Esta pregunta la hemos escuchado muchas veces antes: ¿Por qué Dios si es bueno, quien todo lo sabe, y es todopoderoso, permite que le pasen cosas malas a la gente buena?
También nos preguntamos: ¿Cómo pudo Dios permitir que esto me pasara a mí (o a los míos)? ¿Por qué siento tanto dolor y no siento que Dios me ayude?
La respuesta a estas preguntas es difícil de contestar, ya que hay múltiples factores involucrados, pero lo trataremos de simplificar definiendo los siguientes conceptos:
La Voluntad de Dios
Todo lo que pasa en el universo está de acuerdo con la voluntad de Dios como lo muestra Isaías 46:10.
Yo [Dios] anuncio desde un principio lo que está por venir; yo doy a conocer por anticipado lo que aún no ha sucedido. Yo digo: “Mi consejo permanecerá, y todo lo que quiero hacer lo haré.” – Isaías 46:10 (RVC).
Si todo está bajo el control de Dios, ¿Por qué pasan cosas malas? Podemos clasificar de dos formas la voluntad de Dios: Voluntad directiva y permisiva. Cada una tiene su propósito para los planes del Señor.
La voluntad directiva de Dios: Es la voluntad que surge por iniciativa de Dios, son sus decretos. Con Su voluntad directiva, todo lo que Él ha decretado va a suceder sin duda; nada puede evitar que se lleve a cabo.
La voluntad permisiva de Dios: Esto es algo que Dios permite que suceda para Sus propósitos, no sucede por Su iniciativa. La entrada del pecado cae en el campo de la voluntad permisiva de Dios. Esto sería algo que Él permite que suceda.
Independientemente de cómo proceda Dios con cada uno de nosotros, lo que debe quedar claro es que el Señor nos ama más allá de lo que podemos comprender, prueba de ello, es que Dios envió a su propio Hijo, Jesús, para nuestra salvación. Veamos como es explicado en Jeremías 29:11:
«Sólo yo sé los planes que tengo para ustedes. Son planes para su bien, y no para su mal, para que tengan un futuro lleno de esperanza.”—Palabra del Señor.» – Jeremías 29:11 (RVC)
A) La voluntad permisiva de Dios
Una de las objeciones a la fe cristiana es la aparente discrepancia en la existencia de un Dios amoroso y que Él permita la existencia del mal y el sufrimiento. Sin embargo, recordemos que todo lo que Dios crea es bueno. Por otro lado, hay tres factores que disminuyen la bondad en el mundo, y lo corrompen. Por lo que, el mal no es una creación directa de Dios, es el resultado de estos tres factores, los cuales son: (1) Satanás; (2) el Mundo (compuesto por el sistema hecho por el hombre que está en contra de la Palabra de Dios); y (3) nosotros mismos.
1.- Dios permite a Satanás hacer cosas malas
Dios tenía un cielo lleno de ángeles perfectos, ellos eran seres inteligentes con la libertad de elección. Los hizo agentes morales libres. Entre ellos se encontraba, Lucifer, creado por Dios como se describe en Ezekiel 28:12-13:
«Tú eras el modelo de la perfección, lleno de sabiduría y de exquisita belleza. Estabas en el Edén, el jardín de Dios. Tenías la ropa adornada con toda clase de piedras preciosas…Te las dieron el día en que fuiste creado.» – Ezekiel 28:12-13 (NTV).
Creado por Dios era perfecto, sin embargo, se rebeló ante su Creador. Podríamos decir, Dios pudo no haber creado a Lucifer desde un principio, pero no sabemos si otro ángel hubiera hecho lo mismo que él hizo. O por otro lado, pudo haberlo destruido rápidamente, pero esto hubiera ocasionado que su reinado en el Cielo fuera en base al miedo en lugar de estar basado en el amor. Así que Lucifer engañó a una tercera parte de los ángeles para que se unieran a la rebelión; y todos ellos fueron sacados del Cielo, exiliados a la Tierra con nosotros como se muestra a continuación:
«¡Cómo has caído del cielo, oh estrella luciente, hijo de la mañana! Has sido arrojado a la tierra, tú que destruías a las naciones del mundo.» – Isaías 14:12 (NTV).
