En el artículo anterior vimos cómo interactúan el cuerpo, el alma y el espíritu del hombre natural. Ahora hablaremos de esta misma interacción en el segundo grupo de personas mencionado por Pablo en 1 Corintios 2:14-3:4: los cristianos carnales. Un cristiano carnal es aquel quien ha nacido de nuevo del Espíritu Santo, tiene la vida de Dios, y su espíritu ha sido vivificado. Sin embargo, este cristiano, en su ignorancia y rebeldía, aún continúa dejándose llevar por las pasiones de su cuerpo y de su alma que lo conducen de regreso al pecado.
Tabla de Contenidos del Artículo
En lugar de vencer a su carne, y huir del pecado y de la tentación, sigue siendo derrotado por la carne, la cual todavía lo controla. Esta forma de vida que no ha sido completamente regenerada, es hostil hacia Dios y lo separa de Él (Romanos 8:9).
Los Cristianos Carnales
Al segundo grupo de personas, Pablo los llama “creyentes carnales”, son los “hombres naturales” que ya dejaron de ser incrédulos y pusieron su fe en Cristo. Sin embargo, se encuentran en una etapa de transición intermedia entre ser personas del mundo y llegar a ser creyentes vueltos a nacer espirituales. Debido a este proceso de santificación, el pastor Watchman Nee, en su libro El Hombre Espiritual, subdivide a estos cristianos carnales en 2 subgrupos: El primero: Los que todavía, en su ignorancia, se enfocan en satisfacer los deseos del cuerpo, y los llama “cristianos de la carne”; y el segundo, los que se enfocan en satisfacer los deseos de su alma, a quienes llama “cristianos del alma”.
En este artículo hablaremos del primer grupo, los “cristianos de la carne”, y en el siguiente estudio, con el favor de Dios, veremos al segundo grupo. Estos 2 tipos de cristianos carnales todavía no alcanzan a entender que es a través de satisfacer los deseos del Espíritu, como llegan a ser cristianos espirituales. Solo así, su fe se manifiesta de acuerdo al orden establecido por Dios desde la Creación: El espíritu debe controlar las actividades del alma, para que el cuerpo lleve a cabo sus funciones y todo esté equilibrado.
“Entre ellos vivíamos también todos nosotros en otro tiempo, andando en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos; y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás”. — Efesios 2:3 (RVR-1995)
Las Repercusiones del Jardín del Edén
Cuando una persona pone su fe en Jesucristo, hace lo opuesto que hizo Adán, al decidirse por comer del fruto del “Árbol de la Vida”, esto revierte el pecado original. El fruto de este Árbol produce el milagro de la regeneración de su espíritu y de su corazón (Ezequiel 36:26-27), y se dice que la persona ha vuelto a nacer (Juan 3:3). Recibe a Jesucristo, quien es el “Árbol de la Vida”, como lo vimos en nuestro estudio Descifrando Palabras Clave: El Árbol de la Vida.
Por eso Jesucristo nos enseña que, para alcanzar la salvación, tenemos que comer Su carne y beber Su sangre (Juan 6:53), porque Él estaba haciendo referencia a comer el fruto del “Árbol de la Vida”. También, Él es el “Pan de la Vida” (Juan 6:48) y la “Fuente de las Aguas de la Vida” (Juan 7:37, 4:10; Jeremías 2:13; Apocalipsis 22:17, 21:6). Todo el que come y bebe de Él tiene vida eterna.
