Riqueza terrenal

La ilusión de la riqueza terrenal

Las enseñanzas del mundo secular están opuestas a lo que nos dice la Biblia. En el mundo, la riqueza y la prosperidad simbolizan «éxito», y se han convertido en la meta principal de muchas personas, quienes asumen que una vez que tengan mucho dinero serán felices. Pero como veremos, el éxito no está en las riquezas terrenales.

«Y luego dijo [Jesús]: «¡Tengan cuidado con toda clase de avaricia! La vida no se mide por cuánto tienen».» — Lucas 12:15 (NTV)

"La vida no se mide por cuánto tienen" - Jesús (Lucas 12:15)
«La vida no se mide por cuánto tienen» – Jesús (Lucas 12:15)

Jesucristo nos advierte acerca del peligro que trae consigo la avaricia. Mientras que el apóstol Pablo nos dice que el amor al dinero es la raíz del mal:

«Pues el amor al dinero es la raíz de toda clase de mal; y algunas personas, en su intenso deseo por el dinero, se han desviado de la fe verdadera y se han causado muchas heridas dolorosas.» — 1 Timoteo 6:10 (NTV)

En los medios de comunicación vemos a diario los «valores del mundo»: Si usted toma un periódico y lee la sección de finanzas ahí encontrará historias de tal o cual persona millonaria (o billonaria) y de sus recientes adquisiciones de empresas y demás «inversiones», incluso se refieren al «valor neto» de la persona, diciendo que esta persona posee una riqueza estimada en «x» cantidad de millones de dólares. De forma similar, las notas periodísticas del mundo del entretenimiento comúnmente hacen mención acerca de los millonarios salarios que ganan los actores, o hablan de las «fortunas estimadas» de tal o cual cantante, el deportista mejor pagado, etc. Debemos preguntarnos ¿Por qué tanta obsesión del mundo secular por publicitar las cuentas bancarias de los millonarios? Especialmente cuando la mayoría de la gente tiene ingresos muy diferentes que todo eso.

Dios en Su Palabra nos dice que no acumulemos tesoros aquí en la Tierra, sino que los acumulemos en el cielo:

[Dice Jesús] ”No almacenes tesoros aquí en la tierra, donde las polillas se los comen y el óxido los destruye, y donde los ladrones entran y roban. Almacena tus tesoros en el cielo, donde las polillas y el óxido no pueden destruir, y los ladrones no entran a robar. Donde esté tu tesoro, allí estarán también los deseos de tu corazón.» — Mateo 6:19-21 (NTV)

Al cumplir con Sus Mandamientos, al buscar el Reino de Dios por encima de todo lo demás, con nuestras buenas acciones hacia nuestros semejantes, con eso ganamos tesoro en el cielo.

[Dice Jesús]»Busquen el reino de Dios por encima de todo lo demás y lleven una vida justa, y él les dará todo lo que necesiten.» — Mateo 6:33 (NTV)

¡Qué contraste nos presenta la Palabra de Dios con respecto a la opinión del mundo!

¿Por qué es tan mala la avaricia?

El diccionario Larousse en Español define la avaricia como un «afán desordenado de adquirir y atesorar riquezas.»

Wall-Street

¿Recuerda usted, hace años, haber visto una película en donde el protagonista (muy famoso) era un inversionista de Wall Street y decía que “la avaricia es buena”? ¡Qué equivocado estaba! La Biblia nos enseña exactamente lo opuesto.

«El que se da a la codicia arruina su propia casa, pero el que rechaza el soborno, vivirá.» — Proverbios 15:27 (DHH)

Recientemente leí una historia en las noticias acerca de un joven banquero quien laboraba en el sector financiero en Nueva York, él había saltado a su muerte desde lo alto de un edificio de Manhattan y la policía encontró drogas en su apartamento de lujo. Pareciera que las presiones por atesorar cada vez más dinero han llevado a muchos en el sector financiero hasta el suicidio. Cuando enfrentan problemas los tratan de enfrentar solos (porque según ellos pedir ayuda los hace parecer débiles) y acuden al alcohol y a las drogas, lo cual hace aún peor el problema. La solución es acercarse a Dios y seguir Sus Mandamientos.

