En el artículo anterior hablamos acerca de la idolatría a través del sincretismo dentro del catolicismo. Ahora continuaremos con la parte del Mandamiento que menciona que el SEÑOR es celoso, veremos el tipo de relación amorosa que Dios quiere tener con cada creyente, y el pacto que le ofrece a todo aquel que lo busque y se comprometa a hacer Su voluntad.
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“Porque Yo, el Señor tu Dios, Soy Dios celoso”
Quizás se pregunte por qué el SEÑOR declara ser el Dios celoso (אֵל קַנָּא – El Kaná), quizás nos parezca extraño este título del ETERNO. Para entender mejor esto, veamos la relación de amor del SEÑOR con Su pueblo elegido Israel. Antes de eso, permítame anticiparle que, aunque los siguientes párrafos le parezcan extraños o inusuales, están basados en lo que nos dice la Biblia, y le pido que sea como los creyentes de Berea (Hechos 17:11) que revisaban las Escrituras por sí mismos para cerciorarse del mensaje bíblico que recibían.
Pienso que es un mensaje del que no se hace mención en muchas congregaciones y quizás por eso, no lo haya escuchado antes. Veamos a continuación a lo que me refiero, a la relación de amor del SEÑOR con Su pueblo elegido:
“Hace tiempo el SEÑOR le dijo a Israel: «Yo te he amado, pueblo mío, con un amor eterno. Con amor inagotable te acerqué a Mí”. — Jeremías 31:3 (NTV)
Cuando Dios rescató al pueblo de Israel de la esclavitud en Egipto, Dios les estaba diciendo que Él no es como los dioses de los egipcios. Cuando Él los guio a través del Mar Rojo y los llevó a salvo al Monte Sinaí se reveló a ellos como el Dios que libera. El único Dios es YAHWEH, el ETERNO, quien hizo un pacto con ellos, en donde Él es su Dios y los israelitas son Su pueblo:
“Por tanto, di a los hijos de Israel: “Yo Soy el SEÑOR. Yo los libraré de las cargas de Egipto y los libertaré de su esclavitud. Los redimiré con brazo extendido y con grandes actos justicieros. Los tomaré como pueblo mío, y Yo seré su Dios. Ustedes sabrán que Yo Soy el SEÑOR su Dios, que los libra de las cargas de Egipto”. — Éxodo 6:6-7 (RVA 2015)
El Pacto con Israel
El pacto que hicieron con el ETERNO es como un contrato matrimonial: Él les dio Su ley y ellos contestaron que obedecerían todo lo que el SEÑOR les dijo (Éxodo 19:8). En ese momento los israelitas consumaron el matrimonio y se convirtieron en la esposa de YAHWEH, quien escribió los términos del pacto en dos tablas de piedra y se los dio a Moisés. Hoy los conocemos como los 10 Mandamientos.
“Todo el pueblo respondió a una, y dijo: —¡Haremos todo lo que el SEÑOR ha dicho! Y Moisés repitió al SEÑOR las palabras del pueblo”. — Éxodo 19:8 (RVA 2015)
El SEÑOR nos habla en diferentes pasajes de las Escrituras acerca de esta relación de amor, en donde Él es el esposo y Su pueblo elegido es referido como Su esposa, lo podemos ver por ejemplo en Ezequiel 16.
“Yo volví a pasar junto a ti [Jerusalén], y te miré, y ya estabas en la edad de enamorarte. Entonces extendí Mi manto sobre ti, y cubrí tu desnudez, y te hice un juramento y establecí un pacto contigo, y fuiste mía. Palabra de Dios el Señor.» — Ezequiel 16:8 (RVC)
Esta relación de amor entre el SEÑOR y Su pueblo es el tema principal de Cantares, en donde Él es el Amado y el pueblo es la Amada. Veamos algunos ejemplos, y cómo el ETERNO nos sigue hablando de la misma forma:
“Mi amado habló, y me dijo: “Levántate, amada mía, hermosa mía, y ven conmigo”. — Cantares 2:10 (NBLA)
“Mientras Jesús caminaba junto al lago de Galilea, vio a dos hermanos, Simón, llamado Pedro, y Andrés, que estaban echando la red al agua, pues eran pescadores. Jesús les dijo: «Síganme, y Yo haré de ustedes pescadores de hombres». Ellos entonces, dejando al instante las redes, lo siguieron”. — Mateo 4:18-20 (RVC)
Veamos otro ejemplo más, de esta relación entre el SEÑOR y Su pueblo, veamos cómo describe a su novia el SEÑOR, a quienes han puesto su fe en Él, veamos que nos habla del mismo concepto tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento:
“Un jardín cerrado es mi hermana y novia, un jardín cerrado, un manantial sellado… ¡Es un manantial cercado de jardines, un pozo de aguas vivas que corren del Líbano!”. — Cantares 4:12, 15 (RVA 2015)
“El SEÑOR los guiará continuamente; les dará agua cuando tengan sed y restaurará sus fuerzas. Serán como un huerto bien regado, como un manantial que nunca se seca”. — Isaías 58:11 (NTV)
[Jesús dice] “Pero cualquiera que beba del agua que Yo le daré, de ninguna manera tendrá sed jamás; sino que el agua que Yo le daré se convertirá en él en un manantial de agua que brota para vida eterna”. — Juan 4:14 (LSP)
Ese es el tipo de relación amorosa que el SEÑOR quiere con Su pueblo, en donde la Amada sea como un manantial de aguas vivas, ¿para qué? Para saciar al sediento. Esto nos está hablando de evangelizar (Marcos 16:15). Los incrédulos están sedientos porque no tienen la Palabra del SEÑOR (Amós 8:11-12; Mateo 4:4), ellos están lejos de Quien es la Fuente de Aguas Vivas (Jeremías 2:13).
