El Sincretismo de “Simón el Mago”

El doctor y evangelista Lucas nos habla del caso de Simón en Hechos 8:5-25, este Simón era un hechicero samaritano quien intentó comprar los poderes del Espíritu Santo para poder realizar milagros, pero fue reprendido por Pedro.
Simón creyó el Evangelio y fue bautizado (Hechos 8:13), pero hizo sincretismo con otras creencias que ya tenía, y según el historiador Filón de Alejandría fue conocido después como “Simón el Mago”, quien inició un movimiento de judaísmo pagano, y que fue invitado a Roma por el emperador Claudio (41-54 d.C.) e hizo «milagros» usando su hechicería, de forma que los romanos lo veían como un dios. Él decía ser el «Hijo del Dios de los judíos», el “Padre de los samaritanos”, y el “Espíritu Santo de los gentiles”, personificando una trinidad.
“Respondió Jesús y les dijo: —Miren que nadie les engañe; porque muchos vendrán en Mi nombre diciendo: “Yo soy el Cristo”, y engañarán a muchos”. — Mateo 24:4-5 (RVA 2015)
[Jesús dice] “Entonces si alguien les dice: “Miren, aquí está el Cristo”, o “Allí está”, no lo crean. Porque se levantarán falsos Cristos y falsos profetas, y mostrarán grandes señales y prodigios, para así engañar, de ser posible, aun a los escogidos”. — Mateo 24:23-24 (NBLA)

Simón el Mago utilizó el sincretismo para mezclar varias creencias judías y samaritanas, con filosofías de Platón y Aristóteles, con el objetivo de unir al mundo en una sola religión universal. Al principio sus seguidores eran llamados «Simonianos», pero para el segundo siglo ya eran conocidos como «Gnósticos». Este movimiento se basa en que la salvación se alcanza a través de la obtención del conocimiento, no gracias al sacrificio que hizo Jesucristo con Su muerte y resurrección.
Así que sus enseñanzas buscaron corromper el cristianismo desde el principio con evangelios gnósticos, herejías, y cientos de sectas, de las cuales, algunas sobreviven hasta el día de hoy. Un ejemplo actual de estas corrupciones es la novela y película El Código Da Vinci de Dan Brown que está basada en enseñanzas gnósticas.
¿Cuántas clases de religiones existen?
Si analizamos todas las religiones y movimientos filosóficos a lo largo de la historia de la humanidad se pueden resumir en dos tipos de religiones: (1) La verdadera, que es hecha por Dios, y (2) la falsa, que incluye a todas las religiones hechas por los hombres, derivadas de la religión verdadera, pero que han sido distorsionadas a través del sincretismo. Una sola es la religión de Dios, solamente hay una verdad, y las otras son corrupciones de la verdad hechas por hombres y guiadas por Satanás.
“En vez de ofrecerle sacrificios a Dios, se los ofreció a los demonios, a dioses que nunca antes había conocido; a dioses nuevos, venidos de cerca, a los que sus padres nunca antes adoraron.” — Deuteronomio 32:17 (RVC)
Las Religiones Hechas por los Hombres

Las religiones hechas por los hombres, e influenciadas por Satanás, se basan en engañar a las personas para que piensen que pueden alcanzar su salvación mediante esfuerzos propios, a través de buenas obras, «portándose bien», evitando cometer pecados, o a través de practicar rituales y tradiciones que «purifiquen sus almas» de afuera hacía adentro con la esperanza de que la santidad adquirida sea suficiente para que sean aceptados por la deidad y alcancen el cielo, por ejemplo hacer ayuno, hacer peregrinajes, ir a misas, participar en festivales religiosos, etc. Sin embargo, si estos sacrificios son hechos en honor a personas o deidades que no son el Todopoderoso, entonces todo eso no solo es en vano sino hasta contraproducente.