«Tal es el final de los ambiciosos: su propia ambición los mata.» — Proverbios 1:19 (DHH)

Mercados
El dinero se convierte en una forma de idolatría

Para la persona avariciosa, el dinero se convierte en una forma de idolatría, volviéndose su amor al dinero más importante que su amor a Dios, y eso es un pecado grave.

«Pues tengan por cierto que quien comete inmoralidades sexuales, o hace cosas impuras, o se deja llevar por la avaricia (que es una especie de idolatría), no puede tener parte en el reino de Cristo y de Dios.» — Efesios 5:5 (DHH)

La persona avariciosa siempre quiere más, nunca está tranquilo con lo que tiene. Veamos lo que dice Salomón respecto al amor al dinero:

«El que ama el dinero, siempre quiere más; el que ama las riquezas, nunca cree tener bastante. Esto es también vana ilusión, porque mientras más se tiene, más se gasta. ¿Y qué se gana con tener, aparte de contemplar lo que se tiene? El que trabaja, coma poco o mucho, siempre duerme a gusto; al rico, en cambio, sus riquezas no lo dejan dormir. Una cosa realmente lamentable he visto en este mundo: que el amontonar riquezas va en perjuicio de su dueño, pues un mal negocio puede acabar con toda esa riqueza, y si él tiene un hijo, ya no tendrá después nada que dejarle. Y tal como vino a este mundo, así se irá: tan desnudo como cuando nació, y sin llevarse nada del fruto de su trabajo.» — Eclesiastés 5:10-15 (DHH)

¿De qué le sirve al rico atesorar riquezas en esta vida si no se va a llevar nada a la tumba? Al llegar el Día del Juicio ante Dios, estará pobre porque no acumuló riqueza en el cielo. Preocúpese no tanto por su cuenta bancaria terrenal, sino por su cuenta en el cielo, ¿qué tanto saldo tiene usted en esa cuenta?

[Dice Jesús] «Porque ¿de qué le sirve a uno ganarse todo el mundo, si pierde su alma?» — Marcos 8:36 (RVC)

Recuerde que la Biblia es nuestro instructivo para esta vida, si desea complacer a Dios y ser feliz, tome en cuenta y ponga en práctica las enseñanzas de Dios.

«Estudia constantemente este libro de instrucción [la Biblia]. Medita en él de día y de noche para asegurarte de obedecer todo lo que allí está escrito. Solamente entonces prosperarás y te irá bien en todo lo que hagas.» — Josué 1:8 (NTV)

La cadena del pecado: Avariciar-codiciar-robar-matar

En la cadena del pecado la codicia está conectada junto a la avaricia. La codicia es una forma de avaricia aún más dañina. El avaricioso siente un fuerte deseo por atesorar riquezas y demás bienes materiales, el codicioso va aún más allá, al sentir el fuerte deseo por poseer las riquezas, o bienes de otra persona.

Dios nos advierte claramente en contra de la codicia en Su décimo Mandamiento:

«No codicies la casa de tu prójimo: no codicies su mujer, ni su esclavo, ni su esclava, ni su buey, ni su asno, ni nada que le pertenezca.» — Éxodo 20:17 (DHH)

En la Biblia encontramos varios ejemplos de codicia: Acán (Josué 7); Saúl (1 Samuel 15:9, 19); Judas Iscariote (Mateo 26:14-15); Ananías y Safira (Hechos 5:1-11); entre muchos otros ejemplos.

En la historia de Acab (el rey de Samaria) y de su malvada esposa Jezabel (1 Reyes 21), se relata que Acab le quería comprar un viñedo a Nabot, y ya que Nabot no quiso vendérselo, Acab se molestó mucho y se obsesionó con tenerlo, codició el viñedo. Jezebel entonces tramó un plan para levantarle falsos testimonios a Nabot, con eso consiguió que lo mataran. Al final Nabot terminó muerto a causa de que alguien codició su viñedo. Observe como se hizo la cadena de pecados en esta historia.