[Jesús dice] “YO SOY el pan que vive, El que descendió del cielo; si alguien come de este pan, vivirá para siempre; e incluso el pan, el cual Yo daré, es Mi carne, la cual Yo daré por la vida del mundo”. — Juan 6:51 (LSP)
“Y Jesús les dijo: “YO SOY el pan de la vida; el que viene a Mí, de ninguna manera tendrá hambre, y el que cree en Mí, de ninguna manera tendrá sed jamás”. — Juan 6:35 (LSP)
“Porque dos males ha hecho Mi pueblo: Me han abandonado a Mí, que soy fuente de aguas vivas, y han cavado para sí cisternas, cisternas rotas que no retienen el agua”. — Jeremías 2:13 (RVA 2015)
Cuando un creyente vuelto a nacer se nutre del árbol correcto, Dios comienza trabajando en el hombre interior, en el nuevo espíritu del hombre, y continúa iluminando su mente, agitando su emoción y haciendo que la voluntad del nuevo corazón (ahora de carne, ya no de piedra) haga que el cuerpo lleve a cabo la voluntad de Dios.
Toda la regeneración divina, se realiza de adentro hacia afuera. Es una obra que realiza el SEÑOR, no los esfuerzos humanos. A diferencia de los caminos satánicos de las religiones y filosofías del mundo, en donde a través de rituales, buscan “purificar” a la persona de afuera hacia adentro. De esta manera podemos distinguir lo que proviene de Dios, y lo que es un engaño de Satanás.
“Porque por gracia ustedes han sido salvados por medio de la fe, y esto no procede de ustedes, sino que es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe”. — Efesios 2:8-9 (NBLA)
“¡Oh gálatas insensatos! ¿Quién os hechizó, para no obedecer a la Verdad, ante cuyos ojos Jesús, el Cristo fue ya descrito como colgado en el madero entre vosotros? Esto solo quiero saber de vosotros: ¿Recibisteis el Espíritu por las obras de la ley, o por el oído obediente de la fe? ¿Tan locos sois? ¿Habiendo comenzado por el Espíritu, ahora os perfeccionáis por la carne?”. — Gálatas 3:1-3 (JBS)
Cristianos Carnales: Dominados por la Carne
Cuando un “hombre natural” vuelve a nacer, se convierte en un cristiano carnal. En un principio, el cuerpo y alma (la carne) del creyente no sufren cambios y permanecen tan corruptos como cuando era un pecador. Espiritualmente, son unos bebés que necesitan leche espiritual (1 Corintios 3:1-2), esto es, necesitan las enseñanzas básicas de la Palabra de Dios, como lo vimos en nuestro artículo Descifrando Palabras Clave: Leche y Miel en la sección ¿Qué significa la leche en la Biblia?
“Y yo, hermanos, no pude hablarles como a espirituales, sino como a carnales, como a niñitos en Cristo. Les di a beber leche y no alimento sólido, porque todavía no podían recibirlo, y ni aún ahora pueden”. — 1 Corintios 3:1 (RVA 2015)
“Deseen como niños recién nacidos, la leche pura de la palabra, para que por ella crezcan para salvación”. — 1 Pedro 2:2 (NBLA)
En la regeneración, Dios nos da un nuevo espíritu y nos envía al Espíritu Santo para que inicie nuestra transformación como Hijos de Dios. Sin embargo, no se debe confundir este regalo del SEÑOR y buscar una manifestación física como prueba de haber recibido al Espíritu Santo, como lo hacen ciertos grupos cristianos. El SEÑOR no va a causar que nuestro cuerpo sienta una energía que entra, ni que caigamos inconscientes al suelo. Tampoco va a ocasionar que nuestra alma tenga visiones especiales ni que empiece a hablar en lenguas que nadie puede interpretar, como lo vimos en nuestra serie de artículos ¿Qué es el Don de Hablar en Lenguas?
El cambio inicia a nivel espíritu, es espiritual, no físico. Recuerde que la Palabra de Dios que es tan filosa, como una espada de dos filos, que corta entre el alma y el espíritu. Por lo que, la forma en la que podemos reconocer la condición espiritual del creyente, es por sus frutos, esto es, por su cambio de comportamiento para obedecer al Espíritu Santo y Su palabra, adorar, y estar en comunión con el SEÑOR. Al ser guiado por su espíritu, y no por su alma o cuerpo, el creyente se va a empezar a separar de las cosas del mundo, y poco a poco se irá santificando para el ETERNO.
