En el artículo anterior vimos que los “10 Mandamientos” nos fueron entregados para nuestra protección, por el gran amor que Dios nos tiene. También vimos que la ley de Dios sigue vigente al día de hoy para todas las personas, en especial para los creyentes, porque nos ayuda a crecer espiritualmente al mostrarnos nuestros pecados, los cuales nos alejan de Dios. Ahora estudiaremos el Primer Mandamiento, que es la única ley de la antigüedad que prohíbe la adoración de otros dioses, ya que las otras culturas no sólo lo permitían, sino que incentivaban la adoración a otras deidades, porque todos los dioses falsos trabajan en equipo para que, quienes desobedezcan este mandamiento, caigan bajo la maldición de Dios (Deuteronomio 28).
El Primer Mandamiento lo encontramos en Éxodo 20, considerando también a partir del versículo 2:
“Yo Soy el SEÑOR tu Dios que te saqué de la tierra de Egipto, de la casa de esclavitud: “No tendrás otros dioses delante de Mí”. — Éxodo 20:2-3 (RVA 2015)
En el artículo ¿Acaso fueron cambiados los Diez Mandamientos? vimos los intentos que se han hecho a través de la historia por dividir los 10 Mandamientos, dado que en Éxodo 20 y en Deuteronomio 5 no vienen numerados. Como vimos en ese artículo, el Primer Mandamiento en la división filónica se encuentra en el versículo 3, y en la división talmúdica es el versículo 2.
En este estudio se considera que el Primer Mandamiento está formado por ambos versículos: 2 y 3, porque podemos apreciar que el SEÑOR nos aclara este punto dentro de las mismas Escrituras, a través del profeta Oseas, dándonos un Primer Mandamiento más completo que en la división filónica (en donde sólo se considera el versículo 3 como el Primer Mandamiento). En las divisiones talmúdica, agustina y luterana juntan los versículos del 3 al 6 para formar el Primer Mandamiento. Con esto, pretenden ocultar la idolatría, como veremos en el estudio del Segundo Mandamiento.
“Pero Yo soy el SEÑOR tu Dios desde la tierra de Egipto; no reconocerás a otro dios fuera de Mí, pues no hay más salvador que Yo”. — Oseas 13:4
El profeta Oseas nos reveló quien es el único y verdadero Dios al decirnos que YAHWEH es «el Dios que rescató al pueblo de Israel de Egipto», así no hay duda de cómo identificarlo, no hay otro Dios que haya sacado a los israelitas de la esclavitud en Egipto. Además, el profeta nos explica el objetivo del Primer Mandamiento: «Yo Soy tu único Salvador«. No existe otro Salvador, ni tampoco otro Dios, como nos explica el profeta Isaías.
“«Ustedes son Mis testigos», declara el SEÑOR, Y Mi siervo a quien he escogido, para que me conozcan y crean en Mí, y entiendan que Yo Soy. Antes de Mí no fue formado otro dios, ni después de Mí lo habrá. Yo, Yo Soy el SEÑOR, y fuera de Mí no hay salvador”.— Isaías 43:10-11 (NBLA)
«No hay más Dios que Yo, Dios justo y Salvador. ¡No hay otro fuera de Mí!» — Isaías 45:21b (RVC)
Si puso atención, se dará cuenta de que, quien está hablando en el monte Sinaí es Jesús, y no es el Padre, como tradicionalmente se ha enseñado. Porque Jesús es nuestro Salvador. Jesús sacó al pueblo de Israel de la esclavitud.
“Puesto que, la ley fue dada a través de Moisés, la gracia y la verdad se llegaron a tener por Jesucristo. A Dios nadie lo ha visto jamás; el Hijo unigénito, que está en el seno del Padre, Él lo declaró”. — Juan 1:17-18 (LSP)
Ahora empecemos a ver el Primer Mandamiento para entender que la Ley de Dios es una expresión del corazón y del carácter del Legislador, Jesús, el dador de la ley. Los Mandamientos no sólo nos muestran lo que el SEÑOR quiere, sino lo que es más importante para Él. Además, nos muestran cómo es Dios, nos hablan de Su justicia, rectitud, honor y grandeza. El despreciar la ley que Jesús nos dio, es faltarle al respecto al SEÑOR, y demuestra incredulidad. Santiago, el medio hermano de Jesús, conecta al dador de la ley (los 10 Mandamientos), con nuestro Salvador.
