Hombre en prisión lejos de las bendiciones

Las Maldiciones Bíblicas: ¿Cómo Evitar caer bajo Maldición?


Normalmente los temas con connotación negativa, son evitados por la mayoría de los cristianos. En este estudio queremos mostrar que las maldiciones bíblicas, no se parecen a las maldiciones hechas por los hombres. A nadie le gustan las maldiciones, y por eso consideramos importante que usted sepa cómo identificarlas, que conozca los mecanismos que las activan, cómo funcionan, qué hacer para evitarlas, y cómo eliminarlas de su vida. Las maldiciones son el último recurso que utiliza el SEÑOR para llamar nuestra atención, para ayudarnos a corregir nuestro mal camino y regresar a Él. Esperamos que esta nueva serie de artículos lo ayude a vivir lleno de las bendiciones de YAHWEH y alejado de cualquier maldición.



¿Qué es una Maldición?

agresión a Cristiano

Una maldición, según el diccionario de la Real Academia Española es: “Pronunciar palabras que se dirigen contra alguien o contra algo, manifestando enojo y aversión hacia él o hacia ello, y muy particularmente con el deseo de que le venga algún mal o daño”. Normalmente esto involucra el uso de magia y hechizos para obtener la ayuda de los poderes de la oscuridad y persuadir a seres demoniacos para que cumplan con los deseos de quien desea ese mal sobre cierta persona.

El Poder de las Palabras

Uno debe ser muy cuidadoso con lo que dice, porque se le tendrá que rendir cuentas al SEÑOR incluso por las palabras inútiles o vanas que uno diga, sobre todo cuando se hace sin pensar, sin querer o en broma.

[Jesús dice] “Pero Yo les digo que en el día del juicio los hombres darán cuenta de toda palabra ociosa que hablen. Porque por tus palabras serás justificado y por tus palabras serás condenado”. — Mateo 12:36-37 (RVA-2015)

Aquí en México, se utiliza la expresión “decir maldiciones”, como un sinónimo de decir groserías o malas palabras. Sin embargo, un creyente no debe decir malas palabras ni mucho menos maldiciones (Mateo 5:22; Efesios 4:29; Colosenses 3:8). Santiago habla sobre domar la lengua y de tener cuidado con lo que se dice (Santiago 3:5-12), porque si se pronuncian maldiciones, uno se daña a sí mismo y el nombre del SEÑOR es deshonrado.

“Con ella [lengua] bendecimos al Dios y Padre y con ella maldecimos a los hombres, que están hechos a la semejanza de Dios. De una misma boca proceden bendición y maldición. Hermanos míos, esto no debe ser así”. — Santiago 3:9-10 (RVR-1995)

Jesús Sermón del monte

La Biblia enseña que nuestras palabras pueden traer bendiciones o maldiciones no solo a los demás, sino también a nosotros mismos. Por eso, nuestro Señor Jesucristo ordena a los creyentes: “Bendigan a los que los maldicen” (Lucas 6:27-28; Romanos 12:14).

“A ustedes, los que me escuchan, les digo: Amen a sus enemigos, hagan bien a quienes los odian, bendigan a quienes los maldicen, y oren por quienes los calumnian”. — Lucas 6:27-28 (RVC)

Con lo anterior podemos deducir, que se puede interactuar con nuestro prójimo en 3 niveles: (1) el nivel infernal, es cuando se devuelve mal por bien; (2) el nivel humano, es cuando se devuelve bien por bien y mal por mal; y por último, (3) el nivel santo o celestial, en el que se devuelve bien por mal. Este último nivel es en el que Yeshúa espera que se manejen todos los creyentes vueltos a nacer, amando, haciendo el bien y bendiciendo incluso a nuestros enemigos. Necesitamos la ayuda del Espíritu Santo, para mantenernos en un nivel superior, y para no reaccionar de acuerdo a la carne.

Laban y Jacob discuten

Un ejemplo de lo peligroso que son las palabras, lo encontramos en la historia de Jacob. Jacob no tenía idea de que su amada esposa Raquel había robado los ídolos de su padre, Labán (Génesis 31:19). Por eso, cuando Labán lo acusó de haberle robado sus ídolos, Jacob proclama una maldición: «Aquel en cuyo poder halles tus dioses, ¡que no viva!» (Génesis 31:32). Jacob nunca se imaginó que su maldición provocaría la muerte de Raquel, quien murió después de dar a luz a Benjamín, el último hijo de Jacob (Génesis 35:16-20). Las palabras son herramientas poderosas que pueden edificar o destruir. Los cristianos queremos avanzar el reino de Dios, no pronunciar maldiciones.

