En el artículo anterior vimos que el SEÑOR fue quien cerró y aseguró la puerta del Arca después que todos Sus elegidos habían abordado, así estarían protegidos de la peor catástrofe que la Creación ha experimentado, incluso hasta nuestros días. Ahora, hablaremos del Juicio del Diluvio, cómo sus aguas cubrieron la tierra y corroboraremos con el lenguaje de las Escrituras que no fue ninguna inundación local. También veremos cómo el Arca fue puesta a prueba, al soportar la violencia de las aguas.
Ver. 17 — Y fue el diluvio cuarenta días sobre la tierra; y las aguas crecieron, y alzaron el arca, y se elevó sobre la tierra.
“Y fue el diluvio cuarenta días sobre la tierra”
Los críticos del Diluvio dicen que es imposible que en 40 días se pueda inundar toda la tierra. Y su ataque está basado en un malentendido, porque las Escrituras nos muestran claramente que, el juicio de Dios duró más de 1 año. El periodo de los 40 días y 40 noches, nos describe el inicio de este juicio que inició con una lluvia torrencial con granizo y vientos huracanados capaz de derribar muros (Ezequiel 13:11-13), descrita como גֶּשֶׁם – guéshem. Esta avalancha de agua cayendo en todas partes del mundo al mismo tiempo, sin parar noche y día, no procedía de las nubes, como lo explicamos en nuestro estudio Génesis 7:11-12– El Diluvio, una Tormenta Mundial (Parte 3). Esto debió ser impactante para los habitantes antediluvianos, considerando que nunca había llovido antes.
“Noé tenía 600 años cuando las aguas del diluvio vinieron sobre la tierra.” — Génesis 7:6 (NBLA)
“Y aconteció que en el año 601 de Noé, en el mes primero, el día primero del mes, se secaron las aguas sobre la tierra. Entonces Noé quitó la cubierta del arca y vio que la superficie de la tierra estaba seca.” — Génesis 8:13(NBLA)
El Diluvio de Génesis fue tan distinto a cualquier otra inundación o catástrofe, que Moisés utiliza un nombre especial para el Diluvio, y lo llama en hebreo: מַבּוּל – mabúl. Esta palabra únicamente se utiliza para referirse al juicio de la inundación que destruyó todo sobre la superficie del planeta. En la Biblia aparece 12 veces para hablar de este evento en Génesis, y una vez en Salmos 29:10. En el Nuevo Testamento se describe 4 veces con la palabra griega: κατακλυσμός – cataclismós. Para las inundaciones locales, en el Antiguo Testamento, se utiliza la palabra, שֶׁטֶף – shétef, que significa “inundación”, «desbordamiento de aguas» (Salmos 32:6; Job 38:25), pero nunca se refiere al Diluvio.
“Y Yo, he aquí que Yo traigo un diluvio [mabúl] de aguas sobre la tierra, para destruir toda carne en que haya espíritu de vida debajo del cielo; todo lo que hay en la tierra morirá.” — Génesis 6:17 (RVA)
“El SEÑOR preside en el diluvio [mabúl], y se asentó el SEÑOR por rey para siempre.” — Salmos 29:10 (JBS)
El uso de las palabras hebreas para el Diluvio describe una destrucción inimaginable. Por lo que el Diluvio, mabúl, está formado por las aguas procedentes de las fuentes del cielo, en la forma de una lluvia del tipo más violento, guéshem, por 40 días. Y en paralelo, por las aguas que brotaban violentamente por fisuras kilométricas en toda la tierra, provocadas por las aguas saliendo a alta presión causadas por la ruptura, baká, de las fuentes de la gran profundidad, que estuvieron abiertas por un total de 150 días. Por lo que, las aguas del Diluvio continuaron subiendo: cubrieron las colinas, después los montes, e incluso alcanzaron a cubrir los picos de todas las montañas antediluvianas. Y durante 5 meses después de que comenzó el Diluvio, las aguas de la inundación se mantuvieron en este nivel tan alto, que cubrió todas las montañas. Toda la tierra estaba cubierta por agua, de la misma forma que en el Primer Día de la Creación, antes de que Dios separara las aguas en el Segundo Día (Génesis 1:6-8).
