¿Qué sucede después de la muerte? — El Cielo (Parte 2)

En el artículo anterior vimos qué sucede después de la muerte física. En esta vida tenemos dos opciones a elegir para pasar el resto de nuestras vidas en la eternidad: estar con Dios en el cielo, o bien ir al infierno.

[Dice el Señor] “Hoy te he dado a elegir entre la vida y la muerte, entre bendiciones y maldiciones. Ahora pongo al cielo y a la tierra como testigos de la decisión que tomes. ¡Ay, si eligieras la vida, para que tú y tus descendientes puedan vivir! Puedes elegir esa opción al amar, al obedecer y al comprometerte firmemente con el Señor tu Dios. Esa es la clave para tu vida. Y si amas y obedeces al Señor, vivirás por muchos años en la tierra que el Señor juró dar a tus antepasados Abraham, Isaac y Jacob».” — Deuteronomio 30:19-20 (NTV)

Después de la muerte física ya no se puede cambiar de opinión, y somos llevados ya sea a estar cerca de Dios, o trágicamente, separados de Él permanentemente.

“Llegó el día en que el mendigo murió, y los ángeles se lo llevaron al lado de Abrahán. Después murió también el rico, y fue sepultado. Cuando el rico estaba en el Hades, en medio de tormentos, alzó sus ojos y, a lo lejos, vio a Abrahán, y a Lázaro junto a él.” — Lucas 16:22-23 (RVC)

A continuación, veremos la opción de estar con Dios, la opción de ir al banquete celestial junto Abraham, la “puerta angosta” de la que hace mención Jesucristo, esperamos que todos seleccionen esta opción en esta vida.

“Me mostrarás el camino de la vida. Hay gran alegría en Tu presencia; hay dicha eterna junto a Ti.”— Salmos 16:11 (DHH)

El camino al cielo

Cuando Jesús habló de la puerta angosta para tener acceso al reino de Dios, nos estaba hablando de que una puerta tiene la función de permitir a una persona entrar o de dejarla afuera. Así que, solamente cuando el corazón de una persona se llena de la humildad para someterse a las demandas de rectitud, justicia y santidad de Dios es cuando el alma puede encontrar el camino que conduce a la vida y tiene acceso a través de la puerta. Esto está ilustrado en la parábola de las 10 vírgenes: para quienes no tuvieron suficiente aceite (los frutos del Espíritu en sus corazones), la “puerta” les fue cerrada con llave, y aunque pidieron ser admitidas, el novio les respondió: “Les aseguro que no las conozco.” (Mateo 25:1-13)

¿Está usted seguro que va a ir al cielo? Imagine que usted se presenta con sus maletas a la puerta de la mansión de la persona más rica que vive en su ciudad. Usted timbra y uno de sus sirvientes viene y le pregunta qué se le ofrece. Entonces usted le informa que viene a mudarse a esa casa porque usted es una buena persona. ¿Qué respuesta le daría el dueño de esa casa? Si es cortés le dirá: “Disculpe pero no lo puedo recibir en mi casa, porque ni siquiera lo conozco” y quizás entonces le hable a la policía si usted insiste en entrar. De la misma forma, si usted no se puede mudar a la casa de una persona que no conoce, ¿cómo siquiera puede imaginarse que alcanzará a entrar al cielo si no tiene una relación con Dios?

[Dice Jesús] “No todo el que me llama: “¡Señor, Señor!” entrará en el reino del cielo. Solo entrarán aquellos que verdaderamente hacen la voluntad de Mi Padre que está en el cielo. El día del juicio, muchos me dirán: “¡Señor, Señor! Profetizamos en Tu nombre, expulsamos demonios en Tu nombre e hicimos muchos milagros en Tu nombre”. Pero Yo les responderé: “Nunca los conocí. Aléjense de Mí, ustedes, que violan las leyes de Dios”. — Mateo 7:21-23 (NTV)

En la parábola del rico insensato Jesús nos ha advertido que nos preocupemos por tener una buena relación con Dios:

