Diez Mandamientos

Los 10 Mandamientos – Introducción


La Entrega de los 10 Mandamientos

Después de que Dios sacó a Su pueblo elegido de la esclavitud en Egipto, simbolizando la salvación por la gracia de Dios, llegaron a acampar al pie del Monte Sinaí (Éxodo 19:1-2). Ahí, el SEÑOR dio las instrucciones a Moisés para poder celebrar el “Pacto Mosaico” en el que nos dio los 10 Mandamientos como parte de los términos y condiciones del mismo.

«Así dirás a la casa de Jacob y anunciarás a los israelitas: “Ustedes han visto lo que he hecho a los egipcios, y cómo los he tomado sobre alas de águilas y los he traído a Mí. Ahora pues, si en verdad escuchan Mi voz y guardan Mi pacto, serán Mi especial tesoro entre todos los pueblos, porque Mía es toda la tierra. Ustedes serán para Mí un reino de sacerdotes y una nación santa”. Estas son las palabras que dirás a los israelitas». — Éxodo 19:3b-6 (NBLA)

Este pacto tenía como objetivo hacer que el pueblo de Israel fuera el ejemplo a seguir, una nación líder en el mundo, para que toda la tierra fuera bendecida por el SEÑOR al seguir Sus leyes. Incluso vimos una muestra de la prosperidad que tuvo Israel durante los reinados del rey David y Salomón. Lamentablemente, el pueblo elegido rompió los términos y condiciones del pacto.

Si obedeces los mandamientos del SEÑOR tu Dios que Yo te mando hoy para que los guardes y cumplas, el SEÑOR te pondrá como cabeza y no como cola. Estarás encima, nunca debajo”. — Deuteronomio 28:13 (RVA 2015)

La Preparación para recibir los 10 Mandamientos de Dios

Purificación de los IsraelitasEn las instrucciones que Dios le dio al pueblo antes de Su llegada, y para recibir el pacto en Éxodo 19:10-15, vemos que ellos tenían que consagrarse durante 2 días y lavar su ropa, esto nos enseña que debemos tener una preparación seria para purificar nuestro corazón y mente antes de recibir Su pacto. Y si Israel se santificó para presentarse ante Dios en Sinaí, imagine cuánto más debemos santificarnos al caminar en Sus mandamientos para que podamos encontrarnos ante la presencia de Dios cuando nos mande llamar. Ahora vea a continuación lo que vieron y escucharon al tercer día:

“Y aconteció que al tercer día, cuando llegó la mañana, hubo truenos y relámpagos y una densa nube sobre el monte y un sonido tan fuerte de trompeta, que hizo temblar a todo el pueblo que estaba en el campamento. Entonces Moisés sacó al pueblo del campamento para ir al encuentro de Dios, y ellos se quedaron al pie del monte. Todo el monte Sinaí humeaba, porque el SEÑOR había descendido sobre él en fuego. El humo subía como el humo de un horno, y todo el monte se estremecía con violencia. El sonido de la trompeta aumentaba más y más. Moisés hablaba, y Dios le respondía con el trueno. El SEÑOR descendió a la cumbre del monte Sinaí. Entonces el SEÑOR llamó a Moisés a la cumbre del monte, y Moisés subió”. — Éxodo 19:16-20 (NBLA)

Los 10 Mandamientos son para Todos

Israel recibe los 10 Mandamientos en el monte SinaíImagine lo importantes que son para Dios los “10 Mandamientos”, que Él mismo bajó del Cielo para decírselos a la humanidad (Deuteronomio 4:10), los escribió con Su propio dedo, y se los entregó a Moisés en dos tablas de piedra (Éxodo 31:18). La piedra posiblemente sea una alusión a la dureza del corazón humano del hombre natural, que nadie, excepto el dedo de Dios, puede hacer una impresión de Su Ley sobre ellos.

Hoy en día el SEÑOR escribe Sus leyes en nuestros corazones (Jeremías 31:31-34). Considere además que, si cuando el SEÑOR le habló a la gente desde el monte para darles Su Ley, ellos terminaron muy aterrorizados por la autoridad de la voz del Creador, cuanto más será el impacto de la gente cuando sea el Día del Juicio y sean sentenciados por las violaciones que hayan hecho a Sus “10 Mandamientos”.