“El año seiscientos de la vida de Noé, en el mes segundo a los diecisiete días del mes; aquel día fueron rotas todas las fuentes del grande abismo, y las ventanas de los cielos fueron abiertas; y hubo lluvia sobre la tierra cuarenta días y cuarenta noches.” — Génesis 7:11-12 (JBS)
“Y las aguas crecieron, y alzaron el Arca, y se elevó sobre la tierra”
El apóstol Pedro nos dice que cuando el SEÑOR envía Su juicio, primero juzga a los de Su casa (1 Pedro 4:17). Y este pasaje nos habla primeramente acerca de qué sucedió con el Arca y sus tripulantes, porque hasta este punto en la narración, aún no vemos el resultado del juicio sobre los incrédulos que se quedaron afuera del Arca. Primero, se menciona el Juicio del Diluvio sobre los tripulantes del Arca, mostrándonos que por su fe y rectitud, pasaron de estar afuera a adentro del Arca, quedando libres del castigo, y sobrevivieron, salieron a flote sobre las aguas del juicio de Dios.
“Porque es tiempo de que el juicio comience por la casa de Dios. Y si primero comienza por nosotros, ¿cómo será el fin de aquellos que no obedecen al evangelio de Dios?” — 1 Pedro 4:17 (RVA-2015)
Este es un claro mensaje para los creyentes, al mostrarnos que, de entre toda la humanidad, solamente sobrevivieron las personas que por fe decidieron entrar a la seguridad del Arca, y pudieron librarse del castigo al obedecer la Palabra de Dios. Su posición fue elevada. Esto nos recuerda el pasaje de Isaías 58, que cuando cumplimos con la voluntad de Dios, entonces nos deleitaremos en Él y Él nos hará cabalgar sobre las alturas de la tierra. En este pasaje de Génesis, a causa de flotar en las aguas del Diluvio, los tripulantes del Arca también andaban sobre las alturas de la tierra, andaban por encima de las montañas más altas.
“Entonces te deleitarás en el SEÑOR, y Yo te haré cabalgar sobre las alturas de la tierra, y te alimentaré con la heredad de tu padre Jacob; porque la boca del SEÑOR ha hablado».” — Isaías 58:14 (NBLA)
La breve descripción de Génesis 7:12, ahora se expande, para explicarnos las consecuencias de las lluvias torrenciales que se empiezan a acumular, causando la inundación que elevaría el nivel del agua durante 150 días, y pondría a prueba el trabajo de construcción de Noé.
“Y prevalecieron las aguas sobre la tierra ciento y cincuenta días.” — Génesis 7:24 (RVA)
Ver. 18 — Y las aguas crecieron, y aumentaron en gran manera sobre la tierra; y el arca flotaba sobre la superficie de las aguas.
La inundación fue un evento catastrófico que involucró mucho más que lluvia. La tierra tembló violentamente, eso aunado a las aguas que brotaban como explosiones de las fuentes del gran abismo que incluso oscurecieron el cielo; cortinas de lodo a velocidades impresionantes iban cubriendo todo en la superficie de la tierra; rocas eran lanzadas y caían como granizos incandescentes que destruían todo lo que tocaban; la fricción de los elementos debió desatar una poderosa actividad eléctrica, provocando rayos mortales por donde cayeran, con truenos ensordecedores (Salmo 18:7–15).
“Entonces la tierra se estremeció y tembló; los cimientos de los montes temblaron y fueron sacudidos, porque Él se indignó… El SEÑOR también tronó en los cielos, y el Altísimo dio Su voz: Granizo y carbones encendidos… Entonces apareció el lecho de las aguas, y los cimientos del mundo quedaron al descubierto a Tu reprensión, oh SEÑOR, al soplo del aliento de Tu nariz.” — Salmos 18:7, 13, 15 (NBLA)
Las aguas del Diluvio fueron las causantes de que se formaran las capas sedimentarias que vemos en todo el mundo. La licuefacción de todos los materiales arrastrados por las aguas del Diluvio atrapó en diferentes capas de sedimentos a plantas y animales muertos, que finalmente terminaron fosilizándose. También esto marcó el inicio de la formación de las capas de sal, carbón, petróleo y metano, que existen en la actualidad.
