Hace años, cuando me convertí al cristianismo, aprendí algunas doctrinas que, con el tiempo, me di cuenta que contradecían lo que las Escrituras nos enseñan, y como era un nuevo creyente, supuse que era buena idea poner mi confianza en pastores y teólogos con más experiencia. Sin embargo, ahora sé que uno debe tener la actitud de los de Berea, quienes comparaban las enseñanzas de Pablo con las Escrituras (Hechos 17:11). Una de estas falsas doctrinas que me enseñaron esos pastores, cuando estaba empezando en la fe, es la del Dispensacionalismo, la cual creí durante años, y que es muy popular en la actualidad. Está basada en un sistema teológico que enseña que, la historia bíblica, “está dividida en eras” dentro del plan de salvación de Dios para la humanidad. Estos supuestos períodos o divisiones de tiempo son llamados «dispensaciones», que representan, según ellos, diferentes maneras en las que Dios pone a prueba al hombre para que alcance su salvación.
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Después de la Reforma Protestante, el papado buscó la forma de acabar con el protestantismo, y al ver que no podía conseguirlo, optó por corromper las enseñanzas cristianas. Para ello, los jesuitas se apoyaron de las malas interpretaciones bíblicas que existían, como el Dispensacionalismo. El jesuita Francisco Rivera se apoyó en esta falsa doctrina, para crear otra falsa doctrina encima de esa, que hoy se conoce como “futurismo”. En el futurismo, se insertó una falsa pausa entre la 69ª y 70ª semanas de la profecía de Daniel 9, para inventar una “dispensación” en el futuro, además se malinterpretó este capítulo, diciendo que “habla del anticristo”, cuando en realidad está hablando de Cristo. Puede ver más detalles en nuestro estudio La Controversia De La Profecía De Las 70 Semanas De Daniel. Esta estrategia de corromper la interpretación de Daniel 9, ha evitado eficazmente que muchos cristianos protestantes de hoy en día, se den cuenta que el papado católico da cumplimiento a las profecías del anticristo que describen las Escrituras.
A partir del Futurismo Dispensacional, se desarrolló la doctrina de la Pretribulación Dispensacional, tan popular hoy en día, que la mayoría de los cristianos espera que el anticristo aparezca “en el futuro”, convenientemente después de que ocurra el supuesto “Rapto de la Iglesia”, sin darse cuenta que ya llevamos siglos sufriendo bajo el control infernal del anticristo, cuyo espíritu, entre otras cosas, actualmente promueve vacunas y la doctrina del “calentamiento global” (la cual, es fácilmente desmentida por Génesis 8:22). Todo esto demuestra lo efectivas y persuasivas que son las estrategias de Satanás, quien engaña a todo el mundo (Apocalipsis 12:9), inclusive dentro de la iglesia.
Otros teólogos vinieron después para continuar promoviendo ideas dispensacionalistas, como: el fundador de Iglesia Católica Apostólica y ministro protestante Edward Irving, el ministro congregacional Isaac Watts, el místico cristiano Pierre Poiret. Pero de todas estas diferentes propuestas, el sistema que se adoptó a nivel mundial hasta el día de hoy fue realmente desarrollado y promovido por John Nelson Darby (1800-1882), considerado como el padre del dispensacionalismo y de la doctrina de la Pretribulación. Puede ver más detalles de las principales personas involucradas en este engaño en nuestro artículo: El Origen de la Doctrina de la Pretribulación.
El dispensacionalismo de Darby identificó solo 6 dispensaciones, Clarence Larkin propuso 8 dispensaciones, al final, tuvo que venir Cyrus Scofield para promover las supuestas 7 dispensaciones que son tan populares hoy en día.
Pese a estas variaciones, el dispensacionalismo presume ser una “interpretación consistentemente literal de las Escrituras, especialmente en lo referente a la profecía bíblica del final de los tiempos”; “tener una correcta hermenéutica”; Mantiene “distinciones fundamentales entre los planes de Dios para Israel y la Iglesia”, al clasificarlas como “dos entidades separadas”. Según el dispensacionalismo clásico, la iglesia pasará toda la eternidad en el cielo, mientras que Israel lo hará en la tierra. La iglesia es la semilla espiritual de Abraham, Israel es la semilla física. Durante la tribulación, la iglesia estará disfrutando en el Cielo la Boda del Cordero por 7 años, mientras los judíos sufrirán aquí en la tierra el reinado del anticristo y la Gran Tribulación hasta que se conviertan en cristianos, y serán parte de la supuesta “segunda resurrección de los justos” al final de las tribulaciones. Todas estas enseñanzas no son bíblicas. Le llamo la “segunda resurrección” porque en el dispensacionalismo está la primera resurrección de los justos durante el Rapto Secreto, y la que ocurre después de las tribulaciones en la Segunda Venida de Jesucristo. Estas resurrecciones son adicionales a la resurrección al final del Milenio, donde los incrédulos terminarán en el Lago de Fuego.
