Verdadero Cristiano

Los principios básicos para el crecimiento espiritual (Parte 3)

En la parte 2 de esta serie, vimos que glorificar a Dios es la clave de la madurez espiritual. Si nosotros vivimos para la gloria de Dios eso muestra que estamos progresando hacia la semejanza de Cristo. Pero cuando vivimos para nosotros mismos dejamos de crecer espiritualmente. Como nuevos creyentes nos encontramos con que en nuestra vida damos un poco a Dios y un poco al pecado. Pero a medida que maduramos, hay un incremento en la frecuencia de la justicia, y una disminución en la frecuencia del pecado. La evidencia de la madurez espiritual es la frecuencia decreciente del pecado en nuestras vidas. Y el tercer principio nos ayudara a aclarar este punto.

3.- Glorificamos a Dios confesando el pecado

Adan-y-EvaLa mayor expresión de humildad en una persona es confesar el pecado cometido. Pero la mayoría de la gente no hace eso, incluyendo a los Cristianos. Estamos demasiado ocupados para molestarnos en reconocerlo. O buscamos excusas en nuestras circunstancias, el medio ambiente, o las personas que nos rodean. Pero no somos propensos a confesar el pecado, y por lo tanto no glorificamos a Dios. Cada vez que nos excusamos de nuestros pecados, en realidad estamos culpando a Dios por nuestras acciones. El ejemplo clásico de esta conducta lo encontramos en Génesis 3, cuando Adán busca una excusa de su pecado al decirle a Dios: «La mujer que Tú me diste…«.

Dar gloria a Dios significa que vamos a aceptar la responsabilidad de nuestros pecados. Usted crece espiritualmente a medida que conscientemente, se enfrenta abiertamente a la realidad de su pecado, lo confiesa y hace algo al respecto; sin culpar a las circunstancias, o personas que lo rodean, de lo contrario tenemos lo que el apóstol Juan dijo en 1 Juan 1:10.

“Si afirmamos que no hemos pecado, llamamos a Dios mentiroso y demostramos que no hay lugar para su palabra en nuestro corazón. – 1 Juan 1:10 (NTV)

Publicano-FariseoLa palabra «confesar», viene del griego, ὁμολογέω – homologeō, que significa hablar lo mismo. Confesar su pecado no es para pedir perdón; se trata simplemente de decir lo mismo acerca de su pecado que Dios está diciendo. Lo que estamos haciendo es estar de acuerdo con Dios de que estamos en falta. Cuando usted se convirtió en Cristiano todos sus pecados fueron perdonados (Efesios 4:32). Los incrédulos, por otra parte, típicamente niegan su pecado. La marca de un cristiano es una constante disposición y apertura para confesar el pecado.

“Por el contrario, sean amables unos con otros, sean de buen corazón, y perdónense unos a otros, tal como Dios los ha perdonado a ustedes por medio de Cristo.” – Efesios 4:32 (NTV)

La clave central de la confesión de un cristiano es el arrepentimiento. El reconocer que hicimos mal y que sinceramente no queremos volver a cometer ese pecado. La madurez espiritual nos lleva a enfrentar la realidad de nuestro pecado y confesarlo, y reconocemos toda culpa por nuestras acciones. También tenemos una disposición de aceptar la disciplina que Dios nos imponga, porque así es como Él evita que lo volvamos a hacer de nuevo.

Dios también, ha establecido en nosotros un sistema de culpa (nuestra conciencia), que se activa al pecar. Este mecanismo nos lleva inmediatamente al punto de la confesión cuando hay un pecado y se siente la culpabilidad en el alma. Nuestra confesión debe de ser la de reconocer ante Dios que hemos pecado en contra de Él, que admitimos nuestra culpa, que no queremos que eso se repita, y pedirle fuerza para caminar en los senderos que Él nos indica en Su Palabra.

4.- Glorificamos a Dios al confiar en Él

Es esencial que nos demos cuenta de que glorificar a Dios es simple. No es algo complejo. De hecho, es tan simple como confiar en Él (Romanos 4:20).

Abraham siempre creyó la promesa de Dios sin vacilar. De hecho, su fe se fortaleció aún más y así le dio gloria a Dios.” – Romanos 4:20 (NTV)

Lo que glorificaba a Dios en la vida de Abraham fue que Abraham creyó en Dios. Si decimos que creemos en Dios, pero no manifestamos en lo que creemos, entonces realmente estamos dudando de Dios. Esto deshonra a Dios, hace a Dios un mentiroso. Abraham creía totalmente en Dios, al punto de intentar sacrificar a Isaac, quien era el cumplimiento de la promesa de Dios en su vida. Él estaba absolutamente seguro de que si Dios le pedía algo, él lo hacía sin titubear, y Dios proveería.

