En el artículo anterior hablamos acerca de las consecuencias desastrosas al transgredir el Noveno Mandamiento con calumnias, chismes, exageraciones y minimizaciones. Ahora continuaremos viendo otras formas en las que se puede infringir el Noveno Mandamiento, para que tenga cuidado, ya que muchas veces no nos damos cuenta que podemos estar pecando cuando hacemos insinuaciones, o cuando omitimos cierta información en nuestras declaraciones, e inclusive por la forma que nos comportamos, cuando todos estos actos van en oposición a la Palabra de Dios.
Insinuaciones
«Que no injurien a nadie, que no sean contenciosos, sino amables, mostrando toda consideración para con todos los hombres.» — Tito 3:2 (NBLA)
Cuando Job estaba pasando por pruebas: sus hijos murieron, le robaron sus riquezas, y estaba enfermo, sus amigos le insinuaron en diferentes ocasiones que, debido a su pecado, Job estaba pasando por esos desastres, sin embargo, Job permaneció recto y justo en todo momento, lo que él estaba viviendo no era a consecuencia de haber pecado. Pero estas insinuaciones eran hirientes para Job.
«Job ya nos ha dicho que es un hombre bueno, y que Dios lo ha tratado injustamente; que no puede mentir en su caso, y que sufre mucho sin haber pecado. ¿Quién puede compararse a Job, que calma su sed burlándose de todo? ¡Anda en compañía de malhechores! ¡Se junta con gente malvada!» — Job 34:5-8 (RVC)
[Dice Job] «Porque ustedes son forjadores de mentiras; Todos ustedes son médicos inútiles. ¡Quién diera que guardaran completo silencio y se convirtiera esto en sabiduría suya!» — Job 13:4-5 (NBLA)
Cuando el ángel Gabriel le dio la buena noticia a Zacarías, acerca del nacimiento de su hijo Juan (El Bautista), Zacarías no le creyó, y por su incredulidad (insinuar, sin querer, que el ángel no le estaba diciendo la verdad) fue castigado, y perdió el habla hasta que nació su hijo, dando cumplimiento a las palabras de Gabriel (Lucas 1:11-22).
«Entonces Zacarías dijo al ángel: «¿Cómo podré saber esto? Porque yo soy anciano y mi mujer es de edad avanzada». El ángel le respondió: «Yo soy Gabriel, que estoy en la presencia de Dios, y he sido enviado para hablarte y anunciarte estas buenas nuevas. Así que te quedarás mudo, y no podrás hablar hasta el día en que todo esto acontezca, por cuanto no creíste mis palabras, las cuales se cumplirán a su debido tiempo».» — Lucas 1:18-20 (NBLA)
Cuando Jesús hablaba con los fariseos, ellos le hicieron hirientes insinuaciones al decirle que ellos «no eran hijos de fornicación», insinuando que Jesús fuera hijo ilegítimo, y que no había nacido de una virgen.
«Entonces le decían: «¿Dónde está Tu Padre?». «Ustedes no me conocen a Mí ni a Mi Padre», les respondió Jesús. «Si me conocieran, conocerían también a Mi Padre».» — Juan 8:19 (NBLA)
«Ustedes hacen las obras de su padre». Ellos le dijeron: «Nosotros no nacimos de fornicación; tenemos un Padre, es decir, Dios».» — Juan 8:41 (NBLA)
En nuestro artículo La Cronología De La Navidad (Parte 4) hablamos acerca de lo que podemos inferir de la infancia de Cristo según el Salmo 69, y de Sus sufrimientos por las habladurías del pueblo.