Esta doctrina de separación, está basada en la idea de que la dispensación de la iglesia es “un paréntesis que no se explica en el Antiguo Testamento”, y después de que el rapto de la iglesia ocurra, el SEÑOR “reanudará” la dispensación que tenía con Israel, y según este esquema, le corresponde que sea juzgado con 7 años de tribulación o “tiempo de angustia para Jacob”, para que los judíos se arrepientan antes de la Segunda Venida de Jesucristo. Con base a esta enseñanza de separación, es fácil entender por qué el dispensacionalismo aplica la distinción fundamental entre la Ley y la Gracia, haciéndolas incompatibles. Justificando de esta forma, que la Ley no le aplica a la iglesia, solo a Israel. De acuerdo al dispensacionalismo, esto es lo que las Escrituras nos enseñan literalmente, o ¿será que esta doctrina es el resultado de todas las mentiras que los agentes de Satanás han infiltrado durante siglos para que los cristianos las adoptaran como las verdaderas y correctas interpretaciones de las Escrituras?
Un Solo Cuerpo, la Casa Unificada de Israel
El apóstol Pablo menciona que una vez que un incrédulo se convierte en una nueva creatura, en un creyente vuelto a nacer, pasa a formar parte de un solo cuerpo bajo Cristo, no importa si antes era israelita, judío o gentil, libre o esclavo (1 Corintios 12:12-13). También nos dice que las aflicciones por las que pasó Jesucristo fueron por Su cuerpo, que es la iglesia (Colosenses 1:24). Jesucristo es cabeza de la iglesia, siendo Él mismo el Salvador de Su cuerpo (Efesios 5:23). Las Escrituras no nos mencionan dos entidades, Israel y la iglesia, como el Dispensacionalismo profesa, es claro que solamente hay una sola entidad. Todos los creyentes son coherederos y miembros del mismo Cuerpo, participando igualmente de la promesa de la gracia de la salvación en Cristo Jesús (Efesios 3:6).
“Porque así como el cuerpo es uno, y tiene muchos miembros, pero, todos los miembros del cuerpo, aunque son muchos, constituyen un solo cuerpo, así también es Cristo. Pues por un mismo Espíritu todos fuimos bautizados en un solo cuerpo, ya judíos o griegos, ya esclavos o libres. A todos se nos dio a beber del mismo Espíritu.” — 1 Corintios 12:12-13 (NBLA)
“A saber: que en Cristo Jesús los gentiles son coherederos, incorporados en el mismo cuerpo y copartícipes de la promesa por medio del evangelio.” — Efesios 3:6 (RVA-2015)
El Buen Pastor prometió que Él es la Puerta por el que dos rediles de ovejas entrarían para formar un solo rebaño. Cristo se estaba refiriendo a que uniría a las casas de Judá y de Israel en un solo rebaño y ellos formarían Su cuerpo o iglesia. Para dar cumplimiento a la profecía de Ezequiel 37:15-23, en la que la unión de las dos varas que representaban a Judá y a Efraín, traerían la restauración de una sola nación, la Casa de Israel (Mateo 15:24). De esta forma, cualquiera que escuche la voz del Buen Pastor y ponga su fe en el Mesías, alcanza la salvación. Jesucristo nos dijo que solo hay un camino que siguen Sus ovejas, entonces ya sea Abel, Noé, Abraham, Moisés, Pedro, Pablo, usted o yo, si lo seguimos, formamos parte de Su Cuerpo, independientemente de las supuestas formas de salvación que enseña el Dispensacionalismo. Nuestro Señor Jesucristo es la cabeza de la única iglesia que abarca a todas las generaciones en todas las edades (Efesios 3:21). Jesús estando a la cabeza de Su iglesia dio la instrucción de que el Evangelio fuera predicado primero en Jerusalén, primero debían ir a buscar a las ovejas perdidas de la Casa de Israel (Mateo 10:5-6), luego en toda Judea y Samaria, y finalmente, hasta los confines de la tierra, para asegurarse que las ovejas de Judá y de Israel entraran en el corral (Hechos 1:8; Efesios 3:6). Pero, ¿quién forma parte de la casa de Israel?
