En el artículo anterior vimos que el Arca de Noé descansó en uno de los montes de Ararat. Ahora hablaremos de cómo fue que el SEÑOR hizo que descendiera el nivel del agua, y la prueba que demuestra dónde quedó el agua del Diluvio. También veremos la estrategia de Noé para verificar si ya podían desembarcarse o no, ya que las condiciones en la tierra todavía eran muy hostiles para salir de manera segura. Por lo que, los tripulantes del Arca tuvieron que esperar pacientemente, confiando en que Dios se encargaría de su protección y salvación durante este periodo de juicio.
Tabla de Contenidos del Artículo
Ver. 5 — Y las aguas se iban y decrecían hasta el mes décimo: en el décimo mes, en el primer día del mes se vieron las cimas de las montañas.
El SEÑOR recordó a Noé y envió un viento o a Su Espíritu para que descendieran las aguas. Al respecto, el Dr. Walter Brown comenta en su libro, In the Beginning (En el Principio, pág. 505), que este viento provocó que las hidroplacas se deslizaran para formar los continentes como los conocemos actualmente. Las colisiones de estas masas de tierra, hicieron que se formaran muy rápidamente las cadenas montañosas que hoy conocemos. Las fuerzas inimaginables de estas colisiones hicieron que la tierra de estas placas se elevara tan alto que formaron montañas, tan altas como el monte Everest que tiene 8,848 m de altura.
“La voz del SEÑOR resuena sobre las aguas. El Dios de la gloria hace oír su voz. El SEÑOR está sobre las muchas aguas… El SEÑOR preside en el diluvio, y se asentó el SEÑOR por rey para siempre”. — Salmos 29:3 (RVC), 29:10 (JBS)
Este evento también hizo que el nivel del agua descendiera, para que el Arca descansara en la cima de una de las recién formadas montañas de Ararat, en lo que hoy es Turquía. Esto sucedió el día 17 del séptimo mes. Los tripulantes del Arca ya habían estado abordo durante 150 días, desde que había iniciado el Diluvio, como lo vimos en nuestro estudio: Génesis 8:2-4 – El Agua del Diluvio Moldea la Tierra.
“Se levantaron los montes, se hundieron los valles, al lugar que Tú estableciste para ellos. Pusiste un límite que no pueden cruzar, para que no vuelvan a cubrir la tierra”. — Salmos 104:8-9 (NBLA)
¿A Dónde se fue el Agua del Diluvio?
En un inicio, el nivel del agua bajó drásticamente, porque el agua fue desplazada para llenar los océanos que actualmente conocemos, los cuales aún hoy en día, cubren poco más del 70% de la superficie de la tierra, con una profundidad promedio de 3.682 Km. La parte más profunda es el Abismo de Challenger en el océano Pacífico con 10,924 m. Con el movimiento de las hidroplacas se formaron las cadenas montañosas y las cuencas oceánicas al mismo tiempo. Este movimiento tan rápido y tan violento del agua drenándose hacia los océanos, por estas fuerzas cataclísmicas, formó las planicies, los cañones, y otras formaciones geológicas que hoy en día aún podemos apreciar por todo el mundo.
Los océanos que tenemos en la actualidad son otra prueba más de que el Diluvio fue un evento mundial, porque fue a donde se drenó gran parte del agua del Diluvio.
“Pues bien, por su propia voluntad pasan por alto esto: que por la palabra de Dios existían desde tiempos antiguos los cielos, y la tierra que surgió del agua y fue asentada en medio del agua. Por esto el mundo de entonces fue destruido, inundado en agua”. — 2 Pedro 3:5-6 (RVA-2015)
De acuerdo a Ken Ham y Bodie Hodge en su libro A Flood of Evidence (Un Diluvio de Evidencias, pág. 252-254), si pudiéramos nivelar toda la superficie de la tierra, desde las más profundas cuencas oceánicas hasta la montaña más alta, y que toda la tierra quedara a un solo nivel; nos daríamos cuenta de que existe tanta agua en la superficie de la tierra, como para cubrirla completamente con una capa de 2.57 Km de agua. Esta abundancia de agua, demuestra que el Diluvio cubrió todas las montañas antediluvianas. Además cabe mencionar, que las cuencas oceánicas antediluvianas no eran tan profundas, porque el 95% de los fósiles acuáticos que se han encontrado, son de animales de aguas poco profundas.