“Pues por amor de Ti he sufrido insultos; la ignominia ha cubierto mi rostro… Porque el celo por Tu casa me ha consumido, y los insultos de los que te injurian han caído sobre Mí… Hablan de Mí los que se sientan a la puerta, y soy la canción de los borrachos.” — Salmos 69:7, 9, 12 (NBLA)
Cuando Mentimos al permanecer callados
A veces se puede mentir cuando nos quedamos callados. Esto nos aplica cuando seamos testigos de un evento y decidimos no difundir esta información, o permanecemos en silencio cuando tenemos el poder de defender a alguien cuando se está hablando mal de esa persona, o se está atacando su reputación, cuando alguien resulta lastimado por nuestro silencio. En estos casos, Dios quiere que hable, la ley en Levíticos 5:1 dice que, si las personas no testifican la verdad al ser llamados, y permanecen callados, también están transgrediendo el Noveno Mandamiento.
“Si alguien peca al ser llamado a testificar, siendo testigo de lo que ha visto o sabe, y no lo declara, será culpable.” — Levítico 5:1 (NBLA)
Tenemos también el caso de las verdades a medias, o las «mentiras piadosas», cuando Abram dijo que Saraí era solo su hermana al Faraón de Egipto (Génesis 12:11-13), esta fue una verdad a medias, porque en realidad sí era su media-hermana, pero omitió decir que también era su esposa, y le pidió que mintiera porque tenía miedo que lo mataran. Y más adelante, se quedó callado cuando el faraón tomó a Saraí para su harén (Génesis 12:15-16). A raíz de esto el SEÑOR envió grandes plagas sobre el faraón y su casa (Génesis 12:17), y el faraón llegó a la conclusión de que Saraí era esposa de Abram. Con esta omisión y malentendido se hizo una reacción de eventos en cadena en donde salieron afectadas diferentes personas.
“Entonces Faraón llamó a Abram, y le dijo: «¿Qué es esto que me has hecho? ¿Por qué no me avisaste que era tu mujer? ¿Por qué dijiste: “Es mi hermana”, de manera que la tomé por mujer? Ahora pues, aquí está tu mujer, tómala y vete».” — Génesis 12:18-19 (NBLA)
Las Escrituras nos hablan de que el pecado de Abraham tuvo repercusiones con su hijo Isaac y su esposa Rebeca, porque nos describen una historia muy similar con cuando estaban con Abimelec, rey de los filisteos (Génesis 26:6-11), así vemos que los hijos aprenden a mentir siguiendo el ejemplo de sus padres. Cuando estos hombres de fe mintieron, no son una justificación para que nosotros mintamos, al contrario, son historias de advertencia que tenemos para que evitemos transgredir el Noveno Mandamiento.
Observamos que el miedo parece ser el principal factor por el cual las personas permanecen calladas, cuando resultaría de mucha utilidad si dieran un testimonio. Por ejemplo, cuando Jesús fue acusado de blasfemia, y posteriormente crucificado, no vemos que nadie hablara para defenderlo, se quedó solo, Sus apóstoles huyeron (Mateo 26:56), y Pedro negó incluso conocerlo, en tres ocasiones diferentes (Mateo 26:69-75).
“Entonces él comenzó a maldecir y a jurar: «¡Yo no conozco al hombre!». Y al instante un gallo cantó.” — Mateo 26:74 (NBLA)
Mentimos con nuestro comportamiento
Cuando el rey David se dio cuenta de que los filisteos lo descubrieron porque andaba caminando entre ellos en Gat, la ciudad de donde era Goliat, y además traía con él la espada del gigante, comenzó a comportarse como un loco babeando su barba y arañando las puertas. Es acaso esto honesto, ¿o es un engaño? Tenemos también el caso de Génesis 27, en donde Jacob se hizo pasar por su hermano Esaú, para recibir la bendición de su padre Isaac, siguiendo la recomendación de su mamá.