[Jesús dice] “Así es, el que almacena riquezas terrenales pero no es rico en su relación con Dios es un necio.” — Lucas 12:21 (NTV)

La puerta es angosta porque Dios no va a permitir que pase el pecado, o a los que aman las cosas de este mundo, ellos son personas que satisfacen los deseos de la carne, los que prefieren el camino amplio. Así que la idea de que todos los caminos y todas las religiones conducen al cielo, es otra de las mentiras de Satanás, quien sabe que sólo hay una puerta y todos los demás caminos llevan a la destrucción eterna. Este es un punto crucial que Satanás busca para ganar la guerra espiritual, impedir la salvación de la mayor cantidad de personas en el mundo.

Por esta razón, el “portarse bien” o como dicen las Escrituras los “actos de justicia” no son suficientes. Si lo fuera, no tendría sentido que Jesús hubiera tenido que morir en la cruz.

[Dice el Señor]”Si los justos se desvían de su conducta recta y no hacen caso a los obstáculos que pongo en su camino, morirán; y si tú no les adviertes, ellos morirán en sus pecados. No se recordará ninguno de sus actos de justicia y te haré responsable de la muerte de esas personas” — Ezequiel 3:20 (NTV)

Jesús dijo: “Yo Soy la Vid; ustedes son las ramas… separados de Mí no pueden hacer nada”.

No son nuestras buenas obras lo que nos salva, sino lo que hizo Jesucristo por nosotros lo que nos da la salvación.

“Pues Dios amó tanto al mundo que dio a Su único Hijo, para que todo el que crea en Él no se pierda, sino que tenga vida eterna.” — Juan 3:16 (NTV)

Y debemos mantenernos en el camino recto hasta el final, no desviarnos. Así seremos llamados vencedores.

[Dice Jesús] “A todos los que salgan vencedores y Me obedezcan hasta el final: Les daré autoridad sobre todas las naciones.” — Apocalipsis 2:26 (NTV)

[Dice Jesús]”Todos los que salgan vencedores serán vestidos de blanco. Nunca borraré sus nombres del libro de la vida, sino que anunciaré delante de Mi Padre y de Sus ángeles que ellos me pertenecen.” — Apocalipsis 3:5 (NTV)

Observe a su alrededor y vea qué tantas personas le están hablando de Jesús, dando testimonio de cómo sus vidas fueron cambiadas cuando encontraron a Cristo, o bien que estén interesados en leer la Palabra de Dios. Con esto puede poner en perspectiva cuantas personas han encontrado la puerta angosta de la que habla Jesús en Mateo 7:13-14.

El pecado es una enfermedad que provoca nuestra muerte espiritual (nos separa de Dios), por lo que a menos de que esta muerte espiritual sea revertida en esta vida, se convertirá en una muerte permanente cuando nuestra muerte física ocurra. Lo que llevará a la muerte eterna lejos del reino del cielo como resultado final (Apocalipsis 21:8).

“No eres un Dios que se complazca en la maldad; los malvados no pueden habitar contigo.” — Salmos 5:4 (RVC)

“El que siembra en los malos deseos, de sus malos deseos recogerá una cosecha de muerte. El que siembra en el Espíritu, del Espíritu recogerá una cosecha de vida eterna.” — Gálatas 6:8 (DHH)

Para saber si una persona va camino al cielo, solo es necesario hacerle esta pregunta: ¿Realmente, usted ama a Jesús? Ya que no importa si va a la iglesia, o si asiste a estudios bíblicos, o si hace obras de caridad, si no hay en su corazón un amor genuino por Jesús, no tiene la mente de Cristo, el corazón de Cristo, y de someterse a la voluntad de Dios. Entonces no a puesto su confianza en Jesucristo como su Señor y Salvador. Sin embargo, si usted ha puesto su fe en Jesucristo y se ha arrepentido de sus pecados; le ha pedido perdón a Dios; se ha alejado de la vida de pecado; y cumple con Sus Mandamientos; entonces Jesucristo paga por sus pecados, y se convierte en Su Redentor, y Él le da vida eterna. La Biblia habla ampliamente acerca de este tema. Si usted aún no ha tomado esta importante decisión, lea el link de “Jesús es nuestro Salvador” para que arregle su relación con Dios en este momento y pueda disfrutar del regalo de vida eterna que Él le ofrece.

