En nuestro artículo anterior vimos que Jesucristo, por medio del Espíritu Santo, es el Árbol de la Vida. Ahora hablaremos del significado simbólico de las palmeras en las Escrituras, veremos porque son árboles de rectitud.
¿Sabía usted que hay unas 2,780 diferentes variedades de palmeras en todo el mundo? Las Escrituras nos hablan específicamente de las asombrosas palmeras datileras que hay en Israel (Phoenix Dactylifera), son palmeras muy altas (entre 24 y 30m), y una de sus características principales es la rectitud y fuerza de su tronco. Sus raíces también son muy fuertes, es un árbol que está bien aferrado al suelo. Puede llegar a vivir hasta 200 años, y alcanza su madurez completa hasta los 30 años. Siendo la misma edad a la que los sacerdotes levíticos empezaban su servicio en el Tabernáculo (Números 4:3, 23, 30, 35, 39, 43); la misma edad a la que nuestro Señor Jesucristo comenzó Su ministerio (Lucas 3:23).
“Desde el de edad de treinta años arriba hasta el de edad de cincuenta años; todos los que entran en compañía [servicio], para ministrar en el tabernáculo del testimonio.” — Números 4:35 (RVA)
“Cuando Jesús comenzó Su ministerio, tenía unos treinta años, siendo, como se suponía, hijo de José, quien era hijo de Elí” — Lucas 3:23 (NBLA)
La palabra hebrea para palmera es, תָּמָר – tamár, cuya raíz תָּם – tam, está asociada con alguien que tiene rectitud, integridad, perfección, está completo. Es la palabra utilizada por Dios para referirse a Job, como una persona recta e intachable (Job 2:3). De esta misma raíz tenemos palabras como: תָּמִים – tamím, que significa perfecto, libre de defectos, completo, entero, se usa para describir al cordero para el sacrificio, libre de imperfecciones. El תֻּמִּים – tumím, significa “perfecciones”, y forma parte del Urím y Tumím (“luces y perfecciones”) utilizado por el Sumo Sacerdote para consultar la voluntad del SEÑOR y aconsejar al rey (Éxodo 28:30). Las “columnas” de humo, תִּימָרָה – timará, mencionadas en Cantares 3:6 y Joel 2:30, denotan algo recto, porque de acuerdo a la tradición judía, el humo del altar por los sacrificios subía milagrosamente como una columna recta hacia el SEÑOR.
“Y Jehová dijo a Satanás: ¿No has considerado a mi siervo Job, que no hay otro como él en la tierra, varón perfecto [tam] y recto, temeroso de Dios y apartado del mal, y que todavía retiene su integridad, aun cuando tú me incitaste contra él para que lo arruinara sin causa?” — Job 2:3 (RVR-1960)
“¿Quién es aquella que viene del desierto como columna [timará] de humo, perfumada con mirra, incienso y todo polvo de mercader?” — Cantares 3:6 (RVA-2015)
El significado simbólico de las palmeras en las Escrituras, es el de “creyentes con rectitud”. La rectitud de estas palmeras, representa la rectitud de las personas, quienes se apegan y cumplen con los mandamientos del SEÑOR. Son los creyentes que traen bien puesta la coraza de rectitud de su Armadura de Dios (Efesios 6:14). Encontramos actos de la rectitud de Job, en Job 29:11-25, quien hace referencia a sí mismo como un árbol, en Job 29:19.
[Dice Job] “Mi raíz estaba abierta [extendida] junto a las aguas, y en mis ramas permanecía el rocío.” — Job 29:19
Otras plantas no resisten el ambiente desértico y hostil en el Medio Oriente. Sin embargo, la palmera datilera, prospera gracias a un sistema de raíces único, capaz de alcanzar grandes profundidades para absorber hasta la última gota de agua disponible, dándole una base sólida y estable. Al igual que las palmeras, los creyentes viviendo en el “mundo”, un ambiente espiritualmente hostil a la Palabra de Dios, un desierto carente de la moralidad de Dios, pueden prosperar gracias a la conexión profunda con las aguas vivas del SEÑOR (Salmos 1:3; Jeremías 17:8). Porque nuestra mirada está fija en Cristo, no en las circunstancias que nos rodean (Colosenses 3:2; Filipenses 4:11-13; 2 Corintios 4:18; Mateo 6:33). Las palmeras permanecen de pie soportando fuertes vientos, sin romperse, y florecen. Los creyentes debemos profundizar nuestras raíces, estudiando las Escrituras, aplicando sus principios en nuestras vidas, produciendo frutos, haciendo oración, madurando espiritualmente, sirviendo al SEÑOR y acrecentando Su reino, para mantenemos de pie, sin rompernos frente a los ataques de Satanás, y resistir sus tentaciones. Muchos cristianos no prosperan porque buscan alimento y agua en la superficie, y terminan sedientos. Se refugian en el mundo, pero nunca quedan satisfechos. El creyente debe profundizar lo más que pueda en el SEÑOR si quiere florecer, dar frutos y vivir para Cristo (Gálatas 2:20; Josué 1:8).