Sadrach-Mesach-AbednegoOtro ejemplo en la Biblia es relatado en Daniel 3: 13-30, donde Sadrac, Mesac y Abednego le responden al rey Nabucodonosor acerca de arrodillarse ante la estatua de oro del rey, en los versículos 16 y 17:

“Sadrac, Mesac y Abed-nego contestaron: — Oh Nabucodonosor, no necesitamos defendernos delante de usted. Si nos arrojan al horno ardiente, el Dios a quien servimos es capaz de salvarnos. Él nos rescatará de su poder, su Majestad.” – Daniel 3:16-17 (NTV)

Lo que es realmente maravilloso de esta enseñanza es que los amigos de Daniel confiaban en Dios al punto de dar sus vidas antes que dudar de Su gracia. Usted y yo podemos decir: «Oh, sí, y esa es la manera en que yo creo que Dios.» Pero al estar a punto de ser lanzados al fuego del horno, podríamos tener una reacción diferente. La fe en el Señor no conoce imposibles. La solución a nuestros problemas es que empecemos a confiar en Dios desde las cosas más simples de la vida, necesitamos creer en el Señor.

La historia de Noé en Génesis 6, demuestra la fe en Dios más allá de lo que uno se puede imaginar. Dios dijo a Noé: «Construye un Arca»; pero Noé no estaba cerca de agua, más bien, estaba en el medio del desierto. Y además, le llevó 120 años para construir el Arca. Imagínese la fe de Noé haciendo algo durante 120 años. Podríamos agregar que él ni siquiera sabía lo que era la lluvia. Y por supuesto, durante 120 años todo el mundo se rió de él pensando que estaba loco. Pero la Biblia dice que Noé era un hombre de gran fe, en Hebreos 11: 7. Qué manera de glorificar a Dios, él lo hizo por 120 años.

Construccion-del-ArcaFue por la fe que Noé construyó un barco grande para salvar a su familia del diluvio en obediencia a Dios, quien le advirtió de cosas que nunca antes habían sucedido. Por su fe, Noé condenó al resto del mundo y recibió la justicia que viene por la fe.” – Hebreos 11:7 (NTV)

La Biblia dice que como Cristianos no caminamos por vista, sino por fe como parte de nuestra madurez espiritual. Considere que tan pronto como se intenta analizar todo lo que se ve, se va a meter uno en problemas. Como cuando el pueblo de Israel llego a la tierra de Canaán, La Tierra Prometida, y ellos enviaron a los 12 espías, y cuando 10 espías regresaron dijeron: «No queremos entrar ahí, está lleno de gigantes, somos como saltamontes allí”. Pero Josué y Caleb dijeron, «Dios está de nuestro lado, vamos.» Dos caminaron por la fe y diez caminaron por la vista. Diez deshonraron a Dios. El creer en todo lo que Él dice, cada promesa que Él da, y caminar por la fe, es lo que demuestra nuestro crecimiento espiritual.

5.- Glorificamos a Dios por nuestros frutos

En Juan 15: 8, Jesucristo está hablando de cómo Él es la vid y nosotros somos las ramas. En otras palabras, somos un organismo espiritual con Él. Y a medida que el flujo de Su vida pasa a través de nosotros, produce fruto. Esta fecundidad glorifica a Dios porque permite que el poder del Señor sea productivo en nuestras vidas.

“Cuando producen mucho fruto, demuestran que son mis verdaderos discípulos. Eso le da mucha gloria a mi Padre.” – Juan 15:8 (NTV)

Como creyente, el crecimiento espiritual es el proceso de producción de frutos. Dios nos permite producir más de lo que nuestra carne puede hacer, más de lo que el mundo puede hacer. Pero ¿Qué son los frutos? En Filipenses 1:11, el apóstol Pablo nos explica:

“llenos de los frutos de justicia que vienen por medio de Jesucristo, para gloria y alabanza de Dios.” – Filipenses 1:11 (RVC)

Los frutos de justicia se producen cada vez que usted está haciendo lo correcto, está actuando de una forma honrada, justa, virtuosa. Cuando visiblemente se hace lo correcto, Dios es glorificado. En Mateo 5:16, Jesús dijo que las buenas obras glorificaran a nuestro Padre que está en los cielos.

