En el artículo anterior vimos que el transgredir el Octavo Mandamiento va más allá de solamente la acción de robar, como creyentes, nos enseña que el estándar de Dios es más alto, y tenemos que mentalizarnos a hacer lo opuesto, para demostrar nuestro amor al prójimo, al darle generosamente. También vimos que hay una maldición sobre la casa del ladrón. Ahora veremos otras formas de transgresión a este mandato, como cuando robamos directamente a Dios, y si no tenemos cuidado, podemos estar infringiendo más frecuentemente de lo que imaginamos.
«De nada sirven las riquezas el día de la ira, pero la justicia libra de la muerte.” — Proverbios 11:4 (NBLA)
¿Realmente se le puede robar a Dios?
Cuando los fariseos le preguntaron a Jesús si era lícito pagarle tributo al César, Jesús les contestó que le dieran al César lo que le corresponde al César y a Dios lo que le corresponde a Dios.
«Dinos, pues, ¿qué te parece? ¿Es lícito dar tributo al César o no? Pero Jesús, entendiendo la malicia de ellos, les dijo: —¿Por qué me prueban, hipócritas? Muéstrenme la moneda del tributo. Ellos le presentaron una moneda. Entonces él les dijo: —¿De quién es esta imagen y esta inscripción? Le dijeron: —Del César. Entonces Él les dijo: —Por tanto, den al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios. Al oír esto, se maravillaron; y dejándole, se fueron.» — Mateo 22:17-22 (RVA 2015)
De forma que, si no le estamos dando a Dios lo que a Él le corresponde, entonces como ya hemos visto, lo estamos robando a Él personalmente. Y este es el crimen más audaz que una persona puede cometer, porque normalmente un ladrón roba en la obscuridad, a escondidas, o cuando no lo ven, o mediante engaños, pero el SEÑOR lo ve todo, así que le estamos robando en Su cara y no lo podemos engañar. ¡Esto es vergonzosamente ingrato! Porque Dios nos hizo, por tanto, nuestro deber es servirle, no robarlo. Veamos lo que nuestro Creador nos advierte en las Escrituras para que no transgredamos el Octavo Mandamiento al robarle lo que es Suyo.
Robarle Gloria a Dios
Cuando las personas se adjudican los éxitos en sus vidas a sí mismos, la posesión de sus bienes materiales a sus propios esfuerzos, la prosperidad profesional adquirida la atribuyen a sus estudios y a su inteligencia, entre otras cosas, sin reconocer públicamente que todas estas son bendiciones, y que todas estas cosas buenas las recibieron gracias a la bondad de nuestro Padre Celestial, le están robando Su gloria, que es Su tesoro espiritual.
“Todo lo que es bueno y perfecto es un regalo que desciende a nosotros de parte de Dios nuestro Padre, quien creó todas las luces de los cielos. Él nunca cambia ni varía como una sombra en movimiento.” — Santiago 1:17 (NTV)
“Entonces, ya sea que coman, que beban, o que hagan cualquier otra cosa, háganlo todo para la gloria de Dios.” — 1 Corintios 10:31 (NBLA)
¿Usted le robaría algo a su propio padre? Si lo pensamos brevemente, sin el SEÑOR, ninguno de nuestros logros podría haber sido posible, es el Todopoderoso quien nos da las fuerzas para hacer las cosas (Deuteronomio 8:17-18), nos da lo que necesitamos para llevar a cabo nuestros proyectos, como lo vimos en el artículo Los Siete Espíritus del Señor: Poder (Parte 2), toda la gloria le pertenece a Él (1 Timoteo 1:17). Jesús nos dijo que separados de Él no podemos hacer nada (Juan 15:5). Entre más rápido nos hagamos del hábito de darle la toda la gloria al SEÑOR de todos nuestros éxitos, posesiones, habilidades, y bendiciones, mayor será nuestra madurez espiritual, al apreciar cuanto le debemos, además de que más rápido dejaremos de robar a nuestro Padre.
