Ricos

¿Por qué prospera la gente mala?


¿Por qué los malos parecen salirse con la suya?

Vivimos en un mundo lleno de violencia y corrupción, en donde vemos que hay maltratos, robos, drogadicción, criminalidad, terrorismo, etc. Incluso si observa, muchas películas populares se centran en el tema de la «vida de lujos» que llevan los criminales: ladrones, asesinos, traficantes de drogas, banqueros codiciosos, políticos corruptos, drogadictos, etc. Ellos parecen tener su vida resuelta, y parecen vivir libres de preocupaciones.

Personas de la Biblia con preguntas y observaciones similares

La Biblia nos menciona a personas como Job e incluso algunos profetas, quienes también se preguntaban por qué, y algunos de ellos incluso tuvieron la oportunidad de hacerle esta pregunta a Dios directamente:

“¿Por qué prosperan los malvados mientras se vuelven viejos y poderosos? Llegan a ver a sus hijos crecidos y establecidos, y disfrutan de sus nietos. Sus hogares no corren ningún peligro, y Dios no los castiga.” – Job 21:7-9 (NTV)

El profeta Jeremías le preguntó a Dios:

«Señor, Tú siempre me haces justicia cuando llevo un caso ante Ti. Así que déjame presentarte esta queja: ¿Por qué los malvados son tan prósperos?¿Por qué son tan felices los malignos?» – Jeremías 12:1 (NTV)

Habacuc, fue un profeta quien también, al ver tanta maldad a su alrededor, le preguntó a Dios:

«¿Hasta cuándo debo pedir ayuda, oh Señor?¡Pero Tú no escuchas! «¡Hay violencia por todas partes!», clamo, pero Tú no vienes a salvar. ¿Tendré siempre que ver estas maldades?¿Por qué debo mirar tanta miseria? Dondequiera que mire, veo destrucción y violencia. Estoy rodeado de gente que le encanta discutir y pelear. La ley se ha estancado y no hay justicia en los tribunales. Los perversos suman más que los justos, de manera que la justicia se ha corrompido.» – Habacuc 1:2-4 (NTV)

Asaf, en el Salmo 73 observa la prosperidad de los malos:

«Pero en cuanto a mí, casi perdí el equilibrio; mis pies resbalaron y estuve a punto de caer, porque envidiaba a los orgullosos cuando los veía prosperar a pesar de su maldad. Pareciera que viven sin problemas; tienen el cuerpo tan sano y fuerte. No tienen dificultades como otras personas; no están llenos de problemas como los demás.» – Salmos 73:2-5 (NTV)

Entonces la pregunta es ¿por qué Dios no hace algo al respecto? ¿acaso es indiferente?

La paciencia y el silencio de Dios

Dios no es indiferente ante lo que sucede en el mundo, todo lo contrario: Dios ve todo lo que pasa y se preocupa profundamente acerca de lo que sucede en la Tierra. A pesar de que la gente no se dé cuenta, la voluntad soberana de Dios se ejerce todo el tiempo.

«Los malvados piensan: «¡Dios no nos mira!¡Ha cerrado los ojos y ni siquiera ve lo que hacemos!».» – Salmos 10:11 (NTV)

«El que les hizo los oídos, ¿acaso es sordo? El que les formó los ojos, ¿acaso es ciego?» – Salmos 94:9 (NTV)

Nuestro Señor va a juzgar todo el mal que se comete a Su tiempo que Él ya tiene previsto. Él es un Dios justo que no puede tolerar el pecado. No puede permitir que el pecado quede sin castigo, como lo vemos en los Salmos 50 y 75:

«Dios dice: «En el momento que tengo pensado, haré justicia contra los perversos.» – Salmos 75:2 (NTV)

«Pero Dios dice a los perversos: «¿Para qué se molestan en recitar Mis decretos y en fingir que obedecen Mi pacto? Pues rechazan Mi disciplina y tratan Mis palabras como basura. Cuando ven ladrones, les dan su aprobación, y se pasan el tiempo con adúlteros. Tienen la boca llena de maldad, y la lengua repleta de mentiras. Se la pasan calumniando a su hermano, a su propio hermano de sangre. Mientras ustedes hacían todo esto, Yo permanecí en silencio, y pensaron que no me importaba. Pero ahora los voy a reprender, presentaré todas las acusaciones que tengo contra ustedes.» – Salmos 50: 16-21 (NTV)