“Tengo, además, otras ovejas que no son de este redil; a ésas también debo atraer y oirán mi voz, y habrá un rebaño y un Pastor.” — Juan 10:16 (RVR-1995)
“A Él sea la gloria en la iglesia y en Cristo Jesús, por todas las generaciones de todas las edades, para siempre. Amén.” — Efesios 3:21 (RVA-2015)
La Casa de Israel
Muchas enseñanzas del Dispensacionalismo se basan en el supuesto de que: «Israel no es la Iglesia». Sin embargo, cuando uno examina las Escrituras, fácilmente puede descubrir que “Israel” en el Antiguo Testamento, es repetidamente llamado la «Iglesia» (ἐκκλησία – eclisía, en griego, o su equivalente en hebreo קָהֵל – kajél). Porque Israel no está separado de la iglesia, y la iglesia no reemplazó a Israel. Los apóstoles consideraban a Israel en el Antiguo Testamento como “la Iglesia”. Como vimos en ¿Cómo Puedo Encontrar una Buena Congregación? (Parte 1), Esteban nos revela que los cristianos del primer siglo estaban bien familiarizados con el concepto bíblico de que la iglesia del SEÑOR es la nación de Israel, cuando la llama “la congregación [eclisía] en el desierto” (Hechos 7:38).
“Éste es aquel Moisés que estuvo en la congregación [eclisía] en el desierto con el Ángel que le hablaba en el monte Sinaí, y con nuestros padres, y que recibió palabras de vida para darnos.” — Hechos 7:38 (RVR-1995)
Si la iglesia fuera una entidad diferente a Israel, como es interpretado por el Dispensacionalismo, entonces el nuevo pacto, que fue ratificado por Jesucristo, en el que está basado la “dispensación de la gracia”, no le aplicaría a lo que ellos llaman la “iglesia”. Porque este nuevo pacto de salvación es extendido exclusivamente a las casas de Judá y de Israel, quienes forman parte del Reino de Israel, no se hizo con nadie más (Jeremías 31:31-33).
“Vienen días, declara el SEÑOR, «en que haré con la casa de Israel y con la casa de Judá un nuevo pacto, no como el pacto que hice con sus padres el día que los tomé de la mano para sacarlos de la tierra de Egipto, Mi pacto que ellos rompieron, aunque fui un esposo para ellos», declara el SEÑOR. «Porque este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días», declara el SEÑOR. «Pondré Mi ley dentro de ellos, y sobre sus corazones la escribiré. Entonces Yo seré su Dios y ellos serán Mi pueblo.” — Jeremías 31:31-33 (NBLA)
En Efesios 2, Pablo explica cómo es ofrecida la salvación por gracia a los enemigos de Dios, quienes son excluidos de la ciudadanía de Israel por estar viviendo bajo las órdenes de Satanás (Efesios 2:12). Así, los incrédulos viviendo en la oscuridad del pecado, las pasiones de su carne, a todos los hijos de la desobediencia y la ira que estaban separados de Cristo (Efesios 2:1-3), ahora pueden tener la esperanza de ser recibidos en el Reino de Dios, en el Reino de Israel, y poner fin a esta enemistad (Efesios 2:15). Gracias a la preciosa sangre de Jesucristo, uno puede ser partícipe de las promesas, los pactos, la instrucción, los mandamientos y las leyes de Dios, a través del Espíritu Santo. La única razón por la que una persona puede recibir todos estos atributos, es porque ha recibido su ciudadanía dentro del Reino de Israel, al formar parte del cuerpo de Cristo, de Su iglesia, y se ha convertido en un Israelita (Efesios 2:16-18). Ahora, al ser parte de la familia de Dios, dejamos de ser extranjeros, para convertirnos en ciudadanos del Reino de Israel por nuestra fe en Cristo (Efesios 2:19).
“Recuerden que en ese tiempo ustedes estaban separados de Cristo, excluidos de la ciudadanía de Israel, extraños a los pactos de la promesa, sin tener esperanza y sin Dios en el mundo. Pero ahora en Cristo Jesús, ustedes, que en otro tiempo estaban lejos, han sido acercados por la sangre de Cristo… Así pues, ustedes ya no son extraños ni extranjeros, sino que son conciudadanos de los santos y son de la familia de Dios.” — Efesios 2:12-13, 19 (NBLA)
El apóstol Pedro también nos habla del Reino de Israel, al mencionarnos que ahora somos parte de la “nación santa” del SEÑOR y por ello nuestra conducta ante los incrédulos del mundo debe de ser irreprochable, para la gloria de Dios (1 Pedro 2:11-12). Además, nos exhorta a que crezcamos para nuestra salvación, al madurar espiritualmente, para evitar que perdamos nuestra ciudadanía en el Reino de Dios.