“David tomó en serio estas palabras y temió grandemente a Aquis, rey de Gat. Y se fingió demente ante sus ojos y actuaba como loco en medio de ellos; escribía garabatos en las puertas de la entrada y dejaba que su saliva le corriera por la barba.” — 1 Samuel 21:12-13 (NBLA)
Cuando nosotros decimos que somos cristianos, el Noveno Mandamiento que nos dice que no demos un falso testimonio contra nuestro prójimo, toma un nuevo alcance, porque también significa que no podemos dar un falso testimonio a los demás de nuestra fe, nuestro comportamiento tiene que ser impecable, totalmente apegado a la ley del SEÑOR, Su Torá, de lo contrario estaremos dando un falso testimonio de la fe que profesamos (1 Pedro 3:16-17). Nuestra vida debe de confesar la gloria de nuestro Señor Jesucristo delante de los hombres, debemos ser la luz que brilla en la oscuridad de este mundo (Romanos 2:19; 2 Corintios 4:6). Muy similar al comportamiento que debemos de tener basado en lo que vimos en nuestro artículo: El Tercer Mandamiento: El Santo Nombre de Dios (Parte 3).
[Jesús dice] “Les digo, que a todo el que me confiese delante de los hombres, el Hijo del Hombre lo confesará también ante los ángeles de Dios; pero el que me niegue delante de los hombres, será negado delante de los ángeles de Dios.” — Lucas 12:8-9 (NBLA)
“Teniendo buena conciencia, para que en aquello en que son calumniados, sean avergonzados los que hablan mal de la buena conducta de ustedes en Cristo. Pues es mejor padecer por hacer el bien, si así es la voluntad de Dios, que por hacer el mal.” — 1 Pedro 3:16-17 (NBLA)
Me ha tocado escuchar de personas que estoy evangelizando, que ellos han conocido cristianos que el domingo son santitos, pero el resto de la semana se comportan como diablos. Son muchas las personas que me han dicho que se habían desilusionado del cristianismo porque se daban cuenta del mal comportamiento de esos «cristianos». Esta hipocresía en el comportamiento de quien se dice creyente, afecta no solo el testimonio del cuerpo de Cristo, sino a personas incrédulas que tienen una impresión del cristianismo basada en un falso testimonio.
Jesús les respondió: «Bien profetizó Isaías de ustedes, hipócritas, como está escrito: “Este pueblo con los labios me honra, pero su corazón está muy lejos de Mí. Mas en vano me rinden culto, enseñando como doctrinas preceptos de hombres”.” — Marcos 7:6-7 (NBLA)
Necesitamos no tan solo predicar, sino dar testimonio por medio de nuestro buen comportamiento, al seguir los Mandamientos del SEÑOR. Precisamente ayer me dijo un católico a quien estaba evangelizando, que dos personas cristianas le habían dicho que se iría al infierno, lo acusaron de ser bisexual y de ver pornografía, él negó tales acusaciones, y simplemente se quedó pensando que estos «cristianos» estaban mal de la cabeza, y por este mal testimonio, esa oveja seguía perdida. En respuesta a esto, necesitamos evangelizar de forma amorosa a las personas, sin juzgarlas, simplemente mostrarles el camino, los Mandamientos del SEÑOR, hacerles ver que todos hemos pecado y hemos quedado cortos de la gloria de Dios (Romanos 3:23), y que la Buena Noticia es que el SEÑOR nos da la oportunidad de regresar a Él. Sí podemos alertarlos acerca de las maldiciones por desobediencia (Deuteronomio 28:15-68); y también advertirles que, si no mueren en Cristo, mueren en sus pecados (Juan 8:24, 11:26; Apocalipsis 14:13). Nosotros no podemos saber si alguien se arrepiente a última hora y es salvado, como el ladrón que fue crucificado junto a Jesucristo (Lucas 23:42-43).
[Jesús dice] «No juzguen para que no sean juzgados.» — Mateo 7:1 (NBLA)
Mentir es letal
El SEÑOR no es hombre, para que mienta (Números 23:19; 1 Samuel 15:29), es imposible para Dios mentir (Hebreos 6:18), pero nuestra sociedad está tan acostumbrada a la mentira, que las personas no ven como algo malo el estar mintiendo todo el tiempo, este Mandamiento quizás les parezca menor en comparación con algunos como no asesinarás o robarás, pero están transgrediendo uno de los mandamientos más grandes del SEÑOR, y nuestro Señor Jesucristo nos advierte que todos los mentirosos no solamente irán al infierno, sino que experimentarán la segunda muerte en el Lago de Fuego. Las «mentirillas blancas» dejan de ser “irrelevantes”, y se tornan en un tema serio.
