En el artículo anterior vimos las funciones de nuestro espíritu. Ahora hablaremos de cómo interactúan el cuerpo, el alma y el espíritu dentro de los 3 diferentes grupos de personas clasificados por Pablo en 1 Corintios 2:14-3:4: el hombre natural, el cristiano carnal y el cristiano espiritual. En este estudio, primero nos enfocaremos en la interacción de cuerpo, alma y espíritu del hombre natural. Veremos cómo un balance incorrecto entre estas partes de nuestro ser, afecta el caminar de las personas en su crecimiento espiritual. En artículos posteriores, con el favor de Dios, hablaremos de estas interacciones en cristianos carnales y en cristianos espirituales.
“Y no adopten las costumbres de este mundo, sino transfórmense por medio de la renovación de su mente, para que comprueben cuál es la voluntad de Dios, lo que es bueno, agradable y perfecto”. — Romanos 12:2 (RVC)
Tabla de Contenidos del Artículo
Los 3 Grupos de Personas
En 1 Corintios 2:14-3:4, el apóstol Pablo identifica a 3 grupos de personas: los “hombres naturales”, los “creyentes espirituales”, y los “cristianos carnales”. Ya hablamos de estas divisiones en nuestro estudio Los 7 Espíritus del SEÑOR: Los Dones del Espíritu del SEÑOR (Parte 8), donde puede ver a más detalle cómo identificarlos. Ahora analizaremos más a profundidad la interacción del cuerpo, el alma y el espíritu en las personas de cada uno de estos grupos. Esto les ayudará a los creyentes para identificar sus propias fallas y así enmendarlas, para poder crecer espiritualmente.
“Porque la intención de la carne es muerte, pero la intención del Espíritu es vida y paz. Pues la intención de la carne es enemistad contra Dios; porque no se sujeta a la ley de Dios ni tampoco puede. Así que los que viven según la carne no pueden agradar a Dios”. — Romanos 8:6-8 (RVA-2015)
“Y si el impío se aparta de la maldad que hizo, y practica el derecho y la justicia, hará vivir su alma. Por cuanto mira y se aparta de todas las transgresiones que cometió, ciertamente vivirá; no morirá”. — Ezequiel 18:27-28 (RVA-2015)
La Desobediencia Suprime al Espíritu
Dios le otorgó al hombre un poder soberano desde la Creación (Génesis 1:28). Su alma estaba dotada con pensamiento, voluntad y emociones, con ello, podía asimilar la verdad de la vida espiritual del ETERNO.
“Dios los bendijo y les dijo: «Sean fecundos y multiplíquense. Llenen la tierra y sométanla. Ejerzan dominio sobre los peces del mar, sobre las aves del cielo y sobre todo ser viviente que se mueve sobre la tierra»”. — Génesis 1:28 (NBLA)
Si el espíritu y el alma del hombre hubieran mantenido su perfección, salud y vitalidad con las que fueron creadas, su cuerpo podría haber continuado viviendo para siempre y sin cambio. Si Adán hubiera decidido comer del fruto del “árbol de la vida”, la vida de Dios hubiera entrado en su espíritu, nutrido a su alma, transformado su hombre interior, y su cuerpo no se hubiera corrompido. El cumplir con la voluntad de Dios le hubiera permitido gozar de vida eterna, y mantener una vida completamente espiritual.
[Jesús dice] “Dios es espíritu; y es necesario que los que le adoran, lo adoren en espíritu y en verdad”. — Juan 4:24 (RVA 2015)
[Jesús dice] “El Espíritu es el que da vida; la carne no aprovecha para nada. Las palabras que Yo les he hablado son espíritu y son vida”. — Juan 6:63 (RVA 2015)
Sin embargo, la Biblia nos revela que Adán decidió desobedecer al SEÑOR y comer del fruto del “árbol del conocimiento del bien y del mal”. Como resultado de su pecado, el alma del hombre se estimuló tanto que suprimió al espíritu, y la conexión espiritual del hombre con Dios murió. El orden original espíritu-alma-cuerpo se invirtió, porque el hombre ya no era guiado por su espíritu, el cual estaba en comunión con Dios, sino por su cuerpo (Génesis 3:6). El hombre pasó de depender de Dios para su toma de decisiones a depender de sí mismo y de su propio entendimiento (Proverbios 3:5; Isaías 55:8-9; Jeremías 17:5).