“Entonces el Rey dirá a los de Su derecha: “Vengan, benditos de Mi Padre, hereden el reino preparado para ustedes desde la fundación del mundo. Porque tuve hambre, y ustedes me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber; fui extranjero, y me recibieron…los justos le responderán, diciendo: “Señor, ¿cuándo te vimos hambriento y te dimos de comer, o sediento y te dimos de beber?… El Rey les responderá: “En verdad les digo que en cuanto lo hicieron a uno de estos hermanos Míos, aun a los más pequeños, a Mí lo hicieron”. — Mateo 25:34-40 (NBLA)
“El Espíritu y la esposa dicen: “¡Ven!”. El que oye diga: “¡Ven!”. El que tiene sed, venga. El que quiera, tome del agua de vida gratuitamente”. — Apocalipsis 22:17 (RVA 2015)
Israel Rompe el Pacto
Los israelitas estaban llamados a ser una luz para las naciones, un pueblo de sacerdotes (Isaías 49:6; Mateo 5:14-16; Hechos 13:47; 1 Pedro 2:9). Sin embargo, Su pueblo le fue infiel al rendir culto a ídolos, fueron en contra del Segundo Mandamiento. Este terrible pecado causó los celos del SEÑOR (Deuteronomio 32:21; Ezequiel 8:3, 5; Salmos 78:58). Dios habla acerca de estas ofensas del pueblo contra Él en Ezequiel 16, también en Jeremías (Jeremías 1:16, 2:5, 2:11, 2:20, 3:9, 3:13, etc.). El libro de Oseas también tiene esta temática, en donde el SEÑOR incluso le pide al profeta Oseas que se case con una prostituta para ilustrar la clase de matrimonio que Israel mantenía con el ETERNO.
«Cuando el SEÑOR le habló por primera vez a Israel por medio de Oseas, le dijo al profeta: «Ve y cásate con una prostituta, de modo que algunos de los hijos de ella sean concebidos en prostitución. Esto ilustrará cómo Israel se ha comportado como una prostituta, al volverse en contra del SEÑOR y al rendir culto a otros dioses».” — Oseas 1:2 (NTV)
“Pero pensaste que eras dueña de tu fama y tu belleza. Entonces te entregaste como prostituta a todo hombre [ídolo] que pasaba. Tu belleza estaba a la disposición del que la pidiera. Usaste los hermosos regalos que te di para construir lugares de culto a ídolos, donde te prostituiste. ¡Qué increíble! ¿Cómo pudo ocurrir semejante cosa? Tomaste las joyas y los adornos de oro y plata que Yo te había dado y te hiciste estatuas de hombres y les rendiste culto. ¡Eso es adulterio contra Mí! Usaste las ropas con bordados hermosos que te di para vestir a tus ídolos. Después usaste Mi aceite especial y Mi incienso para rendirles culto. ¡Imagínate! Ofreciste ante ellos en sacrificio la harina selecta, el aceite de oliva y la miel que Yo te había dado, dice el SEÑOR Soberano.»” Luego tomaste a tus hijos e hijas —los que diste a luz para Mí— y los sacrificaste a tus dioses. ¿No era suficiente con haberte prostituido? ¿También tenías que masacrar a Mis hijos ofreciéndolos en sacrificio a ídolos?”. — Ezequiel 16:15-21 (NTV)
En la sabiduría del SEÑOR, Él nos dice que Él es celoso, para nuestro propio beneficio, porque sabe que el adorar ídolos sólo nos perjudica. El SEÑOR espera de Su pueblo un amor verdadero, y para que el amor a Dios sea un amor verdadero, debe ser dado libremente.