“Aumentaron en gran manera sobre la tierra”
En Génesis 7:18-19, tenemos el uso de la palabra מְאֹד – meód, que significa “excesivamente, en gran medida, sobremanera, mucho, abundancia”. Meód es un adjetivo o adverbio intensivo o superlativo, que en este caso nos quiere dar a entender que era una inundación abrumadora porque las aguas inundaban todo de forma excesiva, de sobremanera y abundante en el versículo 18. Y la inundación se intensificó en el versículo 19, porque nos dice que: “las aguas continuaron aumentando mucho en extremo [“meód meód”] sobre la tierra”. La construcción repetitiva de las palabras es un modismo hebreo que expresa el superlativo. La expresión “meód meód” es el superlativo del superlativo para expresar el mayor énfasis posible de lo abundante que fueron las aguas del Diluvio.
“Y hablaron a toda la congregación de los hijos de Israel, diciendo: La tierra por donde pasamos para reconocerla, es tierra en gran manera [meód meód] buena.” — Números 14:7 (RVA)
Porque había una avalancha de agua cayendo del cielo, y maremotos de agua brotando de las profundidades de la tierra que venían en todas direcciones. Por lo que la humanidad antediluviana y los animales terrestres no tenían hacia donde escapar ni lugar en dónde resguardarse, porque todo se estaba inundando. Tal vez, primero harían el intento de irse a lugares altos, pero pronto hasta estos refugios recibirían agua en gran medida. Las traducciones al español de este modismo, no reflejan la magnitud, severidad y singularidad de la explosión inimaginable de agua por todas partes que fue el Diluvio, como es descrita con el máximo énfasis posible en hebreo, del superlativo doblemente enfático.
El modismo hebreo del superlativo doblemente enfático, lo encontramos también en la descripción de las partes del Tabernáculo en Éxodo 26:33. Para diferenciar el “Lugar Santo” (קֹדֶשׁ – Kodésh), del “Lugar Santísimo” (קֹדֶשׁ הַקֳּדָשִֽׁים – Kodésh HaKadashím). El duplicar “santo-santo”, lo hace santísimo, es el lugar “Santo de los Santos”. Este mismo modismo lo encontramos en frases como: Rey de reyes y Señor de señores. La intensidad de “meod meod” para describir las aguas del Diluvio, también se utiliza en pasajes de la Biblia como: Para describir el pacto que Dios hace con Abraham, donde Él promete multiplicar su descendencia “excesivamente” en Génesis 17:2, 6 y 20; Éxodo 1:7; Ezequiel 37:10. Para describir lo buena que era la Tierra Prometida, en Números 14:7; para describir lo excesivo que era el bronce utilizado en el Templo de Jerusalén, en 1 Reyes 7:47; y de forma negativa para hablar de la gran iniquidad de Israel y Judá, en Ezequiel 9:9.
“Yo estableceré Mi pacto contigo, y te multiplicaré en gran manera [meód meód]».” — Génesis 17:2 (NBLA)
“Después de estas cosas vino la palabra de Jehová a Abram en visión, diciendo: —No temas, Abram, Yo Soy tu escudo, y tu recompensa será muy grande [meód meód].” — Génesis 15:1 (RVR-1995)
Ver. 19 — Y las aguas continuaron aumentando mucho en extremo sobre la tierra; y todas las montañas altas que había debajo de todos los cielos, fueron cubiertas.