El resto del agua del Diluvio continuó drenándose lentamente, a través de las fisuras de la tierra, hacia los recién formados y más profundos depósitos subterráneos. Esta disminución del nivel del agua se hizo perceptible hasta el primer día del décimo mes, cuando Noé pudo ver las cimas de otras montañas alrededor del Arca en Ararat, 75 días después de que el Arca había descansado en la montaña. Para entonces, los tripulantes del Arca ya llevaban 225 días abordo desde que inició el Diluvio.
Sin embargo, Noé aún iba a permanecer otros 146 días más dentro del Arca, porque la tierra seguía sufriendo cambios drásticos no solo por la inundación, sino también porque se piensa que había movimientos sísmicos debido al reacomodo de los continentes, además de erupciones volcánicas y tsunamis. Por tanto, aún necesitaban resguardarse en el Arca.
“Por esto orará a ti todo santo en el tiempo en que puedas ser hallado; ciertamente en la inundación de muchas aguas no llegarán estas a él. Tú eres mi refugio; me guardarás de la angustia; con cánticos de liberación me rodearás. Selah”. — Salmos 32:6-8 (RVR-1960)
En Génesis 8:4-5 se ven las cimas de las montañas, una muestra de que las aguas están disminuyendo; que es lo opuesto a lo que ocurrió en Génesis 7:19-20, cuando las aguas se incrementaron hasta una altura de 15 codos por encima de las cimas de las montañas, como lo vimos en Génesis 7:17-20 – El Juicio del Diluvio Comienza (Parte 1). La forma de narración bíblica de estos pasajes del Diluvio nos presenta una estructura quiástica, como lo explicamos en Las Estructuras Literarias de la Biblia.
“La cubriste con el abismo como con un vestido; las aguas estaban sobre los montes. A Tu reprensión huyeron, al sonido de Tu trueno se precipitaron”. — Salmos 104:6-7 (NBLA)
Ver. 6-7 — Y sucedió que al cabo de cuarenta días, Noé abrió la ventana del Arca que había hecho, y envió un cuervo que iba y venía hasta que las aguas se secaron sobre la tierra.
Estos versículos también forman parte de la estructura quiástica de este pasaje, ya que nos muestran el contraste entre los niveles de las aguas del Diluvio. Los 40 días después de que se vieron las cimas de las montañas nos recuerdan a los 40 días de lluvia con los que inició el Diluvio (Génesis 7:4, 17). Entendemos que el número 40 en las Escrituras simboliza un periodo de prueba o de juicio. Además, la entrada de los animales al Arca se contrasta con la salida del cuervo, el primer animal que salió del Arca y que ya no regresó (Génesis 7:8-9, 14).
“Y fue el diluvio cuarenta días sobre la tierra; y las aguas crecieron, y alzaron el arca, y se elevó sobre la tierra”. — Génesis 7:17 (RVR-1960)
“Noé abrió la ventana del Arca”
Las condiciones en la tierra debieron ser tan adversas que Noé prefirió esperar otros 40 días más, hasta el día 11 del onceavo mes, o el día 265 dentro del Arca, porque él no quería que nadie saliera del Arca hasta que la tierra estuviera lo suficientemente seca para que fuera seguro desembarcar. Así que no abrió la puerta, sino una ventana, que probablemente estaba ubicada en el techo del Arca. Hasta ese momento, no había recibido ninguna orden del SEÑOR para salir del Arca. Dios solo le había informado que hiciera un Arca, lo que debería llevar, y cuándo debería de subir a ella. Sin embargo, no le había dicho cuándo la tierra sería habitable otra vez.
No obstante, lo que Noé alcanzó a ver a través de la ventana, no fue lo suficiente como para tomar una decisión acerca de las condiciones en la tierra. Así que, Noé recurrió a un método natural al utilizar unas aves para probar qué tan hostiles eran aún las condiciones en la tierra, ya que, no había recibido ninguna instrucción de Dios al respecto. Al parecer este procedimiento es válido en las Escrituras. Como con Josué, quien recibía los mensajes del SEÑOR, y además, envió espías a Jericó para recibir reportes del enemigo (Josué 2).