Jezebel y Ahab en el viñedo de Naboth
Jezebel y Ahab en el viñedo de Naboth

«En cuanto Jezabel oyó la noticia, le dijo a Acab: «¿Recuerdas el viñedo que Nabot no quería venderte? Bueno, pues, ¡ahora es tuyo! ¡Nabot está muerto!». Entonces Acab bajó de inmediato al viñedo de Nabot para tomarlo en posesión. Pero el Señor dijo a Elías: «Ve a encontrarte con el rey Acab de Israel, que gobierna en Samaria. Estará en Jezreel, en el viñedo de Nabot, adueñándose de él. Dale el siguiente mensaje: “Esto dice el Señor: ‘¿No te bastó con matar a Nabot? ¿También tienes que robarle? Por lo que has hecho, ¡los perros lamerán tu sangre en el mismo lugar donde lamieron la sangre de Nabot!’”».» — 1 Reyes 21:15-19 (NTV)

La codicia que conduce al robo
La codicia que conduce al robo

Cuando una persona actúa en base a codicia le siguen otros pecados en esa cadena. ¿Qué sucede con las pertenencias de alguien cuando no están protegidas o bajo resguardo? ¿Por qué vivimos en un mundo en el que tenemos que tener candados, llaves, alarmas de seguridad, lockers, bóvedas, cajas fuertes y demás sistemas de seguridad? Es precisamente por la desobediencia del hombre hacia las leyes de Dios. Si todos obedeciéramos Sus mandatos, no tendríamos que temer robos y viviríamos en paz y con seguridad.

Los medios de comunicación y las empresas incitan a la codicia, a que los consumidores quieran más, y sugieren que sin tal o cual producto la persona no está a la moda.

La ostentación de riquezas tienta a nuestros semejantes a la codicia.
La ostentación de riquezas tienta a nuestros semejantes a la codicia.

¿Qué sucede cuando alguien compra un objeto muy costoso? Ya sea un auto muy lujoso, una casa lujosa, algún electrónico, alguna bolsa «de diseñador», etc. Lo primero que hace la persona es tratar de presumirlo al mundo, de mostrar que ellos sí pueden tener aquella cosa (y los demás no). Con ello están (sin darse cuenta) trabajando para el enemigo, al estar tentando al prójimo a que codicie. Lamentablemente las redes sociales facilitan mucho esto, la persona presumida se toma una «selfie» con su nueva adquisición y le presume al mundo, y sin querer, los está tentando para que codicien.

¿Por qué han habido y siguen habiendo tantas guerras en el mundo? ¿Acaso no es porque una nación desea algo que la nación vecina posee?

La codicia de las naciones por tener mayores territorios, para obtener los recursos naturales (como minerales y energéticos) de los vecinos, etc. ¿De qué forma trabajan los espías y los hackers? Sí, como los de las películas, andan buscando secretos de fabricación de algún invento que desarrolló la nación vecina ¿No es eso codicia?

La codicia entre las naciones ha provocado guerras.
La codicia entre las naciones ha provocado guerras.

Santiago, en su carta nos explica acerca de la codicia y el por qué de las guerras:

«¿Qué es lo que causa las disputas y las peleas entre ustedes? ¿Acaso no surgen de los malos deseos que combaten en su interior? Desean lo que no tienen, entonces traman y hasta matan para conseguirlo. Envidian lo que otros tienen, pero no pueden obtenerlo, por eso luchan y les hacen la guerra para quitárselo. Sin embargo, no tienen lo que desean porque no se lo piden a Dios.» — Santiago 4:1-2 (NTV)

¿Cuál es el remedio contra la avaricia y la codicia?

Lo opuesto a la avaricia y a la codicia es estar satisfecho con lo que uno posee.

La solución es estar satisfechos con lo que tenemos.
La solución es estar satisfechos con lo que tenemos.