El lenguaje de este versículo ciertamente implica una inundación mundial (Génesis 8:21; 2 Pedro 3:6). Porque las aguas cubrieron “todas las colinas, montes y montañas altas que había debajo de todos los cielos«, esto indica claramente que el Diluvio fue global, no una inundación local, como los críticos de la Biblia nos lo quieren hacer pensar.
Lamentablemente, muchos de los comentarios bíblicos que consulté, promueven la falsa enseñanza de una inundación local. Utilizan términos teológicos muy elegantes para justificar esta aberración, diciendo que este versículo es un “modismo hiperbólico”. Porque אֶרֶץ – érets, tierra, la misma palabra de Génesis 1:1, “En el principio Dios creó los cielos y la tierra [érets].”, también puede significar la tierra de una región, como la tierra de Israel. Y por esté ilógico supuesto quieren hacernos pensar que la inundación fue local. Estos teólogos ignoran todo el lenguaje especial con el que Moisés nos describe el Diluvio (mabúl, meód meód, col, guéshem, baká, gabár), como el peor cataclismo que el planeta ha experimentado, todo basado en la pésima traducción de una palabra fuera de todo contexto. No se deje engañar por estos falsos profetas, ellos tendrán que rendir cuentas ante el SEÑOR por causar dudas en otros creyentes.
“Por tanto, he aquí, Yo estoy contra los profetas que hurtan Mis palabras, cada uno de su vecino, dice el SEÑOR.” — Jeremías 23:30 (RVA 2015)
“AMADOS, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios; porque muchos falsos profetas son salidos en el mundo.” — 1 Juan 4:1 (RVA)
La idea de un diluvio local ciertamente no es bíblico, y tampoco tiene sentido desde el punto de vista lógico, cultural ni paleontológico. Puede ver razones adicionales en nuestro estudio ¿Fue el Diluvio un Evento Global?. Si la inundación hubiera sido solo a nivel local, las aguas al menos debieron de cubrir al Gran Ararat, que tiene una altura de 5.17 Km sobre el nivel del mar, siendo el pico más alto de Turquía. ¿Qué tipo de milagro puede contener el agua en un área localizada a estas alturas? Además, las inundaciones locales comunes cubren a las casas, no a las montañas. Y entonces ¿Por qué se han encontrado fósiles de vida marina en los picos más altos de las montañas del Himalaya? ¿Por qué Noé construyó un arca más grande que un campo de futbol, si podía fácilmente haberse mudado lejos de una inundación local? Nada de esto tiene sentido con una inundación local. Pero es totalmente válido si el Diluvio cubrió con agua todo el mundo, tal como lo describen las Escrituras.
“Pero hubo falsos profetas entre el pueblo, como también entre ustedes habrá falsos maestros que introducirán encubiertamente herejías destructivas llegando aun hasta negar al soberano Señor que los compró, acarreando sobre sí mismos una súbita destrucción.” — 2 Pedro 2:1 (RVA-2015)
“Y muchos falsos profetas se levantarán y engañarán a muchos.” — Mateo 24:11 (RVA)
En Génesis 1:9-10, vemos un efecto opuesto a lo que sucedió en Génesis 7:19: Porque durante la Creación Dios juntó a “todas las aguas debajo de los cielos” para que la “tierra seca” emergiera. También podemos ver que desde la Creación ya existía suficiente agua para cubrir a todo el mundo.
[Sabiduría dice] “Cuando formaba los cielos, allí estaba Yo; Cuando señalaba por compás la sobrefaz del abismo; Cuando afirmaba los cielos arriba, cuando afirmaba las fuentes del abismo; cuando ponía a la mar Su estatuto, y a las aguas, que no pasasen Su mandamiento; cuando establecía los fundamentos de la tierra.” — Proverbios 8:27-29 (RVA)
Sin lugar a dudas el lenguaje inclusivo de Génesis 7:19-23, describe al Diluvio como una inundación mundial, porque hace referencia a que “todo (col) sobre la tierra” fue cubierto por las aguas y murió.