Dios parece lidiar con los malos en el largo plazo. Por el amor que nos tiene (2 Pedro 3:9), Él pacientemente espera y les da tiempo a estas personas para que se arrepientan, como lo dijo a través del profeta, Ezequiel 33:11:

«En realidad, no es que el Señor sea lento para cumplir Su promesa, como algunos piensan. Al contrario, es paciente por amor a ustedes. No quiere que nadie sea destruido; quiere que todos se arrepientan.» – 2 Pedro 3:9 (NTV)

«Tan cierto como que Yo vivo, dice el Señor Soberano, no me complace la muerte de los perversos. Solo quiero que se aparten de su conducta perversa para que vivan. ¡Arrepiéntanse! ¡Apártense de su maldad, oh pueblo de Israel! ¿Por qué habrían de morir?”. » – Ezequiel 33:11 (NTV)

Aquellos quienes no se arrepientan de sus pecados y se acerquen a Jesucristo para obtener Su salvación, obtendrán su merecido castigo y morirán en sus pecados. Para mayor referencia puede ver el artículo ¿Qué sucede después de la muerte?

[Dice Jesús] «Por eso dije que morirán en sus pecados; porque, a menos que crean que Yo Soy quien afirmo ser, morirán en sus pecados»» — Juan 8:24 (NTV)

Dios llevará las cosas a una conclusión correcta y justa, como describe el rey Salomón en Eclesiastés 8:11-12:

«Cuando no se castiga enseguida un delito, la gente siente que no hay peligro en cometer maldades. Sin embargo, aunque una persona peque cien veces y siga gozando de muchos años de vida, yo sé que les irá mejor a los que temen a Dios.» – Eclesiastés 8:11-12 (NTV)

«Quédate quieto en la presencia del Señor, y espera con paciencia a que Él actúe. No te inquietes por la gente mala que prospera, ni te preocupes por sus perversas maquinaciones.» – Salmos 37:7 (NTV)

 Los bienes materiales de esta vida son pasajeros

«Así que no te desanimes cuando los malvados se enriquezcan, y en sus casas haya cada vez más esplendor. Pues al morir, no se llevan nada consigo; sus riquezas no los seguirán a la tumba. En esta vida se consideran dichosos y los aplauden por su éxito. Pero morirán como todos sus antepasados, y nunca más volverán a ver la luz del día. La gente que se jacta de su riqueza no comprende; morirán, al igual que los animales.» – Salmos 49:16-20 (NTV)

Esta vida es pasajera, toda la riqueza y demás beneficios que el mundo considera como “éxito”, tienen un tiempo de vida limitado. Al morir nadie se puede llevar nada de esto a la tumba. Por eso Jesús (Yeshua en Hebreo) advirtió:

«No almacenes tesoros aquí en la tierra, donde las polillas se los comen y el óxido los destruye, y donde los ladrones entran y roban. Almacena tus tesoros en el cielo, donde las polillas y el óxido no pueden destruir, y los ladrones no entran a robar. – Mateo 6:19-20 (NTV)

En la parábola del rico insensato (Lucas 12:13-21), Jesucristo también advirtió acerca de la avaricia:

«Y luego dijo: «¡Tengan cuidado con toda clase de avaricia! La vida no se mide por cuánto tienen». » – Lucas 12:15 (NTV)

Dios nos advierte acerca de la codicia en el Décimo Mandamiento:

«No codicies la casa de tu prójimo. No codicies la esposa de tu prójimo, ni su siervo, ni su sierva, ni su buey, ni su burro, ni ninguna otra cosa que le pertenezca».» – Éxodo 20:17 (NTV)

«Pero Dios le dijo: “¡Necio! Vas a morir esta misma noche. ¿Y quién se quedará con todo aquello por lo que has trabajado?”. Así es, el que almacena riquezas terrenales pero no es rico en su relación con Dios es un necio».» – Lucas 12:20-21 (NTV)

«Vendan sus posesiones y den a los que pasan necesidad. ¡Eso almacenará tesoros para ustedes en el cielo! Y las bolsas celestiales nunca se ponen viejas ni se agujerean. El tesoro de ustedes estará seguro; ningún ladrón podrá robarlo y ninguna polilla, destruirlo. » – Lucas 12:33 (NTV)

Después de la muerte se invierten las posiciones

Al llegar la muerte la riqueza de los malos pierde su valor para ellos, y a su vez, la recompensa de los creyentes adquiere un valor eterno. Lo que parecía riqueza en esta vida pasajera, ahora es basura; y lo que aparentaba no tener valor, ahora perdura para siempre. No se fije en las riquezas que ahora poseen los malos, porque llegará el día cuando serán ellos quienes desearán estar en su lugar y poseer su riqueza que será eterna, y no pasajera como la que ellos ambicionaron aquí en la tierra.

