¿Cuál es la relación entre Jesucristo y la Pascua Judía? (Parte 2)

Acabamos de ver que las 10 plagas de Egipto culminaron con la liberación del pueblo de Israel y la celebración de la primer Pascua Judía. Ahora veremos como Dios utiliza a los israelitas, Su nación elegida, para llevar a cabo Su plan de redención de toda la humanidad. Una forma de mantener viva la fe de Su pueblo es a través de festivales anuales que han sido diseñados para revelarnos verdades espirituales, además de tener un significado profético y nos muestran cómo se va a llevar a cabo el plan de redención de Dios.

El Plan de Salvación de Dios es mostrado en Sus Festivales (Levítico 23)

Dios (Yahweh en hebreo) revela Su plan por etapas a través de Sus 7 Festivales. Es como cuando usted va al teatro y recibe un programa que le dice de que se trata la obra, y lo que va a ocurrir en cada acto de la misma. Así los festivales nos dicen que es lo que Jesús va a hacer en el mundo. Como ya hemos visto en nuestro artículo de las Festividades del SEÑOR (YHWH), los festivales están divididos en 2 grupos: los festivales de primavera y los festivales de otoño. Los cuatro festivales de primavera, están relacionados a la primera venida de Jesús y ya fueron cumplidos, cuando Él vino como el Cordero de Dios. Y los tres festivales de otoño muestran los eventos que se llevaran a cabo cuando Jesús regrese en su segunda venida como el León de la tribu de Judá y el Rey de reyes para reinar durante el Milenio.

Hoy en día, en el programa profético de los Festivales del Señor, podemos decir que estamos en el intermedio que ha durado casi 2,000 años. Sin embargo, podemos ver como el mundo está preparando el escenario para el desenlace del segundo acto: la segunda venida de Jesús.

La primera Pascua

La Pascua recibe su nombre por la celebración de la noche en que el ángel destructor de Dios pasó de largo a los primogénitos varones de todas las familias que sacrificaron un cordero en su lugar y pusieron su sangre en los marcos de las puertas de sus casas. Su fe en Dios es lo que los salvó esa noche.

“Fue por la fe que Moisés ordenó que el pueblo de Israel celebrara la Pascua y rociara con sangre los marcos de las puertas para que el ángel de la muerte no matara a ninguno de sus primeros hijos varones.” — Hebreos 11:28 (NTV)

El Señor enfatizó la importancia de que los israelitas debían celebrar la Pascua y el Festival de los Panes sin Levadura cada año.

[Dice el Señor] “Este será un día para recordar. Cada año, de generación en generación, deberán celebrarlo como un festival especial al Señor. Esta es una ley para siempre.” — Éxodo 12:14 (NTV)

El Señor inauguró Su plan para librar a Su pueblo del juicio a través de la sangre derramada de un sacrificio (Éxodo 12:1-14). Pero imagine lo desagradable que son nuestros pecados para Dios que la sangre de probablemente millones de animales inocentes que murieron en los sacrificios diarios entre 1400 a.C. y 70 d.C., solo cubrieron los pecados temporalmente. No los eliminaron por completo, ya que eso es imposible.

«Porque es imposible que la sangre de toros y de machos cabríos quite los pecados.» — Hebreos 10:4 (LBLA)

La respuesta a este problema es el Cordero de Dios, que fue la promesa que Dios dio a Abraham y a Isaac cuando estaban en el Monte Moriah.

“—Dios proveerá un cordero para la ofrenda quemada, hijo mío —contestó Abraham.” — Génesis 22:8a (NTV)

Dios ha dado las promesas a Abraham y a su hijo. Y noten que la Escritura no dice «a sus hijos», como si significara muchos descendientes. Más bien, dice «a su hijo», y eso sin duda se refiere a Cristo.” — Gálatas 3:16 (NTV)

Abraham no tuvo que sacrificar a su hijo, pero Dios si lo hizo, cuando envió a Jesucristo a este mundo para ser sacrificado. Y Dios nos muestra a través de Moisés, en la primera Pascua, como sería llevado a cabo el sacrificio de Jesucristo, el Cordero de Dios. Y de esto se trata la Pascua.