«—Sí —les dijo [Jesús]—. Vi a Satanás caer del cielo como un rayo.» – Lucas 10:18 (NTV)
Satanás fue el causante del pecado original de Adán y Eva al engañarlos en el jardín del Edén. A continuación veamos otro ejemplo que menciona la Biblia acerca de personas (buenas) a quienes les pasan cosas malas:
En primer lugar, debemos mencionar el caso de Job. Si no ha leído su historia, le recomiendo que lo haga, lea el libro completo de Job. En este libro, Dios puso a prueba a Job y permitió que Satanás lo atacara:
«—Muy bien, puedes probarlo —dijo el Señor a Satanás—. Haz lo que quieras con todo lo que posee, pero no le hagas ningún daño físico. Entonces Satanás salió de la presencia del Señor.» – Job 1:12 (NTV)
Job siendo un hombre muy rico perdió todos sus bienes, todos sus hijos murieron (con un tornado creado por Satanás, un fenómeno atmosférico), y perdió su salud al sufrir terribles llagas en la piel de pies a cabeza. Todo esto fue causado por Satanás para que Job pensara que Dios era el culpable de su sufrimiento. ¿Y cuál fue la respuesta de Job?:
«Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo estaré cuando me vaya. El Señor me dio lo que tenía, y el Señor me lo ha quitado. ¡Alabado sea el nombre del Señor!» – Job 1:21 (NTV)
«Aunque el Señor me mate, yo en él confío; pero en su cara defenderé mis actos.» – Job 13:15 (RVC)
Job no sabía por qué le pasaban tantas cosas malas, sin embargo, sabía que Dios es bueno y confiaba en Él. Al final de la historia Dios detiene todos los ataques de Satanás y no permite ningún otro mal y bendice a Job: Re-estableciendo su salud y su riqueza, fue aún más rico y próspero de lo que era antes, tuvo 10 hijos más (7 hijos y 3 hijas), de hecho, las hijas de Job eran las más hermosas en toda la tierra. Y Dios le concedió larga vida a Job, él llegó a ver a sus hijos, nietos y bisnietos, hasta la cuarta generación, y les dejó su herencia, Job vivió 140 años.
2.- Dios permite al Mundo hacer cosas malas
Dios creó a los seres humanos con la capacidad de tomar sus propias decisiones morales. El mal uso (o el abuso) de esta libre voluntad ha ocasionado una disminución en la bondad y ha sido el causante de muchas cosas malas que vivimos cuando el hombre se separa del camino de Dios. Los niveles de criminalidad, terrorismo, corrupción, indiferencia, obscenidad, alcoholismo, drogadicción, etc. Nada de esto es creación de Dios, sino que fue el resultado de los seres humanos ejerciendo su libertad con su toma de decisiones. Dios podría tener un mundo sin cosas malas, con tan sólo privarnos de nuestra libre voluntad. Podría hacernos como marionetas y Él mover los hilos, o ser como robots, estar programados. Sin embargo, Dios quería una raza de individuos, quienes por voluntad propia, optan por amarlo. No se puede amar a alguien a menos que tenga la opción de no amarlo. Si el amor es obligado, deja de ser amor. Por lo tanto, Dios creó a los ángeles y a los humanos con la libertad para realmente expresar el amor a Él y entre sí.
