Ira de Dios

La Ira de Dios — ¿Existe? (Segunda Parte)

Arrepentimiento

En la relación entre Dios y los suyos, la cuestión del arrepentimiento y de la confesión es esencial.

«Ahora pues, arrepiéntanse de sus pecados y vuelvan a Dios para que sus pecados sean borrados.» — Hechos 3:19 (NTV)

El apóstol Pedro dirigió estas palabras a los judíos incrédulos quienes habían rechazado, atacado y matado a su Mesías bajo las manos de hombres perversos: los soldados romanos. Pedro les dijo a los judíos que ellos aún podían y debían arrepentirse, dejar su vida de pecado y acercarse a Dios para ser limpiados.

Arrepentimiento-VolcanEn su llamado, Pedro unió estos tres conceptos juntos:

  • Que ellos debían cambiar de parecer acerca de Jesús de Nazaret. El arrepentimiento implica un cambio de opinión radical, tanto de pensamiento como de actitud, implicando que uno se ve a sí mismo en la presencia de Dios como condenado, tal como en el lamento de Isaías: «…«Estoy condenado, porque soy un pecador…» (Isaías 6:5)
  • La súplica «conviértanse» implica dejar atrás su estilo de vida antiguo a una nueva forma de vivir, como una vuelta en «U», causada por un cambio de opinión y resultando en regresar a Dios. Cuando Pedro habló en Pentecostés, 3,000 hombres y mujeres se arrepintieron (Hechos 2:41), y a través de los tiempos, un remanente ha hecho lo mismo en cada generación. En un día en el futuro, Israel se va a arrepentir cuando la nación sea incitada por sus rabinos y líderes para que así sea (Isaías 53; Zacarías 12:10; ver Amos 5:15 y Jeremías 29:13). Dios derramará Su ira sobre las personas que no se arrepientan, pero a aquellos que se arrepientan les serán borrados sus pecados (Hechos 3:19).

“Fue así como los que recibieron su palabra fueron bautizados, y ese día se añadieron como tres mil personas.” — Hechos 2:41 (RVC)

  • El término «borrar» se ha utilizado varias veces especialmente al hablar de algo escrito (Colosenses 2:14; Apocalipsis 3:5). En este caso, Dios es quien borra. Considere la súplica de Moisés con Dios para ser borrado de Su Libro, al estar dispuesto a tomar el lugar de la gente de Dios (Éxodo 32:32-33). Solamente el Verdadero y gran Mediador podía hacer esto, al darse a Sí mismo como el sumo sacrificio (1 Timoteo 2:5-6). El término «borrar» también es usado para la memoria de Amalec (Éxodo 17:14), así como también fue utilizado para eliminar toda la vida por medio del Diluvio (Génesis 9:15). El escrito en relación a los judíos es una lista de pecados, adicional a su pecado de matar al Autor de la Vida, el Mesías. Incluye todos sus pecados (Salmos 103:12; Isaías 1:18; Miqueas 7:18). Dios utilizó este término en relación a lo que va a pasar en el futuro cuando Israel se arrepienta:

Perdon-Pecados[Dice el SEÑOR] «Yo, y nadie más, soy el que borra tus rebeliones, porque así soy yo, y no volveré a acordarme de tus pecados.» — Isaías 43:25 (RVC)

[Dice Jesús] «Porque yo les digo que no volverán a verme, hasta que digan: “Bendito el que viene en el nombre del Señor.” — Mateo 23:39 (RVC)

La ira de Dios

¿Qué ganaría Dios al generar una lista de pecados? Dios utilizará esa lista para declarar culpable y condenar a los pecadores que no se arrepientan cuando estén de pie frente al «gran trono blanco» (Apocalipsis 20:11-15). Su negación para arrepentirse los llevará a la condena de la ira de Dios. Sin embargo, durante el día de gracia, esa lista será totalmente borrada debido al poder del trabajo de Cristo en la cruz y del derramamiento de Su sangre (Colosenses 1:20; 2:14-15).