“Josué hijo de Nun envió secretamente dos espías desde Sitim, diciéndoles: —Vayan y reconozcan la tierra y Jericó. Ellos fueron y entraron en la casa de una mujer prostituta que se llamaba Rajab, y pasaron la noche allí”. — Josué 2:1 (RVA-2015)
“Envió un Cuervo que iba y venía”
Según la tradición rabínica, Noé debió haber enviado al cuervo por ser un ave “innecesaria” porque no era buena para comer ni para ofrecer sacrificios. Pero no estamos de acuerdo con esa suposición. Si el ETERNO incluyó a los cuervos como tripulantes en el Arca, es porque son importantes, como cuando alimentaron a Elías durante la sequía (1 Reyes 17:4-6). Todos los animales tienen una razón de existir y cumplen con los propósitos del Creador (Proverbios 16:4). Por eso, el SEÑOR los alimenta (Job 38:41; Lucas 12:24) y está al pendiente de ellos (Jonás 4:11; Lucas 12:6; Mateo 10:29).
“Todas las cosas ha hecho Jehová para sus propios fines, incluso al malvado, para el día malo”. — Proverbios 16:4 (RVR 1995)
“Elías fue e hizo conforme a la palabra del SEÑOR. Fue y habitó junto al arroyo de Querit, que está al frente del Jordán. Los cuervos le traían pan y carne por la mañana, y pan y carne por la tarde; y bebía del arroyo”. — 1 Reyes 17:5-6 (RVA-2015)
Más bien, pienso que Noé envió al cuervo por ser un animal carroñero que puede vivir en las cimas de las montañas, porque para esta ave es más fácil encontrar comida en las regiones inhóspitas, por lo que iba y venía. Pero las Escrituras no indican que el cuervo haya vuelto a entrar nuevamente en el Arca, quizás se quedaba en el techo. Esto le indicaba a Noé que la vida en las montañas ya era posible.
En este pasaje el cuervo es un símbolo de la maldad, porque representa el egoísmo y la naturaleza carnal, ya que prefirió al mundo que regresar a la protección del Arca. El cuervo también puede simbolizar a Satanás, porque el cuervo iba y venía hasta que las aguas se secaran. Esto describe al diablo, quien va y viene sobre la tierra (Job 1:7, 2:2); y las aguas son una representación de la gente (Apocalipsis 17:15, 19:6; Ezequiel 26:3; Salmos 65:7). Por lo tanto, aquí se muestra cómo opera el enemigo, esperando a que las personas se sequen y mueran sin regresar a Dios.
“Y dijo el SEÑOR a Satanás: ¿De dónde vienes? Respondió Satanás al SEÑOR, y dijo: De rodear la tierra, y de andar por ella”. — Job 2:2 (JBS)
Ahora bien, puesto que el reporte del cuervo no fue suficiente, Noé tenía que asegurarse que las condiciones fueran propicias para el resto de los animales y para las personas en el Arca, que normalmente no viven en las montañas. Así que, tuvo que utilizar la ayuda de otra ave, una aún más especializada, que le anunciaría la libertad para poblar la tierra de nuevo.
Ver. 8-9 — También envió una paloma para ver si las aguas habían disminuido sobre la superficie de la tierra. Pero la paloma no encontró lugar donde reposar la planta de su pie, y volvió a él [Noé], al arca, porque las aguas estaban sobre la superficie de toda la tierra. Entonces él extendió su mano, la tomó y la metió consigo en el Arca.
El texto nos permite decir que estas 2 aves fueron enviadas al mismo tiempo como 2 testigos para que Noé supiera de las condiciones. Sin embargo, yo creo que lo más probable es que la paloma fue enviada una semana después. Noé utilizó a esta ave por habitar comúnmente en los valles, así verificaría si las partes bajas ya eran habitables. Asimismo, esta ave se alimenta de semillas que recoge del suelo, por lo que le sería imposible alimentarse si los suelos todavía estuvieran inundados.
“Donde Reposar la Planta de su Pie”
Existe un juego de palabras con “reposar”, porque proviene del hebreo: מָנוֹחַ – manóaj, que significa “descansar”, “reposar”, y se deriva de: נוּחַ – nóaj, el nombre de Noé. Haciendo referencia a que, a pesar de que el Arca ya estaba “descansando” (nóaj), la paloma todavía no podía “descansar” (manóaj), ya que no había donde posarse en las tierras bajas, porque todavía estaban inundadas con agua. Así que regresó al Arca, donde finalmente encontró descanso en la mano de Noé (Nóaj).
Otra característica de la paloma a diferencia del cuervo, es que es un animal “limpio” y podía ser sacrificado, inclusive Noé sacrificó una paloma después de que desembarcó del Arca (Génesis 8:20).