Ahora veamos la historia de José que nos menciona la Biblia, no hablamos de José el esposo de María, sino de José el hijo de Jacob (Israel), encontramos su historia desde Génesis 37. José era el hijo favorito de su padre Israel, sus hermanos lo odiaban, pensaron en matarlo, pero terminaron vendiéndolo como esclavo a unos mercaderes quienes lo llevaron a Egipto, quienes a su vez lo vendieron a Potifar, un oficial del faraón. Al trabajar en su casa, la esposa de Potifar se quiso acostar con José, a lo cual él se negó, él no quería pecar ni contra Potifar, ni contra Dios, entonces ella se enojó y lo acusó falsamente (Génesis 39) diciendo que José quiso abusar de ella. Potifar enfurecido mandó encarcelar a José. Puede imaginarse todas las cosas malas que le pasaron a José después de ser el favorito de su padre, él fue vendido como esclavo, después acusado falsamente, olvidado en la cárcel durante años. Pero Dios estaba con José, y después de interpretar los sueños del faraón, José terminó siendo el segundo en mando después del faraón, él era el gobernador y administrador de todo Egipto, la frase de las «vacas flacas y de las vacas gordas» (Génesis 41) viene de esta historia y de cómo se salvó Egipto de una terrible temporada de años de sequía gracias a la administración y prevención que tuvo José, guiado por Dios. Al final, José perdonó a sus hermanos:
«Ustedes se propusieron hacerme mal, pero Dios dispuso todo para bien. Él me puso en este cargo para que yo pudiera salvar la vida de muchas personas.» – Génesis 50:20
La historia de José es un ejemplo de cosas malas que le sucedieron (él no tenía la culpa de nada) que al final condujeron a cosas buenas, porque José confiaba en Dios. Entonces, en lugar de culpar, o dudar de la bondad de Dios, nuestra reacción debe ser la de confiar en Él:
«Confía en el Señor con todo tu corazón; no dependas de tu propio entendimiento. Busca su voluntad en todo lo que hagas, y él te mostrará cuál camino tomar.» – Proverbios 3:5-6
«En mi angustia, clamé al Señor, y el Señor me respondió.» – Salmo 120:1 (RVC)
Hay interminables ejemplos de la maldad del mundo que podríamos citar, pero no acabaríamos con todos los dictadores, asesinos seriales, miembros de los carteles de droga, o los terroristas que están matando cristianos por su fe en nuestro Señor Jesucristo. Sólo nos queda rezar por ellos para que encuentren la verdad de Dios.
El ejemplo más triste en la historia de la humanidad es el de Jesús (Yeshua en Hebreo) las peor maldad del mundo cayó sobre Él, siendo la persona más pura y sin pecados. Póngase en Su lugar y cualquier problema que tenga será menor en comparación:
- ¿Se siente usted triste? Jesucristo era un hombre de dolores, Él lloraba por Jerusalén (Lucas 19:41)
- ¿Se siente usted rechazado? Él fue despreciado y rechazado (Isaías 53:3).
- ¿Alguien lo traicionó? Jesús fue traicionado.
- ¿Se burlan de usted? Se burlaron de Jesús tanto los fariseos y luego los romanos, lo trataron de forma vergonzosa, lo insultaron y lo escupieron.
- ¿Siente dolor físico? Jesús fue torturado, todos sus huesos se salieron de su lugar (Salmos 22:14) y fue crucificado.
Yeshua no nos prometió que estaríamos libres de problemas:
«Les he dicho todo lo anterior para que en mí tengan paz. Aquí en el mundo tendrán muchas pruebas y tristezas; pero anímense, porque yo he vencido al mundo.» – Juan 16:33 (NTV)
Al final del versículo Yeshua nos dice «Anímense, porque yo he vencido al mundo.» Jesús por medio de Su sacrificio ha vencido el poder de la muerte y de las tinieblas, y Él siendo inocente pagó por nuestros pecados con Su preciosa sangre. Él le ofrece el regalo de la vida eterna a quienes creen en Él.
3.- Dios me permite a mí mismo hacer cosas malas (ya sea a sí mismo o a los demás)
Dios nos dio la libre voluntad para tomar nuestras propias decisiones. Los hombres moralmente libres pueden elegir hacer cosas buenas o malas. Lamentablemente muchas veces los humanos optan por hacer las cosas malas, como hace todo el mundo. Y la gente resulta lastimada por esta causa.
