En nuestro artículo anterior hablamos acerca de cómo la población mundial debió haber alcanzado un nivel similar al que tenemos ahorita, de unos 8,000 millones de habitantes. Jesús profetizó que en el futuro las cosas volverían a ser como eran en los «días de Noé» (Mateo 24:37) y en los «días de Lot «(Lucas 17:28). En los tiempos de Noé llegó el juicio del Diluvio, en los de Lot cayó fuego del cielo y destruyó Sodoma y Gomorra. La humanidad hoy en día está regresando a comportarse como en los tiempos de Noé y de Lot. Ahora para saber cuál juicio viene para nuestros tiempos, nos sirve estudiar Génesis 6, el entender esta información nos ayudará a comprender los hechos que están ocurriendo actualmente y que vemos a diario en las noticias, y podremos estar mejor preparados. En este artículo veremos las 3 diferentes interpretaciones principales acerca de uno de los versículos más controversiales de la Biblia: Génesis 6:2. Confiamos en que al terminar de leer esta serie de artículos, usted cuente con la información necesaria para determinar si las Escrituras nos están hablando de simples hombres o si más bien se trata de ángeles.
Recuerden que estamos estudiando Génesis 6: 1-4, uno de los pasajes que ha despertado más curiosidad, disputas y divergencia de opiniones en la Biblia. Pero como veremos en nuestro estudio la dificultad desaparece en gran medida si nos apegamos al significado literal del texto y nos alejamos de las tradiciones utilizadas para interpretarlo. Y la conclusión a la que llegaremos le podrá parecer inesperada y profundamente desconcertante. Ahora veamos quienes son los “hijos de Dios” y “las hijas de los hombres”.
Este texto de Génesis, que escribió Moisés, nos da una breve descripción de los hechos ocurridos en los primeros 1,656 años antes del Diluvio resumidos en unos cuantos versículos, muy probablemente porque la audiencia de sus tiempos tuvo una mejor visión histórica de estos hechos por la tradición oral en la que vivían. Pero para nosotros, 3,400 años después, esta información nos puede parecer ambigua si no hacemos el esfuerzo de entender el mensaje que el Señor nos quiere dar (2 Timoteo 3:16-17). Y como veremos en los estudios de Génesis 6, el entender esta información va a jugar un papel crucial en nuestras vidas porque nos ayudará a comprender los hechos que están ocurriendo actualmente y vemos en las noticias, porque la humanidad está regresando a comportarse como en los tiempos de Noé, antes de que el juicio (El Diluvio) les fuera aplicado, la diferencia ahora es que el juicio va a ser con fuego.
“Toda la Escritura es inspirada por Dios y es útil para la enseñanza, para la reprensión, para la corrección, para la instrucción en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente capacitado para toda buena obra.” — 2 Timoteo 3:16-17 (RVA-2015)
“Por esto el mundo de entonces fue destruido, inundado en agua. Pero por la misma palabra, los cielos y la tierra que ahora existen están reservados para el fuego; guardados hasta el día del juicio y de la destrucción de los hombres impíos.” — 2 Pedro 3:6-7 (RVA-2015)
Ver. 2 — Los hijos de Dios vieron que las hijas de los hombres eran hermosas, y tomaron para sí mujeres de entre todas las que les gustaban.
A través de la historia ha surgido una gran controversia sobre la identidad de los «hijos de Dios» y de las “hijas de los hombres” descritos en las Escrituras. Ahora veremos las tres interpretaciones principales que se han considerado, como la unión de:
- Los reyes, príncipes, o tiranos (de la línea de Caín) en contraste con las hijas de las personas de «órdenes inferiores».
- Los hombres piadosos descendientes de Set con las hijas descendientes de Caín.
- Un grupo de seres angelicales con mujeres de la humanidad en general.
La cuestión de si los «hijos de Dios» eran hombres o ángeles, puede determinarse a partir del contexto, el significado de las palabras en hebreo, la conducta de los “hijos de Dios”, y las consecuencias de estas relaciones para la humanidad. Ahora veamos cada una de estas posturas.
1. Los reyes, príncipes, o tiranos con las hijas de «órdenes inferiores»
“Cuando la vio Siquem, hijo de Hamor heveo, príncipe de la tierra, se la llevó y se acostó con ella y la violó. Pero él se enamoró de Dina, hija de Jacob, y amó a la joven y le habló tiernamente.” — Génesis 34:2-3 (NBLA)
Las Escrituras en ningún momento nos dan información innecesaria, cada palabra contenida está localizada de forma precisa. Bajo este esquema, la suposición de que hombres ricos como reyes, príncipes o tiranos, busquen casarse con mujeres hermosas porque les gustaron, no tiene nada de raro, no es nada fuera de lo ordinario, esto sucede todos los días en todo el mundo. De modo que si leemos este versículo pensando en esto, nos damos cuenta que ésta no puede ser la interpretación del pasaje. Por el contrario, si lo leemos como la opción 3 de que se trata de ángeles que buscaron casarse con bellas mujeres humanas, aquí sí cambia todo el contexto, y no se trata de un hecho común.
