Armadura de Dios

La Oración en el Espíritu de la Armadura de Dios (Parte 11)


En el artículo anterior comenzamos a ver la Oración en el Espíritu como una de las más poderosas armas espirituales en el arsenal del cristiano. También empezamos a ver los impedimentos para la oración, ahora continuaremos viendo algunas razones por las cuales las oraciones no son respondidas, y cómo solucionar cada uno de estos problemas.



3. La Falta de Perdón al Prójimo

Caín orgullo

No solo debemos amar y tener una buena relación con Dios, sino también con nuestro prójimo (Mateo 22:36-40). Otro impedimento para nuestras oraciones, es que tengamos algún resentimiento o rencor contra nuestro prójimo, si hay alguien a quien no hayamos perdonado aún, necesitamos perdonarlo (Mateo 5:23-24). ¿Por qué? Porque Dios nos dice que perdonemos, así como Él nos perdona a nosotros. Pero si no lo hacemos, el SEÑOR tampoco perdonará nuestros pecados, y estos a su vez, se convierten en una muralla que impide que nuestras peticiones al Todopoderoso sean escuchadas.

[Jesús dice] “Por eso les digo que todas las cosas por las que oren y pidan, crean que ya las han recibido, y les serán concedidas. Y cuando estén orando, perdonen si tienen algo contra alguien, para que también su Padre que está en los cielos les perdone a ustedes sus transgresiones. Pero si ustedes no perdonan, tampoco su Padre que está en los cielos perdonará sus transgresiones”. — Marcos 11:24-26 (NBLA)

Nuestro Señor Jesucristo nos advirtió que si alguien está enojado, o guarda amargura u odio contra alguien, entonces queda sujeto a ser castigado con fuego del infierno (Mateo 5:22). Entonces, si bajo estas condiciones hace oración, ¿cómo puede esperar que Dios lo escuche y lo llene con Sus bendiciones?

[Jesús dice] “Pero Yo digo que todo el que se enoje con su hermano quedará sujeto al juicio del tribunal. Es más, cualquiera que insulte a su hermano quedará sujeto al juicio del Consejo. Y cualquiera que le diga: “Insensato”, quedará sujeto al fuego del infierno”. — Mateo 5:22 (NVI)

siervo malvado

En la Parábola del Sirviente Despiadado, en Mateo 18:23-35, vemos un ejemplo de la falta de perdón. Ese sirviente había sido perdonado de una enorme deuda que tenía con el rey, pero él no perdonó la pequeña deuda que alguien le debía. La falta de perdón del sirviente despiadado, hizo que terminara siendo atormentado, hasta que pagara por completo su deuda con el rey. Esto es una muestra de cómo Dios, quien nos ha perdonado una enorme deuda (todos nuestros pecados), espera que nosotros también perdonemos a quienes nos ofendieron o lastimaron. La falta de perdón es un obstáculo para las oraciones y para nuestra vida cristiana. Necesitamos primero perdonar a quien nos ofendió.

“Por tanto, si traes tu ofrenda al altar y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, deja allí tu ofrenda delante del altar y ve, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces vuelve y presenta tu ofrenda”. — Mateo 5:23-24 (RVR-1995)

Una vez, al estar evangelizando a una señora, hubo un punto en donde me confesó que ella guardaba mucho resentimiento contra una mujer, quien la torturó cuando era niña. Ella decía que “Jamás iba a perdonarla por lo que le hizo”. Esto pese a que la mujer agresora ya había muerto desde hace muchos años. Me temo que, estas son precisamente el tipo de actitudes que endurecen el corazón y conducen a la muerte: el orgullo y el no querer perdonar. Esta señora ha vivido prisionera de su amargura durante muchos años (Job 36:8-10), a causa de alguien que ya ni siquiera vive.

El autor Derek Prince en su libro Echarán Fuera Demonios, menciona que uno de los impedimentos para la expulsión de demonios es precisamente la falta de perdón, si la persona demonizada aún no ha perdonado a alguien y guarda resentimiento, esto a su vez es un impedimento para su liberación.

Si alguien no perdona, se está dañando a sí mismo, al ir en contra del mandato del SEÑOR. Como vimos en la sección “Los Prisioneros de Guerra” del capítulo 2 de nuestro libro Las 7 Armas Espirituales, el perdonar está ligado con la libertad.

Día del Juicio

Por ello, cuando Dios perdona nuestros pecados, nos libera, y Él nos pide hacer lo mismo con nuestros hermanos. En la oración del Padre Nuestro, nos dice que perdonemos a los que nos ofenden. Sin importar la gravedad de la herida u ofensa recibida, y por muy difícil que nos pueda resultar. Necesitamos perdonar de corazón, con sinceridad, y sin guardar ningún resentimiento, porque estamos llamados a amar al prójimo (Levítico 19:18). Y no se preocupe por cuándo recibirá su castigo esa persona, Dios es el Juez, y la venganza le pertenece solo a Él (Deuteronomio 32:35; Romanos 12:19; Hebreos 10:30).