«¿De quién son los lamentos? ¿De quién los pesares? ¿De quién son los pleitos? ¿De quién las quejas? ¿De quién son las heridas gratuitas? ¿De quién los ojos morados? ¡Del que no suelta la botella de vino ni deja de probar licores!» – Proverbios 23:29-30 (NVI)
Cuando somos víctimas del dolor y del sufrimiento, podemos ver como las personas pueden reaccionar de dos formas diferentes ante la misma situación:
(1) Hay personas que se enojan, buscan venganza, se llenan de amargura, endurecen su corazón, y llegan inclusive a culpar a Dios de su situación, rechazándolo y alejándose de Él ( lo que empeora las cosas).
(2) Por otro lado, hay personas en las que el mismo sufrimiento provoca lo contrario, hace que se acerquen más a Dios, que sean más amorosas, que sean compasivos con otras personas, y que ayuden a otras personas quienes están padeciendo sufrimientos similares.
Por ejemplo, nuestras adicciones, ansiedad y malos hábitos nos llevan al dolor, sufrimiento, y a alejarnos de Dios. No sé diga si alguien pierde un hijo a causa de un conductor ebrio (su adicción causó el mal a una familia), esa persona que perdió al hijo puede enfurecerse crónicamente, y vivir en una desesperación interminable, incluso buscando venganza; otra persona en la misma situación puede tratar de ayudar para que otros no pasen por lo mismo, o apoyar a quienes están pasando por una situación similar al fundar una asociación de «Padres en contra de los Conductores Ebrios» y hacer campañas de concientización.
B) Acerca de la voluntad directiva de Dios
Agustín dijo que el sufrimiento puede ser para un bien mayor. ¿Por qué un médico clavaría una aguja en la parte trasera de un bebé? Seguramente, el infante no tiene la capacidad de entender lo que está pasando. Todo lo que sabe es que se siente terriblemente doloroso. No puede entender que, en cierto modo, esta inoculación lo va a preparar para algo en el futuro que le puede salvar la vida y no es consciente de eso en ese momento. De la misma manera, Dios es alguien con intención, Él tiene un propósito, un significado para cada cosa que sucede.
Si hay una mujer gritando y en terrible sufrimiento, nadie se alarma porque saben que está embarazada y en labor de parto. Conocen la razón de ese dolor y el resultado que se espera. Sin embargo, cuando pasamos por momentos dolorosos o cosas malas que no sabemos por qué suceden, no es tan fácil entender. Sin embargo, podemos estar seguros de que a pesar de que las razones del sufrimiento estén ocultas para nosotros en estos momentos, las razones de Dios son siempre sabias, específicas, y siempre para nuestro bien.
«Sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, a los cuales él ha llamado de acuerdo con su propósito.» – Romanos 8:28 (DHH)
«Tus ordenanzas siguen siendo verdad hasta el día de hoy, porque todo está al servicio de tus planes.» – Salmos 119:91 (NTV).
Debemos recordar que en nuestra condición humana, nosotros no tenemos toda la información, sólo vemos las cosas de una forma parcial y desde nuestro limitado entendimiento:
«Ahora vemos todo de manera imperfecta, como reflejos desconcertantes, pero luego veremos todo con perfecta claridad. Todo lo que ahora conozco es parcial e incompleto, pero luego conoceré todo por completo, tal como Dios ya me conoce a mí completamente.» – 1 Corintios 13:12 (NTV)
¿Somos gente buena de acuerdo a la Biblia?
En primer lugar, por lo general, todos pensamos que somos gente buena. Y técnicamente, desde el punto de vista Bíblico, esto simplemente no es así. Veamos a continuación estos versículos para ver qué dice la Palabra de Dios al respecto:
«No hay una sola persona en la tierra que siempre sea buena y nunca peque.» – Eclesiastés 7:20 (NTV)
«El Señor mira desde los cielos a toda la raza humana; observa para ver si hay alguien realmente sabio, si alguien busca a Dios. Pero no, todos se desviaron; todos se corrompieron. No hay ni uno que haga lo bueno, ¡ni uno solo!» – Salmos 14:2-3 (NTV)
«Si afirmamos que no tenemos pecado, lo único que hacemos es engañarnos a nosotros mismos y no vivimos en la verdad» – 1 Juan 1:8 (NTV)
Dios tiene diferentes formas de atraernos hacia Él, y en su infinita justicia una de las formas en la que lo hace es a través de maldiciones por desobediencia, tal como los padres aplican disciplina a sus hijos cuando se portan mal. Dios en este caso aplica su voluntad directiva como lo muestra en Deuteronomio 28:15-68. El profeta Hageo muestra como tristemente la gente no regresa al Señor en Hageo 2:17.