“No obstante, es el espíritu en el hombre, el soplo del Todopoderoso, que le hace entender”. — Job 32:8 (RVA 2015)
“Que nadie se engañe. Si alguno de ustedes se cree sabio según la sabiduría de este mundo, hágase ignorante, para que llegue a ser sabio. Porque para Dios la sabiduría de este mundo es insensatez; pues escrito está: «Él atrapa a los sabios en sus propias trampas». Y en otra parte dice: «El SEÑOR conoce los pensamientos de los sabios, y éstos son inútiles»”. — 1 Corintios 3:18-20 (RVC)
Esto causó que el alma del hombre se hundiera en la oscuridad, y que la corrupción de su cuerpo diera inicio al proceso que lo consumió hasta su muerte física (Romanos 5:12). Dios no le prohibió al hombre comer de este fruto solo porque lo quisiera poner a prueba, sino que el Todopoderoso, en Su gran amor, lo estaba protegiendo al advertirle de las consecuencias por la desobediencia. Al día de hoy, el SEÑOR nos sigue advirtiendo de las consecuencias del pecado para protegernos, y nos exhorta a que regresemos a Él.
“Yo, el SEÑOR, escudriño el corazón, pruebo los pensamientos, para dar a cada uno según sus caminos, según el fruto de sus obras”. — Jeremías 17:10 (NBLA)
“Desde los días de sus padres se han apartado de Mis leyes y no las han guardado. ¡Vuélvanse a Mí y Yo me volveré a ustedes!, ha dicho el SEÑOR de los Ejércitos”. — Malaquías 3:7a (RVA 2015)
Si observa, la desobediencia es causada por la incredulidad. Porque la fe requiere obediencia a la autoridad del SEÑOR. El hombre natural se enfoca en las cosas terrenales y su objetivo es satisfacer sus necesidades físicas, lamentablemente por su falta de fe, no teme al SEÑOR, quien ya le advirtió que la consecuencia del pecado es la muerte. Adán y Eva no tenían idea de las catastróficas consecuencias de su terrible decisión cuando desobedecieron a Dios. Esto no solo los afectó a ellos, sino a toda su descendencia.
El Hombre Natural
Cuando estaba en el Jardín del Edén, el espíritu de Adán percibía a Dios, conocía Su voz (Génesis 3:10) y se comunicaba con Él. Pero después de “La Caída”, el pecado impidió que su espíritu se siguiera comunicando con el ETERNO. Este problema se extendió a toda la humanidad, ya que la descendencia de Adán fue hecha a su imagen y semejanza, no a la de Dios (Génesis 5:3). Por eso, la Biblia nos dice que el hombre es carne (Salmos 78:39); y todo lo que el hombre hereda naturalmente de sus padres pertenece a la carne (Juan 3:6).
Por eso, desde que nacemos, heredamos la naturaleza pecaminosa de Adán (Romanos 5:12) y por consiguiente, todos comenzamos formando parte del primer grupo, el del “hombre natural” (1 Corintios 2:14), quien nace espiritualmente separado de Dios, muerto espiritualmente, y quien, entre otras cosas, no busca a Dios, tampoco le nace de manera natural pensar en los demás, en amar y ayudar a su prójimo (Marcos 12:31). Tan solo observe el comportamiento de los niños pequeños, quienes por naturaleza son egoístas, no quieren compartir nada, ni sus juguetes ni sus alimentos con sus hermanitos. Solo piensan en complacerse a sí mismos y lloran y hacen berrinches para conseguir a toda costa sus deseos (Salmos 58:3).
“Las iniquidades de ustedes son las que hacen separación entre ustedes y su Dios. Sus pecados han hecho que Su rostro se oculte de ustedes para no escuchar”. — Isaías 59:2 (RVA-2015)
“Para el director del coro. Salmo de David. El necio ha dicho en su corazón: «No hay Dios». Todos se han corrompido, han cometido hechos abominables; no hay quien haga el bien. El SEÑOR ha mirado desde los cielos sobre los hijos de los hombres para ver si hay alguien que entienda, alguien que busque a Dios.” — Salmo 14:1-2 (NBLA)
La Elección del Hombre Natural
Así como Adán tuvo el poder de decidir sobre el fruto del árbol que comería. Del mismo modo, el SEÑOR le ha dado a elegir a cada persona, a lo largo de toda la historia de la humanidad: ¿De cual árbol va a comer? ¿Del “Árbol del Conocimiento del Bien y el Mal” y ciertamente morirá? O, ¿del “Árbol de la Vida” y tendrá vida eterna?