Algo similar sucede con la interpretación que algunos le han dado a Isaías 7:14 en donde traducen «doncella» en lugar de «virgen», las doncellas conciben hijos todos los días, eso no tiene nada de raro, pero el hecho de que una virgen conciba, esto sí es extraordinario.
Esta interpretación es defendida por rabinos judíos ortodoxos quienes enseñan que los “hijos de Dios” se refiere a figuras reales, nobles y hombres de alto rango que se relacionaron con mujeres bellas de las clases bajas. Esto sería un escándalo porque estos “hijos de los reyes” eran considerados como dioses en las culturas de la antigüedad. Esta interpretación muestra a gobernantes ambiciosos, despóticos y autoritarios en busca de un mayor poder y mujeres con el afán de incrementar su autoridad y notoriedad. El ejemplo más claro de este punto de vista es Lamec, de la línea de Caín, quien se muestra como un príncipe que ejerce una tiranía, asesinando a quien se le oponga, y fomentando la bigamia. Así que estos reyes orgullosamente perpetuaron y agravaron el estilo de vida corrupto de Lamec probablemente estableciendo harenes reales. Existen textos que respaldan esta posición de mezclas de clases sociales como la traducción al arameo de la Torá, el Tárgum de Onquelos (del siglo II d.C.), que traduce la frase los «hijos de Dios», “בְנֵי־הָֽאֱלֹהִים” – “Benéi haElohím”, como «hijos de los poderosos», o Símaco en su traducción al griego los llama «los hijos de los reyes». Esta postura está fundamentada en la interpretación de que la palabra אֱלֹהִים – elohím se usa a veces para describir a los líderes o jueces israelitas (Éxodo 21:6; 22:8; Salmo 82:1,6), y además porque el fruto de esta relación fue llamado en Génesis 6:4, גִּבֹּרִים – giborím, que significa «grandes hombres de valor, fuerza, riqueza o poder». Sin embargo, la frase “Benéi haElohím” no se utiliza en el resto del Antiguo Testamento para referirse a humanos, sino para hablar de seres angelicales, por lo que esta interpretación está forzando una excepción con el objetivo de no aceptar a estos seres sobrenaturales como parte de la descripción en este pasaje.
«Que los hijos de los poderosos vieron a las hijas de los hombres que eran hermosas, y tomaron esposas de todas las que quisieron». – Génesis 6:2 Tárgum de Onquelos.
“Yo dije: «Ustedes son dioses [elohím], y todos son hijos del Altísimo.” — Salmos 82:6 (NBLA)
En este versículo se observa que “los hijos de los poderosos” escogieron de manera promiscua a sus esposas sin importar que fueran solteras o no, teniendo en cuenta solo el placer de sus propios deseos, y sin seguir los mandamientos de la institución del matrimonio, especificadas por el Creador para poder tener una descendencia consagrada a Dios, y no solo en busca de la fama de los gigantes y hombres de renombre.
“¿Acaso el Único no hizo el cuerpo y el espíritu de ella? ¿Y qué es lo que demanda el Único? ¡Una descendencia consagrada a Dios!”. Guarden, pues, su espíritu y no traicionen a la mujer de su juventud.” — Malaquías 2:15 (RVA-2015)
Por eso no podemos aplicar el término de hijos de Dios (Elohím) a estas personas. Jesús nos especifica en Juan 10:34-36, en donde cita el Salmo 82:6 para describir al tipo de personas que se les puede llamar “elohím” en las Escrituras. Y como podemos ver, en el comportamiento de una persona como Lamec (de la línea de Caín) no se ven los frutos de alguien quien recibió la Palabra de Dios en su vida. Por lo que si nuestro Señor Jesucristo está diciéndonos que el término de “elohím” solo aplica a aquellos a quienes vino la Palabra de Dios a sus vidas, y Jesús es la Palabra. Por lo tanto, no se puede aplicar este término a “los hijos de los poderosos”, esta interpretación no es la correcta por no estar justificada por el uso del lenguaje y por no ser bíblica.
“Jesús les respondió: «¿No está escrito en su ley: “Yo dije: son dioses”? Si a aquellos, a quienes vino la palabra de Dios, los llamó dioses, (y la Escritura no se puede violar), ¿a quién el Padre santificó y envió al mundo, ustedes dicen: “Blasfemas”, porque dije: “Yo soy el Hijo de Dios”?” — Juan 10:34-36 (NBLA)
Además, esta interpretación no proporciona ninguna explicación al versículo de Génesis 6:4, en donde los hijos de estos matrimonios fue una raza de gigantes (como veremos cuando lleguemos al estudio de los nefilím) o héroes de renombre. Hoy en día, cuando tenemos esta mezcla de clases sociales, los embarazos son suprimidos o son escondidos para evitar el escándalo de los poderosos, ricos y famosos en los medios de comunicación. Por ello esta interpretación es la menos aceptada en la actualidad.