Ver. 10-11 — Esperó de nuevo otros siete días, y volvió a enviar la paloma desde el Arca. Al anochecer la paloma regresó a él [Noé], trayendo en su pico una hoja de olivo recién arrancada. Entonces Noé comprendió que las aguas habían disminuido sobre la tierra.
Siendo la paloma un mejor mensajero que el cuervo, Noé decidió enviar otra vez a la paloma, o tal vez a alguna otra paloma. Y cuál fue su sorpresa cuando la paloma regresó con el testimonio de vida, confirmando que ya había vegetación en la tierra. Esta fue la señal para Noé de que Dios no lo había olvidado, dándole esperanza de que podrían desembarcarse en poco tiempo, ya que las aguas se habían retirado.
Esta es la primera vez que se menciona al olivo en la Biblia. Los olivos son una fuente esencial de alimento, por el aceite de oliva. Para mayor información, puede ver nuestro estudio Descifrando Palabras Clave: Olivos – Árboles de Aceite (Parte 1). La paloma con la hoja de olivo anunciando la salvación, representa la relación de Jesucristo, quien es la salvación después de que el juicio de las aguas había pasado, quien es la Vida (Juan 14:6), quien sostiene a Su Creación (Colosenses 1:16-17; Hebreos 1:3), y quien da Su paz.
Y también representa al Espíritu Santo, ya que, tanto la paloma (Lucas 3:22; Mateo 3:16; Juan 1:32) como el aceite del olivo son simbolismos del Espíritu, quien está haciendo brotar nueva vida sobre la tierra. Así que, tanto nuestro Señor Jesucristo como el Espíritu Santo están involucrados en el nuevo comienzo para la humanidad y en la reconciliación con Dios (Génesis 8:7-11).
William McDonald, en su libro Believer’s Bible Commentaries (Comentarios Bíblicos del Creyente, pág. 70), hace una analogía de la naturaleza de un creyente con el cuervo, que representa a su vieja naturaleza que ama al mundo, porque salió y se alimentó de animales muertos, tuvo un banquete con la carroña, así que no quiso regresar al Arca.
Mientras que la paloma representa a la nueva naturaleza, que juzgó al mundo inundado, no encontró descanso ni satisfacción en él, porque no encontró nada bueno en el mundo. La paloma regresó a buscar refugio en el Arca, que representa a Cristo en quien el Espíritu reposa (Isaías 11:2; Lucas 4:18), así como también reposa en los creyentes (1 Pedro 4:14). La paloma también produce frutos al traer la hoja de olivo, y por último descasa la planta de sus pies en la tierra de resurrección.
Debido a este pasaje, inclusive los incrédulos del mundo han convertido a la rama de olivo en el símbolo de la paz, y a la paloma en el mensajero de la paz.
Ver. 12 — Esperó aún otros siete días y envió de nuevo la paloma, pero ya no volvió más a él.
Es interesante notar que Noé utiliza estos 3 ó 4 intervalos de 7 días para enviar a las aves, que claramente apuntan al periodo de 7 días de la Creación y ese mismo séptimo día de descanso (Génesis 2:2-3). Esta es una prueba contundente de que Noé estaba siguiendo una semana de 7 días, pero más importante que eso, es que su fe lo llevó a guardar el Shabát, o día de descanso, mientras habitaba en el Arca, obedeciendo así el mandato del ETERNO, como día santo que Dios designó.
Vemos otra vez la mano de Dios que guio todos los movimientos del ave. La señal de que la paloma no regresó, renovó en Noé la esperanza, al proclamar la libertad para todos los que todavía estaban dentro del Arca. Cuanto más examinamos estos actos de Noé, más nos percatamos de que no envió a los pájaros, como meros actos arbitrarios, de curiosidad ni tampoco de impaciencia, sino que, como hombre de fe y de oración, consultó al SEÑOR y actuó en base a la guía de Dios. La supervivencia de cada especie de animal dependía de que todos los seres que estaban en el Arca sobrevivieran. Noé tenía una enorme responsabilidad y no podía darse el lujo de cometer ningún error.
Espero que este estudio les haya servido para entender mejor la experiencia de los tripulantes del Arca. En nuestro siguiente estudio veremos los últimos días a bordo del Arca, y cómo fue que Noé recibió la palabra del SEÑOR indicándole que ya finalmente podían desembarcar.
¡Que Dios los bendiga!