Armadura de Dios

La Armadura de Dios: La Coraza de la Justicia o Rectitud (Parte 3)


En el artículo anterior vimos que en la batalla espiritual necesitamos traer siempre bien puesto el cinturón de la verdad, para no dejarnos engañar, tener discernimiento, y estar siempre listos para el servicio activo. Ahora veremos qué es la justicia de Dios y cómo está relacionada con la coraza de rectitud. Veremos la importancia de que la coraza proteja nuestro corazón, y que Jesucristo trae puesta esta misma coraza para vencer a Sus enemigos. Veremos el poder de la coraza en la batalla espiritual y cómo los creyentes pueden afectar el correcto funcionamiento de la coraza.

La Diferencia entre la Justicia de Dios y la Humana

Toda la Escritura es inspirada por Dios y es útil para la enseñanza, para la reprensión, para la corrección, para la instrucción en justicia.” — 2 Timoteo 3:16 (RVA-2015)

vaca IndiaPara entender el poder de la coraza de justicia o rectitud, primero debemos de entender las diferencias entre la justicia de Dios y la del hombre, ya que son muy diferentes. Porque el hombre es un pecador por naturaleza, por nacimiento (Efesios 2:3), y por práctica, y debido a esto, la justicia que se genera en el pensamiento humano está deformada y corrupta. La justicia humana se limita a la percepción de las obras que hacen las personas, y se basa en estándares de justicia humanos, los cuales varían mucho según la cultura donde vivan, las leyes de ese país, y cómo fueron educados sus habitantes. Por ejemplo, en India es considerado un crimen matar a una vaca, mientras que en países de occidente no es ningún crimen. Con ello las personas establecen sus propios marcos de referencia en cuanto a qué está bien y qué está mal, sin tomar en cuenta lo que Dios dice al respecto en cada caso. El apóstol Pablo nos explica en Romanos 10:3 que el mundo no se somete a la justicia de Dios, y establece la suya propia. Las personas se comportan como en los tiempos de los Jueces de Israel, en donde cada quien hacía lo que le parecía bueno ante sus propios ojos (Jueces 17:6, 21:25). Y en base a esto, juzgan a las personas que cometen crímenes, como Hitler, como personas «malas», y toman como “personas justas y buenas” a la mayoría, sin considerar que las personas siguen siendo pecadoras por la naturaleza pecaminosa de su corazón, el cual es especialmente problemático en los incrédulos, siendo una fuente de maldad continua para quienes aún no han vuelto a nacer de nuevo.

[Jesús dice] «El hombre bueno saca cosas buenas del buen tesoro de su corazón; el hombre malo saca cosas malas de su mal tesoro.» — Mateo 12:35 (RVC)

Pues desconociendo la justicia de Dios y procurando establecer la suya propia, no se sometieron a la justicia de Dios.” — Romanos 10:3 (NBLA)

buena persona aerolaLa mayoría de las personas piensan que el juicio de Dios es como un examen de la escuela, en donde la persona que tenga más obras buenas que malas en su vida puede pasar la prueba, inclusive de «panzazo», e ir al cielo. Sin embargo, esta «justicia» prevalente en el mundo, está muy alejada de la verdadera justicia de Dios. En Gálatas 2:21, vemos que las personas piensan que siguiendo las leyes de Dios alcanzarán a ser justos y se ganarán su salvación, pero lo único que consiguen es hacer nula la gracia de Dios. Porque esta supuesta “bondad humana” se convierte en una trampa, al hacer creer a las personas que son justas y buenas ante sus propios ojos, de hecho pregúntele a cualquier persona si se considera a sí misma una buena persona, y la mayoría le responderá que sí, porque «trata de hacer lo bueno». El problema de esta forma de pensar orgullosa de las personas, es que no se dan cuenta, o bien, no quiere aceptar, que en realidad son pecadoras, y que necesitan a un Salvador, Jesucristo, y tampoco quieren darse cuenta de la realidad: que si no se arrepienten acabarán en el infierno. No soportan la sana doctrina, prefiriendo creer las mentiras que van de acuerdo a sus malos actos (2 Timoteo 4:3) y que les permiten seguir en las tinieblas, en lugar de buscar la luz y la verdad que los haría libres (Juan 8:32).

