orando alma espíritu

¿Cuál es la Diferencia entre el Alma y el Espíritu? (Parte 1)


Sabemos según las Escrituras, que estamos compuestos por cuerpo, alma y espíritu. El cuerpo es fácil identificarlo, pero puede resultar más difícil diferenciar al alma del espíritu. En este estudio veremos la tremenda importancia que tiene para los creyentes, el que nos quede muy clara esta diferencia, porque el no saberlo, tiene serias repercusiones en nuestro crecimiento espiritual y nuestro caminar con el SEÑOR. Confiamos que la información que le presentaremos aquí, le será de gran utilidad para dejar de ser un cristiano carnal y convertirse en un creyente espiritual.



Partes que Forman al Hombre

Por años me intrigó que el apóstol Pablo mencionara que estamos formados por tres partes: el espíritu, el alma y el cuerpo. Y por más que busqué y pregunté sobre la diferencia entre el alma y el espíritu, las respuestas que encontraba no eran satisfactorias, y hasta resultaban contradictorias.

El Hombre Espiritual

Fue hasta que leí el libro del evangelista chino Watchman Nee (1903-1972), El Hombre Espiritual (1927), que quedé sorprendido por su explicación tan clara, sencilla y apegada a las Escrituras. Lamentablemente, es algo que nunca antes había escuchado en todos estos años como creyente. Les recomiendo ampliamente que lean el libro de este pastor, confío que los ayudará enormemente en su crecimiento espiritual para caminar en el Espíritu. Lo pueden encontrar en el siguiente link: El Hombre Espiritual (3 Tomos), Watchman Nee.

“Y que el mismo Dios de paz los santifique por completo; y que todo su ser, espíritu, alma y cuerpo, sea preservado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo.” — 1 Tesalonicenses 5:23 (NBLA)

En el pasaje de la Creación en Génesis 1, vemos que Dios crea a los animales y los llama “seres vivientes” del hebreo, נֶפֶשׁ – néfesh, que significa “alma”. Así que todo ser viviente tiene un cuerpo y un alma. Sin embargo, cuando Dios creó al hombre, lo dotó con un tercer órgano: el espíritu, del hebreo, נְשָׁמָה – neshamá, que significa “aliento” o “espíritu”. Por lo que el hombre es diferente de todos los animales, y no pudo ser resultado de la “evolución” como se nos quiere indoctrinar según la propaganda del mundo. Cada ser humano tiene su propio espíritu, diferente al Espíritu Santo (Romanos 8:16; 1 Corintios 2:11).

“Formó, pues, el SEÑOR Dios al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz el aliento [neshamá] de vida; y fue el hombre un alma [néfesh] viviente.” — Génesis 2:7 (JBS)

“Porque ¿quién de entre los hombres conoce las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Del mismo modo, nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios.” — 1 Corintios 2:11 (RVR-1995)

el espíritu, el alma, el cuerpo

En el pasaje de Génesis 2:7 encontramos que Adán fue formado de tres partes: 1) El cuerpo, el cual el SEÑOR hizo del polvo de la tierra; 2) El espíritu, el cual le fue dado cuando Dios sopló en su nariz el aliento o el espíritu de vida; y 3) El alma: De la combinación de cuerpo y espíritu surgió la vida del alma viviente. Actualmente, esto ocurre al momento de la concepción, creando a un ser viviente con espíritu, alma y cuerpo (Juan 6:63). Por eso, los abortos son tan terribles, provienen de la agenda de muerte y destrucción de Satanás (Juan 10:10). Como creyentes, debemos rechazarlos y oponernos a ellos. Nuestro Dios es un Dios de vida.

Porque Tú formaste mis entrañas; me entretejiste en el vientre de mi madre. Te doy gracias, porque has hecho maravillas. Maravillosas son Tus obras, y mi alma lo sabe muy bien. No fueron encubiertos de Ti mis huesos a pesar de que fui hecho en lo oculto y entretejido en lo profundo de la tierra. Tus ojos vieron mi embrión y en Tu libro estaba escrito todo aquello que a su tiempo fue formado, sin faltar nada de ello.” — Salmo 139:13-16 (RVA 2015)

“El Espíritu de Dios me ha hecho, y el aliento del Todopoderoso me da vida.” — Job 33:4 (NBLA)

“Pero ahora, oh SEÑOR, Tú eres nuestro Padre. Nosotros somos el barro, y Tú eres nuestro alfarero; todos nosotros somos la obra de Tus manos.” — Isaías 64:8 (RVA 2015)

Repercusiones del Pecado Original

Adán y Eva fruto prohibido

Cuando Dios le dijo a Adán que, si comía del fruto prohibido, de seguro moriría (Génesis 2:17), no se refería a la muerte física, porque continuó viviendo físicamente durante cientos de años después del pecado original. Más bien, su desobediencia introdujo el pecado que le causó la muerte de su espíritu de forma inmediata (Romanos 5:12). El ETERNO odia tanto el pecado que la paga del pecado es la muerte (Romanos 6:23).

