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Como veremos en este articulo, las 10 plagas de Egipto demostraron el poder de Dios sobre los dioses paganos de los egipcios, dejando claro quien está en control. Los egipcios adoraban ídolos hechos de piedra, oro y plata. Cabe destacar que lo más importante de estos juicios fue mostrarles a los Israelitas que la religión egipcia (con la que estuvieron en contacto por más de 400 años) es falsa. El Señor los liberó de todo esto para que pudieran servirlo y para que cumpliera las promesas que hizo con Abraham, Isaac, y Jacob. Esto también sirvió para que los mismos egipcios y las naciones vecinas se dieran cuenta que el Dios de Israel es el Señor.
Tabla de Contenidos del Artículo
«Y cuando haya mostrado Mi poder sobre Egipto, y haya sacado de allí a los israelitas, los egipcios sabrán que Yo Soy el Señor.»— Éxodo 7:5 (DHH)
El Juicio de las 10 Plagas
Cuando leemos en la Biblia que Dios causó 10 plagas para que los egipcios liberaran al pueblo de Israel, Dios estaba no tan sólo presionando al Faraón para que ésto sucediera, sino que además Él estaba juzgándolos por la idolatría que tenían. Las plagas fueron diseñadas específicamente para evidenciar la mentira acerca de los falsos dioses de Egipto y cada una de ellas iba dirigida a atacar esas deidades falsas. Los egipcios eran el pueblo más politeísta conocido en el mundo antiguo, las plagas les enseñarían que sus dioses eran solamente ídolos que no podían hacer nada para rescatarlos.
«Allí ustedes servirán a dioses de madera y piedra, hechos por manos humanas, incapaces de ver, oír, comer ni oler.» — Deuteronomio 4:28 (RVC)
Con las plagas el verdadero Creador deshizo todo lo que había sido adjudicado a ídolos ante sus propios ojos para mostrar quién es el que realmente tiene el poder sobre sus vidas y sobre todo lo demás.
La duración de las plagas no se conoce, pero la mayoría de los estudiosos postulan que duraron un período de entre 6 y 18 meses, tiempo suficiente para que aprendieran la lección. Durante este periodo se mostró la impotencia del Faraón, quien supuestamente era uno de los dioses que había sido engendrado por Amón-Ra. En cuanto a su poder divino, el Faraón era supuestamente Horus, el hijo de Hathor. Las plagas fueron efectivas al demostrar que el Faraón no era una deidad.
Las plagas de Egipto sirvieron como una lección visual para el pueblo de Israel acerca de lo inútil de la idolatría de falsos dioses. También demostraron el asombroso poder de Dios al redimirlos de la esclavitud y sacarlos de la tierra de Egipto, así como de Su capacidad para cuidar de ellos y proveer todas sus necesidades.
«…Y dictaré sentencia contra todos los dioses de Egipto. Yo, el Señor, lo he dicho.» — Éxodo 12:12b (DHH)
Primera plaga: La plaga de la Sangre (Éxodo 7:14-25)
La primera plaga, la que convierte el agua del rio Nilo en sangre, iba dirigida a limpiar a los egipcios y a los israelitas de sus pecados empezando por la idolatría.
“Luego el Señor le dijo a Moisés: «Dile a Aarón: “Toma tu vara y extiende tu mano sobre las aguas de Egipto —todos sus ríos, canales, estanques y depósitos de agua—; convierte toda el agua en sangre. En todo Egipto el agua se transformará en sangre, incluso el agua almacenada en vasijas de madera y en tinajas de piedra”».” — Éxodo 7:19 (NTV)
Los egipcios entendían que sin el río Nilo no habría vida en Egipto. Ellos idolatraban al Nilo como la Madre de Egipto, pero Dios les mostró que la vida es Suya para darla o quitarla. Así que, primero atacó al culto del dios Jnum, el guardián de las aguas del rio Nilo, que supuestamente daba vida a todo Egipto. Por ello era considerado como el dios de la fertilidad egipcio, quien «hacía a los hombres del lodo del Nilo».
