En el artículo anterior empezamos a ver las maldiciones generacionales. Ahora continuaremos hablando sobre otra forma en que se pueden cargar los pecados de los padres sobre sus descendientes. Veremos un ejemplo de una maldición generacional en la Biblia. Hablaremos de cómo afectan las maldiciones al ADN y cómo se manifiestan en enfermedades que los médicos llaman hereditarias o genéticas.
Tabla de Contenidos del Artículo
El Pecado de Guejazí

En 2 Reyes 5 encontramos la historia del milagro de la curación de Naamán, el poderoso general del ejército de Siria. El objetivo de que él fuera sanado de la lepra, era para que creyera en el Dios de Israel (2 Reyes 5:15-18). Por eso, el profeta Eliseo no quiso aceptar el presente de Naamán. Incluso para darle toda la gloria a YAHWEH, Eliseo hizo un juramento de no aceptar nada de él (2 Reyes 5:16).
“Y volvió al varón de Dios, él y toda su compañía, y se puso delante de él, y dijo: He aquí ahora conozco que no hay Dios en toda la tierra, sino en Israel. Te ruego que recibas algún presente de tu siervo. Mas él [Eliseo] dijo: “Vive YAHWEH, en cuya presencia estoy, que no lo aceptaré. Y le instaba que aceptara alguna cosa, pero él no quiso”. — 2 Reyes 5:15 (RVR1960)
Sin embargo Guejazí, el sirviente de Eliseo, codició las riquezas de Naamán, y sin el consentimiento de Eliseo fue tras Naamán. Fingiendo haber sido enviado por Eliseo, le pidió un talento de plata (unos 34 kilos de plata) y dos atuendos de ropa (versículo 22). Naamán le dio a Guejazí todo eso que pidió, e incluso le dio 2 talentos de plata. Las terribles acciones de Guejazí hicieron que la gloria de este maravilloso milagro de Dios, se viera reducida, y que el profeta fuera desprestigiado por supuestamente haber quebrantado su juramento sobre no tomar nada de Naamán. No sabemos cómo estas acciones de Guejazí pudieron haber afectado el testimonio de Naamán o el de sus acompañantes.
“Guejazi siguió a Naamán; y cuando Naamán vio que venía corriendo tras él, se bajó del carro para recibirlo y le preguntó: —¿Está todo bien? Y él respondió: —Sí, pero mi señor me envía a decir: «He aquí, en este momento han llegado a mí dos jóvenes de los hijos de los profetas, de la región montañosa de Efraín. Te ruego que des para ellos treinta y tres kilos de plata y dos vestidos nuevos»”. — 2 Reyes 5:21-22 (RVA-2015)
Guejazí Recibe la Lepra de Naamán

Cuando Guejazí regresó con Eliseo, él tuvo la oportunidad de decir la verdad, pero no lo hizo, más bien, le mintió sobre lo que acababa de hacer. Entonces, Eliseo lo confrontó, haciéndole ver que él sabía que había estado con Naamán y lo que recibió de él.
Las Escrituras nos indican que el Espíritu Santo le reveló al profeta Eliseo no solo las acciones físicas que sucedieron entre Naamán y Guejazí, sino también las intenciones secretas de su sirviente acerca del dinero. Ciertamente, no era para ayudar a nadie más. Guejazí lo codició para sí mismo, planeaba comprar con eso olivares, viñedos, ganado y servidumbre. También, podemos deducir que el Espíritu le dio a conocer el castigo que recibiría Guejazí por sus acciones: una maldición para él y sus descendientes.
“Entonces él entró y se puso de pie delante de su señor. Y Eliseo le preguntó: —¿De dónde vienes, Guejazi? Y él respondió: —Tu siervo no ha ido a ninguna parte. Entonces Eliseo le dijo: —¿No estuvo allí mi corazón cuando el hombre volvió de su carro a tu encuentro? ¿Es esta la ocasión de aceptar dinero o de aceptar ropa, olivares, viñas, ovejas, vacas, siervos y siervas? Por tanto, la lepra de Naamán se te pegará a ti y a tus descendientes, para siempre. Entonces salió de su presencia leproso, blanco como la nieve”. — 2 Reyes 5:25-27 (RVA 2015)
El castigo correspondiente a este pecado fue que la lepra que había abandonado a Naamán, ahora se iba a adherir a Guejazí. Para describir el grado de cómo va a ser afectado, las Escrituras utilizan la palabra דָּבַק – dabák, que significa adherirse, aferrarse, pegarse, unirse a, mantenerse cerca, perseguir de cerca, adelantar, atrapar. El léxico de Gesenius también dice “adherirse firmemente como con pegamento”, lo que nos da la idea del grado con el que la lepra se iba a adherir a Guejazí.
