Armadura de Dios

El Poder del Ayuno y la Humildad (Parte 13)


En el artículo anterior vimos lo poderoso que es el ayuno como parte de nuestro arsenal espiritual, y vimos que Dios espera que ayunemos. También vimos que hay diferentes propósitos para el ayuno. Ya vimos que el primero es para fortalecer nuestra Oración en el Espíritu. Ahora, hablaremos del segundo propósito: cómo es que el ayuno nos ayuda a alcanzar la humildad.

2. Humillarse ante Dios

ángeles cayendo

Al SEÑOR no le gusta cuando los creyentes se enaltecen a sí mismos, en lugar de darle toda la gloria a Dios. Porque esto les acarrea toda una serie de terribles consecuencias, que están directamente relacionadas con el orgullo. Este fue precisamente el primer pecado que se cometió: cuando Lucifer, una criatura, quiso enaltecerse hasta lo más alto, y se visualizó a sí mismo ocupando el trono de Dios (Isaías 14:12-19; Ezequiel 28:12-19). Sin embargo, nuestro Señor Jesucristo (Yeshúa HaMashíaj) nos dice que todo el que se enaltezca, será humillado como castigo. Y todo el que se humille, será enaltecido (Lucas 14:11, 18:14). Por eso, la codicia de Satanás hizo que fuera expulsado del cielo.

“Y Él les dijo: “Yo veía a Satanás al caer del cielo como un rayo”. — Lucas 10:18 (LSP)

rico

Si observa, los orgullosos solo pueden mantener ese estilo de vida durante cierto tiempo, y después, todos invariablemente terminarán humillados. El orgulloso necesita abandonar esa condición antes de que el ETERNO intervenga y lo humille. Por eso, usted como creyente, prevenga esta situación, utilizando la forma bíblica del ayuno y así humíllese usted mismo ante Dios.

“Pero Él da mayor gracia. Por eso dice: «Dios resiste a los soberbios, pero da gracia a los humildes»”. — Santiago 4:6 (NBLA)

Necesitamos ser como los valles, no enaltecernos a nosotros mismos como las montañas. Los valles y las montañas son analogías utilizadas en las Escrituras para contrastar a los humildes, simbolizados por los valles, y a los orgullosos o altivos, representados por colinas, montes o montañas.

“¡Todo valle será rellenado, y todo monte y colina rebajados! ¡Lo torcido será convertido en llanura, y lo escabroso en amplio valle!”. — Isaías 40:4 (RVA 2015)

“Porque el día del SEÑOR de los Ejércitos vendrá contra todo arrogante y altivo, y contra todo el que se ha enaltecido, el cual será humillado. Vendrá contra todos los cedros del Líbano, altos y erguidos, y contra todas las encinas de Basán. Vendrá contra todas las altas montañas y contra todas las colinas elevadas”. — Isaías 2:12-14 (RVA 2015)

“Aunque el SEÑOR es grande, se ocupa de los humildes, pero se mantiene distante de los orgullosos”. — Salmos 138:6 (NTV)

Humildad Elías orando

El ayuno es un medio especial que Dios ha seleccionado para que seamos humildes ante Él, es una forma en la que nos podemos acercar a Él. ¿Y por qué necesitamos combatir al orgullo? Porque el orgullo es el mayor obstáculo para que nuestras oraciones sean escuchadas y respondidas (Proverbios 16:5; Isaías 2:12). El ayuno, si se hace correctamente, no como lo hacían los fariseos hipócritas, nos ayuda a combatir el orgullo (Lucas 18:9-14; Mateo 6:16). Porque tiene el poder para cambiarnos mental y espiritualmente, para que alcancemos la humildad necesaria para hacer nuestras peticiones y súplicas en Espíritu y en verdad.

[Jesús dice] “Porque cualquiera que se enaltece, será humillado; y el que se humilla, será enaltecido”. — Lucas 14:11 (RVR-1960)

“Asimismo ustedes, jóvenes, estén sujetos a los ancianos y revístanse todos de humildad unos para con otros porque: DIOS RESISTE A LOS SOBERBIOS, PERO DA GRACIA A LOS HUMILDES. Humíllense, pues, bajo la poderosa mano de Dios para que Él los exalte al debido tiempo”. — 1 Pedro 5:5-6 (RVA-2015)

La Relación entre el Ayuno y la Humildad

Oración de pareja

El humillarse a sí mismo, el ser humildes y mansos, proviene de la palabra hebrea כָּנַע – caná, que significa doblar la rodilla, caer de rodillas, humillarse a sí mismo, ser sometido, doblegarse, inclinarse, comportarse sumisamente (especialmente ante Dios). De aquí podemos ver que, no solo el arrodillarse para orar muestra humildad, sino que el ayuno agrega otro nivel más poderoso a nuestra sumisión ante el SEÑOR. Y entre mayor sumisión alcancemos, mejor será nuestra actitud ante el ETERNO. Al negarle al cuerpo, temporalmente, el alimento físico que pide, estamos tomando un mayor control sobre nosotros mismos y sobre la naturaleza carnal (1 Corintios 9:27; Proverbios 23:1-2).