«Yo envié plaga, moho y granizo para destruir todo aquello por lo que hicieron tanto esfuerzo para producir. Aun así, rehusaban regresar a mí, dice el Señor.» – Hageo 2:17 (NTV)
«Han sembrado mucho pero cosechado poco; comen pero no quedan satisfechos; beben pero aún tienen sed; se abrigan pero todavía tienen frío. Sus salarios desaparecen, ¡como si los echaran en bolsillos llenos de agujeros!».» – Hageo 1:6 (NTV)
El Profeta Hageo advierte de otra muestra de la voluntad directiva de Dios para que nos demos cuenta de que Él está en control y que nos debemos a Él en Hageo 1:6.
Pero, ¿quién está detrás de los tsunamis, terremotos, tornados, y demás desastres naturales? ¿Quién está detrás de todo esto? Dios controla la naturaleza. ¿Es Él el que causa esta destrucción? Como hemos visto los desastres naturales son voluntad directiva o permisiva de Dios. Lo que hay que preguntarnos es ¿qué es lo que hicimos para causar tal ira de Dios? Como se menciona en Apocalipsis 11:13, en donde la gente festejará la muerte de los dos profetas enviados de Dios. Pero después del terremoto, los sobrevivientes se van a acercar a Dios.
«En ese mismo momento, hubo un gran terremoto que destruyó la décima parte de la ciudad. Murieron siete mil personas en el terremoto, y todos los demás quedaron aterrorizados y le dieron la gloria al Dios del cielo.» – Apocalipsis 11:13 (NTV)
Hay límites dentro de las cosas malas
Así como un ciudadano de un país vive libremente, también existen leyes que debe observar. Si alguien comete algún delito está susceptible a ser detenido y puesto en prisión por las autoridades.
Dios puso a las autoridades, como una de las formas en las que Él restringe las cosas malas:
«Toda persona debe someterse a las autoridades de gobierno, pues toda autoridad proviene de Dios, y los que ocupan puestos de autoridad están allí colocados por Dios. Por lo tanto, cualquiera que se rebele contra la autoridad se rebela contra lo que Dios ha instituido, y será castigado.» – Romanos 13: 1-2
Dios tiene el control total y al ser nuestro Padre pone límites para nuestro bien. Como un barandal que nos protege de no caernos a un precipicio. Así como los padres disciplinan a sus hijos cuando se portan mal, y lo hacen por su bien para que corrijan su camino o evitarles que algo los dañe, de la misma forma nuestro Padre Celestial a veces necesita disciplinarnos, por nuestro propio bien. Como dice la Escritura:
«Yo [Dios] corrijo y disciplino a todos los que amo. Por lo tanto, sé diligente y arrepiéntete de tu indiferencia.» – Apocalipsis 3:19 (NTV)
«Donde no hay dirección divina, no hay orden; ¡feliz el pueblo que cumple la ley de Dios!» -Proverbios 29:18 (DHH)
Dios ha dispuesto varios medios para limitar el que los seres humanos hagan cosas malas, entre ellas está nuestra propia conciencia, la cual nos trata de detener cuando pensamos hacer una mala acción. La conciencia son las leyes de Dios que Él puso en nuestra mente y corazón:
«Pero este es el nuevo pacto que haré con el pueblo de Israel en ese día, dice el Señor: Pondré mis leyes en su mente y las escribiré en su corazón. Yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo.» – Hebreos 8:10 (NTV)
Otro medio que instituyó Dios para limitar las cosas malas es la familia. Como humanos nacemos frágiles y necesitamos que alguien nos cuide, somos pecadores potenciales y necesitamos que alguien nos detenga. Observe cómo nacen algunos animales, quienes muchas veces a los pocos minutos de haber nacido ya pueden caminar, y hasta cierto punto se valen por sí mismos relativamente rápido, esto no sucede con los humanos. Pasan años para cuando un ser humano se puede valer por sí mismo. Nuestras familias nos educan y nos conducen a hacer el bien. Si usted hace algo malo y su madre se da cuenta, lo va a regañar. La familia es una institución creada por Dios.