«Escucha con atención el estruendo de la voz de Dios cuando retumba de Su boca. Resuena por todo el cielo y Sus relámpagos brillan en todas direcciones. Después llega el rugido del trueno, la tremenda voz de Su majestad; Él no la retiene cuando habla. La voz de Dios es gloriosa en el trueno. Ni siquiera podemos imaginar la grandeza de Su poder.» — Job 37:2-5 (NTV)

Oigan atentamente el estruendo de Su voz, el retumbo que sale de Su boca. Debajo de todos los cielos lo desencadena y Su relámpago cubre los confines de la tierra. Después de Él ruge el trueno; truena con Su majestuosa voz. Cuando se oye Su sonido, Él no lo detiene. Dios truena maravillosamente con Su voz; hace grandes cosas que no las podemos comprender”. — Job 37:2-5 (RVA 2015)

Las Escrituras nos dan más detalles acerca de este encuentro en Deuteronomio 4, cuando Moisés, hablaba con una nueva generación de israelitas, y recordaba los eventos que sucedieron después del Éxodo.

[Dice Moisés] “El día que estuviste delante del SEÑOR tu Dios en Horeb, el SEÑOR me dijo: ‘Reúneme al pueblo para que Yo los haga oír Mis palabras, las cuales aprenderán para temerme todos los días que vivan en la tierra, y para enseñarlas a sus hijos’. Y se acercaron y se reunieron al pie del monte. El monte ardía con fuego hasta el corazón de los cielos, con densas nubes y oscuridad. Entonces el SEÑOR les habló de en medio del fuego. Ustedes oyeron el sonido de Sus palabras, pero aparte de oír Su voz, no vieron ninguna imagen. Él les declaró Su pacto, el cual les mandó poner por obra: Los Diez Mandamientos. Y los escribió en dos tablas de piedra”. — Deuteronomio 4:10-13 (RVA 2015)

Jesucristo es nuestro Mediador

JesucristoCuando Dios les dio los Mandamientos el pueblo quedó muy temeroso después de los tremendos truenos, relámpagos y el denso humo.

“Entonces dijeron a Moisés: «Habla tú con nosotros y escucharemos, pero que no hable Dios con nosotros, no sea que muramos»”. — Éxodo 20:19 (NBLA)

Las personas le pedían a Dios un intermediario, como en este caso Moisés para que hablara a través de él:

[Dice Moisés] “Yo estaba entonces entre el SEÑOR y ustedes, para declararles la palabra del SEÑOR; porque ustedes tuvieron temor del fuego y no subieron al monte”. — Deuteronomio 5:5a (RVA 2015)

Esto hace alusión a Jesucristo (Deuteronomio 18:15, 18) quien es nuestro mediador ante el Padre como lo describe Job:

[Dice Job] “Porque Él no es hombre como yo para que le responda y para que juntos vengamos a juicio.  No hay entre nosotros un árbitro que ponga su mano sobre ambos”. — Job 9:32-33 (RVA 2015)

“Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre”. — 1 Timoteo 2:5 (RVR1960)

El SEÑOR concedió estas peticiones cuando Dios se hizo hombre y habitó entre nosotros:

Y La Palabra se hizo carne, y habitó entre nosotros, y vimos Su gloria, la gloria como del Unigénito del Padre, lleno de gracia y verdad”. — Juan 1:14 (LSP)

Para concluir, los 10 Mandamientos son una guía en la vida del creyente para madurar espiritualmente, un medio para nuestra santificación, por el que vamos a producir frutos, con el objetivo de servir y dar gloria a Dios. Por lo que no es de sorprendernos que la conclusión a la que llegó el rey Salomón en su libro de Eclesiastés para el significado de la vida, fuera que nuestra responsabilidad en esta vida es que debemos obedecer los Mandatos del SEÑOR.

La conclusión de todo el discurso oído es esta: Teme a Dios y guarda Sus mandamientos, pues esto es el todo del hombre”. — Eclesiastés 12:13 (NBLA)

En nuestro siguiente estudio veremos el Primer Mandamiento.

¡Que Dios los bendiga!


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