[Jesús dice] «Y ésta es la condenación: que la luz vino al mundo, pero los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas. Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no se acerca a la luz, para que sus obras no sean reprendidas. Pero el que practica la verdad viene a la luz, para que sea evidente que sus obras son hechas en Dios.»» — Juan 3:19-21 (RVC)

Piense en lo siguiente: Si usted pudiera ser justo ante Dios por sus buenas obras, entonces ¿Por qué tuvo que morir Jesús en la cruz? Puede revisar nuestro artículo ¿Por qué necesitamos a un Salvador?.

“No hago nula la gracia de Dios, porque si la justicia viene por medio de la ley, entonces Cristo murió en vano.” — Gálatas 2:21 (NBLA)

«Déjenme hacerles una pregunta: ¿recibieron al Espíritu Santo por obedecer la ley de Moisés? ¡Claro que no! Recibieron al Espíritu porque creyeron el mensaje que escucharon acerca de Cristo.» — Gálatas 3:2 (NTV)

¿Qué es la justicia de Dios?

Espiritu Santo en miPara entender la justicia de Dios, primero necesita que el Espíritu de Conocimiento y de Entendimiento le revelen que la única forma en la que usted puede llegar a ser justo, es cuando Dios lo salva y lo convierte en una nueva creación (puede ver Zacarías 3, en donde vemos el momento de la salvación de Josué), y esto solo se consigue cuando usted pone toda su fe en el Señor Jesucristo. Quien a su vez le da 4 cosas:

  1. Él cambia lo que usted es, lo hace una nueva creatura (no una “buena persona”), con una nueva naturaleza en su corazón, y deja de tener la naturaleza pecaminosa que lo hacía pecador (2 Corintios 5:17).

[El Señor dice] «’Además, les daré un corazón nuevo y pondré un espíritu nuevo dentro de ustedes; quitaré de su carne el corazón de piedra y les daré un corazón de carne.» — Ezequiel 36:26 (NBLA)

  1. Dios le envía a Su Espíritu, quien lo ayuda a cumplir cuidadosamente Sus mandamientos, y a su vez el Espíritu le da dones o regalos para el servicio.

[El Señor dice] «Pondré dentro de ustedes Mi Espíritu y haré que anden en Mis estatutos, y que cumplan cuidadosamente Mis ordenanzas.» — Ezequiel 36:27 (NBLA)

  1. Nos perdona lo que hayamos hecho, dicho o pensado, Su sangre nos limpia de todo pecado.

«Vengan ahora. Vamos a resolver este asunto—dice el Señor—. Aunque sus pecados sean como la escarlata, Yo los haré tan blancos como la nieve. Aunque sean rojos como el carmesí, Yo los haré tan blancos como la lana.» — Isaías 1:18 (NTV)

«Porque como están de altos los cielos sobre la tierra, así es de grande Su misericordia para los que le temen. Como está de lejos el oriente del occidente, así alejó de nosotros nuestras transgresiones.» — Salmos 103:11-12 (NBLA)

  1. Dios le atribuye a usted la justicia de Jesús, que incluye Su vida sin pecados, Su trabajo en la cruz.

«Y Su nombre será: “El Señor es nuestra justicia”. En ese día Judá estará a salvo, e Israel vivirá seguro.» —Jeremías 23:6 (NTV)

“Mas al que no obra, sino cree en Aquel que justifica al impío, la fe le es contada por justicia. Como también David dice ser bienaventurado el hombre al cual Dios atribuye justicia sin las obras.” — Romanos 4:5-6 (JBS)

Dia del JuicioJesús nos explica cómo funciona la justicia de Dios en Juan 16:8, y si lo comparamos con una corte judicial de la justicia humana: Primero tiene a un criminal, su juicio, y si es culpable, un castigo. Pero con Dios el orden es diferente: El apóstol Juan nos explica que primero está el “pecado”, luego la “justicia”, y después el “juicio”. Dios ha puesto la justicia entre el pecado y el juicio. Dios interpuso la preciosa sangre de Cristo, entre el pecador y su juicio, y como resultado, el creyente vuelto a nacer es declarado justo ante Dios, y recibe ropas nuevas y limpias, y su naturaleza pecaminosa, y sus pecados no solo son perdonados, sino que son olvidados por Dios (Isaías 43:25), y el creyente recibe vida eterna. Pero si la persona rechaza a Jesús, como su Salvador, quien es Él que puede darle la justicia de Dios, no habrá justicia entre el pecado y el juicio, y la persona irá directamente al juicio por sus pecados, y recibirá sentencia, será declarada culpable, porque morirá en sus pecados y terminará en el lago de fuego (Apocalipsis 20:12-15).

