En el artículo anterior vimos aspectos del ministerio del Espíritu de Conocimiento y comenzamos a ver las diferentes formas en las que el Espíritu de Dios nos revela el Conocimiento. Ahora veremos cómo el incremento en el conocimiento de Dios nos acerca más a Él, y veremos otras formas en las que obtenemos conocimiento espiritual, y cómo están relacionados el Espíritu de Conocimiento y el Espíritu de Profecía.
El Conocimiento nos lleva a Perseguir y a Aferrarnos al SEÑOR
Como creyentes sabemos que el cristianismo es más que una religión, es una íntima relación personal con Dios, y para ello necesitamos conocerlo mejor, y por lo mismo, pedimos ayuda al Espíritu de Conocimiento quien vive en nosotros. Y por esta misma razón, el profeta Oseas nos pide que tengamos un sentido de urgencia para conocer al SEÑOR, porque entre más lo conozcamos más vamos a querer estar con Él. Oseas utiliza la palabra hebrea רָדַף – radáf, la cual, literalmente significa «perseguir«, entendiendo que corramos tras el SEÑOR. Radáf es la misma palabra que se utilizó Moisés, cuando, el Faraón egipcio persiguió con urgencia a los israelitas hasta el Mar Rojo después de las 10 Plagas. Lamentablemente, este sentido de urgencia que la palabra radáf nos transmite, se pierde en las traducciones al español, ya que la han traducido de diferentes maneras, según la versión que usted tenga: algunas dicen «esforcémonos» (RVR 1995), «persistamos» por conocer al SEÑOR» (RVC 2015), «vayamos tras Su conocimiento» (NVI).
«Conozcamos [yadá], pues, esforcémonos [radáf] por conocer al Señor. Su salida es tan cierta como la aurora, y Él vendrá a nosotros como la lluvia, como la lluvia de primavera que riega la tierra».» — Oseas 6:3 (NBLA)
«Los egipcios los persiguieron [radáf] con todos los caballos y carros de Faraón, su caballería y su ejército, y los alcanzaron acampados junto al mar, junto a Pi Hahirot, frente a Baal Zefón.» — Éxodo 14:9 (NBLA)
El Espíritu de Conocimiento no solo quiere que conozcamos a Dios, sino que nos quiere ayudar para que desarrollemos nuestra relación con Él, y que nazca en nosotros el deseo de aferrarnos al SEÑOR, o pegarnos a Él (Deuteronomio 10:20, 11:22, 13:4, 30:20; Josué 22:5, 23:8; Jeremías 13:11). La palabra en hebreo es: דָּבַק – dabák, que significa aferrarse, adherirse, pegarse, permanecer cerca. De esta manera, sólo los cristianos podemos decir que el único Dios verdadero vive realmente en nosotros, y es el Espíritu de Conocimiento el que nos enseña a crecer espiritualmente en nuestro proceso de santificación para que nuestras acciones se parezcan más a las de nuestro Señor Jesucristo.
«Teme al Señor tu Dios y sírvele. Aférrate a Él…» — Deuteronomio 10:20a (NVI)
«Pero asegúrense de obedecer todos los mandatos y las instrucciones que Moisés les dio. Amen al Señor su Dios, anden en todos Sus caminos, obedezcan Sus mandatos, aférrense [dabák] a Él y sírvanlo con todo el corazón y con toda el alma».» — Josué 22:5 (NTV)
De hecho, el SEÑOR nos creó para que nos aferremos a Él, en esa convivencia que Él quiere tener con nosotros, pero debido a la naturaleza pecaminosa, muchas personas están constantemente huyendo de Él.
«Porque como el cinturón se adhiere a la cintura del hombre, así hice adherirse a Mí a toda la casa de Israel y a toda la casa de Judá”, declara el SEÑOR, “a fin de que fueran para Mí por pueblo y por renombre, para alabanza y para gloria, pero no escucharon”.» — Jeremías 13:11 (NBLA)
«Y este es el juicio: que la Luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la Luz, pues sus acciones eran malas.» — Juan 3:19 (NBLA)
Ahora continuemos con las diferentes formas en las que el Espíritu de Dios revela Conocimiento:
“Pero el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en Mi nombre, Él les enseñará todas las cosas, y les recordará todo lo que les he dicho.” — Juan 14:26 (NBLA)
5. Utilizando el Urím y Tumím
Nuestro SEÑOR también utilizó el Urím y Tumím que tenía el Sumo Sacerdote para revelar Conocimiento y Consejo a los gobernantes del pueblo de Israel. Puede ver más detalles de esta forma de adquirir conocimiento en nuestro artículo ¿Qué son el Urím y Tumím y los Sorteos Sagrados?