Pero, además, dabák, también quiere decir que va a “atrapar o perseguir de cerca”, en este caso a sus descendientes. Por lo que, la lepra se iba a convertir en una maldición generacional. La transgresión es el origen de lo que hoy llamamos enfermedades hereditarias.
Quizás le pudiera parecer severo el castigo que recibió Guejazí. Sin embargo, también fue muy grave lo que hizo. Porque estaba destruyendo el trabajo que había realizado Eliseo tanto en Siria como en Israel. Ya que los sirvientes de Naamán y los sirvientes que acompañaron a Guejazí, fueron testigos del cobro que se le hizo por la curación. Trayendo repercusiones negativas para el profeta de Dios después de su juramento. En el Salmo 31, vemos la relación que hace el rey David entre la iniquidad y la debilidad en el cuerpo, para Guejazí su iniquidad provocó el deterioro de su cuerpo y el de su descendencia.
“Porque mi vida se va gastando de dolor, y mis años de suspirar; se agotan mis fuerzas a causa de mi iniquidad, y mis huesos se han consumido”. — Salmo 31:10 (RVR 1960)
Guejazí Interfirió con la Evangelización

Cuando Naamán se presentó con Eliseo, el profeta hizo su labor de evangelización con este hombre que venía de un pueblo pagano. Empezó enseñándole humildad a Naamán, al no recibirlo a las puertas de su casa como él esperaba. Naamán además tuvo que combatir su orgullo, para irse a sumergir a las aguas del río Jordán, un río que no parecía tener nada fuera de lo común. Estas aguas no le parecían tan atractivas como las de los ríos de Siria (versículo 12). Eliseo también le enseñó sobre fe y obediencia, todo esto con sus pocas palabras, pero seguramente, aunque breves, eran las palabras precisas que este general necesitaba escuchar.
Naamán debía poner su fe en Dios, en lugar de, en su propio entendimiento. Una vez sanado, Naamán estaba tan feliz y agradecido que regresó a casa de Eliseo. Consideremos aquí que este leproso, una vez curado, sí regresó a darle gloria a Dios. Incluso nuestro Señor Jesucristo lo pone como ejemplo, de que a pesar de que había muchos leprosos en Israel, solo Naamán, un sirio, fue limpiado (Lucas 4:27).
“Y muchos leprosos había en Israel en tiempo del profeta Eliseo; pero ninguno de ellos fue limpiado, sino Naamán el sirio”. — Lucas 4:27 (RVR1960)
De forma similar, en Lucas 17, a pesar de que Cristo sanó a 10 leprosos, solo uno, el extranjero, regresó para darle las gracias.
“Y al entrar en cierta aldea, le salieron al encuentro diez hombres leprosos, que se pararon a distancia, y gritaron: «¡Jesús, Maestro! ¡Ten misericordia de nosotros!». Cuando Él los vio, les dijo: «Vayan y muéstrense a los sacerdotes». Y sucedió que mientras iban, quedaron limpios. Entonces uno de ellos, al ver que había sido sanado, se volvió glorificando a Dios en alta voz. Cayó sobre su rostro a los pies de Jesús, y le dio gracias; y este era samaritano.
