En el artículo anterior vimos a lo que se refieren las Escrituras cuando mencionan que Dios se “arrepiente” de haber creado al hombre. También vimos que el pecado del hombre afligió al Creador hasta el punto de que Él experimentara dolor en Su corazón. Ahora veremos cómo el juicio del Diluvio fue la respuesta a la dureza de corazón colectiva de la población antediluviana.
Ver. 7 — Por eso dijo Jehová: «Borraré de la faz de la tierra a los hombres que he creado, desde el hombre hasta la bestia, y hasta el reptil y las aves del cielo, pues me arrepiento de haberlos hecho.» (RVR1995)
Este es otro versículo que puede causarnos confusión, porque si Dios prevé todo, ¿cómo podría arrepentirse de haber creado al hombre y a los animales? Como ya vimos en nuestro estudio anterior, Dios es firme, Él no cambia, y es constante en Su propósito desde la eternidad, Él ve y lo sabe todo. Cuando Él terminó Su Creación vio que todo lo que había hecho era muy bueno (Génesis 1:31).
Por lo que no es que Él viera la maldad, y se arrepintiera de haber creado al hombre y a los animales, porque Él buscaba salvar a la humanidad. ¿Pero entonces qué es lo que nos quiere mostrar este versículo? Más bien la situación de la decadencia humana ya había llegado al colmo, recordemos que Dios utiliza diferentes formas para que las personas se arrepientan y regresen a Él, por ejemplo, al enviar profetas como Abel, Enoc y Noé, para que les advierta a las personas, y dejen sus malos caminos. El Espíritu de Dios luchó con los hombres, sin embargo, Dios ya había declarado que Su Espíritu no lidiaría con los hombres para siempre, como lo vimos en nuestro estudio Génesis 6:3 – Los 120 Años de Tolerancia, por tanto, cuando la maldad humana llega al límite, entonces Dios permite que sus corazones se endurezcan y quedan listos para su destrucción. Puede ver más detalles acerca del proceso del endurecimiento de corazón, y sus respectivas consecuencias, en nuestro estudio Los 7 Espíritus del Señor: Entendimiento (Parte 2).
Dios es paciente, lento para la ira, y misericordioso (Éxodo 34:6; Números 14:18), sin embargo tiene un límite, y cuando las personas abusan de este límite, entonces entendemos que entran a otra fase, en la que los culpables están listos para recibir el juicio.
«Entonces pasó el Señor por delante de él y proclamó: «El Señor, el Señor, Dios compasivo y clemente, lento para la ira y abundante en misericordia y verdad; que guarda misericordia a millares, el que perdona la iniquidad, la transgresión y el pecado, y que no tendrá por inocente al culpable; que castiga la iniquidad de los padres sobre los hijos y sobre los hijos de los hijos hasta la tercera y cuarta generación».» — Éxodo 34:6-7 (NBLA)
«Quienes en otro tiempo fueron desobedientes cuando la paciencia de Dios esperaba en los días de Noé durante la construcción del arca, en la cual unos pocos, es decir, ocho personas, fueron salvadas por medio del agua.» — 1 Pedro 3:20 (NBLA)
La palabra hebrea para “borrar” es מָחָה – majá que significa lavar con agua, limpiar la suciedad, borrar un nombre del Libro de la Vida (Apocalipsis 3:5, 22:19), eliminar las transgresiones, y destruir. La primera vez que aparece en la Biblia es en este versículo, y cada vez que se utiliza tiene un significado teológico (Génesis 7:23; Éxodo 32:32-33; Números 5:23; Salmos 51:1; Isaías 25:8).
«El SEÑOR respondió a Moisés: —¡Al que ha pecado contra Mí, a ese lo borraré [majá] de Mi libro!» — Éxodo 32:33 (RVA 2015)
En este caso, nos está dando una idea de que el Todopoderoso planea lavar con agua al pecado, y a los pecadores de toda la tierra, porque el hombre fue creado para servir y honrar a Dios, pero en lugar de hacer eso, se dedicaron a desarrollar la maldad con cada pensamiento de su corazón.
“Pero la tierra se había corrompido delante de Dios, y estaba la tierra llena de violencia. Dios miró a la tierra, y vio que estaba corrompida, porque toda carne había corrompido su camino sobre la tierra.” — Génesis 6:11-12 (NBLA)
“Extenderé sobre Jerusalén el cordel de Samaria y la plomada de la casa de Acab, y limpiaré [majá] a Jerusalén como se limpia [majá] un plato, limpiándolo [majá] y volviéndolo boca abajo.” — 2 Reyes 21:13 (NBLA)
Moisés fue inspirado a escribir esta condición de la humanidad de esta forma, tal vez como una parábola, que solo puede ser entendida por los creyentes vueltos a nacer (Mateo 13:10-17; Salmos 78:1-5). Nuestro SEÑOR solo en Su propio tiempo, revela la información adecuada a los creyentes para que ellos también puedan entender Su palabra. Por eso cuando estamos leyendo las Escrituras, el Espíritu Santo nos va revelando nueva información sobre pasajes que ya previamente habíamos leído o estudiado, Dios abre las Escrituras a nuestro entendimiento (Lucas 24:45). Tal vez, Dios quería despertar nuestra curiosidad cuando viéramos este versículo y motivarnos a estudiar más Su palabra y aclararnos nuestras dudas o confusión. Por ejemplo, Noé, quien tenía el Espíritu Santo y era un ministro de la Palabra, vio la maldad de los hombres y, al ver tales cosas, fue movido por el Espíritu Santo al dolor para predicar la buena noticia y para construir el Arca. Y gracias a Moisés, hoy tenemos esta información disponible para poder darle gloria a Dios por el amor que nos tiene al permitir a la humanidad sobrevivir a Su juicio del Diluvio.