Después de la muerte del rey David, no encontramos más consultas en donde se utilice el Urím y Tumím, de forma que el Espíritu de Conocimiento utilizó a los profetas para dar a conocer los mensajes del SEÑOR, y eran a ellos a quienes los reyes dirigían sus consultas (2 Reyes 8:8-15, 22:13-20, Jeremías 21:2; Ezequiel 14:7). Por lo que ahora veamos el ministerio del Espíritu de Conocimiento como el Espíritu de Profecía.
«Pero el Señor había dicho a Ahías: «La mujer de Jeroboam viene a consultarte sobre su hijo, pues está enfermo. Esto y esto le dirás, pues será que cuando ella venga, fingirá ser otra mujer».» — 1 Reyes 14:5 (NBLA)
««Consulta ahora de nuestra parte al Señor, porque Nabucodonosor, rey de Babilonia, nos hace la guerra. Tal vez el Señor haga con nosotros conforme a todas Sus maravillas, para que el enemigo se retire de nosotros».» — Jeremías 21:2 (NBLA)
6. El Espíritu de Profecía
En el libro del Apocalipsis encontramos que el Espíritu de Profecía es el Testimonio de Jesús:
«Entonces caí a sus pies para adorarlo. Y me dijo: «No hagas eso. Yo soy consiervo tuyo y de tus hermanos que poseen el testimonio de Jesús; adora a Dios. El testimonio de Jesús es el espíritu de la profecía».» — Apocalipsis 19:10 (NBLA)
Con lo anterior entendemos que cuando andamos evangelizando, lo hacemos por medio del Espíritu de Profecía, y entendemos que a su vez, se trata del ministerio del Espíritu de Conocimiento. El apóstol Pablo nos dice que, como creyentes, recibimos diferentes dones del Espíritu Santo para el servicio y bien común de la iglesia (1 Corintios 12-14). Y los Espíritu de Conocimiento y de Entendimiento son quienes aportan la revelación manifestada por el don de profecía (1 Corintios 12:10, 28-29; Romanos 12:6). El profeta es el que ayuda a los creyentes para que escojan el bien, siguiendo, obedeciendo y amando al SEÑOR para que eviten el juicio de Dios y reciban Sus bendiciones. Inclusive Pablo nos habla de la superioridad que tiene el don de profecía (1 Corintios 14:1) y nos exhorta para que lo deseemos ardientemente, siendo que él mismo tenía este don (1 Corintios 13:1).
“De manera que tenemos dones que varían según la gracia que nos ha sido concedida: Si es de profecía, úsese conforme a la medida de la fe.” — Romanos 12:6 (RVA-2015)
“Procuren alcanzar el amor; pero también deseen ardientemente los dones espirituales, sobre todo que profeticen… Pero el que profetiza habla a los hombres para edificación, exhortación y consolación.” — 1 Corintios 14:1, 3 (NBLA)
«Por tanto, hermanos míos, anhelen el profetizar, y no prohíban hablar en lenguas.» — 1 Corintios 14:39 (NBLA)
«Y si tuviera el don de profecía, y entendiera todos los misterios y todo conocimiento, y si tuviera toda la fe como para trasladar montañas, pero no tengo amor, nada soy.» — 1 Corintios 13:2 (NBLA)
Posiblemente con lo anterior también sea en cumplimiento de las palabras de Moisés:
«Pero Moisés le dijo: «¿Tienes celos por causa mía? ¡Ojalá todo el pueblo del Señor fuera profeta, que el Señor pusiera Su Espíritu sobre ellos!».» — Números 11:29 (NBLA)
Entendemos que este don es para edificar, exhortar y consolar a los creyentes. Ahora hablemos más acerca del ministerio de los profetas, quienes son otra forma en la que Dios nos da Su Espíritu de Conocimiento. La palabra general hebrea para profeta es נָבִיא – naví, (o en plural: נְּבִאִים – neviím, profetas) cuya raíz viene del verbo nabá, » profetizar, anunciar, declarar, pronunciar palabras hablando con fervor bajo inspiración divina”. La función principal de un profeta es recibir el mensaje de Dios y luego proclamar las revelaciones del Espíritu de Dios. Los profetas tenían la encomienda de mostrarle a la gente de Dios sus pecados, transgresiones e iniquidad (Isaías 58:1; Ezequiel 22:2, 43:10; Miqueas3:8). Por tanto, eran una especie de pastores que monitoreaban a la gente de Dios. Era su deber amonestar, reprender y denunciar pecados prevalentes, de amenazar a la gente con los terrores del juicio divino, y llamarlos a arrepentirse, pero también eran los que traían un mensaje de consuelo y perdón (Isaías 40:1-2). Ellos eran los centinelas que estaban de guardia para tocar la trompeta, y dar advertencias oportunas de peligros que se aproximaban (Ezequiel 3:17, 33:7-19; Jeremías 6:17; Isaías 62:6). Su función era diferente de la de los sacerdotes, quienes se acercaban a Dios de parte de los hombres por medio de un sacrificio, mientras que los profetas se acercaban a los hombres como embajadores de Dios, buscando que se alejaran de sus malos caminos y vivieran una vida agradable al SEÑOR.