A medida que las plagas descendían sobre el país, los egipcios se daban cuenta de lo inútiles que eran sus dioses para detenerlas. Hapi, el «poderoso» dios del río Nilo, no pudo evitar que las aguas se convirtieran en sangre. Hapi estaba asociado con la crecida del río y la riqueza que esto produce para las cosechas, él también era el señor de los peces, pero nada pudo hacer para evitar que murieran con la plaga.
«Pues Él [YAHVEH] convirtió los ríos en sangre, para que nadie pudiera beber de los arroyos.» — Salmos 78:44 (NTV)
Muchos otros dioses también estaban relacionados con el Nilo; por ejemplo, los egipcios creían que el río Nilo era el torrente sanguíneo de Osiris, el dios del inframundo. O Tauret, la diosa hipopótamo del río; y Sobek, el dios cocodrilo creador del Nilo con su sudor, dios de la fertilidad, asociado con el poder del Faraón. Sin olvidar las diosas protectoras de los peces como Neith y Hathor.
La palabra hebrea dam – דָּם significa sangre, esta misma palabra es utilizada 360 veces en el Antiguo Testamento. Por lo tanto, las personas que piensan que la palabra sangre en esta primer plaga es una metáfora, o que pretenden explicar de una forma «científica» lo que sucedió (con algas, bacterias tóxicas, barro rojo, etc.), no tienen ningún fundamento Bíblico. Tomemos la palabra sangre literalmente tal como lo indica la Biblia, el agua se convirtió en sangre, así de sencillo.
«Porque la vida del cuerpo está en la sangre. Les he dado la sangre sobre el altar con el fin de purificarlos, para hacerlos justos ante el Señor. Es la sangre, dada a cambio de una vida, la que hace posible la purificación.» — Levítico 17:11 (NTV)
Ya que la sangre representa vida (Levíticos 17:11), solamente la sangre es aceptable para el perdón de los pecados (Hebreos 9:22). Dios promete el perdón de los pecados y nos limpia mediante la sangre de un sustituto sin culpa: Nuestro Señor Jesucristo (Romanos 5:10).
«Porque, si cuando éramos enemigos de Dios fuimos reconciliados con Él mediante la muerte de Su Hijo, mucho más ahora, que estamos reconciliados, seremos salvados por Su vida.» — Romanos 5:10 (RVC)
«Según la ley, casi todo es purificado con sangre; pues sin derramamiento de sangre no hay perdón.» — Hebreos 9:22 (RVC)
Por ello es importante enfatizar que el primer juicio o plaga que envió Dios, fue de «sangre». Por eso, Dios no exentó a los Israelitas de esta plaga. La muerte reina en el mundo debido al pecado, y en la justicia de Dios, el pecado no puede ser ignorado; debe de castigarse o bien ser condonado por la gracia de Dios. Por eso la primer plaga purificó por 7 días a todo el que tuviera fe en Dios. Hoy en día, para nosotros como creyentes en el trabajo redentor en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, Su sangre nos limpia de todo pecado.
«Toda la gloria sea al que nos ama y nos ha libertado de nuestros pecados al derramar Su sangre por nosotros.» — Apocalipsis 1:5b (NTV)
Segunda plaga: La plaga de las Ranas (Éxodo 8:1-15)
La segunda plaga fue la de las ranas, las cuales representaban para los egipcios la fecundidad, la bendición y la seguridad de una cosecha, porque cuando el nivel del agua del Nilo disminuía se creaban estanques llenos de ranas y cuando los granjeros escuchaban a las ranas, sabían que «los dioses» habían hecho las tierras fértiles para buenas cosechas.
Además, los egipcios tenían una reverencia especial hacia los anfibios por su habilidad de «poder vivir en dos mundos diferentes»; los egipcios estaban muy interesados en sobrevivir en el siguiente mundo, después de la muerte. Ellos rendían culto a Heket, la diosa rana, la esposa de Jnum, ella era el símbolo de la resurrección y era el emblema de la fertilidad y supuestamente también ayudaba a los nacimientos.