«Ahora bien, la verdadera sumisión a Dios es una gran riqueza en sí misma cuando uno está contento con lo que tiene. Después de todo, no trajimos nada cuando vinimos a este mundo ni tampoco podremos llevarnos nada cuando lo dejemos. Así que, si tenemos suficiente alimento y ropa, estemos contentos. Pero los que viven con la ambición de hacerse ricos caen en tentación y quedan atrapados por muchos deseos necios y dañinos que los hunden en la ruina y la destrucción. » — 1 Timoteo 6:6-9 (NTV)

Hay una conocida canción de un grupo de rock en donde el cantante dice que «no puede obtener satisfacción», no está contento con lo que tiene, y nunca lo estará mientras esté lejos de Dios.

«Disfruta de lo que tienes en lugar de desear lo que no tienes; soñar con tener cada vez más no tiene sentido, es como perseguir el viento.» — Eclesiastés 6:9 (NTV)

En su sabiduría el Rey Salomón escribió los siguientes versículos al respecto:

«Todo es tan tedioso, imposible de describir. No importa cuánto veamos, nunca quedamos satisfechos. No importa cuánto oigamos, nada nos tiene contentos.» — Eclesiastés 1:8 (NTV)

Juan el Bautista también habló acerca de estar satisfechos:

«—¿Qué debemos hacer nosotros? —preguntaron algunos soldados. Juan les contestó: —No extorsionen ni hagan falsas acusaciones, y estén satisfechos con su salario.» — Lucas 3:14 (NTV)

El apóstol Pablo lo expresó de esta forma:

«No que haya pasado necesidad alguna vez, porque he aprendido a estar contento con lo que tengo.» — Filipenses 4:11 (NTV)

Nacemos no estando satisfechos, es algo que debemos aprender.
Nacemos no estando satisfechos, es algo que debemos aprender.

Observe como Pablo se refiere a que «aprendió» a estar contento con lo que tiene, esto es algo que tenemos que aprender, no es algo que tengamos de forma natural.

Observe el comportamiento de los niños pequeños, si ven a otro niño con algo que ellos no tienen, inmediatamente lo quieren ellos también, y muchas veces incluso buscan quitárselo. Enseñemos a nuestros hijos a estar contentos con lo que tienen y a que respeten las cosas ajenas.

La definición de éxito según la Palabra de Dios

En Hebreo la palabra שָׂכַל – sakal, que significa éxito, también significa sabiduría, entendimiento, comprensión y prudencia. Veamos un ejemplo del uso de esta palabra en el siguiente versículo:

«En todo lo que hizo para el servicio del templo de Dios y en sus esfuerzos por seguir las leyes y los mandatos de Dios, Ezequías buscó a su Dios de todo corazón; y como resultado, tuvo mucho éxito [sakal].» — 2 Crónicas 31:21 (NTV)

Todos los significados de éxito en la Biblia nos hablan de riqueza espiritual. Y si desea ser exitoso, necesita empezar por honrar a Dios:

«La sabiduría comienza por honrar al Señor; los necios desprecian la sabiduría y la instrucción.» — Proverbios 1:7 (DHH)

«¡Dichoso el que halla la sabiduría y se encuentra con la inteligencia!¡Son más provechosas que la plata!¡Sus frutos son más valiosos que el oro refinado!» — Proverbios 3:13-14 (RVC)

El éxito consiste en honrar y darle gloria a Dios. Cuando usted encuentra el propósito que Dios designó para su vida, por el cual usted fue creado y puesto en este mundo, y lo lleve a cabo, entonces realmente alcanzará el éxito. Qué mejor ejemplo que el que nos da Jesucristo, al cumplir con Su propósito divino y terminar Su trabajo en la cruz, como lo dice Juan 17:4

[Dice Jesús] «Yo te di la gloria aquí en la tierra, al terminar la obra que me encargaste.» — Juan 17:4 (NTV)

¿Y entonces cómo saber cuál es el propósito que Dios nos dio en esta vida? La respuesta está en el siguiente versículo:

«Confía en el Señor con todo tu corazón; no dependas de tu propio entendimiento. Busca Su voluntad en todo lo que hagas, y Él te mostrará cuál camino tomar.» — Proverbios 3:5-6 (NTV)