Todas las religiones hechas por los hombres son una forma de sincretismo que engañan y corrompen muy fácilmente a las personas porque contienen verdades parciales: mezclan algunos elementos de la Palabra de Dios con muchas ideas humanas, para hacerlas atractivas, y para que las personas no se den cuenta del engaño, pero que finalmente no satisfacen a las personas, ni llenan el vacío de sus corazones. El mayor problema de estas religiones es la idolatría, que va directamente en contra del Segundo Mandamiento, porque no debemos dividir nuestro corazón entre Dios y otro, porque ningún hombre puede servir a dos amos.
“Y nunca más ofrecerán sus sacrificios a esos demonios, por los cuales se han prostituido. Éste será un estatuto perpetuo para todos sus descendientes.” — Levítico 17:7 (RVC)
La Religión Hecha por Dios
Por otro lado, el segundo tipo de religión es la única y verdadera religión hecha por el Dios de la Biblia, que se basa en que el hombre, por sí solo, no puede hacer nada para alcanzar su salvación y que solamente es el SEÑOR quien puede redimirnos de nuestros pecados. Así que la única forma es que pongamos toda nuestra fe en el Hijo de Dios, en el Señor Jesucristo, quien nos ha revelado al Padre, y quien nos envía a Su Espíritu Santo y nos da el regalo de salvación de forma gratuita.
Nuestra fe consiste en amarlo con todo nuestro corazón, alma y fuerzas, adorándolo en Espíritu y verdad, y demostrando que lo amamos cumpliendo todos Sus mandatos.
“Escucha, Israel: el SEÑOR nuestro Dios, el SEÑOR uno es. Y amarás al SEÑOR tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas”. — Deuteronomio 6:4-5 (RVA 2015)

Quizás el punto más difícil para un cristiano, sea el comprender que la fe es poner toda su confianza en Dios, en no depender de su propio entendimiento (Proverbios 3:5), habilidades, ni en otras personas (Jeremías 17:5-6). La fe es pensar, actuar y tomar decisiones, basados en la certeza (la verdad) de la Palabra de Dios. Es creer en lo que Dios dice.
Hay una realidad invisible y eterna, hay cosas que por el momento no podemos ver, pero que son reales, por ejemplo, no podemos ver el trono de Dios, pero sabemos que existe (Isaías 6:1); el sirviente de Eliseo no podía ver la protección angelical que tenían hasta que el SEÑOR le abrió los ojos a petición de Eliseo (2 Reyes 6:17). Nuestra fe se basa en lo que el SEÑOR nos dice, incluso si no lo podemos ver. De forma que no se basa en cosas visibles y temporales. ¿Cuál es el mérito de tener fe en algo que vemos? Por eso Jesús le dijo a Tomás: “Tú crees porque me has visto, benditos los que creen sin verme.” (Juan 20:24-29).
“Pero lo que se conoce acerca de Dios es evidente dentro de ellos, pues Dios se lo hizo evidente. Porque desde la creación del mundo, Sus atributos invisibles, Su eterno poder y divinidad, se han visto con toda claridad, siendo entendidos por medio de lo creado, de manera que ellos no tienen excusa”. — Romanos 1:19-20 (NBLA)
El libro de Hebreos nos da la siguiente definición de fe:
“Ahora bien, la fe es la certeza (sustancia) de lo que se espera, la convicción (demostración) de lo que no se ve.” — Hebreos 11:1 (NBLH)
La palabra substancia (ὑπόστασις – ipóstasis, estar debajo) nos habla de que Jesucristo es el cimiento de nuestra fe, la Roca o suelo sólido que soporta nuestra fe:
[Dice Jesús]»y sobre esta Piedra edificaré Mi iglesia; y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella.» — Mateo 16:18b (RVA)
“El SEÑOR es mi Roca, mi Fortaleza y mi Libertador. Mi Dios es mi Peña; en Él me refugiaré. Él es mi Escudo, el Poder de mi liberación y mi Baluarte”. — Salmos 18:2 (RVA 2015)
“Porque, ¿quién es Dios fuera del SEÑOR? ¿Quién es Roca aparte de nuestro Dios?”. — Salmos 18:31 (RVA 2015)
El SEÑOR nos da la certeza y convicción a través de la evidencia que sí podemos ver de la verdadera existencia de todo lo que no podemos ver. Por ejemplo, el SEÑOR curó a leprosos, curó a los ciegos, expulsó demonios, etc.
[Jesús dice] “Si no hago las obras de Mi Padre, no me crean. Pero si las hago, aunque ustedes no me crean a Mí, crean a las obras; para que sepan y crean que el Padre está en Mí, y Yo en Él”. — Juan 10:37-38 (LSP)