Aquel en cuyo poder halles tus dioses, ¡que no viva! Reconoce delante de nuestros hermanos lo que yo tenga tuyo, y llévatelo. Ciertamente Jacob no sabía que Raquel los había hurtado”. — Génesis 31:32 (RVR 1995)

Las Palabras de Espíritu y de Vida de Cristo

Espiritu Santo Mundo

Las Escrituras nos dicen que cuando Jesucristo habla, no solo lo hace con toda la sabiduría, sino que Sus palabras son espíritu y son vida (Juan 6:63). ¿Pero qué significa esto? Considere que, en la Creación, cuando Dios habló, fueron creados los cielos, la tierra y todo lo que hay en ellos. Si el SEÑOR le dice a alguien «Vive», entonces esa persona tiene vida, esto también aplica a naciones, como en Ezequiel 16:6. Las palabras de Dios dan vida, y también dan espíritu. A lo que me refiero es que, de esta forma nos envía espíritus que nos ayudan.

Por eso, cuando Él habla de forma imperativa, le está dando a quien lo escucha el espíritu que necesita para llevar a cabo la encomienda, y al mismo tiempo, lo hace para el bienestar particular de esa persona.

[Jesús dice] “El Espíritu es el que da vida; la carne no beneficia en nada. Las palabras que Yo les hablo son espíritu y son vida”. — Juan 6:63 (LSP)

Cuando Jesús dice «La paz esté con ustedes» (Juan 20:19), Él les está enviando a Su Espíritu de Paz a quienes lo están escuchando, para que esté con esas personas, y ese Espíritu del SEÑOR las tranquilice, les dé bienestar, se sientan completos y así puedan servir al SEÑOR. Por eso, les dice a Sus discípulos en Lucas 10:5, que cuando entren a una casa, lo que primero que digan sea «Paz a esta casa», o sea para que el Espíritu de Paz de YAHWEH permanezca en esa casa, con esa familia que ahí vive. También Cristo les da Su Espíritu de Alegría en Juan 15:11 a quienes lo escuchan.

“Y Él le dijo: «Hija, fuerte, tu fe te ha sanado; vete en paz»”. — Lucas 8:48 (LSP)

[Jesús dice] “Estas cosas les he hablado para que Mi alegría permanezca en ustedes y su alegría sea completa”. — Juan 15:11 (LSP)

“Fueron halladas Tus palabras, y yo las comí. Tus palabras fueron para mí el gozo y la alegría de mi corazón; porque yo soy llamado por tu nombre, oh SEÑOR Dios de los Ejércitos”. — Jeremías 15:16 (RVA 2015)

Guerrero y León

Cuando Jesús le dijo al paralítico «¡Levántate, toma tu camilla y vete a tu casa!» (Mateo 9:6), con ello le está enviando un Espíritu que lo está fortaleciendo y dándole el poder para poder llevar a cabo lo que le acaba de decir, en este caso, el poder levantarse, agacharse para recoger su camilla, y poder caminar para regresar a su casa por sí mismo (Filipenses 4:13). Cuando Dios dice en Deuteronomio 31:6, «Sean fuertes y valientes. No teman ni se asusten…» les está dando Su Espíritu de Poder. Es lo mismo que le dice el SEÑOR a Pablo en Hechos 23:11, al hablarle le está dando Su Espíritu de Poder, y lo fortalece.

“A la noche siguiente se le presentó el Señor y le dijo: “Sé valiente [fuerte], Pablo, pues así como has testificado de Mí en Jerusalén, así es necesario que testifiques también en Roma”. — Hechos 23:11 (RVA 2015)

Al decirles a Sus apóstoles «Vayan por todo el mundo y prediquen el evangelio a toda criatura» (Marcos 16:15), con ello, les estaba dando Su bendición, y dándoles un Espíritu de Profecía (Apocalipsis 19:10), que es el que permite poder dar testimonio de Cristo y evangelizar a las personas. Estos Espíritus del SEÑOR también son llamados regalos, dones o frutos del Espíritu.