“Pero ustedes son linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido, para que anuncien las virtudes de aquel que los ha llamado de las tinieblas a su luz admirable. Ustedes en el tiempo pasado no eran pueblo pero ahora son pueblo de Dios; no habían alcanzado misericordia pero ahora han alcanzado misericordia.” — 1 Pedro 2:9-10 (RVA-2015)
El Árbol de Olivo
¿Pero cómo podemos crecer espiritualmente en esta nación santa? Pablo nos da otra analogía para el Reino de Israel, nos dice que este reino es como un árbol de olivo cultivado por el SEÑOR, y todos los extranjeros que quieran formar parte de él, son como ramas de un olivo silvestre que pueden ser injertadas para nutrirse de la rica savia de la raíz del olivo cultivado (Romanos 11:17). En Romanos 15:12, Pablo nos revela que al formar parte de este olivo, vamos a ser nutridos directamente por la raíz de Isaí (la raíz de David), nuestro Señor Jesucristo (Isaías 11:1, 10; Apocalipsis 22:16). Cuando alguien es injertado al olivo, es por su fe que ha sido salvado por la gracia de Dios y traído a Su Reino, una vez en él, la única forma de crecer espiritualmente, es gracias a que está conectado directamente al SEÑOR, quien le provee todo lo que necesita. Pero si no crecemos como aconseja Pedro, Pablo nos advierte que toda rama sin frutos (por su incredulidad) es cortada del olivo cultivado (Romanos 11:19-24).
Dios nos nutre con Su Palabra, mandamientos, leyes, e instrucción (Mateo 4:4), y nos muestra Su camino para que caminemos en rectitud y estemos preparados para toda buena obra (2 Timoteo 3:16-17). Además, de proveernos con todo el alimento físico y espiritual, Cristo nos sostiene, siendo la Roca, el cimiento sobre quien el creyente puede edificar de manera segura; el Árbol, quien sostiene a todas las ramas para que se mantengan unidas a Él hasta el final, siendo parte del Reino Israel. Por eso Pablo dice: “Todo Israel será salvo”, porque todos los creyentes vueltos a nacer, que pertenecen a la Casa de Israel, alcanzaran la salvación, sin importar si son ramas naturales o silvestres injertadas. El apóstol en su discurso, no está incluyendo a las ramas naturales o injertadas que fueron cortadas, ni a los judíos que rechacen a Jesús como su salvador (Jeremías 11:16-17). La enseñanza del Dispensacionalismo no puede explicar estas metáforas, ya que se requeriría que existiera un nuevo árbol que se llamara “iglesia” a la que las ramas se injertaran, pero esta falsa doctrina no está en la Biblia.
Lo peligroso del Dispensacionalismo, es que comúnmente enseña que, la mayoría de los mandamientos, solo fueron dados a Israel (a los judíos), y no a “la Iglesia”. Engañando así a los creyentes, para que no sigan las leyes de Dios. La Palabra es lo único que los nutre, y los ayuda a crecer espiritualmente su relación con el SEÑOR, a amarlo al cumplir Sus mandamientos (Juan 14:15; 1 Juan 5:2-3; Éxodo 20:6), a tener un correcto entendimiento de las Escrituras, y a recibir todas las bendiciones por obediencia que, por su ignorancia, se las están perdiendo.
Tal vez, la razón por la que el dispensacionalismo sea tan popular, es porque la carnalidad en los cristianos, los lleva a apoyar doctrinas que suenan cómodas (2 Timoteo 4:3), aunque fomenten la rebelión a las leyes de Dios. Abriendo las puertas para que, más enseñanzas de hombres bajo la influencia de Satanás, se infiltren en el cristianismo. Por esta razón, nuestro Señor Jesucristo nos dijo que Él no había venido a abolir las leyes del Antiguo Testamento, sino a darles cumplimiento y a poner el ejemplo de que como Él lo hizo, los creyentes vueltos a nacer, también pueden obedecer las leyes del SEÑOR con la ayuda del Espíritu Santo. Pareciera que se estaba refiriendo al Dispensacionalismo, cuando dijo que cualquiera que anule uno Sus mandamientos, sería llamado pequeño en Su reino, entonces, ¿qué pasara con los maestros de esta falsa doctrina, que está aboliendo la mayoría de las leyes del SEÑOR?
“No piensen que he venido para poner fin a la ley o a los profetas; no he venido para poner fin, sino para cumplir. Porque en verdad les digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, no se perderá ni la letra más pequeña ni una tilde de la ley hasta que toda se cumpla. Cualquiera, pues, que anule uno solo de estos mandamientos, aun de los más pequeños, y así lo enseñe a otros, será llamado muy pequeño en el reino de los cielos; pero cualquiera que los guarde y los enseñe, este será llamado grande en el reino de los cielos.” — Mateo 5:17-19 (NBLA)
En nuestro siguiente artículo continuaremos viendo otros problemas del Dispensacionalismo, veremos más Escrituras que nos revelan que los creyentes forman parte de Israel, y que así es como podemos alcanzar la salvación del SEÑOR.
¡Que Dios los bendiga!