[El SEÑOR dice] “Mira, Yo he puesto hoy delante de ti la vida y el bien, la muerte y el mal… Al cielo y a la tierra pongo hoy como testigos contra ustedes de que he puesto ante ti la vida y la muerte, la bendición y la maldición. Escoge, pues, la vida para que vivas, tú y tu descendencia”. — Deuteronomio 30:15, 19
La decisión parecería obvia y sencilla de tomar, pero lamentablemente, la mayoría decide hacer lo mismo que Adán y escoge pecar, desobedecer a Dios y alejarse de Él, prefieren continuar por el camino ancho que lleva a la perdición (Mateo 7:13-14). No buscan cumplir con la voluntad de Dios, sino más bien dependen de su propio entendimiento para su toma de decisiones, sin consultar a Dios, para su propio detrimento.
El pecado impide que las personas puedan comer del fruto del Árbol de la Vida. Por ello, necesitamos que Cristo nos salve de nuestros pecados. Para mayor información acerca del Árbol de la Vida, el cual está en el Paraíso de Dios (Apocalipsis 2:7), puede leer nuestro artículo Descifrando Palabras Clave: El Árbol De La Vida.
[Jesús dice] “YO SOY el pan que vive, El que descendió del cielo; si alguien come de este pan, vivirá para siempre; e incluso el pan, el cual Yo daré, es Mi carne, la cual Yo daré por la vida del mundo”.” — Juan 6:51 (LSP)
“La sabiduría es un árbol de vida para los que echan mano de ella; ¡dichosos los que no la sueltan!” — Proverbios 3:18 (RVC)
Las Vulnerabilidades del Hombre Natural
Las tentaciones de la carne, del mundo y de Satanás buscan convencer a todas las personas para que elijan comer del fruto prohibido. Tal vez alguna vez haya escuchado el dicho: ¡La información es poder! Sin embargo, el conocimiento adquirido por medio del fruto prohibido es malo, se trata de mera sabiduría humana, porque no proviene de Dios, de Su Espíritu de Conocimiento.
“No seas sabio a tus propios ojos; Teme al SEÑOR y apártate del mal.” — Proverbios 3:7 (NBLA)
Los Valores del Mundo
Con este conocimiento secular, el hombre del mundo puede ser religioso, moral, hábil, educado, inteligente y sabio según la sabiduría terrenal. Puede hablar y predicar sobre Dios, e incluso puede decir que expulsa demonios en Su Nombre (Mateo 7:21-23). Sin embargo, las Escrituras se refieren a estos hombres, quienes aún viven en la carne, como muertos para el SEÑOR. No hay poder humano que les permita dejar de ser carne. Su espíritu no ha sido regenerado, por lo que no pueden escuchar la voz del Espíritu de Dios.
“Pero si ustedes abrigan en su corazón amargura, envidia y rivalidad, no tienen de qué presumir y están falseando la verdad. Esta clase de sabiduría no es la que desciende de lo alto, sino que es terrenal, estrictamente humana, y diabólica. Pues donde hay envidias y rivalidades, allí hay confusión y toda clase de mal. Pero la sabiduría que viene de lo alto es, ante todo, pura, y además pacífica, amable, benigna, llena de compasión y de buenos frutos, ecuánime y genuina”. — Santiago 3:14-17 (RVC)
[Jesús dice] “Los expulsarán de las sinagogas; pero viene la hora cuando cualquiera que los mate pensará que así rinde un servicio a Dios”. — Juan 16:2 (NBLA)
Las Tentaciones de Satanás
La tentación de Satanás se enfoca inicialmente en el cuerpo, luego en el alma y, por último, en su espíritu. Sabe que, para las personas lo más importante es satisfacer todas sus necesidades físicas, materiales, que buscan exaltarse, desarrollarse, autorrealizarse y ser felices. El diablo va a usar alguna necesidad física como el primer punto de partida en sus ataques, porque el alma del hombre natural se encuentra controlada en su totalidad por los deseos del cuerpo.