Otra palabra que descarta la idea de una inundación local, es גָּבַר – gabár, que significa “prevalecer, ser fuerte, poderoso”, y la encontramos en Génesis 7: 18, 19, 20 y 24, traducida como: las aguas “prevalecieron, crecieron, aumentaron, subieron, siguieron, continuaron”. Pero estas diferentes traducciones no alcanzan a reflejar el significado del hebreo, gabár, que significa: que una fuerza vence, conquista o cubre a otra, siendo una más fuerte que la otra. Lo que el texto nos está diciendo es que la fuerza de las aguas del Diluvio venció a la tierra, que las aguas conquistaron a la tierra y cubrieron por completo al planeta. Al punto que la tierra derrotada, desapareció al ser cubierta por el poder del agua, y esta condición prevaleció por 5 meses.
“Y sucedía que cuando alzaba Moisés su mano, Israel prevalecía [gabár]; mas cuando él bajaba su mano, prevalecía [gabár] Amalec.” — Éxodo 17:11 (RVA)
Ver. 20 — Quince codos más alto subieron las aguas después que quedaron cubiertas las montañas.
¿Cómo supo Moisés, con tanta precisión, que el nivel del agua alcanzó 15 codos por arriba de las montañas? Claro que esto fue parte de la revelación que Dios le dio a Moisés cuando escribió Génesis. Sin embargo, hay quienes piensan que, Noé, como tripulante del Arca, testigo del Diluvio, y encargado de este proyecto, también estaba enterado, porque de los 30 codos de altura del Arca, tal vez la mitad del Arca estaba sumergida por la gran carga que llevaba y para tener una mayor estabilidad en las aguas tempestuosas del Diluvio. De esta forma, Noé pudo saber que el nivel del agua del Diluvio sobrepasaba los 15 codos que el Arca estaba sumergida, porque libraba todos los picos de las montañas, o quizás, en algún momento, llegó a rozar con la cima de alguna montaña, confirmando los 15 codos que nos reporta Moisés.
Para concluir me gustaría mencionar que, en la actualidad, hay cristianos que no creen que haya habido una inundación global catastrófica, a pesar de ser una verdad bíblica. Esto da cumplimiento a la profecía del apóstol Pedro, quien nos advierte que al final de los tiempos habrá personas que no creerían dos eventos bíblicos en específico: (1) el relato de La Creación, y (2) el relato del Diluvio.
“Ante todo, sepan esto: que en los últimos días vendrán burladores con su sarcasmo, siguiendo sus propias pasiones, y diciendo: «¿Dónde está la promesa de Su venida? Porque desde que los padres durmieron, todo continúa tal como estaba desde el principio de la creación». Pues cuando dicen esto, no se dan cuenta de que los cielos existían desde hace mucho tiempo, y también la tierra, surgida del agua y establecida entre las aguas por la Palabra de Dios, por lo cual el mundo de entonces fue destruido, siendo inundado por el agua. Pero los cielos y la tierra actuales están reservados por Su Palabra para el fuego, guardados para el día del juicio y de la destrucción de los impíos.” — 2 Pedro 3:3-7 (NBLA)
El peligro de los engaños de la “evolución” de Darwin, y de un Diluvio “local” es que siembran una semilla de duda en los corazones de los cristianos, que crece como incredulidad para el resto de los pasajes de las Escrituras. Y si las personas empiezan a no creer diferentes relatos de las Escrituras, es donde le están abriendo la oportunidad a Satanás para que les robe la semilla, los haga perder la fe, cometan apostasía, y terminen en el camino ancho, el camino de los incrédulos a la perdición. Por eso necesitamos capacitarnos, para comprender la magnitud y el poder casi inimaginables de este juicio del Todopoderoso, que es difícil sin un estudio detallado de los textos bíblicos y la evidencia científica de diferentes disciplinas.
En nuestro siguiente estudio concluiremos con el capítulo 7, veremos la destrucción que causó el Diluvio que terminó matando a todo ser que tenía el aliento de vida en su nariz. Y más pruebas que muestran que el Diluvio afectó a todo el planeta
¡Que Dios los bendiga!