“Este libro de la ley no se apartará de tu boca, sino que meditarás en él día y noche, para que cuides de hacer todo lo que en él está escrito. Porque entonces harás prosperar tu camino y tendrás éxito.” — Josué 1:8 (NBLA)
La primera vez que se mencionan las palmeras en las Escrituras es en Éxodo 15:27, en donde había 70 palmeras que les proporcionaron a los israelitas refugio contra el sol, un área de descanso, y posiblemente, también dátiles como alimento. Los creyentes rectos también deben ser así, proporcionar un refugio agradable y alimento para el hambriento (Mateo 25:35-36; Lucas 3:10-11), para el pobre (Proverbios 28:27), recuerde que las Escrituras no limitan este alimento a algo físico, sino que hablan de compartir la Palabra de Dios, el alimento espiritual (Lucas 4:18, 7:22). Las palmeras entrelazan sus raíces para darse soporte mutuo, como creyentes debemos entrelazarnos con otros creyentes, para fortalecer el Cuerpo de Cristo, ayudarnos mutuamente, estudiar la Biblia, y orar unos por otros.
[Jesús dice] “Porque tuve hambre, y ustedes me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber; fui extranjero, y me recibieron; estaba desnudo, y me vistieron; enfermo, y me visitaron; en la cárcel, y vinieron a Mí”.” — Mateo 25:36-37 (NBLA)
“El que da al pobre, no tendrá pobreza: Mas el que aparta sus ojos, tendrá muchas maldiciones.” — Proverbios 28:27 (RVA)
A diferencia de otros árboles, la palmera crece desde su centro, su corazón, creciendo de dentro hacia afuera. Los creyentes reciben un nuevo corazón, y son transformados por el Espíritu Santo, de dentro hacia afuera para crecer en Cristo. Con el tiempo, nuestro cuerpo exterior envejece, y puede empezar a fallar, pero como creyentes, debemos esforzarnos en cuidar que nuestros cuerpos espirituales se renueven, y florezcan continuamente, no debemos estancarnos, o peor aún, caer en apostasía. Nuestro crecimiento debe ser progresivo para ser victoriosos en Cristo hasta el final. La palmera es un árbol de hoja perenne, un símbolo de la inmortalidad. El creyente vuelto a nacer, como hijo de Dios, nunca morirá, ha heredado la vida eterna (Juan 3:16, 36).
“De cierto, de cierto os digo: El que oye Mi palabra y cree al que me envió tiene vida eterna, y no vendrá a condenación, sino que ha pasado de muerte a vida.” — Juan 5:24 (RVR-1995)
“Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma semejanza, como por el Espíritu del Señor.” — 2 Corintios 3:18 (RVA)
El SEÑOR hace una bella comparación entre los creyentes rectos, y unas palmeras que crecerán tan altas como los cedros del Líbano (los cuales eran famosos por su majestuosidad), cuando son plantados en los atrios de Dios, es decir en Su casa, en Su Templo (Salmos 92:12-15). Además, nuestro Creador nos promete que Él cuidará de nosotros para que aún en nuestra vejez, podamos seguir dando frutos, al ser frondosos evangelizadores que comparten Su Palabra.