“De ninguna manera te inclinarás ante ningún otro dios, porque Yo, el SEÑOR, Soy un Dios celoso. Mi Nombre es ‘Dios celoso’”. — Éxodo 34:14 (RVC)
[Dice el SEÑOR] “Echen de ustedes todas sus transgresiones que han cometido, y adquieran un corazón nuevo y un espíritu nuevo. ¿Por qué han de morir, oh casa de Israel?». — Ezequiel 18:31 (RVA 2015)
El Nuevo Pacto (Brit Jadasháh)
Pero el SEÑOR como parte de su plan de salvación, y para sacarnos de nuestros pecados de idolatría, nos dice por medio del profeta Jeremías que Él iba a renovar Su pacto con Su pueblo. Lo que hoy se traduce incorrectamente como “Nuevo Pacto” o “Nuevo Testamento”. En hebreo es בְּרִית חֲדָשָׁה – Brit Jadasháh. “Brit” significa “pacto”, y “Jadasháh” es utilizado en el sentido de que algo es reparado y queda como nuevo otra vez. De ahí es que se traduzca como renovado, fresco, restaurado y nuevo. Por lo que, el ETERNO está restaurando el mismo pacto que hizo con Israel. Jeremías nos dice que la promesa del SEÑOR es: “Yo seré su Dios y ustedes serán Mi pueblo”.
“Mi pacto que ellos rompieron, aunque fui un esposo para ellos,” declara el SEÑOR. “Porque éste es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días,” declara el SEÑOR. “Pondré Mi ley dentro de ellos, y sobre sus corazones la escribiré. Entonces Yo seré su Dios y ellos serán Mi pueblo”. — Jeremías 31:32b-33 (NBLH)
Lamentablemente, las doctrinas cristianas modernas, buscando separarse de los judíos, promueven la enseñanza de un “Nuevo Pacto” en el que ya no debemos obedecer las leyes del “Antiguo Testamento” y solo debemos “vivir en gracia”. Estas son falsas doctrinas del Dispensacionalismo, y llevan a los cristianos a hacer nuevamente lo que hicieron los israelitas y judíos: “Mi pacto que ellos rompieron”. En Hebreos 8, vemos una descripción del Pacto Renovado, Reparado o Restaurado, que es mejor conocido como el “Nuevo Testamento”.
Si se fijan, el pacto en el que Jesucristo es el Mediador se hizo con la Casa de Israel y con la Casa de Judá. El autor de Hebreos no habla de un pacto con la “iglesia cristiana”. Así que, si usted no pertenece a estas casas, ¿Cómo podrá alcanzar la salvación? Recuerde el “Nuevo” Pacto es el mismo pacto original: “Yo seré su Dios, y ustedes serán Mi pueblo”.
“Pero ahora Jesús ha obtenido un ministerio tanto mejor, por cuanto Él es también el mediador de un mejor pacto, establecido sobre mejores promesas… Porque reprochándolos, Él dice: «Miren que vienen días, dice el SEÑOR, en que estableceré un nuevo pacto con la casa de Israel y con la casa de Judá… Porque este es el pacto que Yo haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice el SEÑOR: Pondré Mis leyes en la mente de ellos, y las escribiré sobre sus corazones. Yo seré su Dios, y ellos serán Mi pueblo”. — Hebreos 8:6, 8, 10 (NBLA)
El Pacto al que usted se comprometió el día que aceptó a Jesucristo como su SEÑOR y Salvador, y se hizo cristiano, fue el compromiso de que: “YAHWEH será su Dios, y usted serán parte de Su pueblo”. Este Pacto Renovado se originó con las promesas que el ETERNO hizo a Abraham y a su descendencia en Génesis 17:7-8. El cumplimiento en su descendencia es a través del pueblo de Israel (Isaías 48:1). Pablo nos explica que si estamos en Cristo nos convertimos en descendencia de Abraham (Gálatas 3:29). Además, recibimos la ciudadanía de Israel (Efesios 2:12-13). Así llegamos a ser parte de la familia de Dios, herederos de Sus promesas (Efesios 2:19).
Como israelita, es como usted puede ser parte del Pacto Restaurado. La falsa doctrina de que la iglesia remplazó a Israel o que es una entidad separada con diferentes destinos o juicios, es mentira. Más bien, cada creyente vuelto a nacer es injertado como olivo silvestre o olivo natural al pueblo de Dios, que es Israel (Romanos 11:15-24). Así que, cuando la Biblia hable de Israel, le está hablando a usted, y usted está sujeto a todo mandamiento para los israelitas. Para su referencia puede ver nuestro artículo ¿Qué es la Casa de Israel? (Parte 1).