“Por esta razón, así como el pecado entró en el mundo por medio de un solo hombre, y la muerte por medio del pecado, así también la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron.” — Romanos 5:12 (RVA 2015)

“Al contrario, cada uno es tentado cuando se deja llevar y seducir por sus propios malos deseos. El fruto de estos malos deseos, una vez concebidos, es el pecado; y el fruto del pecado, una vez cometido, es la muerte.” — Santiago 1:14-15 (RVC)

Hoy en día, el pecado se ha extendido a toda la descendencia de Adán, al desobedecer los mandatos de Dios, nos hemos quedado cortos de Su gloria (Romanos 3:23). Podemos darnos cuenta que alguien está muerto espiritualmente porque lleva una vida de pecado. Quienes pecan están muertos espiritualmente (Efesios 2:1). Y si no se reconcilia con Dios, morirá en sus pecados, porque el alma que peca muere (Ezequiel 18:4).

“Todo el que comete pecado quebranta la ley; de hecho, el pecado es transgresión de la ley.” — 1 Juan 3:4 (NVI)

separados de Dios
Con la muerte espiritual la persona se encuentra separada de Dios.

Como consecuencia de la muerte del espíritu de un pecador, la comunicación con Dios se interrumpe. El espíritu queda paralizado, queda como si estuviera en coma. ¿Cómo podemos seguir vivos si una parte de nuestro ser está muerta? La sangre es lo único que mantiene vivos al cuerpo y al alma (Levítico 17:11). Esto es similar a lo que ocurre cuando una persona sufre un accidente y queda paralítica: la comunicación nerviosa está muerta, porque las señales entre el cerebro y las extremidades paralizadas se han interrumpido. Sin embargo, la sangre sigue fluyendo por dichas extremidades atrofiadas manteniéndolas vivas.

“Y dijo el SEÑOR: No contenderá Mi espíritu con el hombre para siempre, porque ciertamente él es carne.” — Génesis 6:3a (JBS)

Por eso, toda persona incrédula está muerta espiritualmente, separada de Dios, y solo tiene esta vida para volver a nacer en el Espíritu y regresar a Dios, de lo contrario, experimentará la segunda muerte (Apocalipsis 21:8).

“El que tenga oídos, que oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias: El que salga vencedor, no sufrirá el daño de la segunda muerte.” — Apocalipsis 2:11 (RVC)

[Jesús dice] “No teman a los que matan el cuerpo pero no pueden matar al alma. Más bien, teman a aquel que puede destruir tanto el alma como el cuerpo en el infierno.” — Mateo 10:28 (RVA 2015)

El pecado original causó la muerte del espíritu de nuestros primeros padres, y se extendió a su descendencia, quienes heredaron al mismo espíritu muerto, recibiendo una naturaleza pecaminosa, que esclaviza el alma y la vida del hombre desde su nacimiento. Por tanto, el alma de cada persona se corrompe al ser dominada por los deseos de la carne, en lugar de ser guiada por el espíritu, como originalmente fue diseñado el hombre cuando fue creado, para estar en constante comunicación con Dios. Por ello, el hombre es un ser carnal que camina hacia el pecado, haciendo lo que le desagrada la SEÑOR, porque solo busca satisfacer los deseos egoístas de su carne.

“He aquí que todas las almas son mías: como el alma del padre, así el alma del hijo es mía. El alma que peque, ésa morirá.” — Ezequiel 18:4 (RVR-1995)

¿Qué es el Alma?

El alma está compuesta por nuestra mente, emociones y voluntad. Podemos decir que el alma es la persona misma, su personalidad. Por eso, en las Escrituras, la palabra para alma, tanto néfesh (en hebreo), como ψυχή – psijí (psique, en griego) son traducidas como “alma”, “vida del alma”, “vida del hombre”, “el hombre mismo”, “sí mismo”. El alma es como un intermediario, el cual puede comunicarse tanto con el mundo físico (dándole instrucciones al cuerpo), como con el reino espiritual y el Espíritu Santo, a través del espíritu.

La Mente

alma mente

El primer componente del alma es la mente, donde tenemos entre otras cosas: pensamientos, ideas, imaginaciones, planes, reflexiones (o meditaciones); discernimiento, razonamiento, intelecto, memoria, personalidad, conciencia de nosotros mismos, sabiduría y conocimiento humanos, que forman parte de nuestro propio entendimiento (Proverbios 3:5).