««Clama a voz en cuello, no te detengas. Alza tu voz como trompeta, declara a Mi pueblo su transgresión y a la casa de Jacob sus pecados.» — Isaías 58:1 (NBLA)
“Yo, en cambio, estoy lleno de poder, del Espíritu del Señor, y de juicio y de valor, para dar a conocer a Jacob su rebelión, y a Israel su pecado.” — Miqueas 3:8 (NBLA)
Las Escrituras utilizan otras dos palabras hebreas para designar a un profeta, son רֹאֶה – roé y חֹזֶה – jozé, ambas significan «uno que ve» y a veces es traducido como «vidente», porque son profetas que reciben los mensajes de Dios a través de visiones. La palabra naví enfatiza el trabajo activo del mensajero de Dios al revelar Su Palabra, mientras que las palabras roé y jozé acentuaban el hecho de que estas personas recibían la revelación divina por visiones. Podemos encontrar las tres palabras para profeta en un versículo en 1 Crónicas 29:29. En casos especiales también los profetas son llamados centinelas, del hebreo צֹפִים – sofím (Jeremías 6:17; Ezequiel 3:17, 33:2, 33:6-7); “שֹׁמֵר – shomér”, un centinela o guardia (Isaías 21:11, 62:6); o “ רָעָה – raá”, un pastor (Zacarías 11:5). Inclusive se utiliza el término “hombre de Dios” para designar a los profetas como Elías, Eliseo y Moisés (1 Samuel 2:27, 9:6; 1 Reyes 17:18-19; Deuteronomio 33:1).
“Los hechos del rey David, desde el primero hasta el último, están escritos en las crónicas del vidente [roé] Samuel, en las crónicas del profeta [naví] Natán y en las crónicas del vidente [jozé] Gad.” — 1 Crónicas 29:29 (NBLA)
Las Escrituras nos dicen que después de que Aarón y Miriam trataron de suplantar a Moisés como mediadores de la revelación divina (Números 12:1-2), el SEÑOR dejó muy claro que Él solo iba a hablar “cara a cara” con Moisés, pero en el futuro todas Sus comunicaciones serían a través de visiones y sueños (Números 12:4-8). Así que actualmente todos los mensajes del Espíritu de Conocimiento a los profetas son recibidos por medio de visiones (Génesis 15:1), durante el día, por ejemplo, quizás estando en una especie de trance, como la visión que tuvo el apóstol Pedro de los animales en Hechos 10:9-16, de la cual puede leer más al respecto en nuestro artículo La Dieta Bíblica (Parte 3). O mediante sueños, también llamados «visiones de la noche» en algunos pasajes como en Daniel (Génesis 46:2-4; Daniel 7:7, 7:13)
«En el primer año de Belsasar, rey de Babilonia, Daniel tuvo un sueño y visiones de su cabeza en su cama, y en seguida escribió el sueño. Este es el resumen del asunto: Daniel habló y dijo: “Estaba mirando en mi visión de noche y he aquí que los cuatro vientos del cielo agitaban el gran mar. Y cuatro grandes bestias, diferentes la una de la otra, subían del mar.» — Daniel 7:1-3 (RVA 2015)
“Él dijo: «Oigan ahora Mis palabras: Si entre ustedes hay profeta, Yo, el Señor, me manifestaré a él en visión. Hablaré con él en sueños. No así con Mi siervo Moisés; en toda Mi casa él es fiel. Cara a cara hablo con él, abiertamente…” — Números 12:6-8a (NBLA)
Los profetas al recibir comunicaciones directas, en muchas ocasiones se referían a esto como «la Palabra del SEÑOR vino a mí» (1 Samuel 15:10; 2 Samuel 24:11), o bien los mismos profetas como Jeremías, decían «la Palabra del SEÑOR vino a mí diciendo…»
