En el artículo anterior vimos cómo el Espíritu de Temor del SEÑOR participa en la salvación de los creyentes, y vimos cinco de los frutos que este Espíritu desarrolla en los creyentes dentro de Su ministerio. Ahora estudiaremos tres frutos más que hemos identificado, porque nos ayudan y motivan como creyentes en nuestro caminar con Dios. Veremos cómo el Temor al SEÑOR elimina nuestros miedos del mundo y nos da paz, nos da salud a nuestros cuerpos, y fomenta la madurez espiritual de los creyentes vueltos a nacer.
6) El Espíritu del Temor del SEÑOR nos Quita el Miedo
El Espíritu del Temor del SEÑOR disipa los temores que provienen de otros hombres y de las amenazas del mundo para que los creyentes no vivan en angustia, ansiedad o stress, ni caigan en una trampa que lo aleje, o los haga rebelarse contra el SEÑOR, quien nos libra de todos estos males, y como nos explica Cristo, nos quita el miedo y nos da Su paz (Juan 14:27), inclusive nos quita el temor a la muerte (Números 14:9, 21:34; Salmos 23:4, 31:14, 34:7; Romanos 8:1; Juan 11:24).
“¡Oh, si ellos tuvieran tal corazón que me temieran, y guardaran siempre todos Mis mandamientos, para que les fuera bien a ellos y a sus hijos para siempre!” — Deuteronomio 5:29 (NBLA)
“Y Su misericordia de generación a generación a los que le temen.” — Lucas 1:50 (JBS)
Nuestro Creador nos dotó con el sentimiento o emoción de “temor o miedo” para nuestro beneficio. El miedo surge de la mente cuando somos alertados de que estamos cerca de algo peligroso. Por ejemplo, si estamos en la orilla de un precipicio, o cerca de un animal peligroso, el temor hace que nos alejemos del peligro para evitar que vayamos a lastimarnos. Sin embargo, no debemos llevar esto al extremo, como quienes se preocupan por cosas que no han sucedido, lo cual, es muy común en las mentes de los incrédulos, quienes inventan toda una historia de cosas que no existen. Hay industrias completas en el mundo secular que viven de explotar el miedo de la gente, como las aseguradoras, las cuales, si ve su historia, surgieron de las apuestas. Puede revisar para su referencia nuestro artículo ¿Existe la Suerte? Como creyentes tenemos la encomienda de poner nuestra fe en Dios, independientemente de nuestras circunstancias.
«Porque en él la justicia de Dios se descubre de fe en fe. Como está escrito: Mas el justo vivirá por la fe.» — Romanos 1:17 (JBS)
«No se preocupen por nada; en cambio, oren por todo. Díganle a Dios lo que necesitan y denle gracias por todo lo que Él ha hecho. Así experimentarán la paz de Dios, que supera todo lo que podemos entender. La paz de Dios cuidará su corazón y su mente mientras vivan en Cristo Jesús.» — Filipenses 4:6-7 (NTV)
Incluso si enfrentamos problemas difíciles, o un día malo, como el profeta Eliseo, cuando fueron a tratar de apresarlo en 2 Reyes 6:8-23, puede ver nuestro artículo La Armadura De Dios: La Coraza De La Justicia O Rectitud (Parte 4) en donde vemos más a detalle esta historia. Por otro lado, Jesús nos dice que como hijos de Dios, no debemos temer por las circunstancias de la vida, como el cómo mantenernos o vestirnos, ya que Dios es nuestro proveedor (Mateo 6:25-34), ni temer a ningún hombre más que a Dios, ni siquiera al anticristo (Mateo 10:28; Lucas 12:4-5), tampoco debemos de temer a Satanás ni a sus espíritus malignos, porque Jesucristo ya los derrotó (Lucas 10:19; Romanos 8:15), inclusive, el temor a Dios debe ser mucho mayor que cualquier temor a la muerte física (1 Corintios 15:54-57).