“Yo establezco Mi pacto como pacto perpetuo entre tú y Yo, y tu descendencia después de ti por sus generaciones, para ser tu Dios y el de tu descendencia después de ti”. — Génesis 17:7 (RVA-2015)
“Y si ustedes son de Cristo, entonces son descendencia de Abraham, herederos según la promesa”. — Gálatas 3:29 (NBLA)
“Y acuérdense de que en aquel tiempo estaban sin Cristo, apartados de la ciudadanía de Israel y ajenos a los pactos de la promesa, estando sin esperanza y sin Dios en el mundo”. — Efesios 2:12 (RVA-2015)
Por eso Jesucristo dijo que el no vino a poner fin a la ley que Él nos dio en el “Antiguo Testamento”. Él nos dice que Su ley seguirá vigente mientras existan el Cielo y la tierra. Por eso, es que debemos de cumplir con todos los mandamientos del SEÑOR, todos son vigentes el día de hoy. En la gran comisión nos dijo que le enseñáramos todos Sus mandamientos a los nuevos discípulos.
“No piensen que vine a poner fin a la Ley o a los Profetas. No vine a poner fin, sino a darle cumplimiento. En verdad les digo: Hasta que el cielo y la tierra dejen de existir, de ninguna manera una iota ni una tilde de la ley dejarán de existir hasta que toda se cumpla”. — Mateo 5:17-18 (LSP)
“Por lo tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo; enseñándoles que obedezcan todas las cosas que les ordené. Y ¡Miren! Yo estoy con ustedes todos los días, hasta el final de los tiempos. Amén”. — Mateo 28:19-20 (LSP)
Inclusive al final de Apocalipsis, Jesús nos revela que en el nuevo cielo y la nueva tierra, Él será el Dios que habitará entre Su pueblo (Apocalipsis 21:3). Su pueblo estará formado por los creyentes que permanecieron vencedores hasta el final de su santificación al obedecer la voluntad del Padre (Apocalipsis 21:7; Mateo 7:21). Confirmando que el pacto de Dios no ha cambiado, es el mismo desde Génesis hasta Apocalipsis.
“Entonces oí una gran voz que decía desde el trono: El tabernáculo de Dios está entre los hombres, y Él habitará entre ellos y ellos serán Su pueblo, y Dios mismo estará entre ellos”. — Apocalipsis 21:3 (NBLA)
“El vencedor heredará estas cosas, y Yo seré su Dios y él será Mi hijo”. — Apocalipsis 21:7 (NBLA)
“No todo el que me dice: “¡Señor, Señor!”, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos”. — Mateo 7:21 (RVR-1995)
El Creer es Obedecer
Cada vez que elegimos libremente obedecer los mandatos de Dios, demostramos que en realidad lo amamos (Juan 14:15). Recuerde que Dios prefiere la obediencia más que los sacrificios (1 Samuel 15:22). Los collares que adornan el cuello de la Amada en Cantares 1:10, 4:9 y en Ezequiel 16:11, representan precisamente la obediencia, el seguir los mandamientos del SEÑOR (Proverbios 1:8-9).
“Oye, hijo mío, la instrucción de tu padre y no abandones la enseñanza de tu madre; porque son guirnalda de gracia para tu cabeza, y collares para tu cuello”. — Proverbios 1:8-9 (NBLA)
“Prendiste mi corazón, hermana, esposa mía; Has preso mi corazón con uno de tus ojos, con una gargantilla de tu cuello”. — Cantares 4:9 (RVA)
“¡Qué hermosas tus mejillas resaltando entre pendientes, y tu cuello con collares!” — Cantares 1:10 (BLP)
[El SEÑOR dice] “Te adorné con joyas; puse brazaletes en tus manos y un collar en tu cuello.” — Ezequiel 16:11 (RVA 2015)
Al obedecerlo, damos honor a nuestro SEÑOR. Dios va más allá con quienes lo obedecen y los llama Su “tesoro especial”, imagínese qué gran honor nos está dando el SEÑOR.