“Pero los cobardes, los incrédulos, los abominables, los homicidas, los que incurren en inmoralidad sexual, los hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda.” — Apocalipsis 21:8 (RVC)
La mentira es un pecado tan grave que inclusive durante el reinado de Jesús en el Milenio, los mentirosos no podrán entrar a la Nueva Jerusalén. Y también perderán el derecho al Árbol de la Vida.
“Pero afuera quedarán los perros, los hechiceros, los que cometen inmoralidades sexuales, los homicidas, los idólatras y todo el que ama y practica la mentira.” — Apocalipsis 22:15 (RVA-2015)
Por esta razón, es mejor que nos acostumbremos a no transgredir el Noveno Mandamiento como nos explica Santiago.
“Hermanos, no hablen mal los unos de los otros. El que habla mal de un hermano o juzga a su hermano, habla mal de la ley y juzga a la ley. Pero si tú juzgas a la ley, no eres cumplidor de la ley, sino juez de ella.” — Santiago 4:11 (NBLA)
El Mundo Entero Será Engañado
Para donde voltee se dará cuenta que está rodeado de mentira, desde la educación, las religiones populares, las ciencias, los valores del mundo, la información en los medios, etc., y la única forma de discernir entre la verdad y la mentira es por medio de las Escrituras. Inclusive la Biblia nos advierte que el diablo está engañando al mundo entero (Apocalipsis 12:9), con diferentes programas en preparación para su Gran Engaño. Y si las personas no aman o valoran la verdad, el SEÑOR va a permitir que se crean las mentiras de Satanás (2 Tesalonicenses 2:10). Si quiere ser salvo tiene que amar la verdad.
“La venida del impío será conforme a la actividad de Satanás, con todo poder y señales y prodigios mentirosos, y con todo engaño de iniquidad para los que se pierden, porque no recibieron el amor de la verdad para ser salvos. Por esto Dios les enviará un poder engañoso, para que crean en la mentira.” — 2 Tesalonicenses 2:9-11(NBLA)
“Y fue arrojado el gran dragón, la serpiente antigua que se llama Diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero. Fue arrojado a la tierra y sus ángeles fueron arrojados con él.” — Apocalipsis 12:9 (NBLA)
Y no es de sorprendernos que el engaño se infiltre dentro de la iglesia con falsos profetas y pastores, que siguen las doctrinas de Satanás, quien se disfraza de un ángel de luz (Mateo 24:11; 1 Timoteo 4:1; 2 Timoteo 3:13).
“Porque los tales son falsos apóstoles, obreros fraudulentos, que se disfrazan como apóstoles de Cristo. Y no es de extrañar, pues aun Satanás se disfraza como ángel de luz. Por tanto, no es de sorprender que sus servidores también se disfracen como servidores de justicia, cuyo fin será conforme a sus obras.” — 2 Corintios 11:13-15 (NBLA)
Y para concluir, me gustaría dejarlo con una de las bienaventuranzas que Jesús nos dio para toda persona que pone su fe en Él, aunque sea atacado y perseguido con mentiras. Porque la recompensa será enorme, porque de acuerdo a las promesas del SEÑOR viviremos sin mentiras.
“Bienaventurados serán cuando los insulten y persigan, y digan todo género de mal contra ustedes falsamente, por causa de Mí.” — Mateo 5:11 (NBLA)
“El remanente de Israel no hará iniquidad ni dirá mentira ni habrá lengua engañosa en boca de ellos. Ciertamente serán apacentados y se recostarán sin que haya quien los amedrente”.” — Sofonías 3:13 (RVA-2015)
¡Que Dios los bendiga!