“Y por medio de Él [Jesús], Dios reconcilió consigo todas las cosas. Hizo la paz con todo lo que existe en el cielo y en la tierra, por medio de la sangre de Cristo en la cruz.” — Colosenses 1:20 (NTV)

[Dios] “Él anuló el acta con los cargos que había contra nosotros y la eliminó clavándola en la cruz. 15 De esa manera, desarmó a los gobernantes y a las autoridades espirituales. Los avergonzó públicamente con su victoria sobre ellos en la cruz.” — Colosenses 2:14-15 (NTV)

De acuerdo a Romanos 3:23, cada persona que haya vivido tiene tal lista de pecados. A pesar de ello, se hace la oferta del borrado divino para todos quienes realmente se arrepientan y crean. La epístola a los Romanos muestra a cada ser humano como culpable delante de Dios y que no pueden sanarse en sus propios términos, ya que la raza humana está verdaderamente depravada. Desde un punto de vista judicial y moral no hay diferencia entre razas, naciones, judíos o gentiles (10:12), ya que «todos han pecado y están lejos de la presencia gloriosa de Dios.» (3:23 DHH). Todos son condenados, permaneciendo en el mismo nivel de condena delante de un Dios Santo y Justo.

“No hay diferencia entre los judíos y los gentiles en ese sentido. Ambos tienen al mismo Señor, quien da con generosidad a todos los que lo invocan.” — Romanos 10:12 (NTV)

La única excepción a esto fue nuestro Señor Jesucristo, quien no conoció pecado, ni cometió pecado y en quien no existía pecado. Él fue quien tomó nuestra sentencia sobre Sí mismo (Gálatas 3:13). El mensaje soberano de la gracia de Dios, por tanto, está dirigido hacia todos.

“Pero Cristo nos ha rescatado de la maldición dictada en la ley. Cuando fue colgado en la cruz, cargó sobre sí la maldición de nuestras fechorías. Pues está escrito: «Maldito todo el que es colgado en un madero».” — Gálatas 3:13 (NTV)

Dios está esperando

A pesar de que cada incrédulo está condenado (Juan 3:36), la ejecución misma de la sentencia de Dios está en espera (2 Pedro 3:9) hasta que llegue el día en el que todas las oportunidades y los recursos para arrepentirse sean agotados.

“Los que creen en el Hijo de Dios tienen vida eterna. Los que no obedecen al Hijo nunca tendrán vida eterna, sino que permanecen bajo la ira del juicio de Dios.” — Juan 3:36 (NTV)

“El Señor no se tarda para cumplir su promesa, como algunos piensan, sino que nos tiene paciencia y no quiere que ninguno se pierda, sino que todos se vuelvan a él.” — 2 Pedro 3:9 (RVC)

juezEntonces nuestro Señor Jesucristo, sentado en un «gran trono blanco» llevará a cabo el acto final de juicio. El Salvador será el Juez y el Verdugo (Apocalipsis 20:11-15; Hechos 10:42, 17:31). «Todos han pecado» y no alcanzan la gloria de Dios y por tanto están bajo Su juicio (Romanos 3:23). Y todos los que están bajo la Ley son declarados culpables por esa Ley (v.19). De cualquier forma, todos los incrédulos son culpables y están bajo la condena de Dios o Su ira.

Sin embargo, el Juez justo de Dios ahora nos presenta las Buenas Noticias acerca de la gracia de Dios para que la gente pueda ser salvada (Efesios 2:17).

“Cristo vino a traer buenas noticias de paz a todos, tanto a ustedes que estaban lejos de Dios como a los que estaban cerca.” — Efesios 2:17 (DHH)

Cristo en el cielo está trabajando para lograr esta meta, utilizando a los creyentes que están en la tierra como Sus instrumentos. Pablo sintió la urgencia de la llamada de Dios cuando escribió:

«Así que somos embajadores de Cristo, lo cual es como si Dios mismo les rogara a ustedes por medio de nosotros. Así pues, en el nombre de Cristo les rogamos que acepten el reconciliarse con Dios.» — 2 Corintios 5:20 (DHH)

Dios ha resucitado al Hombre de Su elección, al Señor Jesucristo, de entre los muertos – ¡sorprendente! Además, Él lo ha asignado a Él para ser el Juez en el día del juicio (Hechos 17:31; Apocalipsis 20:11-15). Pablo explicó que la resurrección de Cristo es una prueba definitiva del juicio que está por venir. Nadie va a escapar Su escrutinio.