2. Los hombres piadosos descendientes de Set con las hijas descendientes de Caín.
Esta segunda interpretación que veremos, es generalmente la más aceptada por los estudiosos en los tiempos modernos, y por lo tanto, es enseñada en los seminarios. Describe que Génesis 6:1-4 relata el matrimonio entre las dos líneas de los hijos de Adán, en donde las “hijas de los hombres” pertenecían a la perversa y apóstata posteridad de Caín (Génesis 4), que se casaron con los “hijos de Dios”, los descendientes piadosos, religiosos, temerosos y fieles a Dios de la línea de Set (Génesis 5). Ahora veamos varios problemas con esta interpretación:
Este punto de vista trata de hacer ver el matrimonio entre estas dos líneas como si fuera un pecado, pero la Biblia no nos habla de ningún tipo de prohibición para casarse antes del Diluvio. La idea de que las personas incrédulas debían permanecer separadas de los creyentes en el SEÑOR se empieza a aplicar hasta los tiempos de Isaac, hijo de Abraham, quien pertenecía a la línea Mesiánica, y después lo vemos como parte de la ley de Dios que Moisés recibió (Génesis 24:3, 27:46, 28:1; Éxodo 34:16).
“Entonces Abraham dijo a un siervo suyo… te haré jurar por el SEÑOR, Dios de los cielos y Dios de la tierra, que no tomarás para mi hijo [Isaac] una mujer de las hijas de los cananeos entre los cuales habito.” — Génesis 24:2-3 (RVA-2015)
Por lo que tenemos que preguntarnos ¿de dónde surgió esta interpretación? Los primeros indicios surgieron en el segundo siglo d.C., donde Sexto Julio Africano (c. 160-c. 240) recurrió a insinuar esta interpretación como una posible alternativa para refutar los ataques al cristianismo por parte del filósofo griego Celso. Pero no fue sino hasta el siglo V d.C., cuando esta interpretación fue popularizada por Agustín de Hipona, quien afirmó sin lugar a dudas que los “hijos de Dios” simplemente se referían a los hijos de Set. Esta fue la interpretación que prevaleció durante toda la Edad Media, y después fue adoptada por todos los que han seguido los pasos de Agustín de Hipona hasta nuestros días (como Jerónimo, Calvin). Todavía se enseña ampliamente hoy en día entre muchas iglesias que encuentran la visión literal de «los ángeles» un poco inquietante y perturbadora.
Pero si Génesis 6:1-8, solo habla del comportamiento del hombre antes de Diluvio, ¿por qué Moisés utilizó el término “hijos de Dios” para describir a los “hijos de Set” y “las hijas del hombre” para hablar solo de las hijas de Caín? No hubiera sido apegado a los hechos el haberlos llamarlos por su nombre. Además, la frase “Benéi haElohím” («hijos de Dios») nunca se usa para referirse a los creyentes en el Antiguo Testamento.
Este punto de vista asume que solo los hombres descendientes de Set eran creyentes y que solo las mujeres del linaje de Caín eran incrédulas. Pero como vimos en nuestro estudio de Génesis 4:26, “La Esperanza con el Nacimiento de Set (Parte 2)”, para los tiempos del nacimiento de Enos, hijo de Set, la humanidad ya estaba profanando el nombre de su Creador. No hay indicios en las Escrituras de que la línea de Seth estuviera formada exclusivamente por creyentes. Además, ¿Por qué un creyente iba a casarse con una mujer no creyente? El apóstol Pablo nos advierte a los creyentes para que no se unan en un yugo desigual con los incrédulos (2 Corintios 6:14-18). Y aunque esto llegara a pasar, el Señor no destruye estos matrimonios mixtos hoy en día. Así que esta interpretación estaría acusando a Dios de ser inconsistente en Sus juicios.
