Un río salía de la tierra del Edén que regaba el huerto y después se dividía en cuatro ramales. El primero, llamado Pisón, rodeaba toda la tierra de Havila, donde hay oro. El oro de esa tierra es excepcionalmente puro; también se encuentran allí resinas aromáticas y piedras de ónice. El segundo, llamado Gihón, rodeaba toda la tierra de Cus. El tercero, llamado Tigris, corría al oriente de la tierra de Asiria. El cuarto se llama Éufrates.
El Jardín del Edén pudo haber sido un paraíso para Adán y Eva, pero es un dolor de cabeza para los académicos y los arqueólogos en la búsqueda de este lugar paradisiaco. La principal razón es que Dios quiere mantenerlo como un misterio para nosotros. Hoy nadie sabe dónde pudo encontrarse.
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