«Infestó de ranas el país, y aun la alcoba del rey.» — Salmos 105:30 (DHH)
Por esta razón, estaba penado de muerte si alguien mataba una rana, incluso accidentalmente. Entonces imagine la abundante presencia de las ranas por todas partes, esto sólo les trajo frustración, gran incomodidad y culpabilidad cuando las mataban sin querer al caminar. Y por si esto no fuera suficiente, los magos de la corte, hicieron lo que nadie necesitaba en ese momento: ¡Más ranas! En lugar de buscar cómo deshacerse de ellas.
«Envió grandes enjambres de moscas para que los consumieran y miles de ranas para que los arruinaran.» — Salmos 78:45 (NTV)
Dios les mostró que las ranas no tienen una habilidad especial de vida, por el contrario, había un mal olor por todo el país cuando murieron todas esas ranas y las amontonaron.
«Murieron todas las ranas en las casas, en los patios y en los campos. Los egipcios las apilaron en grandes montones, y un hedor insoportable llenó todo el territorio.» — Éxodo 8:13b-14 (NTV)
Dios después les mostraría a los Israelitas que las ranas eran animales ceremonialmente impuros (Levíticos 11:10-11,41), considerados repugnantes o detestables. Y en el libro de Apocalipsis, las ranas representan demonios que engañan y seducen a los reyes para ir a pelear en Armagedón.
«De la boca del dragón, de la boca de la bestia, y de la boca del falso profeta, vi salir tres espíritus impuros con aspecto de ranas.» — Apocalipsis 16:13 (RVC)
Tercer plaga: La plaga de los Mosquitos (Éxodo 8:16-19)
El significado de la palabra hebrea «quen – כֵּן» para esta plaga es dudoso, sólo se sabe que salieron del polvo y que volaban. Se piensa que esta plaga se refiera a «pulgas de arena» ya que afectan tanto a personas como a animales. En la traducción Bíblica Reina-Valera tradujeron esta tercer plaga como «piojos», y si lee otras traducciones como Dios Habla Hoy (DHH) o Nueva Traducción Viviente (NTV) lo traducen como «mosquitos».
El insecto que haya sido, humilló al dios egipcio de la tierra, Geb, al convertir el polvo en insectos que picaban a los egipcios. En las creencias egipcias, Geb era el padre de Osiris, Isis, Neptis y Seth. Los egipcios hacían ofrendas a Geb por la generosidad de la tierra, sin embargo, fue de «el polvo del suelo» que se originó esta plaga. Geb pasó la autoridad de la tierra a su heredero el Faraón y esta plaga lo estaba ridiculizando al no poder controlar los enjambres de insectos creados del polvo de la tierra.
Al mismo tiempo, los sacerdotes que tenían que rasurarse el cuerpo y purificarse bañándose frecuentemente antes de realizar sus funciones sacerdotales, fueron anulados por los insectos en sus cuerpos que los volvían impuros, y esto los privaba de poder rezar a sus dioses para que acabaran con las plagas.
Finalmente, la plaga humilló a Tot, el dios de los hechizos mágicos y sabiduría, porque los magos egipcios no pudieron replicar esta plaga como lo habían hecho con las dos anteriores. Los magos entonces reconocieron que esto fue hecho por el dedo de Dios.
«¡Es el dedo de Dios!», exclamaron los magos ante el faraón. Pero el corazón del faraón siguió endurecido y no quiso escucharlos, tal como el Señor había dicho.»— Éxodo 8:19 (NTV)
El faraón continuaba negándose a obedecer a Dios, endureció su corazón, su necia desobediencia trajo sufrimiento tanto para él como para todo su pueblo. Contradecir la voluntad de Dios siempre es rebeldía. Algunas personas piensan «si viera un milagro, entonces creería en Dios». El faraón tuvo esta oportunidad, ya que cuando esta tercer plaga afectó a Egipto hasta los magos admitieron que era obra de Dios, sin embargo el faraón en su terquedad se negó a creer.
En el siguiente artículo continuaremos estudiando las siguientes plagas.
¡Que Dios los bendiga!
Continuar leyendo: Las 10 Plagas de Egipto (Parte 2)