“Ahora bien, si me obedecen y cumplen Mi pacto, ustedes serán Mi tesoro especial entre todas las naciones de la tierra; porque toda la tierra me pertenece.” — Éxodo 19:5 (NTV)
¿Cómo debemos comportarnos como la novia de Dios? (Apocalipsis 21:2, 9) Como veremos más adelante, en el Tercer Mandamiento, el SEÑOR nos pide que sigamos Sus Mandamientos porque somos Sus representantes aquí en la tierra, tenemos la gran encomienda (Marcos 16:15), y esto conlleva una gran responsabilidad, necesitamos mostrar Su carácter, honrar Su Nombre, y Su imagen (Génesis 1:27-28). Al llamarnos Sus seguidores (cristianos) tenemos un estándar más alto, dado que se nos ha confiado más (Lucas 12:48), porque los incrédulos van a ver cuidadosamente cada movimiento que hagamos y en base a eso emitirán sus juicios contra nosotros.
“Sé ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, fe y pureza”.— 1 Timoteo 4:12b (NBLA)
“Pero si cuando hacen lo bueno sufren por ello y lo soportan con paciencia, esto halla gracia con Dios. Porque para este propósito han sido llamados, pues también Cristo sufrió por ustedes, dejándoles ejemplo para que sigan Sus pasos, el cual no cometió pecado, ni engaño alguno se halló en Su boca”. — 1 Pedro 2:20b-22 (NBLA)
“Si se humilla mi pueblo sobre el cual es invocado Mi Nombre, si oran y buscan Mi rostro y se vuelven de sus malos caminos, entonces Yo oiré desde los cielos, perdonaré sus pecados y sanaré su tierra”. — 2 Crónicas 7:14 (RVA 2015)
La Desobediencia de la Idolatría
El SEÑOR nos pide que para amarlo lo sigamos en Sus términos, voluntariamente, y nos da la libertad de hacerlo o no. Las Escrituras nos advierten que, si le agregamos o le quitamos a Sus términos, es decir, a Su Palabra (Deuteronomio 4:2; Proverbios 30:6; Apocalipsis 22:18), entonces estaríamos haciéndonos un ídolo, un dios producto de nuestra imaginación. Sin embargo, si decidimos adorar al ETERNO, Él nos exige exclusividad, porque como creyentes vueltos a nacer en el SEÑOR, Él nos ofrece Su redención de la esclavitud de nuestros pecados a través del pago que hizo Jesucristo, nuestro Salvador, tal como los israelitas fueron liberados de la esclavitud.
Para ver el término “celoso” en este versículo (Éxodo 20:5) desde otra perspectiva, veamos cómo es traducido en la Septuaginta, la traducción del Antiguo Testamento al griego. Los rabinos sustituyeron la palabra “celoso”, que a simple vista tiene una mala connotación, y en su lugar utilizaron “ζηλωτής – zilotís” que significa fervoroso, entusiasmado, apasionado, devoto. Porque Dios en Su fervoroso amor hacia la humanidad nos advierte acerca de los peligros de la idolatría y del sincretismo porque sabe que este problema es heredado de generación en generación. Dios busca apasionadamente que todo el mundo se salve y regrese a Él:
“¡Ah Israel, vuélvete a Mí! ¡Cómo quisiera que te volvieras a Mí! ¡Cómo quisiera que quitaras de Mi vista tus actos repugnantes, y no anduvieras de acá para allá! —Palabra del SEÑOR”. — Jeremías 4:1 (RVC)
“Solo reconoce tu maldad, porque contra el SEÑOR tu Dios te has rebelado, has repartido tus favores a los extraños bajo todo árbol frondoso y no has escuchado Mi voz’, dice el SEÑOR”. — Jeremías 3:13 (RVA 2015)
Pero lamentablemente aún con todas estas advertencias vemos cómo la naturaleza carnal se rebela ante el SEÑOR inmediatamente después de la muerte de Moisés provocando los celos de Dios.
“Allí el SEÑOR le dijo a Moisés: Tú vas ahora a dormir con tus padres. Pero este pueblo se rebelará y me será infiel con los dioses ajenos de la tierra a la cual van a entrar. Me abandonará y anulará el pacto que he concertado con ellos”. — Deuteronomio 31:16 (RVC)
“Lo hicieron enojar con sus lugares altos; lo provocaron a celo con sus imágenes talladas”. — Salmos 78:58 (RVC)
Una de las causas de la desobediencia tiene su origen en los padres de familia, porque no les enseñaron a sus hijos a adorar a su Creador correctamente (Mateo 23:34-36).
“Instruye al niño en el camino que debe andar, y aun cuando sea viejo no se apartará de él”. —Proverbios 22:6 (NBLA)
“Pero todos se han desviado, a una se han corrompido; no hay quien haga el bien, no hay ni siquiera uno”. — Salmos 14:3 (NBLA)
En el siguiente artículo hablaremos acerca de las consecuencias por desobediencia a este Segundo Mandamiento, las cuales tienen repercusiones hasta la tercera o cuarta generación de quienes son idólatras.