En el artículo anterior vimos lo que caracterizaba a los cristianos carnales que son nuevos en la fe, quienes aún se encuentran controlados por los deseos de su “cuerpo”. Ahora hablaremos de cristianos que han progresado en su crecimiento espiritual, pero que todavía están dominados por su alma. Es cuando el creyente continúa guiándose según su propio entendimiento. Veremos ejemplo de esto en las Escrituras, y de sus respectivas consecuencias. Como observamos en la parte inicial de esta serie, el alma es donde el hombre expresa su libre albedrío y ejerce su propio dominio.
Por consiguiente, la Biblia nos advierte que, si el creyente actúa según los deseos de su alma, en lugar de buscar cumplir con la voluntad de Dios, entonces el alma de esa persona peca (Miqueas 6:7; Ezequiel 18:4,20; Éxodo. 30:15; Levítico 17:11).
En el artículo anterior vimos cómo interactúan el cuerpo, el alma y el espíritu del hombre natural. Ahora hablaremos de esta misma interacción en el segundo grupo de personas mencionado por Pablo en 1 Corintios 2:14-3:4: los cristianos carnales. Un cristiano carnal es aquel quien ha nacido de nuevo del Espíritu Santo, tiene la vida de Dios, y su espíritu ha sido vivificado. Sin embargo, este cristiano, en su ignorancia y rebeldía, aún continúa dejándose llevar por las pasiones de su cuerpo y de su alma que lo conducen de regreso al pecado.
En el artículo anterior vimos las funciones de nuestro espíritu. Ahora hablaremos de cómo interactúan el cuerpo, el alma y el espíritu dentro de los 3 diferentes grupos de personas clasificados por Pablo en 1 Corintios 2:14-3:4: el hombre natural, el cristiano carnal y el cristiano espiritual. En este estudio, primero nos enfocaremos en la interacción de cuerpo, alma y espíritu del hombre natural. Veremos cómo un balance incorrecto entre estas partes de nuestro ser, afecta el caminar de las personas en su crecimiento espiritual. En artículos posteriores, con el favor de Dios, hablaremos de estas interacciones en cristianos carnales y en cristianos espirituales.
En nuestro artículo anterior vimos la primera función del espíritu: la conciencia, basándonos en los estudios bíblicos del evangelista Watchman Nee, de su libro El Hombre Espiritual. Ahora hablaremos de las otras dos funciones del espíritu: la intuición y la comunión con Dios. Hoy en día, podemos observar que muchos cristianos no aprovechan estas formas de comunicación con Dios, necesarias para su crecimiento espiritual. Esperamos que este estudio le ayude a entender mejor cómo funcionan, y así acelere su crecimiento espiritual para estar más cerca del ETERNO.
En el artículo anterior vimos que el hombre está formado por cuerpo, alma y espíritu. También vimos que el alma está formada por la mente, las emociones y la voluntad. Ahora hablaremos del Espíritu y sus componentes: la conciencia, la intuición y la comunión con Dios. En este estudio veremos a detalle solamente la conciencia, y dejaremos los otros dos componentes para nuestro siguiente estudio.
Sabemos según las Escrituras, que estamos compuestos por cuerpo, alma y espíritu. El cuerpo es fácil identificarlo, pero puede resultar más difícil diferenciar al alma del espíritu. En este estudio veremos la tremenda importancia que tiene para los creyentes, el que nos quede muy clara esta diferencia, porque el no saberlo, tiene serias repercusiones en nuestro crecimiento espiritual y nuestro caminar con el SEÑOR. Confiamos que la información que le presentaremos aquí, le será de gran utilidad para dejar de ser un cristiano carnal y convertirse en un creyente espiritual.
Luego el Señor Dios formó al hombre del polvo de la tierra. Sopló aliento de vida en la nariz del hombre, y el hombre se convirtió en un ser viviente.
El proceso de la creación del hombre, la principal obra de Dios en la Tierra, está minuciosamente descrito aquí. Dios nos muestra de la manera más clara que el hombre es un ser compuesto, que tiene espíritu, alma, y cuerpo. El cuerpo de Adán fue formado por Dios del polvo de la tierra, luego le dio espíritu y alma. Esto marca una fuerte diferencia entre el cuerpo terrenal que es temporal; y el alma que nos da entendimiento destinada para la eternidad. Explicaremos a detalle cada uno de estos elementos en este estudio.
Entonces Dios dijo: «Hagamos a los seres humanos a nuestra imagen, para que sean como nosotros. Ellos reinarán sobre los peces del mar, las aves del cielo, los animales domésticos, todos los animales salvajes de la tierra y los animales pequeños que corren por el suelo». Así que Dios creó a los seres humanos a su propia imagen. A imagen de Dios los creó; hombre y mujer los creó.
La creación del hombre es la parte más importante de la obra del sexto día. Después de haber preparado una morada acorde para el hombre, y equipado con todo lo necesario para su comodidad, Dios ahora procede a crear a la raza humana.