“Uno es el dador de la ley, que puede salvar y perder: ¿quién eres tú que juzgas á otro?” — Santiago 4:12 (RVA)
Versículo 2a — “Yo Soy el SEÑOR tu Dios”
Cuando el Señor Jesús habló desde el Monte Sinaí, Su voz estremeció a los israelitas y declaró no sólo que Él es el SEÑOR, YAHWEH, sino también “tu Dios”, el SEÑOR se estaba revelando como el “Todopoderoso”, como nuestro Creador, como el Dios vivo y personal que siempre está ahí cuando lo necesitamos, y sabe qué es lo que nos hace felices. Dios es nuestro Padre, quien nos da Sus 10 Mandamientos como una bendición que sólo busca nuestro bienestar.
“«Yo soy el Alfa y la Omega», dice el Señor Dios, «el que es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso».” — Apocalipsis 1:8 (NBLA)
En el Primer Mandamiento, el SEÑOR se identifica como el único Dios, de entre todos los falsos dioses que Su pueblo conocía en el politeísmo de Egipto. El SEÑOR utiliza Su Nombre favorito para presentarse ante nosotros como YAHWEH Elohím (el ETERNO tu Dios). El SEÑOR declara ser el único Dios que existe con autoridad absoluta y suprema en nuestros corazones y vidas estableciendo por qué debemos de obedecerlo (Deuteronomio 4:35, 39; 1 Reyes 8:60).
“Así dice el SEÑOR, el Rey de Israel, y su Redentor, el SEÑOR de los ejércitos: —Yo soy el primero y Yo soy el último, y fuera de Mí no hay Dios”. — Isaías 44:6 (NBLA)
Versículo 2b — “Quien te rescató de la tierra de Egipto, donde eras esclavo”
El SEÑOR se identifica como quien sacó a Su pueblo de la esclavitud de Egipto, el mismo Dios que previamente envió las 10 Plagas para demostrarles a los egipcios y a los israelitas que la religión politeísta egipcia consistía únicamente de «dioses» falsos a los que humilló. El SEÑOR utiliza la declaración del versículo 2 en diferentes partes de la Escritura para recordarnos que Él es el Dios que nos redimió como en Éxodo 6:6-7; 29:44-46; Levítico 11:45; 19:36; 22:33; 23:43; 25:38; 25:42; 25:55; 26:45; Números 15:41; Números 32:11; Deuteronomio 5:6; Jueces2:1; 6:9; Amós 2:10, etc., esta lista no es exhaustiva).
“Andaré entre ustedes y seré su Dios, y ustedes serán Mi pueblo. Yo, el SEÑOR su Dios que los saqué de la tierra de Egipto para que no fueran sus esclavos. Yo rompí las coyundas de su yugo, y los he hecho andar con la cabeza erguida”. — Levítico 26:12-13 (RVA-2015)
“Yo, el SEÑOR, soy tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto; abre bien tu boca y la llenaré”. — Salmos 81:10 (NBLA)
La liberación del pueblo de Israel de la esclavitud en Egipto es una representación de lo que Jesucristo luego vendría a hacer, redimiendo a Su iglesia, ya que la palabra Egipto viene del hebreo מִצְרַיִם – Mitsraím, que significa angustia, dolor o tribulaciones. Jesús mismo vendría para salvarnos del sufrimiento por nuestras angustias y tribulaciones causadas por nuestra esclavitud al pecado. El Creador, Redentor, y Libertador nos rescató de nuestro cautiverio por Su gracia y misericordia, como fue profetizado por Isaías.
“Vio, pues, que no había nadie, y se asombró de que no hubiera quien intercediera. Por tanto, Su propio brazo le produjo salvación, y Su propia justicia lo sostuvo”. — Isaías 59:16 (RVA-2015)
“Entonces el Redentor vendrá a Sion. Y a los de Jacob que se arrepientan de la transgresión, el SEÑOR les dice”. — Isaías 59:20 (RVA-2015)
Cuando Jesús leyó el rollo de Isaías en la sinagoga declaró que se había cumplido la profecía de Isaías 61:1-2a. Nuestro SEÑOR había venido a liberarnos de nuestras angustias y tribulaciones:
“El Espíritu del SEÑOR está sobre Mí porque me ha ungido para evangelizar a los pobres. Me ha enviado para sanar a los de corazón quebrantado; para proclamar liberación a los cautivos y recuperación de la vista a los ciegos; para poner en libertad a los quebrantados. Para proclamar el año favorable del SEÑOR. Después de enrollar el libro y devolverlo al ayudante, se sentó. Y los ojos de todos en la sinagoga estaban fijos en Él. Entonces comenzó a decirles: —Hoy se ha cumplido esta Escritura en los oídos de ustedes”. — Lucas 4:18-21 (LSP)
Cuando el SEÑOR rescató a Su pueblo de Egipto dio cumplimiento a Sus promesas de Éxodo 6:6-7 las cuales hoy en día son conmemoradas con las 4 copas durante la Pascua, (Pesáj en hebreo). Puede ver mayor información al respecto en ¿Cuál es la relación entre Jesucristo y la Pascua Judía?