“De la misma manera, dejen que sus buenas acciones brillen a la vista de todos, para que todos alaben a su Padre celestial. – Mateo 5:16 (NTV)

Jesús está diciendo que el producto de nuestras vidas es la manifestación de Dios, porque si no es así, entonces Dios no es visible. Y es precisamente lo que el apóstol Pablo nos dice en 2 Tesalonicenses 1:11, que necesitamos de la ayuda de Dios en todo momento para producir frutos y ser dignos de pertenecer a su familia.

“Por eso siempre oramos por ustedes, para que nuestro Dios los considere dignos de su llamamiento, y cumpla con su poder todo propósito de bondad y toda obra de fe.” – 2 Tesalonicenses 1:11 (RVC)

En otras palabras, nuestro Señor quiere que se manifieste en usted toda Su bondad y gracia, haciendo que su actitud y comportamiento cambie y que influencie a las personas a su alrededor. Esta fecundidad glorifica a Dios.

Hay dos tipos de fruto en la Biblia. El primero se llama «fruto de acción». Entre ellos se encuentra ganar almas para Cristo, el acto de dar, expresar gracias al Señor, o realizar buenas obras.

  1. Ganar almas para Cristo: En Romanos 1: 13b Pablo dice: «…Mi deseo es trabajar entre ustedes y ver frutos espirituales tal como he visto entre otros gentiles.” Entre los frutos de acción están los conversos, el ganar algunas personas para Cristo. Uno de los productos de la vida es la reproducción. “vayan y hagan discípulos en todas las naciones,” si usted está involucrado en la reproducción usted está creciendo espiritualmente.
  2. El acto de dar: Cuando su vida se llena con el poder de Dios, y cuando está totalmente comprometido a glorificar al Señor, usted se encontrará dando, porque el acto de dar es un fruto de acción. Usted da porque está en su corazón para dar.

» Si ayudas al pobre, le prestas al Señor, ¡y él te lo pagará!» – Proverbios 19:17 (NTV)

  1. Ezra-thanks-GodExpresar gracias al Señor: Como lo vemos en Hebreos 13:15 (RVC) – “Por lo tanto, ofrezcamos siempre a Dios, por medio de Jesús, un sacrificio de alabanza, es decir, el fruto de labios que confiesen su nombre.” Dar gracias a Dios es un fruto.
  2. Realizar buenas obras: En Colosenses 1:10 dice esto, «para que vivan como es digno del Señor, es decir, siempre haciendo todo lo que a Él le agrada, produciendo los frutos de toda buena obra, y creciendo en el conocimiento de Dios.» Cualquier buena obra es un fruto de acción.

El segundo tipo de fruto es «fruto de actitud,» donde no hay acción en lo absoluto, y es explicado por el apóstol Pablo, quien enumera las actitudes en Gálatas 5:22:

“En cambio, la clase de fruto que el Espíritu Santo produce en nuestra vida es: amor, alegría, paz, paciencia, gentileza, bondad, fidelidad.” – Gálatas 5:22 (NTV)

Por un lado, se tiene el fruto de acción; por otro lado, tiene el fruto de actitud. Si usted tiene el fruto de acción sin fruto de actitud, todo lo que se haga es considerado legalismo. Hay muchas personas que sólo hacen sus frutos de acción por deber, obligación o miedo. Es superficial, tal como lo hacían los fariseos. Decirle a la gente acerca de Jesús con la actitud equivocada o dar su dinero a disgusto. Es estar haciendo la acción correcta, pero sin la actitud correcta. Los frutos de actitud van a producir frutos de acción, y esa es la verdadera espiritualidad. Aquí es donde van a ser evidentes las palabras de Jesús en Mateo 7:22-23, cuando algunos le digan: » Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?» y Él les responda: «Nunca los conocí. Aléjense de mí, ustedes, que violan las leyes de Dios.» El apóstol Pablo nos da la fórmula para tener las actitudes correctas en Gálatas 5:25:

«Ya que vivimos por el Espíritu, sigamos la guía del Espíritu en cada aspecto de nuestra vida.» – Gálatas 5:25 (NTV)

Es cuestión de dar el control de nuestra vida al Espíritu Santo y permitir el flujo de la actitud correcta dado por Dios hasta el punto en que produzcamos frutos. Cristianos productivos son Cristianos que están creciendo espiritualmente.

Vamos casi a la mitad de los 12 principios para glorificar a Dios, esperamos que les sirva este artículo en su madurez espiritual.


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