“Asimismo, nadie conoce los pensamientos de Dios, sino el Espíritu de Dios. Y nosotros hemos recibido, no el espíritu del mundo, sino el Espíritu que viene de Dios, para que conozcamos lo que Dios nos ha dado gratuitamente, de lo cual también hablamos, no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las enseñadas por el Espíritu, combinando pensamientos espirituales con palabras espirituales. Pero el hombre natural no acepta las cosas del Espíritu de Dios, porque para él son necedad; y no las puede entender, porque son cosas que se disciernen espiritualmente.” — 1 Corintios 2:11b-14 (NBLA)
Nuestro Creador declara cuánto detesta el pecado cuando envía el Diluvio, entonces, ¿por qué se extiende el castigo a los animales también? ¿Qué pecado pudieron haber cometido estos animales terrestres? Como vimos en nuestro artículo Génesis 6:2 – los Hijos de Dios — ¿Hombres o Ángeles? (Parte 3) una de las teorías que tenemos, es que los ángeles caídos no solo corrompieron el ADN de los hombres, sino también el de los animales, y esto podría ser la razón por la cual Dios limpiara la tierra de la raza humana y a los animales como parte de Su juicio. Por ejemplo, en las Escrituras además encontramos que cuando alguien comete el pecado de bestialidad entonces ese animal debe ser sacrificado. Es posible que la corrupción humana hubiera llegado a tales niveles de degradación.
«Si alguien tiene trato sexual con un animal, ciertamente se le dará muerte; también matarán al animal.» — Levítico 20:15 (NBLA)
Otra referencia que tenemos referente a lo que pudo causar que los animales fueran destruidos junto con la humanidad, la encontramos en el libro apócrifo de Jaser, en donde se relata que la humanidad además de haber caído en la idolatría, el robo y la violencia, hicieron mezclas de animales de diferentes especies para provocar al SEÑOR. Esta tecnología la aprendieron de los “hijos de Dios”, llamados también “Vigilantes”. Me pregunto si, esta sea la misma tecnología, que hoy llamamos genética, ¿venga también de los mismos demonios para provocar nuevamente a nuestro Creador? Hoy estaba leyendo que en los laboratorios de Gene Expression, en la Jolla, California, implantaron células madre humanas en embriones de monos macacos, con la excusa de poder “facilitar los trasplantes de órganos”, haciendo seres híbridos, en contra de las leyes del SEÑOR.
“Y cada hombre se hizo para sí un elohim, y ellos robaron y saquearon cada hombre a su vecino, como también a sus parientes, y ellos corrompieron la tierra y la tierra estaba llena de violencia. Y sus jueces y regidores [en el libro de Hanoj/Enoc, estos son llamados «Los Vigilantes.»] y fueron a las hijas de los hombres y tomaron las esposas de los sus esposos por la fuerza de acuerdo a su elección, y los hijos de los hombres en esos días tomaron del ganado de la tierra, las bestias del campo, y las aves del aire, y enseñaron la mezcla de animales de una especie con la otra, para así provocar a YEHOVÁH; y el Todopoderoso vio que la tierra entera estaba corrompida, porque toda carne había corrompido sus caminos sobre la tierra, todos los hombres y todos los animales.” — El Libro de Jaser 4:17-18
Por todo esto, todas las prácticas actuales de manipulación y corrupción genética de plantas, animales y humanos son alarmantes, como lo vimos en nuestros estudios de Génesis 6:4 — El Resurgimiento de los Nefilím como en los Días de Noé, bien nos advirtió nuestro Señor que las cosas volverían a ser como en los días de Noé (Mateo 24:37-39).
Entre los comentarios que leí acerca de este versículo, mencionaban que, como las Escrituras no mencionan ningún castigo para los ángeles caídos (en este versículo), la teoría de que los ángeles habían corrompido la semilla de la mujer, no era válida. Pero creo que es un argumento muy débil para descartar una interpretación, porque no se menciona ningún castigo en este versículo en particular, porque sabemos que hay ángeles caídos que actualmente están siendo castigados en Tártaro de acuerdo a Judas 1:6 (para mayor información puede ver nuestro artículo de Génesis 6:2 – Los Hijos de Dios — ¿Hombres o Ángeles? (Parte 3).
“También a los ángeles que no guardaron su primer estado sino que abandonaron su propia morada los ha reservado bajo tinieblas en prisiones eternas para el juicio del gran día.” — Judas 6 (RVA-2015)
Para concluir, me gustaría mencionar que cuando el SEÑOR lidia con el pecado y la maldad, no lo hace a medias tintas, Su solución es total, trabajando dos extremos simultáneamente: por un lado, aplicando Su juicio y Su ira; y por el otro, crea un camino para la salvación de la humanidad. Porque el propósito de la destrucción del Diluvio no era acabar con la raza humana, sino que por la misericordia de Dios, en medio de Su ira, se compromete a la preservación y restauración de la humanidad a través de Noé. Pero como veremos en nuestro siguiente estudio, aún y cuando Noé y su familia eran pecadores (Génesis 8:21-22), la gracia de Dios permitió que la humanidad continuara hasta que ocurra la Segunda Venida de Cristo (Gálatas 3).
“Porque el anhelo profundo de la creación es aguardar ansiosamente la revelación de los hijos de Dios. Porque la creación fue sometida a vanidad, no de su propia voluntad, sino por causa de Aquel que la sometió, en la esperanza de que la creación misma será también liberada de la esclavitud de la corrupción a la libertad de la gloria de los hijos de Dios. Pues sabemos que la creación entera gime y sufre hasta ahora dolores de parto.” — Romanos 8:19-22 (NBLA)
¡Que Dios los bendiga!
Fotografía de la portada es cortesía del “Ark Encounter”.