“Por tanto, diles a los israelitas: “Yo soy el SEÑOR, y los sacaré de debajo de las cargas de los egipcios. Los libraré de su esclavitud, y los redimiré con brazo extendido y con grandes juicios. Los tomaré a ustedes por pueblo Mío, y Yo seré su Dios. Sabrán que Yo soy el SEÑOR su Dios, que los sacó de debajo de las cargas de los egipcios”. — Éxodo 6:6-7 (NBLA)
“Porque has librado mi alma de la muerte, mis ojos de lágrimas, y mis pies de resbalar. Andaré delante del SEÑOR en la tierra de los vivientes”. — Salmos 116:8-9 (JBS)
¿Por qué el ETERNO liberó a Su pueblo de Egipto? La respuesta la encontramos en pasajes como Éxodo 4:23, 7:16, 8:1, 8:20, 9:1, 9:13, 10:3, en donde encontramos la palabra hebrea עָבַד – abad, que significa trabajar, servir, y también puede significar obedecer. La raíz de esta palabra es עֶבֶד – ebed que significa servidor o esclavo. Por lo que podemos concluir que el Primer Mandamiento nos prohíbe servir u obedecer a otros dioses, porque solamente debemos servir al SEÑOR.
«Entonces el SEÑOR le dijo a Moisés: «Preséntate ante el faraón y dile que Yo, el SEÑOR, he dicho: “Deja ir a Mi pueblo, para que me sirva«. — Éxodo 8:1 (RVC)
“Al SEÑOR tu Dios temerás, y sólo a Él servirás, y por Su nombre jurarás”. — Deuteronomio 6:13 (RVC)
“Entonces Jesús le dijo: «¡Vete, Satanás! Porque escrito está: “Al SEÑOR tu Dios adorarás, y solo a Él servirás”»”. — Mateo 4:10 (NBLA)
¿Acaso la obediencia viene antes de la salvación o la salvación viene antes de la obediencia? Primero obtenemos Su salvación, porque el Buen Pastor es quien anda buscando a Sus ovejas, porque todos nos hemos descarriado y apartado de Sus caminos (Isaías 53:6; Romanos 3:23; 1 Pedro 2:25). Porque las personas en su naturaleza pecaminosa, no buscan a Dios (Salmo 14:2-3; Romanos 3:11). Nosotros hemos sido salvados para obedecer y servir a Dios.
El Primer Mandamiento corrobora esta respuesta, al incluir el versículo 2 como parte del Primer Mandamiento, vemos claramente el plan de salvación del Todopoderoso en donde nos muestra: “Yo te voy a salvar primero”, y una vez que hemos sido salvados de la esclavitud al pecado, entonces somos libres y podemos obedecer la “Ley de Dios”, como vimos en los artículos ¿Acaso los cristianos tenemos que cumplir los 10 Mandamientos?
“Nosotros amamos porque Él nos amó primero”. — 1 Juan 4:19 (NBLA)
“Ustedes no me escogieron a Mí; más bien, Yo los escogí a ustedes y los comisioné para que ustedes vayan y produzcan fruto, y su fruto permanezca; con el fin de que lo que pidan al Padre en Mi nombre, Él se los dé”. — Juan 15:16 (LSP)
Una vez que hemos sido salvados, obedecemos por fe, le mostramos a nuestro SEÑOR que lo amamos, que confiamos en Él, que tenemos fe en que a través de la sangre de Jesucristo nuestros pecados han sido perdonados, y que nos sentimos agradecidos y deseamos servirle, como parte de nuestra relación con Él.