«Pues ustedes saben que Dios pagó un rescate para salvarlos de la vida vacía que heredaron de sus antepasados. No fue pagado con oro ni plata, los cuales pierden su valor, sino que fue con la preciosa sangre de Cristo, el Cordero de Dios, que no tiene pecado ni mancha. Dios lo eligió como el rescate por ustedes mucho antes de que comenzara el mundo, pero ahora en estos últimos días él ha sido revelado por el bien de ustedes. Por medio de Cristo, han llegado a confiar en Dios. Y han puesto su fe y su esperanza en Dios, porque Él levantó a Cristo de los muertos y le dio una gloria inmensa.» — 1 Pedro 1:18-21 (NTV)

Cuando las imágenes del Antiguo Testamento, del cordero pascual, se superponen a la del Nuevo Testamento refiriéndose a Cristo, el Cordero de Dios, podemos ver la riqueza del plan eterno de Dios revelado en la Escritura.

La Preparación para la Celebración de la Pascua

“El animal seleccionado deberá ser un macho de oveja o de cabra, de un año y que no tenga ningún defecto.” — Éxodo 12:5 (NTV)

Dios requirió a cada familia israelita que el 10 de Nisán (Nisán es el primer mes en el calendario judío) eligieran a un cordero masculino que fuera impecable y saludable. Cada familia debía inspeccionarlo por 3 días completos para asegurarse de que no tuviera imperfecciones, antes de sacrificarlo el 14 de Nisán. Imagínense después de cuidar del cordero como la mascota de la familia, les hacia más difícil el tenerlo que sacrificar. Lo que constituyó una enseñanza de la gravedad de los pecados que tienen que ser cubiertos por la vida de un ser inocente.

«A partir de ahora, este mes será el primer mes del año para ustedes. Anuncien a toda la comunidad de Israel que el décimo día de este mes cada familia deberá seleccionar un cordero o un cabrito para hacer un sacrificio, un animal por cada casa.» — Éxodo 12:2-3 (NTV)

La selección del cordero para asegurarse que estuviera libre de defectos apunta al día en el que el Cordero de Dios (quien vendría aproximadamente 1,400 años después) hiciera la entrada triunfal en Jerusalén, montado en el lomo de un burro, un día antes del 10 de Nisán asegurándose que nuestro Cordero Pascual estuviera disponible para ser inspeccionado, por eso fue al Templo y fue cuestionado por los maestros de la ley y los fariseos y saduceos, quienes no encontraron ninguna falla en Él. La entrada triunfal de Jesucristo a Jerusalén, es lo que hoy se conoce entre la comunidad católica como el Domingo de Ramos, fue hecha en realidad un viernes y fue profetizada por Zacarías.

«¡Llénate de alegría, hija de Sión! ¡Da voces de júbilo, hija de Jerusalén! Mira que tu rey viene a ti, justo, y salvador y humilde, y montado sobre un asno, sobre un pollino, hijo de asna.» — Zacarías 9:9 (RVC)

“Al día siguiente, la noticia de que Jesús iba camino a Jerusalén corrió por toda la ciudad. Una gran multitud de visitantes que habían venido para la Pascua tomaron ramas de palmera y salieron al camino para recibirlo. Gritaban: «¡Alabado sea Dios! ¡Bendiciones al que viene en el nombre del Señor! ¡Viva el Rey de Israel!». Jesús encontró un burrito y se montó en él; así se cumplió la profecía…” — Juan 12:12-14 (NTV)

En Jerusalén, Nuestro Señor fue capturado, inspeccionado, interrogado y al tercer día, el gobernador, el representante del gobierno Romano, declaró que no encontró ninguna falla o defecto en Él. Jesucristo es el perfecto Cordero Pascual.

«Pilato se dirigió a los principales sacerdotes y a la multitud y les dijo: — ¡No encuentro ningún delito en este hombre!» — Lucas 23:4 (NTV)

¿Cuál es el significado espiritual de la Pascua?

La diferencia entre los egipcios y los israelitas durante la décima plaga, fue que los israelitas pusieron la sangre del cordero en los marcos de sus puertas. Espiritualmente, esta es la misma diferencia entre los creyentes en Jesús (Yeshúa en hebreo, que significa “Salvación”) y los incrédulos. Es la sangre de Jesucristo la que nos lava y salva, con la única condición de poner nuestra fe en Él, es como poner la sangre en los marcos de nuestros corazones para recibir la salvación de la ira de Dios.