“Durante el primer año de su reinado, yo, Daniel, al estudiar la palabra del SEÑOR, según fue revelada al profeta Jeremías, aprendí [supe] que Jerusalén debía quedar en desolación durante setenta años.” — Daniel 9:2 (NTV)

“El SEÑOR vio que era mucha la maldad de los hombres en la tierra, y que todos los planes y pensamientos de su corazón eran siempre los de hacer sólo el mal.” — Génesis 6:5 (RVC)

Por eso, el ETERNO nos advierte que no confiemos en el entendimiento de nuestra alma corrupta para cualquier cosa que hagamos. Porque además, nuestros conocimientos, entendimiento y sabiduría son extremadamente limitados. Como creyentes, es muchísimo mejor, obedecer a Dios, y depender en el SEÑOR a través de nuestro espíritu.

“Confía en el SEÑOR con todo tu corazón, y no te apoyes en tu propio entendimiento.” — Proverbios 3:5 (NBLA)

Las Emociones

berrinche
Nacemos no estando satisfechos, es algo que debemos aprender.

El alma también es el centro de nuestras emociones y sentimientos como: amor, odio, enojo, ira, amargura, dulzura, felicidad, tristeza, deseo, cariño, compasión, miedo, orgullo, curiosidad, vergüenza, etc.

“Y sus hermanos vieron que su padre amaba más a José que a todos ellos; por eso lo odiaban y no podían hablarle amistosamente” — Génesis 37:4 (NBLA)

La Voluntad

alma decisión

El tercer componente del alma es la voluntad humana, con ella podemos: tomar decisiones, escoger o negarnos a hacer algo. Es el libre albedrío del hombre. El alma puede decidir hacer la voluntad de Dios o de la carne (2 Corintios 9:7). Para hacer la voluntad de Dios, el alma necesita prestar atención al espíritu, que le comunica lo que Dios ha ordenado. El alma de todo creyente debe obedecer al espíritu, y el cuerpo someterse a la voluntad del alma (Gálatas 5:17).

“Después de muchos días, la palabra del SEÑOR vino a Elías en el tercer año, diciéndole: «Ve, muéstrate a Acab, y enviaré lluvia sobre la superficie de la tierra».” — 1 Reyes 18:1 (NBLA)

Por otro lado, el alma también puede hacer lo que le plazca, siguiendo los deseos de la carne, que normalmente están influenciados por el mundo y por Satanás, para que se rebele contra la voluntad del SEÑOR. Si el alma de un cristiano depende de su propio entendimiento, muy seguramente va a obedecer a su cuerpo, e ignorar al espíritu, porque el alma no puede consultar a Dios para tomar decisiones.

“Y diré a mi alma: alma, tienes muchos bienes depositados para muchos años; descansa, come, bebe, diviértete”. Pero Dios le dijo: “¡Necio! Esta misma noche te reclaman el alma; y ahora, ¿para quién será lo que has provisto?” — Lucas 12:19-20 (NBLA)

“Así murió Saúl por la transgresión que cometió contra el SEÑOR por no haber guardado la palabra del SEÑOR, y también porque consultó y pidió consejo a una adivina, y no consultó al SEÑOR. Por tanto, Él le quitó la vida y transfirió el reino a David, hijo de Isaí.” — 1 Crónicas 10:13-14 (NBLA)

“Entiendan ahora esto ustedes, los que se olvidan de Dios, no sea que los despedace, y no haya quien los libre.” — Salmo 50:22 (NBLA)

resurrección de los muertos

La voluntad de nuestra alma rige a todo nuestro ser, ya sea para bien o para mal. La buena noticia que nos da la Biblia es que, el espíritu será el poder gobernante en nuestros cuerpos glorificados después de la resurrección (1 Corintios 15:42-50). Por esta razón, como creyentes vueltos a nacer, debemos esforzarnos por entender qué es el espíritu, para que lo podamos desarrollar y que nuestro espíritu domine a nuestra alma y cuerpo de ahora en adelante, incluso antes de tener nuestros cuerpos glorificados. Por eso, en nuestro siguiente artículo hablaremos del espíritu.

“Se siembra cuerpo natural; se resucita cuerpo espiritual. Hay cuerpo natural; también hay cuerpo espiritual.” — 1 Corintios 15:44 (RVA-2015)

“Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; pero el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna.” — Gálatas 6:8 (RVR-1995)

“Digo, pues: Anden en el Espíritu, y así jamás satisfarán los malos deseos de la carne.” — Gálatas 5:16 (RVA-2015)

¡Que Dios los bendiga!


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