Diez Mandamientos

¿Cuál es la Diferencia entre Pecado, Transgresión e Iniquidad?


En las Escrituras encontramos diferentes palabras para describir el pecado. Esto nos da una idea de la gravedad y consecuencias que tienen para quienes quebrantan las leyes del SEÑOR. Pueden ir desde cometer un pecado en ignorancia, transgredir los mandamientos conscientemente, hasta llegar a la iniquidad colectiva de toda una sociedad en donde ni siquiera tratan de ocultar su pecado, sino por el contrario lo promueven abiertamente.



Pecado

Pecado Fallar al blanco

La palabra “pecado” viene del hebreo חַטָּאָת – jataát, de la raíz hebrea חָטָא – jataá, que significa fallar al blanco, perder el rumbo. En griego es ἁμαρτία – amartía, que literalmente significa también errar el blanco. Así que ambas palabras hacen referencia a un arquero que, cuando dispara una flecha, esta da en el blanco. Pero cuando falla, es jataát o amartía. Dios es perfecto y espera que los cristianos seamos perfectos (Mateo 5:48).

Todo aquel que comete pecado [amartía], infringe también la ley; pues el pecado [amartía] es infracción de la ley.” — 1 Juan 3:4 (RVR1960)

Los pensamientos del necio son pecado [jataát]; todo el mundo aborrece a los burlones”. — Proverbios 24:9 (RVC)

La forma de perfeccionarnos es que aprendamos a comportarnos de una forma agradable al SEÑOR a lo largo de nuestras vidas, estudiando la Biblia y aplicando todo lo que ahí se nos revela, es decir, vivir como nuestro Señor Jesucristo. Porque podemos vivir en el pecado y la ignorancia sin saberlo. La falta de conocimiento e incredulidad no serán excusa para ser hallados culpables (Oseas 4:6). Por lo que, cada vez que hacemos, pensamos o decimos algo que no alcanza el estándar o ley moral de Dios, estamos pecando ante Él.

“Para que anden como es digno del Señor, haciendo en todo, lo que le agrada, dando fruto en toda buena obra y creciendo en el conocimiento de Dios.” — Colosenses 1:10 (NBLA)

Mi pueblo es destruido por falta de conocimiento”. — Oseas 4:6a (NBLA)

pecado de ociosidad

Además de nuestras malas acciones, para el SEÑOR, cuando dejamos de hacer el bien o estamos de ociosos, también esto lo considera pecado (Ezequiel 16:49; 1 Timoteo 5:8). Hablamos sobre este tema en nuestro artículo El Escudo de la Fe Apaga las Flechas Incendiarias (Parte 7), en la sección Flechas de Omisión. Ahí podemos ver cómo en la Parábola del Buen Samaritano (Lucas 10:29-37), tanto el sacerdote como el levita se pasaron de largo y no ayudaron al hombre que había caído en desgracia. En el mismo artículo, también puede leer sobre las Flechas de Ociosidad, era uno de los mayores problemas de Sodoma (Ezequiel 16:49).

“He aquí que esta fue la maldad de Sodoma tu hermana: soberbia, saciedad de pan, y abundancia de ociosidad tuvieron ella y sus hijas; y no fortaleció la mano del afligido y del menesteroso.” — Ezequiel 16:49 (RVR 1960)

Santiago nos habla del pecado que cometemos cuando: “Sabemos hacer lo bueno y no lo hacemos”.  Este concepto es muy extenso, recordemos que los mandamientos del SEÑOR son muy amplios (Salmos 119:96), porque van más allá de lo que a primera vista interpretamos o entendemos.

“El pecado, pues, está en aquel que sabe hacer lo bueno, y no lo hace”. — Santiago 4:17 (RVA)

“He visto un límite a toda perfección; Tu mandamiento es sumamente amplio”. — Salmos 119:96 (NBLA)

Cristo nos dio el mandamiento de amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos. Entonces, para evitar caer en pecado, como creyentes, tenemos que pensar en los demás y buscar su bienestar. En Deuteronomio 22:1, 4, este mandamiento se extiende a estar al pendiente de las pertenencias de nuestros prójimos, como cuando se trata de animales que se perdieron o que están en problemas, si uno no quiere pecar, debe ayudarlos para que regresen a salvo con su dueño, incluso si se trata del animal de un enemigo (Éxodo 23:4-5). En la vida diaria, siendo este mandamiento tan amplio, puede incluir algo tan simple como lavar los platos, barrer la calle o hacer el desayuno. Necesitamos ser productivos, no ociosos, y así servir a los demás.

“Si encuentras extraviado el buey o la oveja de tu hermano, no te desentenderás de ellos. Deberás devolverlos a tu hermano”. —  Deuteronomio 22:1 (RVA 2015)

Otro escenario de los muchos que encontramos en las Escrituras, es el no cumplir con un voto, promesa, pacto o faltar a la palabra que dijimos. En el caso de los gaditas y rubenitas, si no iban con las demás tribus de Israel para la conquista de la Tierra Prometida, según lo que habían dicho (Números 32:16-19), eso sería considerado pecado para ellos, y Moisés se los advirtió:

“Pero si no lo hacen así, he aquí que habrán pecado [jataá] contra el SEÑOR, y sepan que su pecado [jataát] los alcanzará”. —Números 32:23 (RVA 2015)

Inclusive, Pablo nos advierte que cualquier cosa que un cristiano haga sin fe, es pecado.