“No estén unidos en yugo desigual con los incrédulos, pues ¿qué asociación tienen la justicia y la iniquidad? ¿O qué comunión la luz con las tinieblas? ¿O qué armonía tiene Cristo con Belial? ¿O qué tiene en común un creyente con un incrédulo?” — 2 Corintios 6:14-15 (NBLA)
“Para anunciar cuán recto es el SEÑOR; Él es mi Roca, y que en Él no hay injusticia.” — Salmos 92:15 (NBLA)
Otro punto que invalida esta interpretación, es el considerar que, si los descendientes de Set en general fueron fieles al Señor, entonces ¿por qué todos ellos murieron ahogados en el Diluvio a excepción de Noé y su familia? Recordemos que de entre todos los seres humanos antes del Diluvio, solamente Enoc y 8 personas en el Arca se salvaron del juicio de Dios. Por lo que más bien, lo que la Biblia nos dice es que tanto los descendientes de Caín como los de Set, formaron parte de una corrupción universal de toda la raza humana, que incluso llevó a Dios a lamentar haber hecho al hombre en la tierra. Imagine la aflicción en el corazón de nuestro Creador al ver que la humanidad había llegado a un punto de maldad que era irreversible y que la única solución era su destrucción. La descripción divina no podía ser más clara que en Génesis 6:12: “porque toda carne había corrompido su camino sobre la tierra”.
“Entonces el SEÑOR lamentó haber hecho al hombre en la tierra, y le dolió en su corazón. Y dijo el SEÑOR: “Arrasaré de la faz de la tierra los seres que he creado, desde el hombre hasta el ganado, los reptiles y las aves del cielo; porque lamento haberlos hecho”.” — Génesis 6:6-7 (RVA-2015)
El juicio del Diluvio no podía ser ejecutado hasta que todos los hombres justos estuvieran a salvo, de la misma manera que ocurrió en el pasaje de Sodoma y Gomorra, en donde los ángeles no podían ejecutar el juicio de Dios hasta que Lot y su familia estuviera fuera del peligro (Génesis 19:22).
“Tampoco perdonó al mundo antiguo, sino que guardó a Noé, un predicador de justicia, con otros siete, cuando trajo el diluvio sobre el mundo de los impíos. También condenó a la destrucción las ciudades de Sodoma y Gomorra, reduciéndolas a cenizas, poniéndolas de ejemplo para los que habrían de vivir impíamente después. Además rescató al justo Lot, abrumado por la conducta sensual de hombres libertinos” — 2 Pedro 2:5-8 (NBLA)
Además, la frase «las hijas de los hombres» viene del hebreo בְּנֹות הָֽאָדָם – benót haAdám, que significa “las hijas de Adán”, que es la forma de designar a las mujeres de la Biblia y abarca a todas las mujeres, no solo a las hijas de Caín. Por lo que podemos concluir que Set no era Dios y Caín no era Adán. Entonces el contraste hecho en este versículo requiere otra interpretación.
Otro punto a evaluar en «las hijas de los hombres eran hermosas» es la palabra «hermosa», que viene del hebreo טוֹב – tov que significa principalmente “buena», «justa», y adicionalmente “hermosa”. Es la misma palabra que utiliza Dios cuando vio que Su creación era “buena (y hermosa)” en Génesis 1:31. Pero para esta interpretación se aplica un significado opuesto para las hijas de Caín, en lugar de ser buenas y hermosas, se les califica como mujeres malas e incrédulas que corrompen la supuesta bondad de los hombres descendientes de Set. Por lo que este contraste no es lo que reflejan las Escrituras, ya que tanto hombres como mujeres se alejaron del Todopoderoso.
“Pero la tierra se había corrompido delante de Dios, y estaba la tierra llena de violencia. Dios miró a la tierra, y vio que estaba corrompida, porque toda carne había corrompido su camino sobre la tierra.” — Génesis 6:11-12 (NBLA)
Por último, si esta interpretación fuera la correcta ¿por qué la unión entre hombres piadosos y mujeres impías produjo gigantes? Los matrimonios mixtos entre personas con principios, religiones y prácticas opuestas eran necesariamente fuentes de una gran corrupción. Las mujeres no religiosas podrían ejercer como madres una poderosa influencia negativa en los hijos con una muy baja probabilidad para hacerlos hombres de renombre, siendo más probable que los hundieran en una depravación fatal, tal como nos dicen las Escrituras. Tampoco estos matrimonios de un creyente con una incrédula tendrán como descendencia a gigantes, super-humanos o monstruos, llamados en hebreo nefilím en la Biblia.
Por lo que el resultado de la interpretación que promovió Agustín de Hipona con la frase “Benéi haElohím” para alejarse de lo sobrenatural, aunque fuera en contra de la traducción como seres angelicales que vemos en el resto de la Biblia, ha causado confusión en el entendimiento de otros pasajes de las Escrituras durante siglos, y aún hasta el día de hoy. Por lo que esperamos que la confusión desaparezca una vez que veamos la tercera interpretación de este versículo, la cual creemos es la más acertada y apegada al texto original, en nuestro próximo artículo.
¡Que Dios los bendiga!
Fotografía de la portada es cortesía del “Ark Encounter”.
Continuar leyendo: Génesis 6:2 – “Los Hijos de Dios — ¿Hombres o Ángeles?” (Parte 2)
Ir a: Génesis 6:1 – La Población Antediluviana