“Esfuércense en seguir el amor y ambicionen los dones espirituales, sobre todo el de profecía”. — 1 Corintios 14:1 (NVI)

¿Y cómo predicarán si no han sido enviados? Como está escrito: ¡Cuán hermosos son los pies de los que anuncian la paz, de los que anuncian buenas nuevas!”. — Romanos 10:15 (RVR 1977)

“Porque no nos ha dado Dios un espíritu de cobardía [miedo] sino de poder, de amor y de dominio propio”. — 2 Timoteo 1:7 (RVA 2015)

En Mateo 10:28, Cristo hace un comparativo entre el temor de los hombres y el Temor de Dios, y al decirles «teman a Aquel que puede destruir tanto el alma como el cuerpo en el infierno», les está dando Su Espíritu de Temor del SEÑOR, con Sus palabras que imparten a Su Espíritu.

[Jesús dice] “No teman a los que matan el cuerpo pero no pueden matar al alma. Más bien, teman a Aquel que puede destruir tanto el alma como el cuerpo en el infierno”. — Mateo 10:28  (RVA 2015)

Las Maldiciones del Hombre

El propósito de las maldiciones hechas por los moradores del mundo, es causar un daño al prójimo o a un enemigo, por odio, poder, envidia, venganza, etc. Esto de andar tramando maldades, entra dentro de las 7 cosas que el SEÑOR odia y que son abominación para Él (Proverbios 6:16-19).

Hay quienes maldicen, porque están molestos o en desacuerdo con alguien, y no necesariamente recurren a brujos o a magia para hacerlo. Como Simei, hijo de Gera, quien maldecía al rey David y le arrojaba piedras (2 Samuel 16:5-13; 1 Reyes 2:8). Todas las maldiciones son malas, por eso a quienes maldicen, la maldición les llega hasta los huesos.

Amó la maldición; ¡que esta le venga! No quiso la bendición; ¡que se aleje de él! Vístase de maldición como de su manto, y entre ella como agua en sus entrañas y como aceite en sus huesos”. — Salmos 109:17-18 (RVA 2015)

Por otro lado, hay otras maldiciones que son hechas por medio de encantamientos, conjuros o hechizos, expresados verbalmente, para pedir ayuda de los poderes de la oscuridad. Son el nivel más terrible de la maldición humana, porque son realizadas por demonios.

“Así también, la lengua es un miembro pequeño, y se gloría de grandes cosas. He aquí, ¡un pequeño fuego cuán grande bosque enciende! Y la lengua es un fuego, un mundo de maldad. Así la lengua está puesta entre nuestros miembros, la cual contamina todo el cuerpo, e inflama la rueda de la creación, y es inflamada del infierno”. — Santiago 3:5-6 (RVA)

El Propósito de las Maldiciones Divinas

Arrepentimiento

Sin embargo, cuando hablamos de las maldiciones de YAHWEH, estamos hablando de algo muy diferente. El SEÑOR envía Sus maldiciones para corregir el mal camino de las personas, para que reaccionen y regresen a Él (Deuteronomio 11:26-32). Las maldiciones sirven como advertencias, acciones disciplinarias, y motivaciones para el arrepentimiento, enfatizando la importancia de adherirse a la fe y buscar el perdón de Dios.

“«Envié contra ustedes una plaga, como la plaga de Egipto, maté a espada a sus jóvenes, junto con sus caballos capturados, e hice subir hasta sus narices el hedor de su campamento. Sin embargo, ustedes no se han vuelto a Mí», declara el SEÑOR. «Los destruí como Dios destruyó a Sodoma y a Gomorra, y fueron como tizón arrebatado de la hoguera. Sin embargo, ustedes no se han vuelto a Mí», declara el SEÑOR”. — Amós 4:10-11 (NBLA)

En el libro de Amós vemos esta lección, el SEÑOR enviaba diferentes juicios, y ni así reaccionaba la gente, no relacionaban que sus malas acciones eran directamente las causantes de los desastres “naturales” que los rodeaban. Y hoy en día, la mayoría de la gente sigue comportándose de la misma forma, e ignorando estas advertencias bíblicas. Les pasan cosas malas y lo atribuyen a la “mala suerte”. Los desastres naturales se le atribuyen al “cambio climático”.