«Pues el Señor pasará por la región para herir de muerte a los egipcios. Pero cuando Él vea la sangre en la parte superior y en ambos lados del marco de la puerta, el Señor pasará esa casa de largo. No permitirá que Su ángel de la muerte entre en las casas de ustedes y los hiera de muerte.» — Éxodo 12:23 (NTV)

Por eso la Pascua es el símbolo espiritual de la “justificación” del creyente. Porque somos salvados por fe en el trabajo redentor en la cruz de Jesucristo (Yeshúa HaMashíaj en hebreo). Es el primer paso como cristiano, y la Pascua es el primer Festival del Señor.

«Pero Dios demuestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros. Entonces mucho más, habiendo sido ahora justificados por su sangre, seremos salvos de la ira de Dios por medio de Él.» — Romanos 5:8-9 (LBLA)

Cuando los israelitas colocaron la sangre en los postes de la puerta, formaron lo que asemejaba una letra hebrea en particular, la letra “jet” [ח]. Esta letra significa vida (jáim – חַיִּים), en hebreo al brindar, en lugar de decir ¡salud!, dicen: ¡lejáim! – “por la vida”. Por lo que, la sangre en los marcos de las puertas era una señal para el ángel del Señor que le indicaba que en esa casa tenían vida, y la muerte pasó de largo.

Otro simbolismo es que la palabra Pascua viene del hebreo Pésaj- פֶּסַח, que significa «pasar sobre». Pero otro significado de la palabra es cojear (piséaj – פִּסֵּחַ). Lo que hace alusión a la profecía de Génesis 3:15 en donde Jesús vence a Satanás en la cruz, pero es herido en el talón.

“Y pondré hostilidad entre tú y la mujer, y entre tu descendencia y la descendencia de ella. Su descendiente te golpeará la cabeza, y tú le golpearás el talón.” — Génesis 3:15 (NTV)

La Cena de Pascua

Este año de acuerdo a la tradición judía, la Pascua se celebra el 11 de abril. Pero ese día en el calendario judío es 15 de Nisán. Por lo que hay cierta controversia en las fechas, porque de acuerdo a la Biblia, el día oficial para celebrarse es en la cena del 10 de abril (14 de Nisán).

La Pascua del Señor comienza a la caída del sol en el día catorce del primer mes [Nisán]. Al día siguiente, el día quince del mes [Nisán], comenzarás a celebrar el Festival de los Panes sin Levadura.” — Levítico 23:5-6a (NTV)

En el artículo pasado vimos la simbología de las 4 copas que se toman durante la cena Pascual, en donde 2 copas se toman antes de la cena y 2 después de la misma. Ahora veremos la simbología del pan.

Durante la cena pascual, conocida como el Séder Pascual entre la comunidad judía, el padre de familia pone 3 piezas de pan sin levadura, llamados matsá – מַצָּה. en una bolsa de tela de lino que tiene 3 compartimentos, llamada “matsá tosh”. Para los judíos, los tres panes representan a los 3 patriarcas: Abraham, Isaac y Jacob. Pero para nosotros como cristianos representan a la Trinidad: Dios Padre, Dios Hijo, y Dios el Espíritu Santo. Lo sorprendente de esta tradición judía es que a las 3 piezas de pan matsá, las llaman «Ejád», que significa “uno” o “unidad”. En este caso, una «unidad» de 3 panes que simbolizan la Trinidad como un solo Dios. Es la misma palabra que utiliza Moisés en la oración del «Shema» para describir uno de los más importantes atributos de Dios, “el Señor es Uno (Ejád – אֶחָד)”.

«Oye [Shema], Israel: el Señor nuestro Dios, el Señor es Uno [Ejád].» — Deuteronomio 6:4 (RVC)

Tradicionalmente, el padre de familia toma el matsá que está en el compartimento de en medio, representando a Jesús. A este pan matsá se llamada Afikomán, y se parte a la mitad. La primera mitad se divide entre todos al principio del Séder Pascual con la primera copa (La copa de Santificación. Esto es una imagen de que Dios proveerá la redención para todos). Normalmente el padre de familia se come la primera pieza y la Tercera pieza es compartida por todos en la mesa.