“No sea que digas en tu corazón: ‘Mi fuerza y el poder de mi mano me han traído esta prosperidad’. Al contrario, acuérdate del SEÑOR tu Dios. Él es el que te da poder para hacer riquezas, con el fin de confirmar su pacto que juró a tus padres, como en este día.” — Deuteronomio 8:17-18 (RVA 2015)
Una palabra en hebreo para gloria es כָּבוֹד – cavód, la cual a veces es traducida como gloria, o bien como honor. Entendemos que los conceptos de alabanza, honor y gloria de Dios están relacionados. Si no le damos gloria también le restamos alabanza y honor.
Otras formas en las que las personas le roban alabanza a Dios es cuando adjudican su bienestar y prosperidad a conceptos como la «suerte» o la «buena fortuna», o bien piensan que las cosas suceden por «casualidad», “coincidencia”, o por «el destino», todos estos son conceptos vienen del paganismo, para mayor referencia puede ver nuestro estudio ¿Existe la suerte? Porque la suerte no existe, solo la providencia del SEÑOR, la cual se manifiesta como bendiciones por obediencia y maldiciones por desobediencia.
El olvidarse de Dios, o bien abandonarlo, es robarle Su gloria, nuestro SEÑOR manifiesta Su enojo cuando esto sucede y castiga a quienes lo abandonan (Deuteronomio 28:20; Josué 24:20; 2 Reyes 22:17; Jeremías 1:16), y a quienes abandonan Sus estatutos y Mandamientos (2 Crónicas 7:19-22, 24:20, 24; Salmos 89:30-32). En Isaías 1:2-4 nos menciona que incluso animales como el buey y el burro reconocen a sus amos, sin embargo, Su pueblo Israel no lo reconoce. También menciona que este pueblo está cargado de iniquidad, las Escrituras nos indican que el pecado hace pesadas a las personas (Mateo 11:28), como si trajeran cargas a cuestas, similar al personaje del libro El Progreso del Peregrino. El pecado es una carga que abruma al que lo acarrea, haciendo a la persona pesada (Isaias 1:4, Proverbios 27:3)
«Oigan, cielos; y escucha, tierra, porque habla el SEÑOR: “Crié hijos y los engrandecí, pero ellos se rebelaron contra mí. El buey conoce a su dueño y el asno el pesebre de su amo; pero Israel no conoce; mi pueblo no entiende”. ¡Ay, nación pecadora, pueblo cargado de iniquidad, descendencia de malhechores, hijos depravados! Han abandonado al SEÑOR, han despreciado al Santo de Israel y se han vuelto atrás.» — Isaías 1:2-4 (RVA 2015)
[Dice el SEÑOR] «Porque dos males ha hecho Mi pueblo: Me han abandonado a Mí, Fuente de aguas vivas, y han cavado para sí cisternas, cisternas agrietadas que no retienen el agua.» — Jeremías 2:13 (NBLA)
El adjudicarse a sí mismo sus éxitos, y así robarle Su gloria al SEÑOR, fue precisamente el pecado que cometió el rey Nabucodonosor, y en su castigo le fue dada la mente de un animal, este castigo duró 7 años, y le fue quitado hasta que reconoció que Dios es quien gobierna sobre los reinos del mundo (Daniel 4:32), hasta que alabó, glorificó y honró a Dios (Daniel 4:34-37). Otro ejemplo lo encontramos con el rey Herodes Agripa I, quien le robó la gloria al SEÑOR al permitir que la gente lo llamara un dios, y al instante un ángel del SEÑOR lo hirió de muerte, comido por gusanos (Hechos 12:20-23).
“Doce meses después, paseándose por la azotea del palacio real de Babilonia, el rey reflexionó, y dijo: “¿No es esta la gran Babilonia que yo he edificado como residencia real con la fuerza de mi poder y para gloria de mi majestad?”. Aún estaba la palabra en la boca del rey, cuando una voz vino del cielo: “Rey Nabucodonosor, a ti se te declara: El reino te ha sido quitado, y serás echado de entre los hombres, y tu morada estará con las bestias del campo. Te darán hierba para comer como al ganado, y siete años pasarán sobre ti, hasta que reconozcas que el Altísimo domina sobre el reino de los hombres, y que lo da a quien le place”.” — Daniel 4:29-32 (NBLA)
En contraste, podemos ver la correcta actitud de José en Génesis 41, cuando le atribuye a Dios la interpretación del sueño del faraón, y no se glorifica a sí mismo. Porque Dios es quien envió al faraón la profecía de lo que sucedería en el futuro, a través de un sueño (Génesis 41:1-24), y le envió a José para que se lo interpretara (Génesis 41:25-36). Por eso toda la gloria es para el SEÑOR. Otro ejemplo muy similar ocurrió en Daniel 2, cuando Daniel le pidió a Dios en oración que le revelara el sueño del rey Nabucodonosor y su significado. Y cuando Daniel se presentó ante el rey, le dio toda la gloria a Dios, porque le reveló el sueño y su significado, salvando así su vida y la de los caldeos.