Dios «nos sacó de Egipto», de nuestras angustias y tribulaciones causadas por nuestros pecados, para que lo adoremos y sirvamos. Sin embargo, no podemos adorar al SEÑOR hasta que no hayamos «salido de Egipto». La iglesia necesita «salir del mundo» para poder adorar a Dios. Necesita estar separada, es decir, ser santa.
¿Qué significa esto? Si el nuevo creyente se sigue comportando como lo hacía en su vida de incredulidad, y no se puede apreciar un cambio en su vida, entonces es un cristiano carnal, quien sigue siendo amado por el mundo, porque no ha salido de él. Lo opuesto sucede cuando el creyente obedece los mandatos del SEÑOR y hay un cambio muy importante en su comportamiento, en comparación con su vida de pecado anterior. Tanto el mundo como el diablo se apartarán de esa persona.
“No amen al mundo ni las cosas que están en el mundo. Si alguien ama al mundo, el amor del Padre no está en él”. — 1 Juan 2:15 (NBLA)
[Jesús dice] “Si ustedes fueran del mundo, el mundo amaría lo suyo. Pero porque no son del mundo, pues Yo los escogí del mundo; por esta razón el mundo los odia”. — Juan 15:19 (LSP)
“Sométanse, pues, a Dios. Resistan al diablo, y él huirá de ustedes.” — Santiago 4:7 (RVA 2015)
Lamentablemente, hoy en día, con frecuencia resulta difícil diferenciar a un cristiano de un incrédulo, no existe esta separación. Esto no debería de sorprendernos, si vivimos en el “mundo” durante toda la semana, y sólo vamos a la iglesia por unas horas a la semana. ¿Cómo podemos reflejar a Cristo en nuestras vidas y vivir de una manera diferente o santa?
“Por tanto, salgan de en medio de ellos y apártense», dice el Señor; «Y no toquen lo inmundo, Y Yo los recibiré”. — 2 Corintios 6:17 (NBLA)
“¡Gente adúltera! ¿No saben que la amistad con el mundo es enemistad con Dios? Por tanto, cualquiera que quiere ser amigo del mundo se constituye enemigo de Dios”. — Santiago 4:4 (RVA 2015)
Todo acerca de un cristiano creyente debe ser diferente. ¿Sabe por qué? Porque somos un pueblo llamado por Dios para ser Sus representantes y embajadores de Él aquí en la tierra, somos Su tesoro especial, Sus piedras preciosas (1 Pedro 2:5; Mateo 13:44-46). Si vamos a adorar al ETERNO como nuestro Dios supremo, primero tenemos que «salir de Egipto».
“Pero ustedes son linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido para posesión de Dios, a fin de que anuncien las virtudes de Aquel que los llamó de las tinieblas a Su luz admirable”. — 1 Pedro 2:9 (NBLA)
“Ustedes han visto lo que he hecho a los egipcios, y cómo los he levantado a ustedes sobre alas de águilas y los he traído a Mí. Ahora pues, si de veras escuchan Mi voz y guardan Mi pacto, serán para Mí un pueblo especial entre todos los pueblos. Porque Mía es toda la tierra, y ustedes me serán un reino de sacerdotes y una nación santa”. — Éxodo 19:4-6 (RVA-2015)
Versículo 3 — «No tengas ningún otro dios aparte de Mí»
Dios es muy claro, Él no permite ninguna competencia con ningún otro dios. Debes escoger, adorar y servir sólo a YAHWEH como tu Dios, y sólo a Él. Él no admite a ningún rival. En este punto podemos darnos cuenta de lo absoluta que es Su exigencia y de la locura que sería contrariarlo.
“Abram tenía noventa y nueve años de edad cuando el SEÑOR se le apareció y le dijo: «Yo soy el Dios Todopoderoso [El-Shaddai]. Anda siempre delante de Mí y sé perfecto”. — Génesis 17:1 (RVC)
Este Mandamiento es una prohibición contra rendir culto a nadie más, sólo a Dios. De esta forma se eliminan no sólo los dioses representados por ídolos de madera, piedra, oro y plata; sino también los deseos que promociona el “mundo“ como lo es el dinero, el placer, la moda, la fama, la gula, el trabajo, la familia y amistades, entre otras cosas, que usurpan el lugar que únicamente le corresponde a Dios. Y de esta forma, Dios nuestro Rey de Reyes prepara a Sus súbditos para que puedan recibir el resto de los 10 Mandamientos.