“Pero el que duda, si come se condena, porque no lo hace por fe. Todo lo que no procede de fe, es pecado”. — Romanos 14:23 (NBLA)

Transgresión

transgresión Adán y Eva

La palabra “transgresión” viene del hebreo, פֶּשַׁע – pésha, que también significa rebelión, infracción, maldad, ofensa, falta, fraude y traición. En griego, transgresión es: παράβασις – parábasis, que viene del verbo, παραβαίνω – parabéno, que literalmente se traduce “ir más allá”. Por lo que, los actos de transgresión son delitos que van “más allá” de ser pecados, porque son cometidos por la persona de forma consciente, de forma deliberada, a sabiendas de que está mal hacerlo (Salmos 5:10; Amós 2:4, 2:6, 5:12). Adán y Eva cometieron una transgresión, porque comieron del fruto prohibido a sabiendas de que eso iba en contra de la voluntad de Dios (1 Timoteo 2:14).

«Así ha dicho el Señor: Por tres pecados [transgresiones] de Judá, y por el cuarto, no revocaré su castigo. Por haber menospreciado Mi ley y por no cumplir con Mis ordenanzas; por haber seguido a falsos ídolos, tras los cuales se descarriaron sus padres”. — Amós 2:4 (RVC)

«y el engañado no fue Adán, sino que la mujer, al ser engañada, incurrió en transgresión”. — 1 Timoteo 2:14 (RVC)

La transgresión es incumplir las leyes del SEÑOR. Es rebelarse y rechazar los mandamientos de la Torá. La palabra תּוֹרָה – Torá, significa enseñanza, instrucción, dirección, pero cuando se habla de Dios, la tradujeron como “ley”, esto le da un sentido negativo, porque la mente carnal busca rebelarse. Por eso, es tan popular y terrible la enseñanza del Dispensacionalismo, en la que se promueve la falsa doctrina de “ya no estamos bajo la ley”. El ETERNO no va a eliminar Su enseñanza o instrucción para nuestras vidas, ni va a cambiar la dirección de Su camino. Jesús nos dijo que Él no vino a poner fin a la ley ni a los profetas. Lo que ocurre es que muchos cristianos están en rebelión, no solo están pecando, sino que van más allá y están transgrediendo la Torá del SEÑOR, aunque los transgresores en su mente traten de justificarse o racionalizarlo (Proverbios 28:24).

“El que roba a su padre o a su madre y dice: “No es transgresión”, es compañero del hombre destructor”. — Proverbios 28:24 (LBLA)

Invitado sin traje de gala

En Mateo 7:21-23, nuestro Señor Jesucristo habló sobre las personas que no hacen la voluntad de Su Padre, que viven en desobediencia a la Torá: Cristo utiliza la palabra griega ἀνομία – anomía, que significa, sin ley. Lamentablemente en español se tradujo como: “obreros de maldad”. Pero de acuerdo al Diccionario de Idiomas Bíblicos Griego de James Swanson, tenemos que ἄνομος – ánomos, significa sin ley, sin la instrucción de la Torá, pagano, gente sin ley, un anticristo. Por lo que sugiere la traducción de: “transgresores de la ley (Torá) por no tenerla en cuenta”. Así que, los creyentes que profetizan, expulsan demonios y hacen milagros, pero que no obedecen la Torá por seguir doctrinas de hombres, van a tener que rendir cuentas en el Juicio Final.

No todo el que me dice: “Señor, Señor”, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de Mi Padre que está en los cielos. En aquel día, muchos me dirán: “Señor, Señor, ¿no profetizamos en Tu nombre, y en Tu nombre echamos fuera demonios, y en Tu nombre hicimos muchos milagros?” Pero yo les diré claramente: «Nunca los conocí. ¡Apártense de Mí, obreros de la maldad [transgresores de la ley (Torá) por no tenerla en cuenta]!»”. — Mateo 7:21-23 (RVC)

La transgresión sucede cuando las personas traspasan los límites establecidos por Dios en Su ley, es una rebelión en Su contra, con el objetivo de no hacer caso a las enseñanzas del SEÑOR, de independizarse de Dios, es cuando las personas rechazan la autoridad de Dios, Su pacto, Su salvación y buscan alcanzarla por sí mismos. La transgresión demuestra incredulidad (1 Timoteo 1:13). Por eso las falsas religiones y la idolatría son ejemplos de transgresión (Isaías 57:4-5), al igual que las personas que atacan y persiguen a los creyentes (Salmos 5:10, 59:3) y son castigados por el Señor (Job 36:13).

La transgresión habla al impío dentro de su corazón; No hay temor de Dios delante de sus ojos”. — Salmos 36:1 (NBLH)

Pero los transgresores y los pecadores serán aplastados a una, y los que abandonan al SEÑOR perecerán”. — Isaías 1:28 (NBLH)

“Tenlos por culpables, oh Dios; ¡Que caigan por sus mismas intrigas! Échalos fuera por la multitud de sus transgresiones, Porque se rebelan contra Ti”. — Salmos 5:10 (NBLH)

En la profecía de Daniel de las 70 semanas, donde nos habla sobre el Mesías, nos dice que precisamente una de las razones de la Primer Venida de Cristo al mundo era para “poner un fin a la transgresión”:

“Setenta semanas están determinadas sobre tu pueblo y sobre tu santa ciudad, para terminar con la transgresión, para acabar con el pecado, para expiar la iniquidad, para traer la justicia eterna, para sellar la visión y la profecía, y para ungir el lugar santísimo”. — Daniel 9:24 (RVA 2015)

“Pero Él fue herido por nuestras transgresiones, molido por nuestras iniquidades. El castigo, por nuestra paz, cayó sobre Él, y por Sus heridas hemos sido sanados”. — Isaías 53:5 (NBLA)

“El odio crea rencillas, pero el amor cubre todas las transgresiones”. — Proverbios 10:12 (NBLA)

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