“Y dijo el Faraón a José: Yo he soñado un sueño, y no hay quién lo interprete; mas he oído decir de ti, que oyes sueños para interpretarlos. Y respondió José al Faraón, diciendo: No está en mí; Dios será el que responda paz al Faraón.” — Génesis 41:15-16 (JBS)
“El rey le preguntó a Daniel, a quien llamaban Beltsasar: «¿Eres tú capaz de darme a conocer el sueño que he visto y su interpretación?». Daniel respondió ante el rey, y dijo: «En cuanto al misterio que el rey quiere saber, no hay sabios, encantadores, magos ni adivinos que puedan declararlo al rey. Pero hay un Dios en el cielo que revela los misterios, y Él ha dado a conocer al rey Nabucodonosor lo que sucederá al fin de los días. Su sueño y las visiones que usted ha tenido en su cama eran estos:” — Daniel 2:26-28 (NBLA)
Robarle Adoración a Dios
Algunas personas son ateas, otras agnósticas, y a lo largo de su vida, que tal vez ha sido prolongada por la paciencia de Dios para que regresen a Él, nunca han adorado a Dios, ni en su corazón, ni en oración privada, ni lo han invocado, ni rendido la gloria al nombre del SEÑOR. Ellos le han robado la adoración y gloria que se merece nuestro Creador, quien nos hizo, nos ha alimentado día a día, y en Su mano está el aliento que nos da vida. Estas personas piensan que si mantienen a la familia, pagan sus deudas, viven de forma honrada, es todo lo que necesitan hacer. Dios no forma parte de sus vidas, ni piensan en Él, viven como si Él no existiera.
“El necio ha dicho en su corazón: «No hay Dios». Todos se han corrompido, han cometido hechos abominables; no hay quien haga el bien.” — Salmos 14:1 (NBLA)
“Pues aunque conocían a Dios, no lo honraron como a Dios ni le dieron gracias, sino que se hicieron vanos en sus razonamientos y su necio corazón fue entenebrecido. Profesando ser sabios, se volvieron necios, y cambiaron la gloria del Dios incorruptible por una imagen en forma de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles.” — Romanos 1:21-23 (NBLA)
Otra forma de robarle la adoración al SEÑOR es haciendo sincretismo, como lo hacen los católicos, quienes creen en Cristo, pero también le rinden culto y le rezan a la Virgen, a los santos y hasta a ángeles, cayendo en la idolatría, para mayor información puede ver El Segundo Mandamiento: Cómo Adorar A Dios (Parte 1).
“Yo, el SEÑOR; este es Mi Nombre. No daré Mi gloria a otros ni Mi alabanza a los ídolos.” — Isaías 42:8 (RVA 2015)
“Pero ellos no escucharon, sino que hicieron conforme a su antigua costumbre. Y aunque estas naciones temían al Señor, también servían a sus ídolos; y de la misma manera que hicieron sus padres, así hacen hasta hoy sus hijos y sus nietos.” — 2 Reyes 17:40-41 (NBLA)
Por otro lado, hay creyentes que roban la adoración al SEÑOR, como se muestra en el pasaje de Apocalipsis 3, en donde Cristo habla de la iglesia de Laodicea, quienes piensan que no tienen necesidad, piensan que son ricas, y les hace ver que espiritualmente están pobres, ciegos, y hasta sin ropa. Estas personas le roban adoración porque no lo hacen en Espíritu y en verdad, como lo requiere nuestro Creador.