“Vean ahora que Yo, Yo soy el Señor, Y fuera de Mí no hay dios. Yo hago morir y hago vivir. Yo hiero y Yo sano, y no hay quien pueda librar de Mi mano”. — Deuteronomio 32:39 (NBLA)
La razón por la que adoramos a Dios de manera suprema es que no hay un Dios como nuestro Dios. Dios es omnipotente (Dios puede hacer cualquier cosa, tiene todo el poder), es omnisciente (Él lo sabe todo), es omnipresente (Dios está en todas partes, siempre existe, es eterno). Ningún dios creado por el hombre tiene estos atributos.
“Grande es el Señor nuestro, y de mucho poder; Y Su entendimiento es infinito”. — Salmos 147:5 (RVR-1960)
“Como son más altos los cielos que la tierra, así Mis caminos son más altos que sus caminos, y Mis pensamientos más altos que sus pensamientos”. — Isaías 55:9 (RVA-2015)
Este Mandamiento requiere de nosotros una actitud y conducta que vaya de acuerdo a la relación que tenemos con Dios, de nuestro amor hacia Él, ya que Él es el Único quien puede satisfacer nuestra alma. Hoy en día muchos cristianos no experimentan el amor de Dios. Yo les preguntaría: ¿Estás obedeciendo los Mandamientos del SEÑOR? Pero tristemente muchos cristianos piensan “Yo no necesito seguir las leyes del Antiguo Testamento porque yo vivo bajo la gracia de Dios”. Sin embargo, estas personas no se dan cuenta que al no obedecer los Mandamientos del SEÑOR, no están experimentando el amor de Dios, porque cuando nuestro Creador nos hizo (Génesis 1:26), nos creó a Su imagen y semejanza, de forma que mientras más nos alejemos de parecernos a Él, sentimos un mayor vacío. Sus Mandamientos constituyen la instrucción para que cada uno de nosotros podamos satisfacer esta necesidad, llenando ese vacío que sentimos que no puede ser llenado con dinero, personas, ni nada de este mundo, sino solamente al amar a Dios y servirlo.
“Entonces dijo Dios: “Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza”. — Génesis 1:26a (RVA 2015)
“Todo lo hizo hermoso en su tiempo; también ha puesto eternidad en el corazón de ellos, de modo que el hombre no alcanza a comprender la obra que Dios ha hecho desde el principio hasta el fin”. — Eclesiastés 3:11 (RVA 2015)
“Sé que todo lo que Dios hace permanecerá para siempre. Sobre ello no hay que añadir ni de ello hay que disminuir. Así lo ha hecho Dios para que los hombres teman delante de Él”. — Eclesiastés 3:14 (RVA 2015)
Cuando Dios nos dice que lo adoremos supremamente, no es porque Él quiera imponer Su poder sobre nosotros, sino que Él sabe qué es lo mejor para nosotros, para nuestro desarrollo como Sus hijos, y lo que el Primer Mandamiento nos está diciendo es: Si no aprendes a amar y a adorar a “tu Dios” supremamente, nunca estarás satisfecho, y habrá un vacío en tu corazón, porque tu corazón fue creado para estar satisfecho sólo al adorar a nuestro Creador, este el único camino para tener una vida placentera, abundante y llena de felicidad y alegría.
Además, es el mismo camino a seguir para tener éxito y cumplir con el objetivo de nuestras vidas, produciendo frutos para el reino de Dios. Si por otro lado, el corazón está dividido, o si algo más ocupa su corazón, esto desvía del propósito principal y hay malas consecuencias como resultado.
«Acérquense a Dios, y Dios se acercará a ustedes. Lávense las manos, pecadores; purifiquen su corazón, porque su lealtad está dividida entre Dios y el mundo.» — Santiago 4:8 (NTV)
“Dice, pues, el Señor: “Porque este pueblo se acerca con su boca y me honra solo con sus labios; pero su corazón está lejos de Mí, y su temor de Mí está basado en mandamientos de hombres”. — Isaías 29:13 (RVA 2015)
¿Cómo cumplir con el Primer Mandamiento?
¿Pero cómo podemos seguir este Mandamiento en nuestras vidas? Primero, necesitamos enfocarnos en buscar un mayor conocimiento de Dios durante todas nuestras vidas, acercarnos más a Él, así como Él es revelado en Su Palabra y en Sus obras, ya que no podemos adorar a un Dios que no conocemos.