[Dice Jeremías] «Entonces vino a mí la palabra del SEÑOR, diciendo: —¿Qué ves, Jeremías? Y respondí: —Veo una vara de almendro. Y el SEÑOR me dijo: —Has visto bien, porque Yo vigilo sobre Mi palabra para ponerla por obra.» — Jeremías 1:11-12 (RVA 2015)
Desde los días de Josué hasta Elí las «visiones no eran frecuentes» (1 Samuel 3:1), ya que, lamentablemente durante el periodo de los Jueces, el sacerdocio se había degenerado, quienes originalmente eran el instrumento a través del cual, Israel recibía enseñanzas y era gobernado en asuntos espirituales. La gente ya no estaba siendo impactada por las lecciones en el servicio ceremonial. Necesitaban advertencias y exhortaciones más directas, y bajo estas circunstancias emergió Samuel, un Levita de la familia de Coat (1 Crónicas 6:22-28), y muy posiblemente un sacerdote, y fue el instrumento para reformar la orden sacerdotal (1 Crónicas 9:22). Además, Samuel estableció escuelas de profetas, una en Ramá (1 Samuel 19:19-20), luego otras en Betel (2 Reyes 2:3), en Jericó (2 Reyes 2:5), en Gilgal (2 Reyes 4:38) y en otras partes de Israel (2 Reyes 6:1) y después al parecer, se habla de que Eliseo fue el jefe de estas comunidades de profetas. Ahí había estudiantes prometedores quienes eran entrenados para el ministerio para ser profetas al estudiar las leyes de Dios y su interpretación. Estas instituciones fueron tan exitosas que desde los tiempos de Samuel hasta el cierre del canon del Antiguo Testamento no faltó una buena cantidad de hombres que mantuviera la línea de profetas en Israel y Judá.
“El joven Samuel servía al Señor en presencia de Elí. La palabra del Señor escaseaba en aquellos días, y las visiones no eran frecuentes.” — 1 Samuel 3:1 (NBLA)
“Así que Saúl envió mensajeros para llevarse a David, pero cuando vieron al grupo de los profetas profetizando, y a Samuel de pie presidiéndolos, el Espíritu de Dios vino sobre los mensajeros de Saúl, y ellos también profetizaron.” — 1 Samuel 19:20 (NBLA)
La palabra profeta en español viene del griego προφήτης – profétes, que significa “el que habla por otro”, específicamente “el que habla por un dios” y así interpreta su voluntad al hombre. Y con el tiempo este término de “profecía” cambió su significado para tener un sentido de “predicción”, y por eso actualmente asociamos a un profeta con alguien que solo predice el futuro, y eso es lo que causa la mayor confusión entre los cristianos hoy en día. Pero como hemos visto, el significado original de un profeta es el de un predicador de justicia y avivamiento religioso, además de ser un mensajero de juicio o bendición de acuerdo al comportamiento bueno o malo del pueblo de Dios. El profeta es el que le indica a las personas el buen camino. Y también había un elemento de predicción como parte del contenido del mensaje de los profetas, pero no debemos creer que era lo único. Además, el SEÑOR nos dice que en Su Palabra ya declaró los eventos del fin de nuestra era desde el principio, ya tenemos la revelación de Jesucristo en el libro de Apocalipsis, esas son las profecías que tenemos que estudiar para darle gloria a Dios cuando tengan su cumplimento.
[El SEÑOR dice] “Que declaro el fin desde el principio, y desde la antigüedad lo que no ha sido hecho. Yo digo: “Mi propósito será establecido, y todo lo que quiero realizaré”.” — Isaías 46:10 (NBLA)
¿Qué es el Buen Camino?