“Porque dices: “Soy rico, me he enriquecido y de nada tengo necesidad”. No sabes que eres un miserable y digno de lástima, y pobre, ciego y desnudo. Te aconsejo que de Mí compres oro refinado por fuego para que te hagas rico, y vestiduras blancas para que te vistas y no se manifieste la vergüenza de tu desnudez, y colirio para ungir tus ojos y que puedas ver.’Yo reprendo y disciplino a todos los que amo. Sé, pues, celoso y arrepiéntete.” — Apocalipsis 3:17-19 (NBLA)
[Dice Jesús] “Pero se acerca el tiempo—de hecho, ya ha llegado—cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad. El Padre busca personas que lo adoren de esa manera. Pues Dios es Espíritu, por eso todos los que lo adoran deben hacerlo en espíritu y en verdad. — Juan 4:23-24 (NTV)
Estas personas no se dan cuenta que cuando le roban a Dios se perjudican a sí mismos, porque se están privando ellos mismos del SEÑOR. Sus pecados los han privado de muchas cosas buenas que podrían recibir.
“Vuestras iniquidades os han quitado estos beneficios; vuestros pecados os han privado de estas bendiciones.” — Jeremías 5:25 (CST)
En contraste, vemos la actitud acertada del apóstol Pedro cuando reprende a Cornelio por postrarse ante él (Hechos 10:25-26). También encontramos que Pablo y Bernabé le daban la gloria a Dios, al no permitir recibir adoración cuando luego de curar a un paralítico de nacimiento en Listra, les querían rendir culto y hasta sacrificios (Hechos 14:11-13).
“Cuando Pedro iba a entrar, Cornelio salió a recibirlo, y postrándose a sus pies, lo adoró. Pero Pedro lo levantó, diciendo: «Ponte de pie; yo también soy hombre».” — Hechos 10:25-26 (NBLA)
“Pero cuando lo oyeron los apóstoles Bernabé y Pablo, rasgaron sus ropas y se lanzaron en medio de la multitud, gritando: «Señores, ¿por qué hacen estas cosas? Nosotros también somos hombres de igual naturaleza que ustedes, y les anunciamos el evangelio para que se vuelvan de estas cosas vanas a un Dios vivo, que hizo el cielo, la tierra, el mar, y todo lo que hay en ellos.”— Hechos 14:14-15 (NBLA)
Robarle alabanza a Dios
Cuando una persona no solo le roba la gloria, sino que también le roba alabanza y agradecimiento al SEÑOR, cae en una gran ingratitud hacia el Creador. Curiosamente el apóstol Pablo nos dice que en los últimos días los hombres no solamente serán malagradecidos hacia sus prójimos, sino que además le robarán la alabanza a Dios, al punto que serán blasfemos insultando al Todopoderoso.
«Porque los hombres serán amadores de sí mismos, avaros, jactanciosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, irreverentes, sin amor, implacables, calumniadores, desenfrenados, salvajes, aborrecedores de lo bueno, traidores, impetuosos, envanecidos, amadores de los placeres en vez de amadores de Dios; teniendo apariencia de piedad, pero habiendo negado su poder. A los tales evita.» — 2 Timoteo 3:2-5 (NBLA)
El profeta Isaías nos muestra una particularidad en estas personas y lo llama que “abandonaron al SEÑOR”, es decir que, su relación con Él fue robada, no permiten Su palabra en sus corazones, y los podemos distinguir por su comportamiento al desobedecer los mandatos del SEÑOR, haciendo lo contrario de lo que Él nos dice. Y además enseñan sus fechorías a otras personas, seduciéndolas a hacer el mal.
«Pero a ustedes, los que me abandonaron, los que se olvidaron de Mi santo monte y tienden mesas para la Fortuna y ofrecen libaciones para el Destino, Yo, el Señor, los destinaré a morir por la espada. Todos ustedes se arrodillarán para ser degollados, porque los llamé y ustedes no me respondieron; les hablé, y ustedes no me hicieron caso. Al contrario, hicieron lo malo ante Mis propios ojos, y decidieron hacer lo que me disgusta.»» — Isaías 65:11-12 (RVC)
«Pero tengo unas cuantas quejas en tu contra. Toleras a algunos de entre ustedes que mantienen la enseñanza de Balaam, quien le enseñó a Balac cómo hacer tropezar al pueblo de Israel. Les enseñó a pecar, incitándolos a comer alimentos ofrecidos a ídolos y a cometer pecado sexual.» — Apocalipsis 2:14 (NTV)
Entendemos que al cometer estos robos es como si la persona adquiriera una deuda, probablemente como los deudores de la parábola del siervo malvado en Mateo 18:23-35. Quizás por estos robos, Jesús incluyó la frase «perdona nuestras deudas» en la oración del Padre Nuestro (Mateo 6:12).