“Más bien, pongo mi cuerpo bajo disciplina y lo hago obedecer; no sea que, después de haber predicado a otros, yo mismo venga a ser descalificado”. — 1 Corintios 9:27 (RVA 2015)

Ayuno: Jacob Esau lentejas

El ayuno nos permite expresar un sentido de humildad ante el SEÑOR en cada actividad que hagamos mientras estamos ayunando. El controlar los impulsos corporales es necesario para alcanzar nuestros objetivos espirituales. ¿Alguna vez le ha dado sueño después de que comió? O ¿conoce a alguien que se ponga de mal humor y pierda el control porque no ha comido? Pues eso es precisamente lo que le pasó a Esaú, cuando regresó muy hambriento, y fue incapaz de controlarse a sí mismo. Esaú llegó al punto de vender la valiosa bendición de su primogenitura a cambio de un plato de lentejas (Génesis 25:29-34; Deuteronomio 21:17; Hebreos 12:16).

“Que no haya ninguna persona inmoral ni profana como Esaú, que vendió su primogenitura por una comida. Porque saben que aun después, cuando quiso heredar la bendición, fue rechazado, pues no halló ocasión para el arrepentimiento, aunque la buscó con lágrimas”. — Hebreos 12:16-17 (NBLA)

“Busquen al SEÑOR mientras puede ser hallado, llámenlo en tanto que está cerca”. — Isaías 55:6 (NBLA)

El ayuno es su aliado, porque lo ayudará para mantener bajo control los impulsos del cuerpo, porque le da un entrenamiento no solo corporal, sino mental. Con esto, no permite que su cuerpo lo gobierne, y tampoco pierde su paz si se encuentra en una situación como la de Esaú.

El Ayuno que lleva a la Humildad

oración publicano y fariseo

El ayuno, cuando se practica por los motivos correctos, es una expresión física de humildad y de sumisión ante Dios. Recuerde que el ayuno por sí solo, no es humildad ante Dios, sino que debería ser una expresión de humildad. Por ejemplo, no había humildad en el fariseo de Lucas 18:12, quien en su oración se jactaba ante Dios de que él ayunaba dos veces por semana. Observe que la actitud de este fariseo era una de orgullo ante Dios, la cual es contraproducente al propósito del ayuno. Él se sentía orgulloso de no ser como ese cobrador de impuestos, y se sentía superior a su semejante. La humildad evita que le ande publicando a los demás cuando usted está ayunando.

Dijo también esta parábola a unos que confiaban en sí mismos como que eran justos y menospreciaban a los demás: “Dos hombres subieron al templo a orar. Uno era fariseo, y el otro, publicano. El fariseo, de pie, oraba consigo mismo de esta manera: ‘Dios, te doy gracias que no soy como los demás hombres: ladrones, injustos, adúlteros; ni aun como este publicano. Ayuno dos veces a la semana, doy diezmos de todo lo que poseo’. Pero el publicano, de pie a cierta distancia, no quería ni alzar los ojos al cielo sino que se golpeaba el pecho diciendo: ‘Dios, sé propicio a mí, que soy pecador’. Les digo que este descendió a casa justificado en lugar del primero. Porque cualquiera que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido”. — Lucas 18:9-14 (RVA 2015)

“No hagan nada por egoísmo o vanidad; más bien, con humildad consideren a los demás como superiores a ustedes mismos”. — Filipenses 2:3 (NVI)

Por eso es tan importante hacer a nuestra alma humilde. Porque nuestra alma es la parte arrogante, orgullosa y egoísta de nosotros. Es donde se encuentran nuestro intelecto, emociones y voluntad. Para humillarnos, tenemos que darnos cuenta de que lo que pensamos, sentimos y deseamos, no es lo importante, sino que en humildad, necesitamos buscar a Dios, cumplir Su voluntad y confiar en Él (Proverbios 3:5).

“El SEÑOR estará con ustedes mientras ustedes estén con Él. Y si lo buscan, se dejará encontrar por ustedes; pero si lo abandonan, Él los abandonará.” — 2 Crónicas 15:2b (NBLA)

El Ayuno y la Oración Eficaz

oración a Dios

La humildad es una condición esencial para hacer una oración eficaz (1 Pedro 5:6; Santiago 4:10). Así que, a pesar de que el ayuno no sea algo que nos parezca muy agradable, si quiere que sus oraciones alcancen un nivel superior, le recomiendo que lo adopte. Usted mismo comprobará que su sacrificio lo ayuda a llegar al punto de humildad que necesita alcanzar. De esta forma, el ayuno se convierte en una bendición para su vida.