[Dice Jesús] “Les digo la verdad, todos los que escuchan Mi mensaje y creen en Dios, quien me envió, tienen vida eterna. Nunca serán condenados por sus pecados, pues ya han pasado de la muerte a la vida.” — Juan 5:24 (NTV)

Cuando un creyente que ha nacido de nuevo muere, entonces va al cielo a estar en la casa de Dios. Esta transición es placentera e instantánea, sin desviaciones a ningún “purgatorio”, ya que hay muchas viviendas.

[Dice el apóstol Pablo]”Pero cobramos ánimo y preferimos más bien estar ausentes del cuerpo y habitar con el Señor.” — 2 Corintios 5:8 (LBLA)

[Dice el apóstol Pablo]”Estoy dividido entre dos deseos: quisiera partir y estar con Cristo, lo cual sería mucho mejor para mí” — Filipenses 1:23 (NTV)

El apóstol Pablo visitó el tercer cielo, más allá del universo que conocemos, sin embargo, no se le permitió darnos más detalles. Pero es un lugar que nos tendrá asombrado en cada momento.

“Hace catorce años fui llevado hasta el tercer cielo. Si fue en mi cuerpo o fuera de mi cuerpo no lo sé; solo Dios lo sabe… que fui llevado al paraíso y oí cosas tan increíbles que no pueden expresarse con palabras, cosas que a ningún humano se le permite contar.” — 2 Corintios 12:2, 4 (NTV)

[Dice Jesús] “En el hogar de Mi Padre hay muchas viviendas; si no fuera así, ya se lo habría dicho a ustedes. Voy a prepararles un lugar. Y, si me voy y se lo preparo, vendré para llevármelos conmigo. Así ustedes estarán donde Yo esté. Ustedes ya conocen el camino para ir adonde Yo voy».” — Juan 14:2-3 (NVI)

Recuerde que el cielo es la casa de Dios, el Todopoderoso ahí tiene Su trono y desde ahí gobierna.

“El Señor está en Su santo templo. El Señor tiene Su trono en el cielo, y con ojos bien abiertos vigila atentamente a los hombres.”— Salmos 11:4 (DHH)

“El Señor mira desde los cielos a toda la raza humana; observa para ver si hay alguien realmente sabio, si alguien busca a Dios.” — Salmos 14:2 (NTV)

“El Señor ha hecho de los cielos Su trono, desde allí gobierna todo.” — Salmos 103:19 (NTV)

Gracias a todo lo que Jesús hizo, hoy en día, cuando un cristiano muere, sólo experimenta “un cambio de ambiente.” su alma y espíritu (que conforman a la verdadera persona), van inmediatamente al cielo para estar en la presencia del Señor. El cuerpo va a la tumba para esperar la primer resurrección. (1 Corintios 15: 51-53; 1 Tesalonicenses 4: 13-18).

“Así que siempre vivimos en plena confianza, aunque sabemos que mientras vivamos en este cuerpo no estamos en el hogar celestial con el Señor… y preferiríamos estar fuera de este cuerpo terrenal porque entonces estaríamos en el hogar celestial con el Señor.” — 2 Corintios 5:6, 8 (NTV)

Para ir al cielo, Jesús nos enseña el camino para encontrar la “puerta angosta”, y a diferencia del apóstol Tomás, esperamos que ahora tenga un mejor entendimiento de cómo llegar ahí.

“Tomás le dijo a Jesús: —Señor, no sabemos a dónde vas, ¿cómo vamos a saber el camino?” — Juan 14:5 (DHH)

Jesús declaró que Él es el único camino al cielo. Pero si usted no le cree, lo estaría llamando mentiroso, que no se puede confiar en Él, o que Él no lo sabe todo. La creencia en la exclusividad de Jesús como el único camino para ir al cielo determinará el lugar en donde usted pasará la eternidad.