Esto contrasta con la forma de pensar del hombre, sobre todo hoy en día, en donde parecen necesitarse túnicas, rituales, inciensos, peregrinajes, encender velas, oraciones cantadas, agua «bendita», etc., para que una religión sea considerada como real, pero en estos casos no necesitamos de fe alguna para creer en las cosas físicas que podemos ver.
Precisamente por esto, en la sabiduría del SEÑOR, quien nos revela Su verdad en la Biblia, nos enseña que la fe que debemos tener los cristianos, va más allá de la evidencia de este mundo, y lo importante es que debemos buscar lo que no podemos ver, porque eso es eterno, siempre con la ayuda de Su Espíritu. Por eso la fe no viene de ver, sino que viene de escuchar y estudiar la Palabra de Dios (2 Timoteo 3:15).
“Así que la fe proviene del oír, y el oír proviene de la Palabra de Dios.” — Romanos 10:17 (RVC)
Así que portar o venerar un crucifijo no tiene mérito, (y al contrario, resulta contraproducente porque es idolatría) porque lo que ocurrió en la cruz para nuestra salvación fue invisible, de hecho humanamente aún no alcanzamos a entender las implicaciones eternas de este evento.
«Dios es tan sabio que no permitió que la gente de este mundo lo conociera mediante el conocimiento humano. En lugar de eso, decidió salvar a los que creyeran en el mensaje que anunciamos, aun cuando este mensaje parezca una tontería. Para creer en el mensaje que anunciamos, los judíos quieren ver milagros y los griegos quieren oír un mensaje que suene razonable e inteligente». — 1 Corintios 1:21-22 (TLA)
Para toda persona que ponga su fe en Él, Jesucristo se convirtió en el sacrificio por nuestros pecados, algo invisible para los hombres. Esto fue entre Jesús y Dios Padre, quien lo resucitó. Este es el misterio más importante para nuestra fe que permite nuestra redención y salvación. No fue algo físico como un pago con dinero, oro ni plata.

Visualizar a Jesús en una imagen o estatua en lugar de aumentar nuestra fe, la reduce. El suponer que la hostia se convierte en el cuerpo y sangre de Cristo y asumir que el acto de ingerirla nos ayudará para obtener la vida eterna, no se encuentra en la Escritura, y va en contra de las enseñanzas de Jesús (Juan 6:63), para su referencia puede ver Verdades Bíblicas para los Católicos Romanos que fue escrito por un ex-sacerdote católico, y también ¿Cuál es la relación entre Jesús y la Pascua Judía? para encontrar el significado de la llamada «Última Cena». Caminamos por fe no por vista (2 Corintios 5:7; Habacuc 2:4; Romanos 1:17).
[Jesús dice] “El Espíritu es el que da vida; la carne no beneficia en nada. Las palabras que Yo les hablo son espíritu y son vida”— Juan 6:63 (LSP)
En el siguiente artículo continuaremos hablando acerca de las implicaciones de este Segundo Mandamiento y de las actuales prácticas idólatras en el catolicismo, veremos como ejemplo el caso de los peregrinajes a Santiago de Compostela el cual conduce a la lamentable veneración de reliquias. Muchos estudiosos coinciden en que el capítulo de Apocalipsis 18 está hablando de la iglesia católica:
“Porque todas las naciones han bebido el vino de la furia de su fornicación. Los reyes de la tierra han fornicado con ella, y los comerciantes de la tierra se han enriquecido con la potencia de su lujosa sensualidad”. Oí otra voz del cielo que decía: “¡Salgan de ella, pueblo mío, para que no participen de sus pecados y para que no reciban sus plagas!”— Apocalipsis 18:3-4 (RVA 2015)
¡Que Dios los bendiga!
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