Por lo que, el acto de ayunar no hace a un cristiano más virtuoso. Más bien, cuando realizamos el ayuno por el poder del Espíritu Santo, como un sacrificio espiritual, para que la gloria sea solamente para Dios, es cuando encontramos gracia, fortalecemos nuestra fe y convivimos más con el ETERNO (1 Pedro 2:5; Romanos 12:1; Efesios 5:2; Hebreos 13:15-16).

Las 5 Condiciones para un Ayuno Exitoso

Monte Sinaí

Aunque en 2 Crónicas 7:14 no se nos está hablando del ayuno, encontramos que si cumplimos con las 5 condiciones clave a seguir de este pasaje, podemos estar seguros que nuestro ayuno será exitoso. Y si los hacemos correctamente, el SEÑOR se compromete a darnos 3 bendiciones que todo cristiano debería buscar.

Si Mi pueblo, sobre el cual se invoca Mi nombre, se humilla, y ora, y busca Mi rostro, y se aparta de sus malos caminos; entonces Yo lo escucharé desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra”. — 2 Crónicas 7:14 (LSP)

Primero, enfoquémonos en las 5 condiciones que necesitamos cumplir:

1) “Si Mi pueblo”: La primera condición es ser parte del pueblo del SEÑOR. Usted necesita ser un creyente vuelto a nacer, para formar parte de la descendencia de Abraham y ser parte del pueblo de Israel (Gálatas 3:29; Efesios 2:12-13, 19), como lo vimos en El Segundo Mandamiento: Soy un Dios Celoso (Parte 5). Esto significa que, por su fe, guarda todos los mandamientos del SEÑOR y anda en Sus caminos, lo que confirma que pertenece al pueblo del SEÑOR (Deuteronomio 28:9-10).

Y si ustedes son de Cristo, entonces son descendencia de Abraham, herederos según la promesa”. — Gálatas 3:29 (NBLA)

En Ti pondrán su confianza los que conocen Tu nombre, Porque Tú, oh SEÑOR, no abandonas a los que te buscan”. — Salmos 9:10 (NBLA)

Si guardas los mandamientos del SEÑOR tu Dios y andas en Sus caminos, el SEÑOR te confirmará como pueblo santo Suyo, como te ha jurado. Todos los pueblos de la tierra verán que eres llamado por el nombre del SEÑOR, y te temerán”. — Deuteronomio 28:9-10 (RVA 2015)

Jesús crucifixión

2) Humillarse a sí mismo: El ejemplo más grande de humildad lo hizo nuestro Señor Yeshúa, quien siendo Dios, se humilló a sí Mismo hasta la muerte en la cruz. Pablo nos dice que Cristo fue exaltado por el Padre por sobre todas las cosas (Filipenses 2:5-9). Si Cristo es nuestro ejemplo a seguir, el tomar nuestra cruz diariamente para seguirlo, significa que debemos crucificar todo deseo, orgullo y voluntad de la carne para poder caminar como Él caminó (Lucas 9:23; 1 Juan 2:6).

“Mas aún, hallándose en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. Por eso Dios también lo exaltó sobre todas las cosas y le dio un nombre que es sobre todo nombre”. — Filipenses 2:8-9 (RVR-1995)

“Cuando viene la soberbia, viene también la deshonra; pero con los humildes está la sabiduría”. — Proverbios 11:2 (RVA 2015)

“Pero a este miraré: Al que es humilde y contrito de espíritu, y que tiembla ante Mi palabra”. — Isaías 66:2b (NBLA)

3) El siguiente paso es orar. Dios nos está diciendo: no empieces a orar hasta que hayas eliminado tu orgullo. Por lo que primero, necesitamos humillarnos, esto nos ayudará para que nuestra oración sea efectiva al hacerse en Espíritu y en verdad, pidiendo por el cumplimiento de la voluntad del Padre, no la de nuestra naturaleza carnal.

“El SEÑOR está lejos de los impíos, pero escucha la oración de los justos”. — Proverbios 15:29 (NBLA)

“No tienen, porque no piden. Piden y no reciben, porque piden con malos propósitos, para gastarlo en sus placeres”. — Santiago 4:2c-3 (NBLA)

orar en el espíritu

4) “Busca Mi rostro”: La humildad nos permite acercarnos al trono del SEÑOR para buscar Su rostro. Él nos concede estar ante Su presencia para disfrutar de la luz de Su rostro (Salmos 27:8). La manera correcta de buscar al SEÑOR es estar en Cristo, quien es el camino para acceder a Él, para tener comunión con Él y servirlo. Para estar en Cristo, necesitamos obedecer todos Sus mandamientos con todo nuestro corazón, alma y fuerzas. Por último, nuestra oración y súplica tienen que ser tan intensas, de todo corazón y en el Espíritu, hasta que lleguemos a estar ante la presencia de Dios para disfrutar de Su gracia, misericordia y proveeduría en nuestro tiempo de necesidad.