[Jesús dice] “Y cuando Él venga [el Espíritu Santo], convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio. de pecado, porque no creen en Mí” — Juan 16:8-9 (NBLA)

[Jesús dice] «Por eso les dije que morirán en sus pecados; porque si no creen que Yo soy, morirán en sus pecados.» — Juan 8:24 (NBLA)

mujer orgullosaEn el siguiente versículo, en Juan 16:9, “de pecado, porque no creen en Mí”, Jesús nos explica que el mayor pecado que una persona puede cometer es: “El no creer en Dios”. La incredulidad de una persona la condenará para siempre. Esta persona no pasará la eternidad en el infierno porque robó un pan o dijo una mentira, porque eso sería injusto, más bien, el incrédulo terminará en el infierno porque rechazó la justicia de Dios. Y así como los creyentes utilizan constantemente la justicia o rectitud de Dios como un medio para parecerse a Jesús, los incrédulos que utilizan la justicia del mundo, sin darse cuenta, se están moviendo en la dirección opuesta, y llegan a parecerse a Satanás, y si no se arrepienten, es entonces cuando se irán al infierno, el cual originalmente fue preparado para el diablo y sus incrédulos seguidores que tienen la imagen de Satanás (Mateo 25:41).

“Miren, hermanos, que no haya en ninguno de ustedes un corazón malo de incredulidad que se aparte del Dios vivo.” — Hebreos 3:12 (RVA-2015)

El que cree en Él no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios.” — Juan 3:18 (NBLA)

Jesucristo es nuestra Coraza de Justicia o de Rectitud

Jesus ResurrectedLa justicia o rectitud de Jesucristo la recibimos, o se nos es imputada, desde el día en que nos convertimos en creyentes vueltos a nacer, y se dice que estamos justificados (Gálatas 2:16), así que legalmente se realiza un intercambio, todos nuestros pecados se le imputan a Cristo, y Él a cambio, por Su amor a nosotros, nos da o imputa Su justicia por Su gracia, y a partir de ese momento, nosotros somos considerados como justos ante Dios. Al ponernos la coraza de rectitud diariamente, significa que estamos recordando esta maravillosa verdad cada día. Por lo que la rectitud que nos da Jesucristo no está limitada solamente durante el juicio final, tenemos el mandamiento de utilizarla todos los días de nuestra vida como parte de la Armadura de Dios. El apóstol Pablo la llama la “coraza de justicia o de rectitud” y nos menciona esta importante pieza de nuestra armadura espiritual en Efesios 6:14.

«Estad, pues, firmes, ceñida vuestra cintura con la verdad, vestidos con la coraza de justicia » — Efesios 6:14 (RVR 1995)

Cuando el apóstol Pablo nos dice a los creyentes que nos vistamos con la coraza de rectitud, deberíamos sentirnos privilegiados, porque está haciendo referencia a la misma poderosa coraza que el Mesías se está poniendo en el pasaje de Isaías 59. Él es el brazo de salvación de Dios, quien está al mando de los Ejércitos Celestiales, y Pablo nos revela que la coraza de rectitud que el SEÑOR nos brinda, es la misma que Él está utilizando, así que mientras la traigamos puesta, tendremos el poder de la justicia del Todopoderoso, y son nuestros enemigos los que nos deben de temer a los creyentes.

[El SEÑOR] “Vio que no había nadie, y se asombró de que no hubiera quien intercediera. Entonces Su brazo le trajo salvación, y Su justicia lo sostuvo. Se puso la justicia como coraza, y el casco de salvación en Su cabeza…» — Isaías 59:16-17a (NBLA)

Jesucristo Sumo SacerdoteOtro aspecto que aprendemos de la coraza de rectitud del Mesías es que Él tiene el poder de interceder por Su iglesia, ya que sabemos que Cristo es nuestro Sumo Sacerdote (Hebreos 2:17, 3:1, 4:14-15, 9:11) y Él intercede por nosotros ante el Padre y limpia nuestros pecados para que aparezcamos como justos ante Él (Juan 14:16-17; Romanos 8:1-2, 34; Hebreos 7:25). La función del Sumo Sacerdote Aarón (y sus descendientes después de él), cuando se presentaba ante Dios, era para hacer intercesión por los israelitas, con ello, tenemos la imagen de la coraza de rectitud utilizada por el Sumo Sacerdote, descrita en Éxodo 28:15-30, la cual está sobre su corazón (Éxodo 28:29-30) y es llamada «pectoral del juicio» en hebreo חֹשֶׁן מִשְׁפָּט – joshén mishpát, ya que además contenía el Urim y Tumím, que daban a conocer los juicios del SEÑOR. También encontramos otros ejemplos como Moisés, quien, utilizando su coraza de rectitud, hizo una oración de intercesión para que el pueblo de Israel no fuera destruido (Deuteronomio 9:25-27; Santiago 5:16), y gracias a la rectitud en la que Samuel caminaba, se pudo poner la coraza de rectitud, e intercedió por Israel, y fueron victoriosos ante los filisteos en 1 Samuel 7:5.