“El justo [recto] florecerá como la palmera; crecerá alto como el cedro en el Líbano. Plantados estarán en la casa del SEÑOR; florecerán en los atrios de nuestro Dios. Aun en la vejez fructificarán. Estarán llenos de savia y frondosos para anunciar que el SEÑOR, mi roca, es recto y que en Él no hay injusticia.” — Salmos 92:12-15 (RVA-2015)
Así como las palmeras dan dátiles, los creyentes dan rectitud y otros frutos del Espíritu para el servicio de los demás. Los dátiles de las palmeras se hacen más dulces y mejores con cada año que pasa. Con el paso del tiempo, la madurez espiritual debe hacer a los creyentes cada vez más dulces, amorosos y sabios, para compartir su experiencia de una vida cristiana con los demás, siendo un medio que refleja el amor y la luz de Cristo en el mundo (Romanos 8:28-29). Hay cristianos que, en lugar de volverse más y más dulces con el paso de los años, se han vuelto amargos, criticando y juzgando, sin filtrar sus pensamientos, afectando su testimonio ante los demás. En lugar de ser, cada vez más amorosos, amables y respetuosos. Nuestro fruto espiritual debe ser más rico, más selecto, más agradable, y más beneficioso para compartirlo con las personas con cada año que pasa.
“Porque toda la ley en esta sola palabra se cumple: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.” — Gálatas 5:14 (JBS)
“No juzguen, para que no sean juzgados. Porque con el juicio con que juzguen serán juzgados, y con la medida con que midan se les medirá.” — Mateo 7:1-2 (RVA-2015)
Algo que me llamaba mucho la atención en la congregación a la que asistíamos en Toronto, The Holy Scriptures and Israel, era que todas las personas de edad avanzada estaban muy lúcidas, con buenas memorias, y se mantenían muy activos, en comparación con familiares, y otros de mis conocidos incrédulos de su misma edad. Uno de estos hermanos creyentes, iba activamente a compartir la Palabra a un asilo de ancianos. Recuerdo haberlo visto una vez con una playera amarilla, brillante, que decía: “Jesus is the answer” (Jesús es la respuesta). Alguna vez le pedí un consejo acerca de una situación familiar, y me lo dio. Era un hombre lleno de sabiduría, y ahora está con el SEÑOR.
Otro creyente de edad avanzada, sustituía al pastor cuando éste andaba de viaje, y tanto él como su esposa compartían la Palabra. Supe que cumplieron 70 años de casados, y ambos andaban muy activos. Otros creyentes maduros tocan instrumentos musicales durante las reuniones de la congregación para alabar a Dios. Mi punto es, que todos ellos, a pesar de su edad avanzada, se ven muy bien, en cumplimiento a la promesa del Todopoderoso: se mantienen frondosos para anunciar cuán recto es nuestro SEÑOR (Salmos 92:14-15). Han continuado con su labor evangelizadora, y se mantienen trabajando en los campos del SEÑOR, hasta que los mande llamar a Su presencia.
“Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.” — Filipenses 4:13 (RVA)
Recordemos que, campeones de la fe como Moisés, se mantuvieron vigorosos y fuertes aún en la vejez (Deuteronomio 34:7). Caleb, aún a sus 85 años (Josué 14:10), seguía fuerte, y andaba combatiendo gigantes (Josué 14:6-13). ¿Quiere mantenerse fuerte y vigoroso en su vejez? Sea un sirviente fiel al SEÑOR, y trabaje en Sus campos, dando testimonio de cuán recto es Él.
«Era Moisés de edad de ciento veinte años cuando murió; sus ojos nunca se oscurecieron, ni perdió su vigor.» — Deuteronomio 34:7 (RVR 1977)
[Dice Caleb] “Ahora, he aquí que tengo ochenta y cinco años; pero aún estoy tan fuerte como el día en que Moisés me envió [45 años antes]. Como era entonces mi fuerza, así es ahora mi fuerza para la guerra, tanto para salir como para entrar. Dame, pues, ahora esta parte montañosa de la cual habló el SEÑOR aquel día, porque tú oíste aquel día que los anaquitas [los hijos del gigante] viven allí y que hay ciudades grandes y fortificadas. ¡Si el SEÑOR está conmigo, yo los echaré, como el SEÑOR ha dicho!” — Josué 14:10b-12 (RVA 2015)
Se han encontrado más de 360 usos diferentes para el fruto, las ramas, la madera y hasta las raíces de la palmera datilera, haciéndola un recurso muy valioso desde la antigüedad. Desde mermeladas, especias, cuerdas, canastas, material para la construcción, hasta medicinas. Como creyentes ¿en qué estamos siendo útiles para nuestra iglesia? ¿Es usted un refugio y consuelo para los demás? ¿Qué frutos ha dado con los regalos que recibió del SEÑOR? ¿Es usted tan útil y versátil como las palmeras descritas en las Escrituras?