«La redención no se consigue tan fácilmente, pues nadie podrá jamás pagar lo suficiente como para vivir para siempre y nunca ver la tumba. Los sabios finalmente tendrán que morir, al igual que los necios y los insensatos, y dejarán toda su riqueza atrás.» – Salmos 49:8-10 (NTV)

«Pero los que viven con la ambición de hacerse ricos caen en tentación y quedan atrapados por muchos deseos necios y dañinos que los hunden en la ruina y la destrucción. Pues el amor al dinero es la raíz de toda clase de mal; y algunas personas, en su intenso deseo por el dinero, se han desviado de la fe verdadera y se han causado muchas heridas dolorosas.» – 1 Timoteo 6:9-10 (NTV)

«La sabiduría y el dinero abren casi todas las puertas, pero solo la sabiduría puede salvarte la vida.» – Eclesiastés 7:12 (NTV)

¿Y cómo empezar a obtener sabiduría? La clave está en el siguiente versículo:

«La sabiduría comienza por honrar al Señor; conocer al Santísimo es tener inteligencia.» – Proverbios 9:10 (DHH)

En la historia del hombre rico y Lázaro (Lucas 16:19-31), Jesús menciona un hombre rico quien vivía rodeado de lujos, mientras que tirado afuera de la puerta de su casa había un hombre pobre, hambriento y enfermo (cubierto de llagas) llamRich-Man-in-Hell,-Seeing-Lazarusado Lázaro. En la historia después ambos mueren, y mientras Lázaro fue llevado por ángeles para ser consolado, el alma del hombre rico fue al lugar de los muertos, al lugar de tormento. En esta historia, los papeles se invirtieron cuando ambos hombres fallecieron, en vida Lázaro no tenía nada y el hombre rico nunca hizo nada por mejorar la situación de Lázaro. Luego, el hombre rico quería que Lázaro aunque fuera le refrescara la lengua con agua, por la angustia de estar siendo atormentado por las llamas.

Nuestra vida eterna depende de nuestra fe en Dios, no de la felicidad ni el éxito temporales que experimentemos en esta vida. Nuestra única posibilidad de salvarnos de las llamas proviene únicamente de nuestra fe en Jesucristo, el Hijo de Dios, nuestro Mesías. Y si se preguntaba usted ¿de qué nos salva Jesucristo? Nos salva precisamente de las llamas, del lugar de tormento, del castigo eterno.

[Jesús dice] «Yo Soy la puerta; los que entren a través de Mí serán salvos.» – Juan 10:9a (NTV)

[Jesús dice] » Entren por la puerta estrecha, porque ancha es la puerta y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella. Pero estrecha es la puerta y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la encuentran.» – Mateo 7:13-14 (RVC)

Regresemos a la respuesta de Dios para Habacuc y Jeremías

Nosotros sabemos que Dios juzgará a los malos en el Día del Juicio y que estarán eternamente separados de Dios. Sin embargo, también nos preguntamos qué sucede con los malos en esta vida, ¿de qué forma son castigados?

Podemos leer la respuesta completa en Habacuc 1:5-11, del cual, aquí abajo ponemos el siguiente versículo:

«Estoy levantando a los babilonios, un pueblo cruel y violento. Marcharán por todo el mundo y conquistarán otras tierras.» – Habacuc 1:6 (NTV)

Y aquí Dios sigue hablando de los babilonios:

«Pero son profundamente culpables, porque hicieron de su propia fuerza un dios. – Habacuc 1:11 (NTV)

Habacuc quedó desconcertado al enterarse que Dios iba a enviar a un pueblo violento (los babilonios) para lidiar con la violencia en Judá. Los babilonios no sabían que Dios los estaba usando para que Judá regresara a Él. Los babilonios rendían culto a muchos dioses falsos, y en su arrogancia confiaban, como si fuera un ídolo más, en su poderío militar.