“Por Mi parte, Yo los he tenido a diente limpio en todas sus ciudades y con falta de pan en todos sus pueblos. Pero no se volvieron a Mí”, dice el SEÑOR. “También les detuve la lluvia cuando faltaban tres meses para la siega. Hice llover sobre una ciudad y sobre otra no hice llover. Sobre una parcela llovió, y la parcela sobre la cual no llovió se secó”. — Amós 4:6-8 (RVA 2015)

Las Maldiciones en la Biblia

Las Escrituras utilizan 6 palabras en hebreo para designar a las maldiciones, dependiendo de su intensidad: קְלָלָה – kelaláh, que hace referencia a “ser disminuido”. Este tipo de maldición muestra el cambio de un creyente que pasa de estar recibiendo las bendiciones del SEÑOR, a ya no tenerlas, pasando a un estado inferior. Es la palabra utilizada para introducir la lista de maldiciones de Deuteronomio 28:15-68:

“Si no oyes la voz del SEÑOR tu Dios ni procuras cumplir todos los mandamientos y estatutos que hoy te mando cumplir, vendrán sobre ti, y te alcanzarán, todas estas maldiciones [kelalá]”. — Deuteronomio 28:15 (RVC)

“Y sucederá que como fueron maldición [kelalá] entre las naciones, casa de Judá y casa de Israel, así los salvaré para que sean bendición. No teman, más sean fuertes sus manos”. — Zacarías 8:13 (NBLA)

Maldición para la serpiente

También se usa, אָלָה – arár, que significa maldecir o maldito, se refiere a recibir una prohibición para disfrutar las bendiciones de Dios (Jeremías 17:5). Esta es la palabra que se usa para maldecir a la serpiente en el Jardín del Edén (Génesis 3:14) y para maldecir a toda persona no cumple con la Torá (Deuteronomio 27:26). La desobediencia causa una prohibición para seguir recibiendo las bendiciones de YAHWEH:

Y el SEÑOR Dios dijo a la serpiente: «Por cuanto has hecho esto, maldita [arár] serás más que todos los animales, y más que todas las bestias del campo. Sobre tu vientre andarás, y polvo comerás todos los días de tu vida”. — Génesis 3:14 (NBLA)

La palabra זַעַם – zaám, quiere decir ira, enojo, indignación y angustia, condenado. Se usó cuando Balaam intentó maldecir a los israelitas, pero no pudo hacer que el ETERNO los condenara.

“¿Cómo maldeciré [nakáv] a quien Dios no ha maldecido [kaváv]? ¿Cómo condenaré [zaám] a quien el SEÑOR no ha condenado [zaám]?”. — Números 23:8 (NBLA)

Hay otros tipos de maldiciones más específicas como: נָקַב – nakáv, significa perforar, ser desgarrado, maldecir, blasfemar, se refiere al tipo de maldición descrita por Hageo, quien nos habla figurativamente de la inutilidad del trabajo que no honra al SEÑOR. Hace referencia a la maldición donde el dinero del salario ganado, se pierde al meterlo en una bolsa perforada y llena de agujeros (Hageo 1:6).

Siembran mucho, pero recogen poco; comen, pero no hay suficiente para que se sacien; beben, pero no hay suficiente para que se embriaguen; se visten, pero nadie se calienta; y el que recibe salario, recibe salario en bolsa rota [nakáv]”. — Hageo 1:6 (NBLA)

Maldiciones de Balaam a Israel

La palabra קָבַב – kaváv, significa maldecir desde el punto de vista mágico (demoniaco). Como cuando Balaam le explica a Balak que no puede maldecir mágicamente (con poderes del abismo) a la gente bendecida por YAHWEH.

“Este pueblo que ha salido de Egipto cubre toda la tierra. Ven pues, ahora, y maldícemelo [kaváv]; quizá podré pelear contra él y echarlo”. — Números 22:11 (RVR-1995)

Por último, אָלָה – aláh, que es juramento, juramento de pacto, maldición, se refiere a las consecuencias de romper un juramento (Mateo 5:33-37; Santiago 5:12).