“Amados, nunca tomen venganza ustedes mismos, sino den lugar a la ira de Dios, porque escrito está: «MÍA ES LA VENGANZA, YO PAGARÉ», dice el Señor”. — Romanos 12:19 (NBLA)

4. Peleas o Discusiones

violencia

Otro impedimento para que las oraciones del creyente sean escuchadas, son las peleas con el prójimo, incluyendo las que ocurran dentro del hogar. Por eso, el apóstol Pedro les indica a los esposos tratar bien a sus esposas, para que sus oraciones sean escuchadas (1 Pedro 3:7). De forma similar, las esposas deben someterse a sus maridos. El objetivo es que toda la familia mantenga la armonía y un buen comportamiento (Efesios 5:21-29; Tito 2:1-8). Podemos tener la certeza que Dios escucha nuestras oraciones y nos salva de cualquier situación de angustia, si traemos bien puesta nuestra Coraza de Rectitud y cumplimos con Sus mandatos (Salmos 34:17).

Ustedes, maridos, de la misma manera vivan con ellas con comprensión, dando honor a la mujer como a vaso más frágil y como a coherederas de la gracia de la vida, para que las oraciones de ustedes no sean estorbadas”. — 1 Pedro 3:7 (RVA-2015)

Orar de Acuerdo a la Voluntad de Dios

Oración de pareja

Necesitamos ir atrás de nuestro Buen Pastor, seguirlo como una oveja que pone toda su confianza en que Él proveerá todas sus necesidades y le brindará protección. Debemos evitar ser la oveja que quiere ir adelante del Pastor, orientándose con sus propios esfuerzos y buscando su camino por sí misma, al guiarse por su sabiduría y rectitud que proceden de su carne. Esto significa que no debemos hacer cosas según nuestra propia voluntad y entendimiento, sino consultando primero al SEÑOR.

En nuestro estado de imperfección actual, necesitamos la oración como el principal medio para mantener nuestra relación con Dios. No oramos para obtener todo lo que queramos, más bien, todas nuestras peticiones deben estar alineadas con los propósitos de Dios.

Para ilustrar el punto, piense en la cantidad de peticiones que les hacen los niños pequeños a sus padres, ¿Verdad que no todo lo que piden es bueno para ellos? Acabo de escuchar a una locutora decir que, cuando era adolescente, le pidió permiso a su mamá para hacerse un “piercing” o perforación en el ombligo, porque estaba de “moda”, pero su mamá le dijo que no. Ahora, que ella es mamá, agradece que su madre no se lo permitió, y se alegra de esa decisión. De forma similar, es importante que conozca al SEÑOR a través de Su Palabra, para que se asegure que todas sus peticiones estén de acuerdo a Su voluntad y a Sus propósitos (Romanos 11:33).

“Y esta es la confianza que tenemos delante de Él: que si pedimos algo conforme a Su voluntad, Él nos oye. Y si sabemos que Él nos oye en cualquier cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho”. — 1 Juan 5:14-15 (RVA 2015)

pensamientos de la carne

Nuestras oraciones son ineficaces y no son respondidas, cuando solamente estamos interesados en nuestra propia gratificación, cuando pedimos cosas de manera egoísta, para satisfacer nuestros deseos personales, y no para la gloria de Dios. Si la persona vive y piensa de forma carnal, la carne puede tomar el control de su mente y de sus acciones, y esto conduce a la muerte.

Orar por un Ferrari estacionado a la puerta de la casa, es un deseo personal, y no una necesidad para crecer el reino de Dios, ni para cumplir con Su voluntad. Por tanto, hay que resguardar el corazón y “hacer morir las obras de la carne” (Romanos 8:13). El SEÑOR tampoco nos va a dar cosas para darles un mal uso (Santiago 4:1-4). Este tipo de peticiones no forman parte de la Oración en el Espíritu.

“¿De dónde vienen las guerras y de dónde los pleitos entre ustedes? ¿No surgen de sus mismas pasiones que combaten en sus miembros? Codician y no tienen; matan y arden de envidia pero no pueden obtener. Combaten y hacen guerra. No tienen porque no piden. Piden y no reciben; porque piden mal, para gastarlo en sus placeres. ¡Gente adúltera! ¿No saben que la amistad con el mundo es enemistad con Dios? Por tanto, cualquiera que quiere ser amigo del mundo se constituye enemigo de Dios”. — Santiago 4:1-4 (RVA 2015)

Por otro lado, es importante orar por otras personas, preocuparnos por su bienestar (Filipenses 2:3-4). Encuentre el balance necesario en sus oraciones, que no sean tan generales, como el pedir por la paz mundial, y tampoco tan específicas que le estemos dictando al SEÑOR qué hacer. El mes pasado, escuché a una cristiana, haciendo una oración de intercesión por una creyente enferma, diciendo: “Señor te pido que ella pueda conseguir cita con el doctor, y que el doctor la pueda operar rápido”. Además, agregó otros detalles aún más íntimos, que el doctor supuestamente “debería hacer” durante la operación de la creyente enferma.