Jesús le contestó: —Yo Soy el camino, la verdad y la vida; nadie puede ir al Padre si no es por medio de Mí.” — Juan 14:6 (NTV)

[Dice Jesús] “Les digo la verdad, todos ustedes verán el cielo abierto y a los ángeles de Dios subiendo y bajando sobre el Hijo del Hombre, quien es la escalera entre el cielo y la tierra“— Juan 1:51 (NTV)

Y como nos explica el apóstol Pablo, el estar con Jesús y lo que Él nos tiene preparado una vez que lo aceptemos va a ser asombroso:

[Dice el apóstol Pablo] “A eso se refieren las Escrituras cuando dicen: “Ningún ojo ha visto, ningún oído ha escuchado, ninguna mente ha imaginado lo que Dios tiene preparado para quienes lo aman”. — 1 Corintios 2:9 (NTV)

La primera resurrección

El plan de nuestro Señor para la humanidad es que regresemos a las condiciones que había en el Jardín del Edén. Según las profecías de las Escrituras habrá dos resurrecciones en el futuro, la primera para los santos, quienes murieron en Cristo, y que se encuentren en el cielo; la segunda resurrección es para los incrédulos. La primera resurrección ocurrirá durante la segunda venida de Jesucristo cuando descienda al Monte de los Olivos para establecer Su reino del Milenio (Zacarías 14:4).

“Después vi tronos, y los que estaban sentados en ellos habían recibido autoridad para juzgar. Vi las almas de aquellos que habían sido decapitados por dar testimonio acerca de Jesús y proclamar la palabra de Dios. Ellos no habían adorado a la bestia ni a su estatua, ni habían aceptado su marca en la frente o en las manos. Volvieron a la vida, y reinaron con Cristo durante mil años. Esta es la primera resurrección. (El resto de los muertos no volvieron a la vida hasta que se cumplieron los mil años). Benditos y santos son aquellos que forman parte de la primera resurrección, porque la segunda muerte no tiene ningún poder sobre ellos, sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con Él durante mil años.”— Apocalipsis 20:4-6 (NTV)

Recordemos que Jesucristo fue el primero en resucitar, y con ello dio cumplimiento a la festividad de Primeros Frutos, para mayor información le recomendamos que vea el artículo Jesucristo el primer fruto de una gran cosecha.

“Lo cierto es que Cristo sí resucitó de los muertos. Él es el primer fruto de una gran cosecha, el primero de todos los que murieron.” — 1 Corintios 15:20 (NTV)

[Jesús dice] “Les digo la verdad, todos los que escuchan Mi mensaje y creen en Dios, quien me envió, tienen vida eterna. Nunca serán condenados por sus pecados, pues ya han pasado de la muerte a la vida. Y les aseguro que se acerca el tiempo —de hecho, ya ha llegado— cuando los muertos oirán Mi voz, la voz del Hijo de Dios, y los que escuchen, vivirán.” — Juan 5:24-25 (NTV)

La segunda resurrección ocurrirá después del Milenio y será para los incrédulos que se encuentran en el infierno (Sheol en hebreo, y Hades en griego). Y serán juzgados en el Gran Trono Blanco, todo aquel que no puso su fe en Jesucristo. Pero hablaremos con más detalle de esto en nuestro siguiente artículo.

“Se levantarán muchos de los que están muertos y enterrados, algunos para vida eterna y otros para vergüenza y deshonra eterna.”— Daniel 12:2 (NTV)

[Dice Jesús] “¡No se sorprendan tanto! Ciertamente, ya se acerca el tiempo en que todos los que están en las tumbas oirán la voz del Hijo de Dios y resucitarán. Los que hicieron el bien resucitarán para gozar de la vida eterna, y los que continuaron en su maldad resucitarán para sufrir el juicio.” — Juan 5:28-29 (NTV)

En el siguiente artículo veremos la descripción aterradora del infierno, un lugar en donde hay una ausencia total de Dios. Y que es habitado por demonios y personas que despreciaron toda oportunidad que Dios les dio para evitar ese lugar de tormento.

¡Que Dios los bendiga!


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