Con Eva, la incitó a que comiera del fruto prohibido. Para ello, tentó al alma de Eva con una pregunta llena de mentiras, para confundir su mente y hacerla dudar (Génesis 3:1). Lamentablemente, su alma no se sometió al espíritu para que así rechazara las falsas insinuaciones de la serpiente, y para reprenderla. Por lo que, respondió basada en su propio entendimiento, con su limitada capacidad mental, y sin consultar a Dios. El no consultar al SEÑOR en oración para tomar decisiones, es uno de los mayores y más frecuentes errores tanto de las personas naturales como también de los cristianos.
“Así murió Saúl por la transgresión que cometió contra el SEÑOR por no haber guardado la palabra del SEÑOR, y también porque consultó y pidió consejo a una adivina, y no consultó al SEÑOR. Por tanto, Él le quitó la vida y transfirió el reino a David, hijo de Isaí”. — 1 Crónicas 10:13-14 (NBLA)
“Ay de los hijos que se apartan, dice Jehová, para tomar consejo, y no de Mí; para cobijarse con cubierta, y no de Mi Espíritu, añadiendo pecado a pecado!”. — Isaías 30:1 (RVA)
[Jesús dice] “Pidan, y se les dará. Busquen y hallarán. Llamen, y se les abrirá. Porque todo el que pide recibe, el que busca halla, y al que llama se le abrirá”. — Mateo 7:7-8 (RVA 2015)
El ataque de Satanás utilizó las cosas de la carne para seducir su alma (mente, emociones y voluntad) al insinuarle que “sus ojos se abrirían” al conocimiento del bien y del mal. Con esto, Eva bloqueó a su conciencia (que es parte de su espíritu), que le advertía que moriría si comía del fruto prohibido. Su alma fue envenenada al creer que la prohibición de Dios fue dada con una mala intención, para “limitarlos” del conocimiento para que no pudieran llegar a ser como Dios.
“No apaguen el Espíritu”. — 1 Tesalonicenses 5:19 (NBLA)
Por lo que la voluntad de Eva (que es parte de su alma) se rebeló, e hizo que cayera en pecado al llevar al cuerpo a comer del fruto prohibido. Porque luego de suprimir al espíritu, el alma peca, y el pecado causa separación de Dios. Solo el arrepentimiento del alma pecadora, a quien sinceramente busque el perdón de Dios, puede alcanzar la reconciliación con Él.
“Pero las iniquidades de ustedes han hecho separación entre ustedes y su Dios, y los pecados le han hecho esconder Su rostro para no escucharlos”. — Isaías 59:2 (NBLA)
De manera similar que Eva, el espíritu de Adán murió debido a su desobediencia a Dios. Aún tenía a su espíritu, pero éste estaba muerto para Dios (Efesios 2:1), porque había perdido a su guía, su instinto espiritual. Esto continúa siendo así: el pecado ha destruido el sutil conocimiento intuitivo que el espíritu recibe por parte de Dios, y ha dejado al hombre natural espiritualmente muerto, despojado de la sabiduría de Dios y dejado a merced de sus propias maquinaciones.
“En cuanto a ustedes, estaban muertos en sus delitos y pecados”. — Efesios 2:1 (RVA 2015)
Ejemplos de Hombres Naturales en las Escrituras
Todos los incrédulos, quienes están lejos de Dios y que se enfocan solo en las cosas terrenales pertenecen a este grupo. Las Escrituras nos presentan muchos ejemplos de gentiles (incrédulos), de personas que no formaban parte del pueblo de Israel, pero que fueron “injertados al olivo”.
Por ejemplo, el rey Nabucodonosor estaba en este grupo, pero luego de su conversión fue un cristiano espiritual. Dios lo llamó Su siervo (Jeremías 25:9, 27:6, 43:10). Otro ejemplo es Naamán, el capitán del ejército arameo (2 Reyes 5), quien era incrédulo, pero al ver el milagro de ser sanado de la lepra, creyó en el Dios de Israel. En Lucas 4:25-27, Cristo nos da dos ejemplos de gentiles que creyeron. Ellos pasaron de ser hombres naturales a creyentes espirituales.