“Porque sabemos que la ley es espiritual; pero yo soy carnal, vendido a la sujeción del pecado”. — Romanos 7:14 (RVA-2015)
“Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón”. — Hebreos 4:12 (RVR-1960)
La Necesidad del Crecimiento Espiritual
Todos comenzamos como cristianos carnales. Pero, es la responsabilidad del creyente no permanecer como un bebé espiritual para siempre, necesita dejar de ser una persona del mundo, y esforzarse por crecer espiritualmente. Con la ayuda de Dios y con la guía del Espíritu de Jesucristo, podrá caminar el resto de su vida obedeciendo la voluntad del SEÑOR, haciendo lo que es agradable ante Sus ojos, y conociéndolo mejor, como parte del proceso de santificación (Gálatas 5:16-17; Juan 1:12-13).
Considere que, como creyente, no solo fue salvado de sus pecados, sino que también recibió el poder para dejar de pecar. Por ejemplo, si antes una persona no podía por sí misma dejar una adicción, como al alcohol o a las drogas, en Cristo sí puede dejar eso, al punto de no apetecer en lo absoluto nada de eso.
“¡Todo lo puedo en Cristo que me fortalece!”. — Filipenses 4:13 (RVA 2015)
“Porque no nos ha dado Dios un espíritu de cobardía sino de poder, de amor y de dominio propio”. — 2 Timoteo 1:7 (RVA 2015)
Para poder madurar espiritualmente, necesita negarse a sí mismo (Lucas 9:23) y crucificar su carne con sus pasiones y deseos (Gálatas 5:24; 2:20). Eso es tomar su cruz diariamente.
“Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos”. — Gálatas 5:24 (RVR-1960)
“Digo, pues: Anden en el Espíritu, y así jamás satisfarán los malos deseos de la carne. Porque la carne desea lo que es contrario al Espíritu, y el Espíritu lo que es contrario a la carne. Ambos se oponen mutuamente para que no hagan lo que quisieran”. — Gálatas 5:16-17 (RVA-2015)
Existe una enseñanza popular y maligna, que insinúa que, como cristianos, “no podemos cumplir con toda la ley”, con la Torá del SEÑOR. Pero se olvidan que, los creyentes vueltos a nacer, no estamos solos, sino que tenemos al Espíritu Santo, quien nos ayuda para vivir como Jesucristo lo hizo. Las Escrituras nos dicen que, vivir cumpliendo con toda la ley sí es posible, y nos dan el ejemplo de Zacarías y Elisabet, los padres de Juan el Bautista, quienes cumplían con todos los mandamientos y ordenanzas del SEÑOR.
“En los días de Herodes, rey de Judea, había un sacerdote llamado Zacarías, de la clase de Abías. Su esposa era de las hijas de Aarón, y se llamaba Elisabet. Ambos eran justos delante de Dios, y vivían irreprensiblemente en todos los mandamientos y las ordenanzas del Señor”. — Lucas 1:5-6 (RVA-2015)
La Carne o el Espíritu
El propósito de Dios nunca es reformar, reparar, regular o reeducar a la carne, sino destruirla. La carne tiene que morir junto con nuestros pecados. Por eso, Jesús, semejante a la carne, murió en la cruz (Gálatas 2:20; Romanos 6:6-7). Ahora, el creyente tiene que crucificar a su carne cada día y cargar con la cruz del SEÑOR (Lucas 9:23; Gálatas 5:24), hasta el día de la Resurrección de los Muertos, cuando su cuerpo será glorificado (1 Corintios 15:51-53, 42-44, 51-56; Filipenses 3:20-21).
“Sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado, porque, el que ha muerto ha sido justificado del pecado”. — Romanos 6:6-7 (RVR-1995)
Cuando un cristiano está empezando en la fe, es un cristiano carnal, y por tanto, necesita luchar contra sus 3 principales enemigos: la carne, el mundo y Satanás. Esto lo explicamos a detalle en nuestro libro Las 7 Armas Espirituales, y las estrategias para permanecer vencedores hasta el final.