«Esto digo, pues, y afirmo juntamente con el Señor: que ya no andéis así como andan también los gentiles, en la vanidad de su mente, entenebrecidos en su entendimiento, excluidos de la vida de Dios por causa de la ignorancia que hay en ellos, por la dureza de su corazón» — Efesios 4:17-18 (LBLA)
“Porque Mi pueblo es insensato; no me conocen. Son hijos ignorantes y carentes de entendimiento. Son expertos para hacer el mal, pero no saben hacer el bien”. — Jeremías 4:22 (RVA 2015)
Segundo, amar a Dios con todo lo que tenemos y con todas nuestras fuerzas (Deuteronomio 6:5; Lucas 10:27), lo cual motiva una profunda alegría en Él y de un fervoroso trabajo para Él.
“Y amarás al SEÑOR tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas”. — Deuteronomio 6:5 (RVA 2015)
Tercero, el temor de Dios, el cual consiste de gran admiración a Su majestuosidad, suprema reverencia para Su autoridad, un deseo para Su gloria — así como el amor a Dios es nuestro motivador para la obediencia, el temor a Dios es la gran advertencia contra la desobediencia.
Cuarto, el adorar a Dios de acuerdo a Sus designios. Nuestras formas de ayuda principales son: estudio y meditación de la Palabra de Dios, oración, y poner en práctica lo que aprendimos adoptándolo como nuevos hábitos en nuestra vida diaria.
“Porque aunque sea verdad que algunos son llamados dioses, sea en el cielo o en la tierra (como hay muchos dioses y muchos señores), sin embargo, para nosotros hay un solo Dios, el Padre, de quien proceden todas las cosas, y nosotros vivimos para Él; y un solo Señor, Jesucristo, mediante el cual existen todas las cosas, y también nosotros vivimos por medio de Él”. — 1 Corintios 8:5-6 (RVA 2015)
Es nuestra responsabilidad acercarnos al SEÑOR en Sus términos, no en los nuestros. Y quizás sus ancestros hallan fallado, y no le transmitieron estas instrucciones necesarias para la vida, pero ahora usted tiene la oportunidad de regresar al camino correcto.
“¡Oh SEÑOR, fuerza mía y fortaleza mía, refugio mío en el día de angustia! A ti vendrán las naciones desde los confines de la tierra y dirán: «Nuestros padres heredaron solo mentira, vanidad y cosas sin provecho»”. — Jeremías 16:19 (NBLA)
“Dios dijo de nuevo a Abraham: —Pero tú guardarás Mi pacto, tú y tus descendientes después de ti, a través de sus generaciones”. — Génesis 17:9 (RVA 2015)
Para entender el Primer Mandamiento veamos con Escrituras lo que implica por parte nuestra: «Conocimiento y reconocimiento de que Dios es el único Dios, nuestro Dios (1 Crónicas 28:9; Deuteronomio 26:17); adorarlo y glorificarlo respectivamente (Salmos 95:6-7; Mateo 4:10); pensar en Él (Malaquías 3:16); meditar en Él (Salmos 63:6); recordarlo (Eclesiastés 12:1), tenerlo en alta estimación (Salmos 71:19); honrarlo (Malaquías 1:6); adorarlo (Isaías 45:23); elegir servirlo (Josué 24:15); amarlo (Deuteronomio 6:5); desearlo (Salmos 73:25); temerle (Isaías 8:13); creer en Él (Éxodo 14:31); confiar en Él (Isaías 26:4); poner nuestras esperanzas en Él (Salmos 25:5); deleitarnos en Él (Salmos 37:4); regocijarnos en Él (Salmos 32:11); trabajar con mucho entusiasmo para Él (Romanos 12:11); llamarlo, (Jeremías 33:3); alabarlo (Salmos 150); agradecerle (Salmos 100:4); darle toda nuestra obediencia y sumisión (Jeremías 7:23, Salmos 119:36); siendo cuidadosos en todas las cosas para complacerlo (1 Juan 3:22); estar afligidos cuando lo hayamos ofendido en algo (Jeremías 31:18); y caminar humildemente con Él (Miqueas 6:8).
“Tú has proclamado hoy que el SEÑOR es tu Dios y que andarás en Sus caminos, que guardarás Sus leyes, Sus mandamientos y Sus decretos, y que escucharás Su voz”. — Deuteronomio 26:17 (RVA 2015)
En la segunda parte de este estudio veremos la instrucción de Jesús acerca de este Mandamiento y las consecuencias de no obedecer este Mandamiento tan importante.
¡Que Dios los bendiga!