“(Entonces el sacerdote hará que la mujer jure con el juramento de maldición [aláh], y el sacerdote dirá a la mujer): ‘El SEÑOR te haga maldición [aláh] y juramento entre tu pueblo, haciendo el SEÑOR que tu muslo se enjute y tu vientre se hinche”. — Números 5:21 (NBLA)

El común denominador de una maldición procedente del SEÑOR, es cuando las personas desobedecen la Torá. Todo infractor de la ley queda bajo maldición, ya sea creyente o incrédulo, y seguirá bajo ella hasta que no se arrepienta y regrese al camino del SEÑOR. Podemos ver este principio en acción en Ezequiel 18:1-32, los creyentes justos que se mantienen guardando los mandamientos del SEÑOR, ellos vivirán; quienes hacen lo malo ante los ojos del SEÑOR morirán. Así como también morirán los justos que dejan de serlo, los creyentes que se descarrían, mueren en su iniquidad. Por eso, es de vital importancia mantenerse victoriosos hasta el final.

“Pero si el justo se aparta de su justicia y comete iniquidad, actuando conforme a todas las abominaciones que comete el impío, ¿vivirá? Ninguna de las obras justas que ha hecho le serán recordadas; por la infidelidad que ha cometido y el pecado que ha cometido, por ellos morirá”. — Ezequiel 18:24 (NBLA)

Por eso es importante que el creyente se arrepienta y pida perdón al ETERNO, tan pronto se dé cuenta de alguna transgresión, para acabar con los efectos de cualquier maldición bajo la que pudo haber caído, y regresar a estar bajo las bendiciones y protección de YAHWEH.

“Dense cuenta de que hoy pongo ante ustedes la bendición y la maldición. La bendición, si ustedes atienden a los mandamientos que Yo, el SEÑOR su Dios, hoy les mando cumplir. La maldición [kelalá], si no atienden a los mandamientos que yo, el SEÑOR su Dios, hoy les mando cumplir, y se apartan del camino para ir tras dioses ajenos que nunca antes conocieron”. — Deuteronomio 11:26-28 (RVC)

Cómo Romper una Maldición

rompiendo barrera

Un creyente puede romper una maldición con solo reconocer sus pecados, buscar el perdón de YAHWEH, orar por su liberación y comprometerse a vivir en fe y de acuerdo con las enseñanzas bíblicas. Cuando el creyente hace esto, Dios está dispuesto a perdonarlo, y con ello traer sanidad y restauración a su vida, eliminando los problemas causados por la maldición. Por Su misericordia y gracia, nos libera de la maldición y nos permite estar bajo Su protección (Romanos 8:1; Miqueas 7:18; Salmos 103:12).

“¿Qué Dios hay como Tú que perdona la maldad y olvida el pecado del remanente de Su heredad? No ha guardado para siempre Su enojo porque Él se complace en la misericordia”. — Miqueas 7:18 (RVA-2105)

Si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad”. — 1 Juan 1:9 (RVR-1960)

Como creyentes, el ataque demoniaco termina cuando nos arrepentimos de nuestro pecado y le pedimos perdón al Señor, Él nos limpia (1 Juan 1:9). Pero para los incrédulos, el vivir encadenados al pecado va a hacer que las maldiciones continúen por el resto de sus vidas, mientras no se arrepientan, porque están lejos de la protección del SEÑOR.

En nuestro siguiente estudio continuaremos hablando de un tipo de maldiciones que pueden afectar a los creyentes, por pecados que ellos no cometieron. Las maldiciones generacionales ocurren cuando la iniquidad de los ancestros es tan grande, que heredan estos problemas espirituales a su descendencia. Veremos qué pecados las producen, qué es lo que nuestros ancestros nos pueden heredar espiritualmente, cómo darnos cuenta de si estamos siendo afectados por una maldición de este tipo, y cómo podemos protegernos contra eso.

“Porque Yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dijo el SEÑOR, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis”. — Jeremías 29:11 (JBS)

[Jesús dice] “El ladrón no viene sino para robar, matar y destruir. Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia”. — Juan 10:10 (LSP)

Dios no quiere maldiciones generacionales para nadie, sin embargo, por Su justicia, Él juzga la iniquidad. Y para evitar todo eso, por eso YAHWEH quiere que lo obedezcamos, para que tengamos vida en abundancia, y para que Sus bendiciones se extiendan a toda nuestra descendencia.

“Al cielo y a la tierra pongo hoy como testigos contra ustedes de que he puesto ante ti la vida y la muerte, la bendición y la maldición. Escoge, pues, la vida para que vivas, tú y tu descendencia”. — Deuteronomio 30:19 (NBLA)

¡Que Dios los bendiga!


Continuar leyendo: Las Maldiciones Bíblicas: Las Maldiciones Generacionales