Cuando el cristiano carnal entiende el poder que el SEÑOR le otorga, cuando decide por fe tomar su cruz y seguirlo, verá que: la sangre de Cristo limpia sus pecados (1 Juan 1:7; Efesios 1:7; Apocalipsis 1:5), y la muerte en la cruz lo libera del poder de la carne, ya que, se unirá con el Señor Jesucristo en la vida de resurrección. Solo así, podrá caminar en el Espíritu y no en la carne (Romanos 8:4; 2 Corintios 10:3).
“Y a todos les decía: «Si alguien quiere seguirme, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día y sígame. Porque el que quiera salvar su vida, la perderá, pero el que pierda su vida por causa de Mí, ese la salvará”. — Lucas 9:23-24 (NBLA)
Además, el poder del Espíritu Santo traerá a la luz el pecado y la maldad de su propio “Yo” que están en la carne de cada persona (Romanos 7:15-23). El apóstol Pablo nos dice que, la única forma de evitar ser controlados por la carne, es que dejemos morir a nuestro “Yo”, eliminando nuestro egoísmo, para poder vivir para el SEÑOR (1 Corintios 3:1-3). Tenemos que estar muy atentos porque en el primer instante en el que dejemos de caminar en el Espíritu, comenzamos a vivir en la carne (Gálatas 5:16; Romanos 7:5-6).
“¡Miserable hombre de mí! ¿Quién me librará del cuerpo de esta muerte? La gracia de Dios, por Jesús, el Cristo, Señor nuestro. Así que, yo mismo con la mente sirvo a la ley de Dios, pero con la carne a la ley del pecado”. — Romanos 7:24-25 (JBS)
Inmadurez Espiritual
Todo creyente vuelto a nacer debe aspirar a tener un crecimiento espiritual hasta llegar a ser un “cristiano espiritual”, quien es aquel cuya alma y cuerpo son controlados por su espíritu, es decir, el “nuevo hombre interior” (Colosenses 3:9-10; Efesios 3:16).
“Con respecto a su antigua manera de vivir, despójense del viejo hombre que está viciado por los deseos engañosos; pero renuévense en el espíritu de su mente y vístanse del nuevo hombre que ha sido creado a semejanza de Dios en justicia y santidad de verdad”. — Efesios 4:22-24 (RVA 2015)
Pero si continúa siendo un cristiano carnal, después de años de haber experimentado su nuevo nacimiento o conversión, está impidiendo que la salvación de Dios alcance su pleno potencial y manifestación. Esto es algo tan anormal, como si un bebé no creciera físicamente. Jesucristo dio Su vida para la salvación total en el Calvario, para la regeneración de los pecadores que crean en Él, y para la victoria completa sobre el “viejo hombre”, esto es, la antigua manera de vivir del creyente (Efesios 4:22-32).
“Por lo tanto, habiendo dejado la mentira, hablen la verdad cada uno con su prójimo, porque somos miembros los unos de los otros. Enójense, pero no pequen; no se ponga el sol sobre su enojo ni den lugar al diablo. El que robaba no robe más sino que trabaje esforzadamente, haciendo con sus propias manos lo que es bueno para tener qué compartir con el que tenga necesidad. Ninguna palabra obscena salga de su boca sino la que sea buena para edificación, según sea necesaria, para que imparta gracia a los que oyen”. — Efesios 4:25-29 (RVA 2015)
Solo cuando un creyente crece en la gracia, al ser constantemente gobernado por su espíritu, es cuando podemos decir que la salvación en él se puede realizar plenamente. Lamentablemente, si un cristiano carnal no muestra un deseo por madurar espiritualmente, sigue buscando las cosas del mundo, no le interesa desarrollar sus dones espirituales, y tampoco se preocupan por dar frutos para el SEÑOR (Hebreos 5:11-14; 1 Pedro 2:2), podemos concluir que ignora a su hombre interior y sigue obedeciendo a la ley del pecado que lleva a la muerte.