Si usted está leyendo este artículo y aún no está salvado, Dios le dice «Arrepiéntete», o en mis palabras, «No espere más, ya que Dios pronto lo condenará mediante El mismo a través de quien usted podría salvarse hoy». Para quienes no se arrepientan Dios tiene una sola solución: Ellos ya han sido condenados bajo la ira de Dios, sin embargo, durante el día de gracia en el cual vivimos, Dios pospone la ejecución de esta ira, pero vendrá. No se engañe a sí mismo pensando «Estaré bien». Salomón dijo:

«Y es que cuando la sentencia para castigar una mala acción no se ejecuta de inmediato, el corazón de los mortales se dispone a seguir actuando mal.» — Eclesiastés 8:11 (RVC)

Tenga por seguro que el juicio de Dios llegará, pero Él aún está esperando (2 Pedro 3:9), dándole tiempo para que usted sea salvado.

El Gran Trono Blanco

«Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en él. La tierra y el cielo huyeron de Su presencia, pero no encontraron ningún lugar donde esconderse. Vi a los muertos, tanto grandes como pequeños, de pie delante del trono de Dios. Los libros fueron abiertos, entre ellos el Libro de la Vida. A los muertos se les juzgó de acuerdo a las cosas que habían hecho, según lo que estaba escrito en los libros. El mar entregó sus muertos, y la muerte y la tumba también entregaron sus muertos; y todos fueron juzgados según lo que habían hecho. Entonces la muerte y la tumba fueron lanzadas al lago de fuego. Este lago de fuego es la segunda muerte. Y todo el que no tenía su nombre registrado en el Libro de la Vida fue lanzado al lago de fuego.» — Apocalipsis 20:11-15 (NTV)

Dia-del-JuicioEl Apocalipsis nos muestra que Cristo, el Cordero de Dios quien murió para ser la ofrenda por el pecado, es Quien ejecuta la ira de Dios (Apocalipsis 4-5). Él hará esto como es descrito en Apocalipsis 6-19 y en muchos otros pasajes. Después de estos juicios, Él reinará en la Tierra y sobre todo el universo durante un periodo de mil años. Satanás estará encadenado durante ese tiempo en el abismo sin fondo, sin ninguna influencia, en contraste de lo que hizo con Adán y Eva, y sigue haciendo con la raza humana desde entonces (Apocalipsis 20:1-3). Al final de esos mil años Satanás será soltado durante un corto tiempo. Dios mostrará con esto que el corazón de los hombres no-regenerados y de las mujeres no habrá cambiado durante esos mil años, ya que Satanás seducirá a muchos en oposición a Dios (v.8), a pesar de que mucha gente haya vuelto a nacer durante el tiempo de Su bendito reino. Los versos citados al principio de esta sección muestran que el juicio de Dios tomará lugar y que será llevado a cabo por el Cordero de Dios, quien se dio a Sí mismo como el sacrificio supremo. El ofrecimiento de la gracia de Dios (2 Corintios 5:20-21) terminará. Después de esto, todos los presentes en el gran trono blanco serán examinados y condenados por el Salvador, Quien es El mismo que se sentará en el trono del juicio.

“Así que somos embajadores en nombre de Cristo, y como si Dios les rogara a ustedes por medio de nosotros, en nombre de Cristo les rogamos: «Reconcíliense con Dios». Al que no cometió ningún pecado, por nosotros Dios lo hizo pecado, para que en él nosotros fuéramos hechos justicia de Dios.” — 2 Corintios 5:20-21 (RVC)

Nadie podrá decirle a Dios «Tus estándares y requerimientos eran demasiado altos para los seres humanos.» No, el Juez es el Hijo del Hombre quien vivió en esta Tierra por 33 años, como un Hombre obediente y dependiente. Por eso es que el apóstol Pablo le dijo a los filósofos de sus tiempos: «Dios… manda que todo el mundo en todas partes se arrepienta de sus pecados y vuelva a Él.» (Hechos 17:30 NTV)

«Pues Él ha fijado un día para juzgar al mundo con justicia por el hombre que Él ha designado, y les demostró a todos quién es ese hombre al levantarlo de los muertos».» — Hechos 17:31 (NTV)

Una vez que usted esté frente al trono del juicio, será para siempre demasiado tarde para arrepentirse. Por eso es que Pablo escribió:

«…Y ahora es el momento oportuno. ¡Ahora es el día de la salvación!» — 2 Corintios 6:2 (DHH)

No mañana, sino AHORA!


Ir a: La Ira de Dios — ¿Existe? (Primera Parte)