadas, hay quienes han llegado al punto de hacer pactos con el enemigo, entonces se trata de dinero obtenido de forma ilícita, que no les rinde ni les aprovecha, y de qué les sirve ganar el mundo entero si pierden su alma (Mateo 16:26; Marcos 8:36).

David BetsabeOtro ejemplo lo encontramos en la historia del rey David y Betsabé. Recuerda ¿cuántas esposas ya tenía David en Hebrón antes de reinar en Jerusalén? Él ya se había casado con al menos seis esposas y tenía múltiples concubinas (1 Crónicas 3:1-9; 2 Samuel 5:13). Y aunque, David podría ya haber tenido media docena de hermosas esposas, cuando vio a Betsabé, (1) se permitió ver algo que no debía, en este caso a una dama bañándose; (2) permitió los malos pensamientos de fornicación y codicia que surgieron a raíz de esto, en lugar de atrapar esos pensamientos y llevarlos en obediencia a Dios. Todo esto lo llevó a la acción de cometer adulterio, transgrediendo además el Séptimo Mandamiento, se hizo toda una cadena de pecados, la cual luego continuó con la transgresión del Sexto Mandamiento cuando provocó la muerte de Urías el esposo de Betsabé, y después, cuatro de sus hijos murieron, además de que perdió el respeto de su pueblo. Este pecado no solo lo afectó a él sino a una multitud de personas. Lo que nos enseña que el codiciar lo que no debemos nunca trae satisfacción, y además tiene consecuencias imprevistas que afectan a más personas. Por cierto, en toda esta historia, observe hasta qué horas andaba acostado el rey, cuando en esos momentos debía andar en el campo de batalla dirigiendo a sus soldados en la guerra.

“Y sucedió que al atardecer David se levantó de su cama y se paseaba por la azotea del palacio, cuando vio desde la azotea a una mujer que se estaba bañando. Y la mujer era muy bella. David mandó preguntar por la mujer, y alguien le dijo: —¿No es esta Betsabé hija de Eliam, mujer de Urías el heteo? David envió mensajeros y la tomó. Cuando ella vino a él, él se acostó con ella.” — 2 Samuel 11:2-4a (RVA-2015)

Gehazi Giezi lepraEn otro pasaje bíblico, vemos la codicia de Giezi en 2 Reyes 5, quien trató de sacar provecho cuando Eliseo sanó a Naamán de su lepra, después de ver que Naamán quería pagar al profeta con grandes riquezas en oro, plata, y ropa muy fina, por lo agradecido que estaba por su milagrosa curación. Quizás Giezi pensó que, si tan solo le cobraran la mitad de la fortuna que les estaba ofreciendo, Eliseo y él podrían vivir como millonarios. Pero Eliseo quería que Naamán supiera que los dones de Dios son gratis, y lo que el SEÑOR quiere es que se le diera gloria por Su milagro en toda Siria, por lo que era muy importante no tomar el dinero de Naamán (2 Reyes 5:15-18). Pero cuando Giezi transgredió el Décimo Mandamiento y le cobró a Naamán con engaños, trasgrediendo el Octavo y Noveno Mandamientos, le estaba robando la gloria a Dios, porque ahora el capitán del ejército del rey de Aram podía decir que la curación de la enfermedad que lo estaba matando le salió muy barata porque solo pagó 2 talentos de plata y 2 vestidos (2 Reyes 5:22-23). Como resultado, Giezi y su descendencia terminaron con la lepra de Naamán para siempre. La codicia de Giezi le permitió que se quedara con la plata, ¿pero a qué costo si contrajo una enfermedad mortal? Y le pregunto: ¿La riqueza que Giezi codició le dio la felicidad que él estaba esperando? Más bien tuvo una mala consecuencia, que él ni se imaginaba, con la cual salieron afectadas otras personas.

“Por tanto, la lepra de Naamán se te pegará a ti y a tus descendientes para siempre. Y él salió de su presencia leproso, blanco como la nieve.” — 2 Reyes 5:27 (NBLA)

En el siguiente artículo continuaremos hablando acerca de otros ejemplos Bíblicos que nos hablan de la transgresión del Décimo Mandamiento, también hablaremos de la envidia y como nuestra sociedad fomenta la iniquidad a través del materialismo.

¡Que Dios los bendiga!


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