Ver. 15 — Y pondré hostilidad entre tú y la mujer, y entre tu descendencia y la descendencia de ella. Su descendiente te golpeará la cabeza, y tú le golpearás el talón».
Continuando con el Pacto Adámico, aquí veremos el segundo componente de la maldición para la serpiente, su parte espiritual. Describe el conflicto permitido por Dios, los participantes en la batalla, y la destrucción final de Satanás por la descendencia de la mujer. Este versículo es llamado “protoevangelio”, porque contiene la primera buena noticia: la promesa de un Salvador; siendo ésta la razón por la cual Jesucristo vino al mundo, y nos da la buena noticia de la justicia divina, que resolverá los problemas de la humanidad que desencadenó la serpiente, la cual tiene una esperanza de vida limitada con un final violento. Seguir leyendo Génesis 3:15 — El Pacto Adámico: Dios maldice a la serpiente (Parte 2)→
Después de que Dios colocó a Adán en el Jardín del Edén, le advirtió “«Puedes comer libremente del fruto de cualquier árbol del huerto, excepto del árbol del conocimiento del bien y del mal. Si comes de su fruto, sin duda morirás».” (Génesis 2: 16-17). Dios le dio a Adán sólo una simple prohibición, sin embargo, la consecuencia de la desobediencia de dicha prohibición era grave. Y como sabemos Adán y Eva pecaron, causando lo que se conoce como la caída del hombre. Desde ese momento toda la humanidad ha heredado la naturaleza pecaminosa; una tendencia a rebelarnos en contra Dios (el pecado original). Esto lo puede ver porque no sólo Adán pecó; al examinar nuestras acciones a lo largo de nuestras vidas, se dará cuenta que independientemente del pecado original, cada uno de nosotros en diferentes ocasiones hemos caído en la tentación y cometido pecado por voluntad propia. Sin excepción, todos somos pecadores.