“Y no entristezcan al Espíritu Santo de Dios en quien fueron sellados para el día de la redención. Quítense de ustedes toda amargura, enojo, ira, gritos y calumnia, junto con toda maldad. Más bien, sean bondadosos y misericordiosos los unos con los otros, perdonándose unos a otros como Dios también los perdonó a ustedes en Cristo”. — Efesios 4:30-32 (RVA 2015)
Esta situación se puede deber a la negligencia de sus pastores, quienes no los motivan a ser gobernados en todo aspecto por el Espíritu Santo para que lleven a cabo su objetivo en esta vida. Por otro lado, puede ser que los mismos cristianos carnales no estén interesados en los asuntos espirituales, y para ellos, es suficiente haber sido salvados.
Hay cristianos carnales que no están dispuestos a pagar el precio de su progreso espiritual; no están interesados en producir frutos, sino en pasarla bien (Lucas 12:19-20). No buscan cumplir con la voluntad de Dios. Después de todo, en su ignorancia creen que “no son tan malos”. Sin embargo, si estos cristianos carnales oraran sinceramente para que el Espíritu Santo les revele la santidad del ETERNO, esto les permitiría, bajo Su luz, el conocer la maldad de su carne, y les evitaría muchos sufrimientos (2 Pedro 2:10-22). Ya que cada rechazo, provoca dureza de corazón, la cual hace que no entiendan las cosas espirituales y los priva de las bendiciones del SEÑOR.
“Esto digo e insisto en el Señor: que no se conduzcan más como se conducen los gentiles, en la vanidad de sus mentes, teniendo el entendimiento entenebrecido, alejados de la vida de Dios por la ignorancia que hay en ellos, debido a la dureza de su corazón. Una vez perdida toda sensibilidad, se entregaron a la sensualidad para cometer ávidamente toda clase de impurezas”. — Efesios 4:17-19 (RVA-2015)
“Así que, hermanos, somos deudores, pero no a la carne para que vivamos conforme a la carne. Porque si viven conforme a la carne, han de morir; pero si por el Espíritu hacen morir las prácticas de la carne, vivirán”. — Romanos 8:12-13 (RVA-2015)
Síntomas de Carnalidad
¿Cómo puedo saber si sigo siendo un cristiano carnal? Pablo nos da una lista de pecados que demuestran que un cristiano puede seguir viviendo en la carne con que solo cometa uno de ellos. Básicamente, es un cristiano solo de nombre, quien sigue viviendo como el hombre natural. Pablo les advierte a estos cristianos carnales que pueden perder su entrada al reino de Dios.
“Manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lujuria, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, divisiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a éstas. En cuanto a esto, os advierto, como ya os he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios”. — Gálatas 5:19-21 (RVR-1995)
El apóstol Pablo nos explica que, otra evidencia de los cristianos carnales son los celos, las contiendas, los enojos, y las divisiones. Como resultado el cuerpo de Cristo que debería ser uno, se ha dividido en miles de denominaciones (más de 42,000). Esto ha debilitado muchísimo a la iglesia actual, la cual, ha permitido que se infiltren y la ataquen los zorros y los lobos que engañan y se aprovechan de los cristianos carnales.
“Porque todavía sois carnales, pues habiendo entre vosotros celos, y contiendas, y divisiones, ¿no sois carnales, y andáis como hombres? Porque diciendo el uno: Yo cierto soy de Pablo; y el otro: Yo de Apolos; ¿no sois carnales?”. — 1 Corintios 3:3-4 (JBS)
Su situación empeora, si todavía viven de forma orgullosa y egoísta, en desobediencia a Su Palabra, no permanecen en Cristo y resisten al Espíritu Santo (Romanos 6:19, 8:5-6). Su falta de rectitud, puede generar una fortaleza espiritual, una prisión desde donde los demonios pueden atrincherarse y atacar continuamente a un creyente carnal y así mantenerlo atrapado en malos comportamientos, alejándolo cada vez más de la voluntad de Dios (2 Corintios 10:3-4). Además, si no se aferran a Cristo y cambian su actitud, corren el riesgo de no mantenerse victoriosos hasta el final (Apocalipsis 2:10; Juan 15:8-17).