Jesús le preguntó: «¿No fueron diez los que quedaron limpios? Y los otros nueve, ¿dónde están? ¿No hubo ninguno que regresara a dar gloria a Dios, excepto este extranjero?». Entonces le dijo: «Levántate y vete; tu fe te ha sanado»”. — Lucas 17:12-19 (NBLA)
Otros Pecados Castigados con Lepra

La Biblia nos enseña sobre Miriam, la hermana de Moisés, quien también fue castigada con lepra, en su caso, por criticar a Moisés, el siervo del SEÑOR (Números 12). En el caso de Miriam, Moisés la perdonó, e hizo oración de intercesión ante el SEÑOR, con ello consiguió una sentencia menor para ella, porque el castigo solo le duró 7 días. Observe cuánto puede afectarle a un creyente el hablar mal de alguien, por eso las Escrituras nos advierten que no seamos partícipes de los chismes, calumnias ni difamaciones (Salmos 101:5; 1 Pedro 2:1; Santiago 4:11).
“No darás falso testimonio contra tu prójimo”. — Éxodo 20:16 (NBLA)
“No andarás calumniando en medio de tu pueblo. No atentarás contra la vida de tu prójimo. Yo, el SEÑOR”. — Levítico 19:16 (RVA 2015)
Otra persona que fue castigada con lepra fue el rey Uzías, quien permaneció leproso hasta que murió. Su pecado fue que ofreció incienso en el Templo, porque “su corazón se enalteció hasta corromperse” (2 Crónicas 26:16), se volvió soberbio al querer usurpar funciones que solo les corresponden a los sacerdotes, a los descendientes de Aarón.
Ahora considere que, todas estas personas eran servidores del SEÑOR, no se trataba de personas paganas ni de incrédulos. Pero cuando cayeron en pecado, fueron castigadas. Sabemos que el rey Uzías hacía lo que era agradable ante los ojos del SEÑOR (2 Crónicas 26:4). Por eso, uno como creyente, debe ser muy cuidadoso al hablar y al tomar decisiones en su vida cotidiana. Asegúrese de no pecar, y de que sus acciones sean agradables ante los ojos de YAHWEH. Porque todos estos creyentes pecaron de diferentes formas. Pero algunos de sus pecados les provocaron enfermedad.
“Guarda y obedece todas estas palabras que yo te mando, para que cuando hagas lo bueno y recto ante los ojos del SEÑOR tu Dios, te vaya bien a ti, y a tus hijos después de ti, para siempre. — Deuteronomio 12:28 (RVA 2015)
¿La Lepra es Hereditaria?

Las Escrituras nos dicen que en el caso de Guejazí, la lepra se adhirió a él y a todos sus descendientes. Esto describe a una enfermedad hereditaria. También nos dice que todo enfermo de lepra, era declarado impuro o inmundo, y debía permanecer fuera del campamento (Levítico 13:46). La Biblia no menciona que fuera contagiosa, porque el sacerdote examinaba a los enfermos cada 7 días. Con lo anterior, podemos ver que la lepra no siempre es hereditaria, pero que sí tiene el potencial de serlo.
“Cuando haya infección de lepra en un hombre, será traído al sacerdote”. — Levítico 13:9 (NBLA)
Por otro lado, usted podría hacer una investigación casual en internet y creer lo que opinan muchos doctores, al decir que la lepra es contagiosa, pero no hereditaria. Ante esto, considere que: el mundo en el que vivimos está lleno de mentiras, los doctores pueden cometer errores, especialmente porque cuando hacen sus diagnósticos, no consideran el componente espiritual ni las transgresiones e iniquidad de sus pacientes, y mucho menos consideran las cargas por iniquidad ancestral de sus pacientes.
Por lo que, si alguien contrae lepra, ya sea por herencia, por contagio, o de manera espontánea. Al final, nuestro estándar siempre debe ser la Palabra de Dios. Esta nos indica que es el pecado ancestral, o la transgresión del paciente, las causas más probables de esta enfermedad.
[Jesús dice] “Santifícalos en Tu verdad: Tu Palabra es verdad”. — Juan 17:17 (LSP)
“Las palabras del SEÑOR son palabras puras como plata purificada en horno de tierra, siete veces refinada. Tú, oh SEÑOR, los guardarás. Guárdalos para siempre de esta generación”. — Salmo 12:6-7 (RVA 2015)
Diversos investigadores han reportado consistentemente la influencia que tiene la genética para que una persona contraiga lepra:
En 1848, Daniellsen y Boeck notaron una tendencia de que los casos de lepra solo se concentraban en los descendientes de algunas familias.[1] En 1964, Dungal y Spickett demostraron que el tipo de lepra manifestada, ya fuera lepromatosa o tuberculoide, estaba asociada a los individuos de cada familia.[2] En 1972, Beiguelman corroboró los resultados del estudio de Dungal y Spickett, y demostró que los casos de lepra en una zona determinada no eran aleatorios, sino que se presentaban en familias específicas.[3] En la década de 1950, Kinnear Brown hizo múltiples estudios en Uganda, y descartó que la lepra se debiera a factores ambientales, o por interactuar con los enfermos.[4] Estos estudios corroboran la información en las Escrituras.