Como creyentes estamos llamados a ser agradecidos con Dios, a cantarle alabanzas. El libro de los Salmos nos enseña una infinidad de alabanzas que podemos integrar en nuestras oraciones y nuestras vidas para alabar al SEÑOR.
«Con cántico alabaré el nombre de Dios, y con acción de gracias lo exaltaré.» — Salmos 69:30 (NBLA)
«Alaben Su nombre con danza; y canten a Él alabanza con pandero y lira.» — Salmos 149:3 (NBLA)
Al reconocer y exaltar a Dios de una forma consciente y pública (Deuteronomio 10:21; Jeremías 17:14) y Su trabajo (Salmos 106:2). Reconocer Su posición como nuestro Padre Celestial, Creador, Rey, Salvador, todas las cosas que hace por nosotros, Sus obras maravillosas, debemos de expresarlo, y podemos hacerlo de diferentes formas, por ejemplo, al tener una actitud de regocijo y de agradecimiento:
«¡Regocíjense en el Señor siempre! Otra vez lo digo: ¡Regocíjense! Su amabilidad sea conocida por todos los hombres. ¡El Señor está cerca! Por nada estén afanosos; más bien, presenten sus peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias.» — Filipenses 4:4-9 (RVA 2015)
«Pero alégrense todos los que en Ti se refugian; para siempre canten con júbilo, porque Tú los proteges; regocíjense en Ti los que aman Tu nombre.» — Salmos 5:11 (NBLA)
«El Señor es mi fuerza y mi escudo; en Él confía mi corazón, y soy socorrido; por tanto, mi corazón se regocija, y le daré gracias con mi cántico.» — Salmos 28:7 (NBLA)
La alabanza puede ser individual o colectiva, puede expresarse con cantos, coros e instrumentos musicales, también al hablar, e incluso al bailar, como lo hizo el rey David en 2 Samuel 6:14-15. Esta alabanza era un elemento esencial en el acto público de adoración. Toda la Creación tanto terrestre como Celestial somos llamados a alabar a Dios, este es el tema principal del Salmo 148.
«Todo lo que respira alabe al Señor. ¡Aleluya!» — Salmos 150:6 (NBLA)
«¡Alabado sea el Señor!¡Den gracias al Señor, porque él es bueno! Su fiel amor perdura para siempre.» — Salmos 106:1 (NTV)
La alabanza y el culto ante el Creador y Salvador son tanto un deber como un privilegio. Este tema es tan importante que las Escrituras incluso nos dan una profecía de que cantaremos una nueva canción, un cántico de alabanza (Isaías 42:10; Apocalipsis 5:9) en la era mesiánica.