Dios no era indiferente ante el pecado de Judá. Dios castigaría a su pueblo utilizando a una nación aún más violenta. Recordemos que Dios puede usar cualquier método, aunque a nosotros nos parezca extraño, para corregir, o bien para castigar.

Hay cosas que hace Dios que desde nuestra perspectiva humana, nos parecen raras, o simplemente no entendemos, veamos este versículo al respecto:

«Mis pensamientos no se parecen en nada a sus pensamientos —dice el SEÑOR—. Y Mis caminos están muy por encima de lo que pudieran imaginarse. Pues así como los cielos están más altos que la tierra, así Mis caminos están más altos que sus caminos y Mis pensamientos, más altos que sus pensamientos.» – Isaías 55:8-9 (NTV)

Los creyentes debemos aceptar la voluntad de Dios y regocijarnos en Él, aún y cuando no entendamos Sus decisiones. Dios actúa soberanamente en todo lo que sucede, y hace que todo funcione de acuerdo a Sus propósitos.

Veamos ahora lo que le contestó Dios a Jeremías. Recordemos que Jeremías se preguntaba por qué si Dios es justo, no castigaba aún a los perversos, era una queja del tipo ¿hasta cuándo?

La respuesta completa de Dios la encontramos en Jeremías 12:5-13, de la cual aquí agregamos el primer versículo:

«Si te cansa competir contra simples hombres, ¿cómo podrás correr contra caballos? Si tropiezas y caes en campo abierto, ¿qué harás en los matorrales cerca del Jordán?» – Jeremías 12:5

Dios le responde a Jeremías, en el versículo 5, mostrándole que él se cansaba con problemas menores cuando él hace esta pregunta, ya que Dios ha visto como su pueblo ha pecado y se ha puesto en Su contra (versículo 6); y como parte de la disciplina que ha dispuesto para Judá, el pueblo que más ama (versículo 7), es entregarlos al ejercito Babilónico que van a sitiarlos y tomarlos al exilio siendo este un duro castigo que hace que el reino de Judá desaparezca del mapa, hasta el Templo es destruido. Y se muestra como el problema venía desde los gobernantes que se apartaron de Dios (versículo 10).

Dios castigó a Su pueblo, de forma consistente con los términos de la Alianza en el monte Sinaí, de acuerdo a las maldiciones por la desobediencia (Deuteronomio 28:15-68), de las cuales a continuación vemos algunos versículos que nos pueden ayudar a entender el por qué Dios envió a los babilonios:

«Si te niegas a escuchar al Señor tu Dios y a obedecer los mandatos y los decretos que Él te ha dado, todas esas maldiciones te perseguirán y te alcanzarán hasta que quedes destruido. Esos horrores serán una señal de advertencia permanente para ti y tus descendientes. Si no sirves al Señor tu Dios con alegría y entusiasmo por la gran cantidad de beneficios que has recibido, servirás a los enemigos que el Señor enviará contra ti. Pasarás hambre y sed, andarás desnudo y carente de todo. El Señor te pondrá sobre el cuello un yugo de hierro que te oprimirá severamente hasta destruirte. Desde un extremo de la tierra, el Señor traerá contra ti a una nación lejana que te caerá encima como un buitre en picada. Es una nación que habla un idioma que tú no comprendes, un pueblo cruel y feroz que no muestra respeto por los ancianos ni piedad por los niños. Sus ejércitos devorarán tus animales y tus cultivos, y tú quedarás destruido. No dejarán ninguna clase de grano, ni vino nuevo, ni aceite de oliva, ni terneros, ni corderos, y te morirás de hambre. Atacarán tus ciudades hasta derribar todas las murallas fortificadas de tu territorio, esos muros en los que confiabas para protegerte. Atacarán todas las ciudades de la tierra que el Señor tu Dios te ha dado.» – Deuteronomio 28:45-52 (NTV)

Todas las historias que contiene la Biblia nos sirven a nosotros de ejemplo para nuestra vida actual, para evitar cometer los errores que nuestros ancestros cometieron, todas las respuestas a cualquier pregunta o problema que tengamos están contenidas en la Biblia. En lugar de buscar las respuestas en otros hombres, debemos de acercarnos a la Palabra de Dios para que Él nos guie y nos ayude. Recordemos que Dios nos promete bendiciones para quienes obedecen Sus leyes (Deuteronomio 28:1-14).