[Jesús dice] “Pero en verdad les digo, que muchas viudas había en Israel en los días de Elías, cuando el cielo fue cerrado por tres años y seis meses y cuando hubo gran hambre sobre toda la tierra; sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una mujer viuda en Sarepta, en la tierra de Sidón. Muchos leprosos había en Israel en tiempos del profeta Eliseo, pero ninguno de ellos fue limpiado, sino Naamán el sirio»”. — Lucas 4:25-27 (NBLA)
También encontramos ejemplos de quienes nunca dejaron de ser hombres naturales, como Amán el agagueo, quien le hacía la vida difícil a Mardoqueo, en el libro de Ester. Amán cayó en su propia trampa y murió en sus pecados. Jezabel, la princesa sidonia y esposa del rey Acab, nunca dejó de ser una mujer natural, nunca se arrepintió. La lista de quienes nunca abandonaron el camino ancho que conduce a la perdición lamentablemente es muy larga.
La Espiritualidad del Hombre Natural
El gran problema del “hombre natural” es que, a pesar de que la comunicación de su espíritu con Dios está muerta, su espíritu aún puede estar muy activo, pero de una manera contraproducente y terrible. Existen personas “espirituales” que se han aliado con Satanás y con sus espíritus malignos buscando conocimientos sobrenaturales, poder, riqueza y fama.
“La bestia que vi era semejante a un leopardo; sus pies eran como de oso, y su boca como la boca de león. Y el dragón le dio su poder y su trono y grande autoridad”. — Apocalipsis 13:2 (RVA 2015)
“Pero los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo y en muchos deseos necios y dañosos que hunden a los hombres en la ruina y en la perdición. Porque la raíz de todos los males es el amor al dinero, por el cual, codiciándolo algunos, se extraviaron de la fe y se torturaron con muchos dolores”. — 1 Timoteo 6:9-10 (NBLA)
“Pero había un hombre llamado Simón, que antes ejercía la magia en aquella ciudad y que había engañado a la gente de Samaria haciéndose pasar por alguien importante. A éste oían atentamente todos, desde el más pequeño hasta el más grande, y decían: «Éste es el gran poder de Dios.» Estaban atentos a él, porque con sus artes mágicas los había engañado por mucho tiempo”. — Hechos 8:9-11 (RVR 1995)
Estos trabajadores de Satanás no solo son los brujos, magos, adivinos, médiums, y satanistas, sino también muchos famosos: artistas, actores, músicos, bailarines, escritores, deportistas, quienes practican diferentes formas de ocultismo, muchos de ellos han hecho pactos con el enemigo, y lo han confesado abiertamente, declarando que es gracias a que espíritus malignos toman el control de su cuerpo y mente, que ellos pueden llevar a cabo con éxito sus trabajos. Lo mismo ocurre con los políticos, criminales, empresarios billonarios y trágicamente, hasta algunos que dicen ser “pastores cristianos” que trabajan para el enemigo.
[Jesús dice] “El que no está conmigo, contra Mí está; y el que conmigo no recoge, desparrama”. — Mateo 12:30 (RVA 2015)
[Jesús dice] “Pues ¿qué provecho obtendrá un hombre si gana el mundo entero, pero pierde su alma? O ¿qué dará un hombre a cambio de su alma?”. — Mateo 16:26 (NBLA)
Cuando el “hombre natural” rechaza abiertamente la vida eterna que le ofrece el Evangelio de Jesucristo, está tomando la decisión de comer del “árbol del conocimiento del bien y del mal”, endurece su corazón, cauteriza su conciencia, y vive para satisfacer a la carne de su cuerpo y alma, en lugar de buscar hacer la voluntad de Dios. Por tanto, su nombre es borrado del Libro de la Vida y su terrible destino es permanecer alejado del ETERNO.
“Y el SEÑOR dijo a Moisés: «Al que haya pecado contra Mí, lo borraré de Mi libro.” — Éxodo 32:33 (NBLA)
“Pon maldad sobre su maldad, y no entren en Tu justicia. Sean borrados del libro de la vida, y no sean inscritos con los justos.” — Salmo 69:27-28 (RVR 1977)
En el siguiente artículo hablaremos sobre la interacción del cuerpo, alma y espíritu en los cristianos carnales, cómo identificarlos, y por qué es tan importante que un cristiano evite permanecer en la carnalidad de este grupo.
¡Que Dios los bendiga!