Al dar honor o gloria, implica que alguien merece respeto, atención y obediencia, y debe ser genuino, no en hipocresía, como cuando Israel honraba a Dios solo con sus labios (Isaías 29:13) mientras que con sus acciones lo deshonraban profanando Su Nombre (Ezequiel 36:20-23). Démosle la alabanza que le corresponde a nuestro Rey de Gloria:
«¡Levanten, oh puertas, su cabeza! Levántense, oh puertas eternas, y entrará el Rey de gloria. ¿Quién es este Rey de gloria? ¡El SEÑOR, el fuerte y poderoso! ¡El SEÑOR, el poderoso en la batalla! ¡Levanten, oh puertas, su cabeza! Levántense, oh puertas eternas, y entrará el Rey de gloria. ¿Quién es este Rey de gloria? ¡El SEÑOR de los Ejércitos! ¡Él es el Rey de gloria! Selah» — Salmos 24:7-10 (RVA 2015)
Robarle al SEÑOR en diezmos y en sacrificios
El 100% de lo que tenemos realmente le pertenece a Dios. Lo maravilloso del Octavo Mandamiento es que Dios nos está dando el privilegio para usar Sus posesiones. Como vimos, el diezmo es un estatuto de la ley de Dios para que Su pueblo demuestre su fe en que todo le pertenece al Creador y para demostrarlo, el SEÑOR pide que se le devuelva la décima parte, y como resultado de esta fe, Dios bendecirá el otro 90% de lo que Él nos da (Levítico 27:30-32; Números 18:26; Deuteronomio 12:11, 14:22), incluso hay una provisión especial para los pobres dentro del diezmo en Deuteronomio 26:12. Pero cuando las personas deciden no dar el diezmo, no solo están robando a Dios, sino que ellas mismas se están afectando su patrimonio, porque cada centavo que retengan del tesoro de Dios y se lo guarden en sus propios bolsillos, lo van a perder como si sus bolsillos estuvieran llenos de agujeros (Hageo 1:6).
«Desde los días de sus padres se han apartado de Mis leyes y no las han guardado. ¡Vuélvanse a Mí y Yo me volveré a ustedes!, ha dicho el SEÑOR de los Ejércitos. Pero ustedes dijeron: ‘¿En qué nos hemos de volver?’. ¿Robará el hombre a Dios? ¡Pues ustedes me han robado! Pero dicen: ‘¿En qué te hemos robado?’. ¡En los diezmos y en las ofrendas! Malditos son con maldición porque ustedes, la nación entera, me han robado. “Traigan todo el diezmo al tesoro y haya alimento en Mi casa. Pruébenme en esto, ha dicho el SEÑOR de los Ejércitos, si no les abriré las ventanas de los cielos y vaciaré sobre ustedes bendición hasta que sobreabunde. A causa de ustedes increparé [reprenderé] también al devorador, para que no les consuma el fruto de la tierra ni su vid en el campo se quede estéril, ha dicho el SEÑOR de los Ejércitos.»— Malaquías 3:7-11 (RVA 2015)
El profeta Malaquías nos menciona que toda la problemática se deriva por la desobediencia de la gente, cuando se aparta de las leyes del SEÑOR, porque empiezan a pecar, en este caso la gente dejó de llevar los diezmos y ofrendas correspondientes al Templo (Su Casa). Y como ya vimos, quienes le roban a Dios son castigados con maldiciones por desobediencia, como las mencionadas en Deuteronomio 28, por eso Samuel le dice al rey Saul que “el obedecer es mejor que un sacrificio” en 1 Samuel 15:22-23. Si observa, el mensaje en todas las Escrituras es el mismo, y lo resumió bien el rey Salomón:
«Aquí culmina el relato. Mi conclusión final es la siguiente: teme a Dios y obedece Sus mandatos, porque ese es el deber que tenemos todos.» — Eclesiastés 12:13 (NTV)
“Y Samuel dijo: «¿Se complace el Señor tanto en holocaustos y sacrificios como en la obediencia a la voz del Señor? Entiende, el obedecer es mejor que un sacrificio, y el prestar atención, que la grasa de los carneros. Porque la rebelión es como el pecado de adivinación, y la desobediencia, como la iniquidad e idolatría. Por cuanto tú has desechado la palabra del Señor, Él también te ha desechado para que no seas rey».” — 1 Samuel 15:22-23 (NBLA)
Lamentablemente hoy debido a las enseñanzas de Darby y Scofield del Dispensacionalismo, aunado a que el Templo de Jerusalén fue destruido, la iglesia se ha alejado de la ley de Dios, porque estos falsos profetas dicen que hoy vivimos en una “dispensación diferente”, provocando que los frutos que se producen no sean ni fríos ni calientes, tal y como lo profetizó Jesucristo con la iglesia de Laodicea. Entonces se preguntará: ¿Acaso necesitamos seguir dando el diezmo? y ¿a quién dárselo? dado que en estos momentos no hay servicios levíticos en el Templo. Y si como nos dice el profeta Isaías (Isaías 43:22-24), que los mismos judíos no daban el diezmo cuando el Templo todavía estaba en pie. ¿A quién darle actualmente diezmo y ofrendas? Quizás no encontremos una respuesta directa en las Escrituras, sin embargo, actualmente hay muchos ministerios que se dedican a proclamar el Evangelio, incluyendo éste, usted puede hacer donaciones a ellos (3 Juan 1:7-8), ya que son quienes actualmente están llevando a cabo de cierta forma labores levíticas. O bien usted podría utilizar ese dinero en Biblias y Evangelios y distribuirlos gratuitamente.