“Y al séptimo día el sacerdote la reconocerá; y si se hubiere ido extendiendo por la piel, el sacerdote lo declarará inmundo; es llaga de lepra”. — Levítico 13:27 (RVR1960)
La Iniquidad Ancestral a Nivel Celular
Gracias a la Epigenética, sabemos que hay ciertos eventos traumáticos que alteran el ADN, como vivir durante una hambruna, este evento se puede ver reflejado en cambios o mutaciones en los genes en el ADN de los descendientes de estas personas. Sin embargo, la iniquidad ancestral también provoca ciertos cambios negativos o corrupciones en el ADN, que provocan padecimientos físicos y mentales en sus descendientes.
Para ilustrar este punto, considere el siguiente padecimiento, que es clasificado como una enfermedad hereditaria por los médicos, según “indicadores en el ADN” que han revisado. Pero usted evalúe, si además de los cambios físicos, existe un componente espiritual, al darse una transferencia de demonios a los descendientes.

Los médicos han identificado una enfermedad que han llamado “Distonía-Parkinsonismo” ligada al cromosoma X (XDP). También es conocida como “Síndrome de Lubag” (Nota: escuché de un doctor, que cuando algo es llamado “síndrome”, es porque los médicos no tienen ni idea de qué es lo que lo ocasiona).
Esta enfermedad se encuentra casi exclusivamente en personas que provienen de Panay, una isla de Filipinas. Quienes tienen este padecimiento hereditario presentan distonía y parkinsonismo que se manifiesta como movimientos musculares involuntarios, temblores, lentitud de movimiento, tics, contorsión, inestabilidad en la postura (tienden a caerse). Comienza con cierta área del cuerpo en particular, como la mandíbula, el cuello, la columna vertebral y los ojos, y con menor frecuencia en las extremidades, la lengua, la faringe y la laringe. Si los doctores no saben qué es lo que causa esta terrible enfermedad hereditaria, y por eso la llamaron “síndrome”, entonces ¿Cuál es el más probable origen de este padecimiento?
Como ya vimos, tenemos que evaluar también el componente espiritual del paciente, y ver qué es lo que nos dice la Biblia al respecto. Algo que caracteriza a la isla de Panay, es que durante siglos y hasta la actualidad, ha estado llena de brujos. Estos brujos tienen diferentes nombres, como babaylan, se sabe de la existencia de estos chamanes desde la conquista española en esas islas. Los españoles introdujeron el catolicismo en esas islas paganas. Sin embargo, no consiguieron erradicar la brujería.
Estos médicos brujos hacen curaciones con poderes demoniacos, pociones para encontrar pareja y otros hechizos. Estos brujos tienen poderes sobrenaturales que provienen del enemigo (algunos pueden volar, convertirse en animales, etc.). Así que, ¿cuál es la iniquidad ancestral más probable que provoca el Síndrome de Lubag? La brujería.
El Dr. Kurt E. Koch, en varios de sus libros, advierte que los descendientes (hijos, nietos, bisnietos) de quienes practican la brujería en sus diferentes formas, o que hacen juramentos como los masones, van a resultar afectados porque van a heredar una afinidad mediumística o psíquica sin que ellos lo sepan. Entendemos que estas son puertas espirituales que han sido abiertas por la iniquidad ancestral, y que, los poderes de la oscuridad las aprovechan para entrar y oprimir e incluso para demonizar, a cualquiera de los descendientes de todos aquellos que hicieron uso de los poderes del ocultismo. Las familias de estos brujos están llenas de desastres, accidentes, depresión, enfermedades mentales, suicidios, etc.