“Porque sabemos que la ley es espiritual; más yo soy carnal, vendido al pecado”. — Romanos 7:14 (RVR-1960)
“Porque la intención de la carne es muerte, pero la intención del Espíritu es vida y paz. Pues la intención de la carne es enemistad contra Dios; porque no se sujeta a la ley de Dios ni tampoco puede”. — Romanos 8:6-7 (RVA-2015)
Castigos por la Carnalidad
Algo que debería poner a temblar a los cristianos carnales, es que, todos los creyentes vamos a comparecer ante el Tribunal de Cristo (2 Corintios 5:10; 1 Corintios 3:12-15), nuestras obras para el reino de Dios serán evaluadas, se mostrarán los buenos y los malos frutos que produjimos en esta vida, y recibiremos recompensas por nuestros esfuerzos, o castigos y vergüenzas por todas las oportunidades que dejamos pasar como creyentes.
Y lo más aterrador que menciona nuestro Señor Jesucristo en la Parábola de los Talentos, es que el creyente malo y perezoso será echado de la presencia de Jesucristo hacia lo que se llama: “la oscuridad de afuera” (Mateo 25:29-30). Esta misma advertencia ocurre en Mateo 8:12 y en la Parábola del Banquete de Bodas en Mateo 22:13, en donde el rey ordena que uno de los invitados al banquete de bodas sea echado fuera de su presencia. Puede ver más detalle en nuestro estudio Los 7 Espíritus del SEÑOR: Temor del SEÑOR (Parte 3).
“Porque si viven conforme a la carne, han de morir; pero si por el Espíritu hacen morir las prácticas de la carne, vivirán”. — Romanos 8:13 (RVA-2015)
Lamentablemente, muchos cristianos carnales en la actualidad, tienden a ignorar la ley de Dios, especialmente las leyes del Antiguo Testamento, para su detrimento, porque el cumplirlas es para su protección y beneficio al recibir las bendiciones por obediencia. Un cristiano no obedece las leyes para alcanzar su “salvación” (Efesios 2:8-9), pero los cristianos carnales en su ignorancia se excusan para no apegarse a las leyes, instrucción y rectitud del SEÑOR, al seguir falsas doctrinas que se amoldan a su vida carnal.
Además, acusan a quienes obedecen las leyes de Dios descritas en la Biblia de ser legalistas o hasta fariseos, para justificar su estilo de vida que no es agradable ante los ojos del ETERNO. Con ello, demuestran que no tienen una relación de autoridad y sumisión con el Todopoderoso, y se han olvidado de temer al SEÑOR. Con sus bocas pueden decir que creen en Dios, pero con su comportamiento lo niegan, tienen un falso temor del SEÑOR (Isaías 29:13; 2 Corintios 7:1).
[Jesús dice] “¿Por qué ustedes me llaman: “Señor, Señor”, y no hacen lo que Yo digo?”. — Lucas 6:46 (NBLA)
“Porque lo que era imposible para la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del pecado, condenó al pecado en la carne; para que la justicia de la ley se cumpliese en nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu”. — Romanos 8:3-4 (RVR-1960)
En nuestro siguiente estudio, veremos el comportamiento de los cristianos carnales dominados por su alma. Veremos ejemplos en la Biblia de las terribles consecuencias de sus acciones que les parecieron buenas ante sus propios ojos, pero que no estaban guiadas por su espíritu. Las hicieron sin consultar al SEÑOR, y lamentablemente actuaron en desobediencia al SEÑOR.
¡Que Dios los bendiga!