[Dice el Señor] «Pero no me has invocado, Jacob, Sino que te has cansado de Mí, Israel. No me has traído las ovejas de tus holocaustos, ni me has honrado con tus sacrificios. No te he abrumado exigiendo ofrendas de cereal, ni te he cansado exigiendo incienso. No me has comprado con dinero caña aromática, ni con la grasa de tus sacrificios me has saciado. Por el contrario me has abrumado con tus pecados, y me has cansado con tus iniquidades.» — Isaías 43:22-24 (NBLA)
Hay cosas en las que necesitamos hacer oración para que Dios nos guíe y nos indique de qué forma contribuir para extender Su Reino aquí en la Tierra. Además, Dios mencionó el tipo de sacrificios que le gustan, los cuales en la actualidad se pueden realizar:
«¿No consiste, más bien, el ayuno que Yo escogí, en desatar las ligaduras de impiedad [maldad], en soltar las ataduras del yugo, en dejar libres a los quebrantados y en romper todo yugo? ¿No consiste en compartir tu pan con el hambriento y en llevar a tu casa a los pobres sin hogar? ¿No consiste en cubrir a tu prójimo cuando lo veas desnudo, y en no esconderte de quien es tu propia carne? Entonces despuntará tu luz como el alba, y tu recuperación brotará con rapidez. Tu justicia irá delante de ti, y la gloria del SEÑOR irá a tu retaguardia. Entonces invocarás, y el SEÑOR te escuchará. Clamarás, y Él dirá: ‘¡Aquí estoy!’. “Si quitas de en medio de ti el yugo, el acusar con el dedo y el hablar vilezas; si tu alma provee para el hambriento y sacias al alma humillada, tu luz irradiará en las tinieblas, y tu oscuridad será como el mediodía. El SEÑOR te guiará siempre y saciará tu alma en medio de los sequedales. Él fortalecerá tus huesos, y serás como un jardín de regadío y como un manantial de aguas cuyas aguas nunca faltan. » — Isaías 58:6-11 (RVA 2015)
Recuerde que el Señor no limita lo anterior a cosas físicas, sino también se refiere a cosas espirituales, alimentar al hambriento también significa compartirle la Palabra de Dios, para que se alimente espiritualmente, soltar las ataduras y los yugos es similar a visitar a alguien en su prisión espiritual y romper esas cadenas demoniacas, que salgan de esa oscuridad del mundo, esto sucede al evangelizarlos. Puede ver más información al respecto en nuestro artículo Descifrando Palabras Clave: Leche y Miel.
Robarle Su Soberanía
Cuando la iglesia atenúa y minimiza la Ley perfecta de Dios (Salmos 19:7) y busca justificar a los hombres de su rebeldía, con la supuesta enseñanza de que vivimos bajo la gracia de Dios, esta doctrina está robando directamente a la soberanía del Todopoderoso, quien es el único que establece lo que es moral y correcto, y cuando nos salimos de Sus estatutos, estamos pecando o transgrediendo Su voluntad soberana con serias consecuencias. Este mal ejemplo que dan los cristianos que no cumplen las leyes del SEÑOR es una de las principales excusas que los judíos utilizan para atacar la soberanía de Jesucristo (Deuteronomio 18:15), porque argumentan que las enseñanzas del cristianismo hablan de otro Dios, porque sus leyes son diferentes a las que Dios nos dio en la Torá, sin embargo no se dan cuenta que Jesucristo no vino a cambiar o abolir la ley (Torá) sino a darle cumplimiento. Puede ver más información de este tema en nuestra serie de estudios ¿Cómo puedo identificar a Jesucristo como el Mesías? (Parte 1).