Todo esto, en lugar de pedir simplemente por la curación o sanación del padecimiento que tiene dicha creyente, y dejar el resto en manos de Dios. Estoy seguro que Él sabe una mejor forma de curarla, que tal vez ni siquiera requiera de una operación, porque uno de Sus títulos es: el “SEÑOR tu Sanador” (Éxodo 15:26b).

“Diciéndole: —Si escuchas atentamente la voz del SEÑOR tu Dios y haces lo recto ante sus ojos; si prestas atención a sus mandamientos y guardas todas sus leyes, ninguna enfermedad de las que envié a Egipto te enviaré a ti, porque yo soy el SEÑOR tu sanador”. — Éxodo 15:26 (RVA-2015)

Escuché recientemente, que cuando un avión estaba en problemas, y los pasajeros pensaban que se iban a morir, alguien gritó “Jesús sálvanos”, con esto se detuvo la turbulencia y el avión pudo aterrizar sin problemas, con todos los pasajeros a salvo. Las oraciones no tienen que ser muy largas, simplemente necesita hacerlas con fe. Y cuando el SEÑOR le conceda su petición, dele toda la gloria que le corresponde.

También tenemos la instrucción de evitar oraciones con repeticiones (Mateo 6:7), o el orar para ser vistos (Mateo 6:5). Esto me recuerda la detallada pero inútil oración que hacía el fariseo, quien oraba para sí mismo (Lucas 18:11), y la sencilla pero efectiva oración del publicano, quien simplemente dijo, “Dios ten piedad de mí, un pecador” (Lucas 18:13).

La Diferencia entre Oración y Súplica

orar en el espíritu

En Efesios 6:18 y Filipenses 4:6, Pablo utiliza en conjunto las palabras “oración y súplica”. La palabra en griego, para “oración” es, προσευχή – prosefjí, que se refiere a la oración en su forma más amplia, para invocar y adorar a Dios. Incluye la oración por el pan de cada día, para el perdón de los pecados, y para librarnos de la tentación.

La palabra para “súplica” es, δέησις – déisis, que significa literalmente “falta o carencia”, es un término para una “oración” más fuerte que el anterior. Como en español, al decir “pedir” y “suplicar o rogar”, hay una diferencia en la intensidad de la petición. La súplica es una oración con un sentido de necesidad o deseo. Es una oración con una petición más especializada, que busca asegurar la respuesta del SEÑOR para la provisión de nuestras necesidades.

Para este tipo de oración dependemos de la acción del Espíritu Santo, para que interceda por nosotros en nuestras debilidades y podamos hacer nuestras peticiones correctamente, bajo la voluntad de Dios. La súplica incluye la intercesión por los enfermos, las oraciones por otros hermanos, e incluso por los enemigos. Estos dos tipos de oraciones, en conjunto con el ayuno, conforman la Oración en el Espíritu, y son un testimonio de que somos hijos de Dios. Además, son una de las características esenciales de ser miembros de la iglesia (Hechos 2:42).

El Poder de la Oración

oración mar rojo

Mediante la Oración en el Espíritu, un creyente puede hacer que llueva o que no llueva (Santiago 5:17-18; Zacarías 10:1); puede tener fuerzas sobrenaturales como Sansón (Jueces 16:28-30); puede resucitar muertos (1 Reyes 17:21-22); curar intoxicaciones (2 Reyes 4:38-41); concebir hijos a pesar de ser estéril (1 Samuel 1, 2:21); expulsar demonios (Marcos 9:29). La lista de bendiciones que podemos conseguir mediante la Oración en el Espíritu es muy extensa, y las Escrituras están llenas de ejemplos. No hay nada imposible para el creyente que tiene fe y que no duda (Mateo 21:22).

[Jesús dice] “Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque cualquiera que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se abrirá.”— Mateo 7:7-8 (RVA)

Al hacerse el hábito de orar a diario, y constantemente darle alabanza al SEÑOR (Salmos 95:1-3, 6-7), notará la ayuda del Espíritu Santo en su vida, y su fe crecerá, al ver las maravillosas cosas que Dios le provee todos los días (Salmos 37:4). Entre más tiempo pase en Oración en el Espíritu, mejor va a ser su relación con Dios.

Las 7 Armas Espirituales

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En el siguiente artículo, continuaremos con el tema del Ayuno, el cual va muy de la mano con la Oración en el Espíritu. Es un arma espiritual muy poderosa, veremos ejemplos de personas en las Escrituras que recurrieron al ayuno al buscar obtener el favor de Dios.

¡Que Dios los bendiga!


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