“Les dice Jesús: Mi comida es que haga la voluntad del que me envió, y que acabe su obra.” — Juan 4:34 (JBS)
[Jesús dice] “Si alguno me sirve, sígame; y donde Yo esté, allí también estará Mi servidor. Si alguno me sirve, Mi Padre lo honrará.” — Juan 12:26 (RVR-1995)
Todos estos ejemplos que hemos visto, nos hablan de personas rectas, como las palmeras, quienes están plantadas en la casa de Dios. Quizás a esto se refiera Pablo en Efesios 2:6, al decir que estamos “sentados en lugares celestiales”. Las palmeras que formaban parte de la decoración del Templo que construyó el rey Salomón, junto a poderosos ángeles querubines en 1 Reyes 6:29. Probablemente también sea una referencia a este tipo de personas rectas. Hay otra simbología similar en el Templo de Ezequiel, cuyas paredes divisorias están decoradas con palmeras (Ezequiel 40:16, 22, 26, 31, 34).
«La antesala daba al atrio exterior. Tenía decoraciones de palmeras en sus columnas y había ocho escalones que conducían a la entrada. «— Ezequiel 40:31 (NTV)
En Levítico 23:40, Dios utiliza la palabra הָדָר – jadár, que significa “majestuoso”, “hermoso”, “glorioso”, “honrado”, para enlistar a diferentes árboles hermosos, y el primero de esa lista es la palmera. Son árboles de regocijo, de mucha alegría. Las ramas de estos árboles son útiles para conmemorar la Festividad de Tabernáculos:
«El primer día tomarán para ustedes frutos de árboles hermosos [jadár]: ramas de palmera, ramas de árboles frondosos y de sauces de los arroyos; y se regocijarán delante del SEÑOR su Dios durante siete días.» — Levítico 23:40 (RVA 2015)
La traducción al griego para palmera es φοίνιξ – fínix, y es usada solo 2 veces en el Nuevo Testamento. La primera vez, es para describir cómo la gente cortó ramas de palmera para recibir a Jesucristo, y las iban agitando en el camino, frente a Él, simbolizando la celebración de la victoria. Estas personas mostraron su gran fe y rectitud al ir gritando: “«¡Hosanna al Hijo de David! ¡Bendito Aquel que viene en el nombre del SEÑOR! ¡Hosanna en las alturas!»”, hosanna en hebreo significa “sálvanos”, esta palabra viene de las raíces יָשַׁע – yashá, “salvar” y נָא – ná “pedimos” “por favor”. Por eso, este pasaje es llamado: la entrada triunfal de Jesucristo a Jerusalén (Juan 12:12-13). El Segundo pasaje es en el futuro, cuando los creyentes estaremos sosteniendo ramas de palmera ante el trono de Dios, agitándolas y festejando la gran victoria de nuestro SEÑOR:
“Después de estas cosas miré, y he aquí una gran compañía, la cual ninguno podía contar, de todas gentes y linajes y pueblos y lenguas, que estaban delante del trono y en la presencia del Cordero, vestidos de ropas blancas, y palmas [fínix] en sus manos” — Apocalipsis 7:9 (RVA)
[Jesús dice] “Bienaventurados los de limpio corazón: porque ellos verán a Dios.” — Mateo 5:8 (RVA)
Esforcémonos para mantenernos con el corazón limpio, rectos como las palmeras, para entrar al descanso del SEÑOR, a Su Templo.
“TEMAMOS, pues, que quedando aún la promesa de entrar en Su reposo, parezca alguno de vosotros haberse apartado. Porque también a nosotros se nos ha evangelizado como a ellos; mas no les aprovechó el oír la palabra a los que la oyeron sin mezclar fe. Empero entramos en el reposo los que hemos creído, de la manera que dijo: Como juré en Mi ira, no entrarán en Mi reposo: aun acabadas las obras desde el principio del mundo.” — Hebreos 4:1-3 (RVA)
En el siguiente artículo continuaremos hablando más acerca de los árboles mencionados en las Escrituras.
¡Que Dios los bendiga!