“Pero el profeta que hable con orgullo en Mi nombre una palabra que Yo no le haya mandado hablar, o que hable en el nombre de otros dioses, ese profeta morirá”. Y si dices en tu corazón: “¿Cómo conoceremos la palabra que el Señor no ha hablado?”.” — Deuteronomio 18:20-21 (NBLA)
Tenemos el ejemplo de la fe de Abraham, quien respetó la soberanía del SEÑOR a tal punto, que estuvo dispuesto a sacrificar a su propio hijo Isaac. Pudo lograrlo porque guardaba los mandatos de Dios:
“Porque Abraham me obedeció, y guardó Mi ordenanza, Mis mandamientos, Mis estatutos y Mis leyes.” — Génesis 26:5 (NBLA)
Por otro lado, tenemos a Satanás (su nombre en hebreo: Heilél ben Shajár) que constantemente está buscando robar la soberanía del SEÑOR, esta muestra de ingratitud tan vil de los demonios, o de los hombres, hundirá sus almas en lo más profundo del Seol o infierno, y finalmente terminarán en el Lago de Fuego.
“¡Cómo has caído del cielo, oh lucero de la mañana, hijo de la aurora [Heilél ben Shajar]! Has sido derribado por tierra, tú que debilitabas a las naciones. Pero tú dijiste en tu corazón: “Subiré al cielo, por encima de las estrellas de Dios levantaré mi trono, y me sentaré en el monte de la asamblea, en el extremo norte. Subiré sobre las alturas de las nubes, me haré semejante al Altísimo”. Sin embargo, serás derribado al Seol, a lo más remoto del abismo.” — Isaías 14:12-15 (NBLA)
Robarle Tiempo dedicado al SEÑOR
Cuando nuestro Creador creó a Adán y Eva los hizo a Su imagen y semejanza y pasaba tiempo con ellos visitándolos en el Jardín del Edén (Génesis 1:26-27, 3:8), hasta que el pecado cambió nuestra relación con Dios, y nuestra naturaleza pecaminosa evita la convivencia con el SEÑOR, y los incrédulos constantemente están robando el tiempo que nuestro Creador espera que convivamos con Él. Así que como creyentes vueltos a nacer, debemos buscar estar el mayor tiempo posible con el SEÑOR, para evitar robarle este tiempo que se merece por parte de nosotros. La oración en Espíritu y en verdad es la forma más fácil de estar frente al SEÑOR, y debemos aprovechar este privilegio para estar con el Rey de Reyes y SEÑOR de señores. El Todopoderoso también nos dio Sus festivales מֹעֲדִים – moadím para que nos congreguemos con Él en una asamblea solemne. Por ejemplo, tenemos el Shabát o día de descanso, que nos permite recargar nuestras baterías espirituales semanalmente al SEÑOR cada sábado, o la Pascua que celebramos anualmente, para ver más a detalle de estos moadím puede ver nuestros artículos El Cuarto Mandamiento: El Día del Descanso Shabát (Parte 1) y Las Festividades del Señor (YHWH). Así que cuando alguien no celebra los festejos del SEÑOR le está robando este tiempo de calidad que Él nos está brindando con Su invitación en Levíticos 23, y al mismo tiempo se están perdiendo las bendiciones que el SEÑOR nos da cuando somos parte de Su moadím.
“Jesús comenzó a hablarles otra vez en parábolas, diciendo: «El reino de los cielos puede compararse a un rey que hizo un banquete de bodas para su hijo. Y envió a sus siervos a llamar a los que habían sido invitados a las bodas, pero no quisieron venir.” — Mateo 22:1-3 (NBLA)
Hay muchas más formas en las que se le roba a Dios, aquí tan solo hemos mencionado unas cuantas. En nuestro siguiente artículo hablaremos de cómo transgredimos el Octavo Mandamiento mediante engaños, y otras formas no tan obvias en las que robamos a nuestros prójimos, cuáles son las penas por robar de acuerdo a las Escrituras, y qué hacer si nos roban a nosotros.
¡Que Dios los bendiga!
Continuar leyendo: El Octavo Mandamiento: El robo al Prójimo (Parte 3)
Ir a: Los 10 Mandamientos — Introducción