El Espíritu de Enfermedad

El cuadro clínico del Síndrome de Lubag, se asemeja mucho a los síntomas descritos en el pasaje bíblico en donde una mujer había estado afectada de la columna vertebral durante 18 años. ¿Qué era lo que causaba este padecimiento? Nuestro Señor Yeshúa dijo que esto había sido ocasionado por un espíritu (en este caso un demonio):
“Jesús estaba enseñando en una de las sinagogas un día de reposo, y había allí una mujer que durante dieciocho años había tenido una enfermedad causada por un espíritu; estaba encorvada, y de ninguna manera se podía enderezar. Cuando Jesús la vio, la llamó y le dijo: «Mujer, has quedado libre de tu enfermedad». Y puso las manos sobre ella, y al instante se enderezó y glorificaba a Dios. Pero el oficial de la sinagoga, indignado porque Jesús había sanado en día de reposo, reaccionó diciendo a la multitud: «Hay seis días en los cuales se debe trabajar; vengan, pues, en esos días y sean sanados, y no en día de reposo».
Entonces el Señor le respondió: «Hipócritas, ¿no desata cada uno de ustedes su buey o su asno del pesebre en día de reposo y lo lleva a beber? Y esta, que es hija de Abraham, a la que Satanás ha tenido atada durante dieciocho largos años, ¿no debía ser libertada de esta ligadura en el día de reposo?». Al decir Él esto, todos Sus adversarios se avergonzaban, pero toda la multitud se regocijaba por todas las cosas gloriosas hechas por Él”. — Lucas 13:11-17 (NBLA)
Las Escrituras aquí no nos revelan cómo fue que ese espíritu maligno había entrado en esta mujer, pero es posible que haya sido por una razón similar al padecimiento de distonía que acabamos de ver: pecados de brujería hechos por ella o por sus antepasados. Observe en este pasaje que Cristo estaba desatando la atadura espiritual que tenía la mujer, la estaba liberando. Por eso, cuando Sus adversarios en la sinagoga indebidamente lo criticaron por sanar en el Shabát, Él les hizo ver que ellos mismos desataban a sus animales en el Shabát (Lucas 13:15).
De forma similar en otra ocasión, en Lucas 14:1-6, cuando el Señor Yeshúa sanó a un hombre con hidropesía (hinchazón por acumulación anormal de líquido en el cuerpo), Jesucristo les hace ver a los fariseos que rescatar a este hombre de su enfermedad no es diferente a cuando ellos rescatan inmediatamente a su ganado cuando cae en un pozo durante el Shabát. Y por cierto, andar rescatando asnos o bueyes, incluso ajenos, es parte de cumplir con el mandato de Deuteronomio 22:4, en donde hay que intervenir para ayudar al animal en problemas, y no caer en pecado por omisión.
“No podrás ver caído en el camino el asno o el buey de tu hermano y desentenderte de ellos. Sin falta ayúdale a levantarlo. — Deuteronomio 22:4 (RVA 2015)
Si esto es válido para animales de trabajo, con mucha mayor razón para personas que tienen padecimientos o que están en dificultades.
En el siguiente artículo continuaremos viendo este tema de las maldiciones generacionales que se manifiestan en forma de enfermedades hereditarias, seguiremos viendo ejemplos de cómo se aparecen en su descendencia, veremos el caso de la enfermedad de Huntington.
¡Que Dios los bendiga!
- Daniellsen, D.C. y Boeck W. (1848) Traité de la Spédalskhead ou Eléphantiasis des Grecs. Paris: Bailliere. Citado en Beiguelman (1972).
- Spickett, S.G. (1964) Genetic mechanisms in leprosy. Leprosy in theory and practice (ed. R.G. Cochran, T.F. Davey and Sir George McRobert. Pp 98-124 Bristol: John Wright.
- Beiguelman B. (1972) An appraisal of genetic studies on leprosy. Acta geneticae medicae et gemellologiae 21, 21-52
- Susan J. White, et al. (Apr., 1978), Genetic Factors in Leprosy: A Study of Children in Uganda, p. 205
Continuar leyendo: Las Maldiciones Bíblicas: Enfermedades Hereditarias (Parte 4)
Ir a: Las Maldiciones Bíblicas: ¿Cómo Evitar caer bajo Maldición?