«Porque Cristo no entró en un lugar santísimo hecho de manos, figura del verdadero, sino en el cielo mismo para presentarse ahora delante de Dios a nuestro favor.» — Hebreos 9:24 (RVA 2015)

Jesus recibir comiteComo vimos, cada pieza de la armadura apunta a Cristo, por eso cuando nos ponemos la coraza de rectitud, estamos adoptando la rectitud de Jesucristo para nuestra vida, y lo demostramos con el estilo de vida que llevamos, haciendo lo que es agradable ante los ojos de Dios, y dejamos en el pasado nuestra propia rectitud o justicia humana, que es de una calidad muy inferior en la batalla espiritual, por lo que el SEÑOR se convierte en nuestra rectitud (Jeremías 23:6; 1 Corintios 1:30; 2 Corintios 5:21).

“En aquellos días Judá estará a salvo y Jerusalén morará segura, y este es el nombre con el cual será llamada: el Señor es nuestra justicia”.” — Jeremías 33:16 (NBLA)

Y ser hallado en Él; sin pretender una justicia mía, derivada de la ley, sino la que es por la fe en Cristo; la justicia que proviene de Dios por la fe.” — Filipenses 3:9 (RVA 2015)

abordando arcaY es solo con la ayuda del Espíritu Santo, quien imparte la justicia de Cristo dentro de nosotros (Filipenses 2:13). La justicia impartida se refiere a la justicia que Dios pone en nuestras vidas, para que podamos mejorar nuestra justicia o rectitud, al apegarnos y cumplir con los mandamientos del SEÑOR, Sus leyes, y Sus estatutos. Nuestra rectitud se manifiesta en nuestro comportamiento, en lo que pensamos, decimos y hacemos. Y lo mejor es que al hacer lo que al SEÑOR le agrada, Él nos premia, no solo permitiendo que nos pongamos la armadura de Dios, sino con Sus bendiciones: En Deuteronomio 28, vemos que la obediencia a los mandatos de Dios, o sea la rectitud, trae bendiciones no solo al creyente, esté donde esté (Deuteronomio 28:3), sino también a sus posesiones (Deuteronomio 28:4-5) incluyendo a sus animales. Y por lo que entendemos, también quienes los rodean se pueden ver beneficiados, como vimos en Génesis 7:1-3 – Noé Termina La Construcción Del Arca, la rectitud de Noé (Génesis 6:9) ayudó a que su familia también se salvara, también vimos el ejemplo del egipcio Potifar, cuya casa recibió bendiciones gracias a José (Génesis 39:5). Sin embargo, hay quienes a pesar de estar cercanos a un creyente justo, se pierden de las bendiciones, como los yernos de Lot (Génesis 19:14), los hijos del profeta Samuel (1 Samuel 8:1-3), Judas Iscariote quien traicionó a Cristo, entre otros ejemplos.

Porque Dios es el que produce en ustedes tanto el querer como el hacer para cumplir su buena voluntad.” — Filipenses 2:13 (RVA-2015)

“Dios enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado condenó al pecado en la carne; para que la justicia de la ley fuera cumplida en nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.” — Romanos 8:3b-4 (JBS)

La Coraza de Rectitud protege el Corazón

coraza armaduraPodríamos decir que la coraza de rectitud es la pieza principal de defensa de la armadura, porque está diseñada para proteger un área de extrema vulnerabilidad: El corazón del creyente. Satanás ataca los corazones de las personas de diferentes maneras: puede ser con películas, imágenes, canciones, personas que le den malos consejos, malos pensamientos que le llegan de repente, etc., todo para darle sugerencias de que haga algo malo ante los ojos del SEÑOR, de hecho, lo incita a que haga lo opuesto a lo que dice la Palabra de Dios, y le tiende trampas para que caiga en pecado. El apóstol Pablo en Efesios 6:16 llama a estos ataques las «flechas encendidas del maligno», y por ello tanto la coraza de rectitud como el escudo de la fe nos defienden. Por ejemplo, cuando Caín mató a Abel, primero tuvo el mal pensamiento de hacerlo, y permitió que eso controlara sus acciones, a pesar de que Dios le había advertido que el pecado estaba a la puerta. Puede ver para su referencia nuestro artículo El Décimo Mandamiento: Vigilemos Nuestra Mente.