Sin embargo, a pesar de todos estos límites hay personas quienes por su libre voluntad, deciden no hacer caso a su conciencia, no obedecer lo que dicen sus padres, no obedecer las leyes que impone el gobierno, etc. De ahí surgen los criminales con todas las cosas malas que conlleva.
Cabe mencionar, que en estos momentos Dios tiene puesto un control. Pensemos como un arnés que frena a un caballo, ahorita Dios tiene puesto un freno, y éste será quitado durante el periodo de la tribulación. Si ahorita suceden cosas malas, se pondrá mucho peor durante el periodo apocalíptico.
«Pues esa anarquía ya está en marcha en forma secreta, y permanecerá secreta hasta que el que la detiene se quite de en medio.»- 2 Tesalonicenses 2:7 (NTV)
¿Cómo enfrentar los problemas?
Podemos re-direccionar nuestra frustración ante la injusticia y las cosas malas y que eso nos lleve a actuar: Cuando usted vea gente sufriendo ayúdela; luche en contra del dolor de este mundo con bondad, empiece por su casa. Alivie el sufrimiento de los demás siempre que esté en sus posibilidades.
Dejemos de pensar en el pasado y de enfocarnos en el dolor: «¿Por qué me pasó esto a mí?», mejor enfoquémonos en el futuro: «Ahora que sucedió esto, ¿qué voy a hacer al respecto?». En lugar de buscar culpables, busquemos cómo mejorar, y sobre todo acerquémonos a Dios, pidámosle su consejo en nuestras oraciones, para que nos ayude a superar esa situación.
Cuando suceden cosas malas nosotros tenemos la opción ya sea de alejarnos de Dios, o bien de correr hacia Él. A Dios no le toma nada por sorpresa, y Él tiene sus razones para que permita que sucedan las cosas. Sabemos que nada sucede sin el permiso de Dios, Él hace que todo resulte de acuerdo a Su plan (Efesios 1:11).
Como vimos, Dios no es el generador del mal, al contrario, el alejarse de Él es lo que nos lleva al mal. Por tanto, la siguiente vez que algo malo le ocurra, piense cual es la lección que Dios quiere que aprenda. Mediante la oración, pídale con todo su corazón que le dé la sabiduría necesaria para salir adelante del problema.
Esperamos haber respondido a su pregunta inicial, y ahora tenemos una pregunta para usted:
Dado que nosotros vivimos sin saber en qué momento moriremos, no tenemos advertencias de cuándo sucederá un infarto, algún incendio, o un accidente. Las personas que fallecieron durante la tragedia de las Torres Gemelas tan sólo iban a trabajar, no imaginaban que ese era su último día. No sabemos cuándo ni cómo nos llegará ese momento, la pregunta es: ¿Está usted listo?
Si usted aún no ha aceptado a Jesucristo en su vida, como su Salvador, para el perdón de sus pecados, para que Él le pueda dar el regalo de la vida eterna. Entonces lo invito a que de ese paso en este instante. Ponga su fe en el Hijo de Dios, quien murió en la cruz por tus pecados y resucitó de entre los muertos. Diga la siguiente oración de corazón, y con un verdadero arrepentimiento: «Padre Celestial, Tú sabes que yo soy un pecador, y que no puedo salvarme a mí mismo. Yo creo que Tu Hijo Jesús es el Mesías, y que murió en la cruz en mi lugar por mis pecados. Y ahora confío solamente en Él para que me perdone y para que me dé el regalo de la vida eterna que Él prometió a cualquier persona que lo buscara a Él. Gracias por salvarme, y te pido tu ayuda desde este día en adelante para vivir una vida que sea agradable para Ti. Te hago estas peticiones en nombre de Jesucristo, Amén.»