La segunda mitad del Afikomán es envuelta en una tela de lino y es escondida por el padre de familia, e inmediatamente después de la cena, cuando es el momento de beber la tercera copa (la copa de la Redención), el padre de familia pide que el Afikomán salga, y los niños lo buscan, sabiendo que el que lo encuentre recibirá un premio. Entonces se llega al pináculo de la Pascua, cuando el Afikomán es dividido entre todos, se bendice y constituye el último alimento de la cena Pascual junto con la tercera copa (la Copa de Redención), que corresponden a cuando Jesús compartió el pan (Afikomán) y el vino (tercer copa) con sus discípulos en la Última Cena, refiriéndose a Su cuerpo y sangre:

«Mientras comían, Jesús tomó un poco de pan y lo bendijo. Luego lo partió en trozos, lo dio a sus discípulos y dijo: «Tómenlo y cómanlo, porque esto es Mi cuerpo».» — Mateo 26:26 (NTV)

El Afikomán es una imagen de Jesús, porque es el matsá de en medio, que corresponde al Hijo, cuyo cuerpo fue roto y Su sangre derramada por nosotros. Y que al fallecer, su cuerpo fue envuelto en telas de lino, y permaneció escondido en la tumba, para después resucitar al tercer día. Y al que lo encuentre y ponga su fe en Él, recibirá el premio de la vida eterna, el perdón de sus pecados, la salvación de la ira de Dios y la relación con Jesús por siempre. Cuando estudié esto, me quedé atónito al ver la imagen de Jesucristo en el Afikomán, y me entristeció, que los judíos que llevan a cabo esta tradición no reconozcan a Jesús como su Mesías.

«Pues Tú fuiste sacrificado y Tu sangre pagó el rescate para Dios de gente de todo pueblo, tribu, lengua y nación… Ellos cantaban en un potente coro: «Digno es el Cordero que fue sacrificado, de recibir el poder y las riquezas y la sabiduría y la fuerza y el honor y la gloria y la bendición».» — Apocalipsis 5:9b, 12 (NTV)

Jesús murió como el Cordero de Dios, pero Él también es el pan de la vida (Juan 6:35) que es el motivo del Festival de Panes sin Levadura que estudiaremos en nuestro siguiente artículo.

«Yo Soy el pan vivo que descendió del cielo. Todo el que coma de este pan vivirá para siempre; y este pan, que ofreceré para que el mundo viva, es Mi carne.» — Juan 6:51 (NTV)

Existe otro simbolismo adicional en el mismo significado de Afikomán. En la antigüedad, una tradición griega conocida como «epikomoin – ἐπικώμιον«, que significa “eso que viene después”, consistía en participar en festividades paganas después de cenar, y normalmente la gente iba de un lugar a otro para continuar la fiesta y el entretenimiento. Por su parte, los judíos, para romper con la inmoralidad y los excesos de las tradiciones paganas, durante el festival de la Pascua del Señor, llamaron a esta pieza de matsá «Afikomán – אפיקומן«, que significa «es lo último, o está terminado», designando como el último alimento que se come en la cena. De esta forma mostraban la solemnidad de la Pascua y la reverencia a Dios. Así el Afikomán marca el final de la cena de Pascua, y su significado coincide con las últimas palabras que Jesucristo dijo en la cruz.

«Después de probar el vino, Jesús dijo: «¡Todo ha terminado!». Entonces inclinó la cabeza y entregó Su espíritu.» — Juan 19:30 (NTV)

Si después de todas estas revelaciones alguien le dice que la Pascua Judía no es para los cristianos, entonces está usted hablando con alguien que no sabe quién es el Cordero de Dios o qué significa el cumplimento de la promesa hecha a Abraham, explicada a Moisés y llevada a cabo por el Hijo de Dios y que nos revela las verdades espirituales de nuestra salvación. Por eso el apóstol Pablo nos exhorta a que celebremos la Pascua con las palabras de Jesús.

«Pues yo les transmito lo que recibí del Señor mismo. La noche en que fue traicionado, el Señor Jesús tomó pan y dio gracias a Dios por ese pan. Luego lo partió en trozos y dijo: «Esto es Mi cuerpo, el cual es entregado por ustedes. Hagan esto en memoria de Mí».» — 1 Corintios 11:23-24 (NTV)

¡Felices Pascuas! ¡Y que Dios los bendiga!


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