««¿Por qué estás tan enojado? —preguntó el Señor a Caín—. ¿Por qué te ves tan decaído? Serás aceptado si haces lo correcto, pero si te niegas a hacer lo correcto, entonces, ¡ten cuidado! El pecado está a la puerta, al acecho y ansioso por controlarte; pero tú debes dominarlo y ser su amo».» — Génesis 4:6-7 (NTV)

«Tienden sus trampas los que quieren matarme; maquinan mi ruina los que buscan mi mal y todo el día urden engaños.» — Salmos 38:12 (NVI)

Huye, pues, de las pasiones juveniles y sigue la justicia, la fe, el amor y la paz, con los que invocan al Señor con un corazón puro.” — 2 Timoteo 2:22 (NBLA)

Goliat armaduraLa palabra griega que utiliza Pablo en Efesios 6:14 para “coraza” es θώραξ – tórax, que es un tipo de armadura que cubre el cuerpo desde el cuello hasta los muslos, y consistía de dos partes, una que cubre el frente y la otra la espalda. Podía estar hecha de anillos metálicos entrelazados para formar una cota de malla, o de pequeñas placas de metal, aseguradas juntas como escamas para darle flexibilidad, ligereza y una fuerza extraordinaria para proteger los órganos vitales del guerrero como el corazón, pulmones, estómago, hígado, e intestinos contra ataques de espadas, lanzas o flechas, porque una herida a estos órganos con estas armas representaba una muerte segura. Un ejemplo de esta coraza es la pesada cota de malla que usó Goliat el filisteo (1 Samuel 17:5). Nehemías nos menciona que, durante la reedificación de las paredes de Jerusalén, los hombres que protegían a los trabajadores traían puesta una coraza como parte de su armadura (Nehemías 4:16).

«Por encima de todo, guarda tu corazón; porque de él mana la vida.» — Proverbios 4:23 (RVR 1977)

La condición del corazón determina la rectitud en la vida de la persona, sus acciones y forma de proceder. Si el corazón es puro, mantendrá una vida pura, pero si se ha permitido la corrupción del corazón, entonces llevará una vida de pecado, fuera de la voluntad de Dios. Aquí el corazón es comparado con una fuente. Físicamente es el órgano central del cuerpo de donde fluye la sangre hasta las extremidades más remotas del cuerpo; espiritualmente es el centro de nuestras emociones y conciencia. Por ello ni siquiera debemos permitir malos pensamientos, sino traerlos cautivos en obediencia a Dios (2 Corintios 10:5).

[Jesús dice] «Pero lo que sale de la boca proviene del corazón, y eso es lo que contamina al hombre. Porque del corazón provienen malos pensamientos, homicidios, adulterios, fornicaciones, robos, falsos testimonios y calumnias.» — Mateo 15:18-19 (NBLA)

[Jesús dice] «El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo que es bueno; y el hombre malo, del mal tesoro saca lo que es malo; porque de la abundancia del corazón habla su boca.» — Lucas 6:45 (NBLA)

«Seis cosas hay que el Señor odia, y siete son abominación para Él: Ojos soberbios, lengua mentirosa, manos que derraman sangre inocente, un corazón que trama planes perversos, pies que corren rápidamente hacia el mal, un testigo falso que dice mentiras, y el que siembra discordia entre hermanos.» — Proverbios 6:16-19 (NBLA)

En nuestro siguiente artículo concluiremos con el estudio de la Coraza de Rectitud, veremos la coraza en acción cuando estamos en medio de la batalla espiritual, veremos también a qué se refiere Pablo con la coraza de fe y amor, y qué le pasa a la coraza de los creyentes que tienen una falta de rectitud.

Él nos salvó, no por las obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino según Su misericordia; por medio del lavamiento de la regeneración y de la renovación del Espíritu Santo que Él derramó sobre nosotros abundantemente por medio de Jesucristo nuestro Salvador. Y esto para que, justificados por Su gracia, seamos hechos herederos conforme a la esperanza de la vida eterna.” — Tito 3:5-7 (RVA-2015)

¡Que Dios los bendiga!


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