El buen camino de acuerdo a la Biblia se define como lo que está de acuerdo con la voluntad, deseo o plan de Dios. Por lo tanto, cualquier desviación de eso, por definición, no es bueno y, por lo tanto, es «malo». Así que, fue Dios quien les dio a los ángeles, incluyendo a Satanás, y al hombre, la opción de seguirlo o de desobedecerlo. El SEÑOR creó opciones para que pudiéramos ejercer libremente nuestra voluntad, nuestro libre albedrio para elegir hacer el bien o el mal. A diferencia de lo que una vez dijo Henry Ford que la gente podía elegir cualquier color de sus carros modelo T, siempre y cuando fuera negro, el único color disponible. En realidad, al tener un solo color para elegir, Ford no les estaba dando opciones a sus clientes. Por eso, el profeta Isaías afirma que Dios es en realidad el que también creó el “mal” (Isaías 45:7); sin embargo, Él creó las opciones, pero nunca hizo que nadie escogiera hacer el mal que es algo muy diferente. Esta es la razón por la que Dios creó el “árbol del conocimiento del bien y del mal” para que Adán tuviera la opción de ejercer su propia voluntad para escoger libremente el obedecer a Dios (bien) o hacer lo que está en contra de Su voluntad (mal). El profeta Isaías también nos da la definición de lo que es el “mal”, cuando el SEÑOR dice: “Hicieron lo malo ante Mis ojos y escogieron lo que a Mí no me agrada” (Isaías 65:12, 66:4). Esto nos da una definición asombrosamente simple de lo que es el mal: «Es hacer algo en lo que Dios no se complace«. Por lo que, si Dios es la esencia de todo lo que es bueno, y seguirlo implica hacer lo que es correcto, bueno y agradable ante Sus ojos. Entonces el trabajo del profeta es conocer a Dios a través de Su Palabra, tal y como lo vimos que se hacía en la escuela de profetas, y guiar a los miembros de la iglesia para que hagan el bien y eviten hacer algo en lo que Dios no se complace. Porque Satanás está constantemente tentando a todas las personas para que tomen malos caminos, contrarios a los deseos del SEÑOR. Por lo que el mensaje del profeta anuncia la voluntad de Dios para los hombres y un llamado a la obediencia completa. Una profecía contenía la predicción del futuro a partir de las condiciones presentes, y estaba inseparablemente conectado con el mensaje espiritual que el profeta debía proclamar a su propia generación.
“Que formo la luz, y creo las tinieblas; que hago la paz y que creo el mal. Yo Soy el SEÑOR, que hago todo esto.” — Isaías 45:7 (JBS)
[El SEÑOR dice] “Yo también los destinaré a la espada, y todos ustedes se arrodillarán para el degüello. Porque llamé, y no respondieron; hablé, y no escucharon, sino que hicieron lo malo ante Mis ojos y escogieron lo que a Mí no me agrada”. — Isaías 65:12 (RVA-2015)
Profetas del Nuevo Testamento
Adicionalmente a los profetas que tenemos del Antiguo Testamento, las Escrituras nos hacen mención de múltiples profetas que formaban parte de la iglesia después de la muerte y resurrección de Jesucristo. Inclusive Juan el Bautista fue el profeta designado por Dios para preparar el camino de Jesús, el Mesías. El apóstol Pedro, en su discurso de Pentecostés, nos dice que los creyentes que estaban con él habían recibido el don de profecía como un cumplimiento de la profecía del profeta Joel, en Hechos 2:14-18. También, el doctor Lucas hace mención de los profetas Judas y Silas (Hechos 15:32); todos los profetas de Antioquía (Hechos 13:1); Agabo y los profetas de Jerusalén (Hechos 11:27-28); las cuatro hijas profetas de Felipe, el evangelista (Hechos 21:9). Además, en las cartas de Pablo, en la primera carta a los corintios, se habla de múltiples profetas en esta comunidad, y probablemente habría más profetas en cada comunidad cristiana, en los inicios de la iglesia, que estaban haciendo la labor de los apóstoles, porque como nos enfatiza Pablo, la profecía es una señal para los creyentes.
“Judas y Silas, como también eran profetas, exhortaron a los hermanos con abundancia de palabras y los fortalecieron.” — Hechos 15:32 (RVA-2015)
“Pero la profecía es una señal, no para los incrédulos, sino para los creyentes.” — 1 Corintios 14:22b (NBLA)
Un ejemplo claro en donde el Espíritu del Conocimiento se manifiesta es cuando Jesús les pregunta a Sus discípulos “¿quién dicen que Soy Yo?” Y Pedro respondió: “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente”. Y Jesús le revela que este conocimiento no lo obtuvo de carne ni sangre, entendemos que fue el Espíritu del Conocimiento enviado por el Padre quien se lo hizo saber.
“Entonces Jesús le dijo: «Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque esto no te lo reveló carne ni sangre, sino Mi Padre que está en los cielos.” — Mateo 16:17 (NBLA)
Para concluir me gustaría recordarles que el mismo Jesucristo nos bendice por leer y escuchar las palabras de la profecía del libro del Apocalipsis, en donde Él mismo nos revela los eventos que experimentaremos hasta el final de esta era.
“Bienaventurado el que lee y los que oyen las palabras de la profecía y guardan las cosas que están escritas en ella, porque el tiempo está cerca.” — Apocalipsis 1:3 (NBLA)
En el siguiente artículo continuaremos viendo otras formas de recibir Conocimiento, también como detectar falsos profetas, y hablaremos acerca de cómo la ceguera espiritual y la ignorancia se oponen al Espíritu de Conocimiento.
¡Que Dios los bendiga!