“Por tanto, acerquémonos confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para cuando necesitemos ayuda”. — Hebreos 4:16 (RVC)

“Yo amo a los que me aman, y me hallan los que con diligencia me buscan”. — Proverbios 8:17 (RVA 2015)

Con todo mi corazón te he buscado; no dejes que me desvíe de Tus mandamientos”. — Salmos 119:10 (NBLA)

5) Y el último paso es: “se aparta de sus malos caminos”: Implica alejarnos del pecado, guardar nuestro corazón para no caer en tentación. Vivir conforme a la Torá, como parte de nuestra santificación, para mantenernos victoriosos hasta el final.

“Y en esto sabemos que lo hemos llegado a conocer: si guardamos Sus mandamientos. Él que dice: «Yo lo he llegado a conocer», pero no guarda Sus mandamientos, es un mentiroso y la verdad no está en él. Pero el que guarda Su palabra, en él verdaderamente se ha perfeccionado el amor de Dios. En esto sabemos que estamos en Él. El que dice que permanece en Él, debe caminar como Él caminó”. — 1 Juan 2:3-6 (LSP)

Las 3 Bendiciones

Si cumplimos con las 5 condiciones anteriores cuando ayunamos, entonces el SEÑOR nos promete 3 bendiciones:

Jesús en el Cielo

1) “Los escucharé desde los cielos”: Esto nos garantiza que nuestra oración será escuchada y respondida de acuerdo a la voluntad del SEÑOR. La respuesta que obtengamos no siempre será lo que nosotros queremos, sino lo que más nos conviene, basado en la sabiduría de Dios (Romanos 8:28).

“Si en mi corazón hubiese yo mirado a la iniquidad, el Señor no me habría escuchado”. — Salmos 66:18 (RVR 1960)

2) “Perdonaré sus pecados”: Cuando confesamos y nos arrepentimos de nuestros pecados, el SEÑOR nos libera de las ataduras de esclavitud que se formaron para apresarnos. El arrepentirse significa dejar de vivir para satisfacer los deseos de la carne y regresar a vivir conforme a la Torá, siguiendo la dirección que es agradable para el ETERNO.

“Si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para perdonarnos los pecados y para limpiarnos de toda maldad”. — 1 Juan 1:9 (NBLA)

3) “Y sanaré su tierra”: Cuando la iniquidad del pueblo es tan grande, la tierra es contaminada, como cuando la sangre en un asesinato es derramada sobre la tierra. El SEÑOR nos ofrece limpiar nuestra tierra de la maldad que la contamina. ¿A quién no le gustaría ver su tierra sanada? Cuando el SEÑOR sana la tierra, restaura la paz y la seguridad en ella. Otra forma en que sana la tierra es que hace que llueva en los tiempos indicados, y la llena de bendiciones (Deuteronomio 28:11-12).

“Así fue sometido Madián ante los hijos de Israel, y nunca más volvió a levantar cabeza. Y la tierra reposó durante cuarenta años en los días de Gedeón”. — Jueces 8:28 (RVA 2015)

“Cántico de los peregrinos. De Salomón. Si el SEÑOR no edifica la casa, en vano se esfuerzan los albañiles. Si el SEÑOR no cuida la ciudad, en vano hacen guardia los vigilantes. En vano madrugan ustedes y se acuestan muy tarde para comer un pan de fatigas, porque Dios lo da a sus amados mientras duermen”. — Salmos 127:1-2 (NVI)

El SEÑOR hará que sobreabundes en bienes, en el fruto de tu vientre, en el fruto de tus animales y en el fruto de tu campo, en la tierra que el SEÑOR juró a tus padres que te daría. Él te abrirá Su buen tesoro, los cielos, para dar lluvia a tu tierra en su tiempo y para bendecir toda la obra de tus manos. Tú darás prestado a muchas naciones, pero tú no pedirás prestado”. — Deuteronomio 28:11-12 (RVA 2015)

En nuestro siguiente estudio veremos más propósitos del ayuno. Veremos cómo el ayuno protegió a los judíos del exterminio mundial en tiempos de la reina Esther. También veremos cómo es que un ayuno permitió que toneladas de oro y plata fueran trasportadas por más de 1,000 Km con seguridad, sin que nadie tratara de robarlos.

¡Que Dios los bendiga!


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