“No teman a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma; más bien teman a Aquel que puede hacer perecer tanto el alma como el cuerpo en el infierno.” — Mateo 10:28 (NBLA)
“El ángel del Señor acampa alrededor de los que le temen, y los rescata.” — Salmos 34:7 (NBLA)
El único temor santo y saludable que los creyentes debemos de tener es al Todopoderoso, quien tiene el control sobre todo el universo, Él puede dar vida o destruir (Deuteronomio 32:39). Para el SEÑOR, la humanidad y las naciones son como una gota de agua o una capa de polvo (Isaías 40:15), por lo que nuestros temores hacia los hombres, o cualquier cosa en Su creación, palidecen si los comparamos con el temor reverente hacia el SEÑOR. Además, sabemos que el Todopoderoso nos puede librar de los ataques de seres creados por Él. Debemos tener esto presente, al ver el nivel de maldad que existe globalmente, y las profecías que nos advierten que Satanás va a hacer guerra y aterrorizará a los cristianos con nuevas persecuciones y ejecuciones en todas partes del mundo, para tratar de forzarlos a que renuncien a su fe, y a menos de que reciban la marca de la bestia no podrán comprar o vender. Nuestro Señor Jesucristo nos advirtió que nos mantengamos victoriosos incluso hasta la muerte (Apocalipsis 2:10), porque si un cristiano toma la marca de la bestia por temor al sistema del anticristo, entonces no morirá victorioso, sino derrotado.
“No temas lo que estás por sufrir. Yo te digo que el diablo echará a algunos de ustedes en la cárcel para que sean probados, y tendrán tribulación por diez días. Sé fiel hasta la muerte, y Yo te daré la corona de la vida.” — Apocalipsis 2:10 (NBLA)
“Entonces los siguió otro ángel, el tercero, diciendo a gran voz: «Si alguien adora a la bestia y a su imagen, y recibe una marca en su frente o en su mano, él también beberá del vino del furor de Dios, que está preparado puro en la copa de Su ira. Será atormentado con fuego y azufre delante de los santos ángeles y en presencia del Cordero. El humo de su tormento asciende por los siglos de los siglos. No tienen reposo, ni de día ni de noche, los que adoran a la bestia y a su imagen, y cualquiera que reciba la marca de su nombre».” — Apocalipsis 14:9-11 (NBLA)
Observe que ya desde hace muchos años los globalistas élite han planeado y organizado el mundo de forma que sus habitantes tengan que depender del «sistema», incluso para comer o beber; y con el pretexto de la pandemia actual, están implementando restricciones con “identificaciones digitales” y esquemas de “puntaje social”, que serán utilizados para restringirnos en lo que decimos, hacemos y hasta en lo que podamos comprar o vender, cuando el dinero en efectivo desaparezca y sea reemplazado por “dinero digital”. Esto antes no era posible, pero ahora con la tecnología, estos satanistas pueden hacerlo muy fácilmente, y las bases de este sistema las estamos viendo cómo son desplegadas ante nuestros propios ojos, en preparación para las tribulaciones del final de los tiempos. Este nuevo sistema, facilitará el cumplimiento de las profecías, ahí los cristianos serán puestos a prueba, quienes requerirán de toda la ayuda del Espíritu del Temor de SEÑOR para mantenerse vencedores hasta el final (Apocalipsis 3:21). La historia está llena de miles de ejemplos de mártires, y de quienes supieron rechazar el temor a los hombres porque verdaderamente temían al SEÑOR, como los amigos del profeta Daniel, quienes prefirieron ser arrojados al fuego, que rendirle culto a la imagen del rey Nabucodonosor, y salieron sanos y salvos (Daniel 3:8-30). Daniel fue arrojado a los leones por hacer oración a Dios (Daniel 6:4-28). Y como notará, en ambos casos, las leyes habían sido cambiadas para acomodar la idolatría (Daniel 3:1-6, 6:7-9). Al estudiar las profecías acerca del anticristo (o la bestia), entendemos que se volverá a repetir la historia: el anticristo buscará también modificar las leyes (Daniel 7:25) para que solo él sea adorado, y buscará aplicar la pena de muerte a quien no le rinda culto (Apocalipsis 13:15). ¿Y acaso todo esto debe atemorizarnos? No, más bien necesitamos adoptar la actitud de Pablo en nuestras vidas, quien estando en prisión por su testimonio de Cristo, le recuerda a Timoteo que no debe de temer a las persecuciones (2 Timoteo 1:7-8).
“Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio. Por tanto, no te avergüences del testimonio de nuestro Señor, ni de mí, prisionero Suyo, sino participa conmigo en las aflicciones por el evangelio, según el poder de Dios.” — 2 Timoteo 1:7-8 (NBLA)
«¿Están dispuestos ahora, para que cuando oigan el sonido del cuerno, la flauta, la lira, el arpa, el salterio, la gaita y toda clase de música, se postren y adoren la estatua que he hecho? Porque si no la adoran, inmediatamente serán echados en un horno de fuego ardiente. ¿Y qué dios será el que los libre de mis manos?». Sadrac, Mesac y Abed Nego le respondieron al rey Nabucodonosor: «No necesitamos darle una respuesta acerca de este asunto. Ciertamente nuestro Dios a quien servimos puede librarnos del horno de fuego ardiente. Y de su mano, oh rey, nos librará. Pero si no lo hace, ha de saber, oh rey, que no serviremos a sus dioses ni adoraremos la estatua de oro que ha levantado».» — Daniel 3:8-30 (NBLA)
7) El Espíritu del Temor del SEÑOR nos da salud a nuestros cuerpos
Así como el amor a Dios es nuestro motivador para la obediencia (1 Juan 4:18), el temor a Dios es la gran advertencia contra la desobediencia o la omisión. De hecho, El Espíritu del Temor del SEÑOR nos da la motivación para no caer en los pecados por omisión, ya que no nos permite que dejemos de hacer algo que deberíamos hacer, y así pecar en contra del SEÑOR. Encontramos diferentes pasajes en las Escrituras en donde se nos muestra lo incorrecto que son esta clase de pecados, por ejemplo, en la Parábola del Buen Samaritano (Lucas 10:29-37) solamente el Samaritano ayudó al hombre herido, ni el sacerdote ni el levítico que pasaron y lo vieron, hicieron nada por ayudarlo. El Temor a Dios es quien nos ayuda a hacer estas cosas, a pesar de que resulte incómodo o inconveniente. Encontramos que Job era un hombre con temor de Dios (Job 1:1) y podemos ver ejemplos de cómo este temor actuaba en su vida cuando él ayudaba a los pobres, a las viudas, a los ciegos, a los huérfanos, etc.
[Job dice] «Cuando los oídos me oían, me llamaban: “¡Dichoso!”. Cuando los ojos me veían, daban testimonio en mi favor. Porque yo libraba al pobre que clamaba y al huérfano que no tenía quien le ayudara. La bendición del moribundo caía sobre mí, y yo daba alegría al corazón de la viuda. Yo me vestía de rectitud, y ella me vestía a mí; como manto y turbante era mi justicia. »Yo era ojos para el ciego y pies para el cojo. Era un padre para los necesitados, e investigaba la causa que no conocía.» — Job 29:11-16 (RVA 2015)
El Buen Samaritano fue precisamente lo que hizo, invirtió dinero de su propia bolsa para el bienestar de un desconocido que había caído en desgracia. Se ha fijado que, cuando usted hace algo así, ayudando a alguien necesitado, siente algo «muy bonito», recibe una sensación de bienestar, bueno, cuando usted realiza este tipo de acciones, con ello, precisamente le está dando salud a su cuerpo (Proverbios 3:7-8; Isaías 58:6-11), y es una de las razones por las que Jesús nos dijo que es más bendecido el dar que el recibir (Hechos 20:35). Podemos ver de esta forma cómo el Espíritu del Temor del SEÑOR, al ayudarnos a no pecar por omisión, también hace que recibamos las promesas de salud para que nuestros huesos y cuerpo entero permanezcan saludables.
«No seas sabio a tus propios ojos; teme al SEÑOR y apártate del mal. Será medicina para tu cuerpo y alivio para tus huesos.» — Proverbios 3:7-8 (NBLA)
[El SEÑOR dice] «¿No consiste, más bien, el ayuno que Yo escogí, en desatar las ligaduras de impiedad, en soltar las ataduras del yugo, en dejar libres a los quebrantados y en romper todo yugo? ¿No consiste en compartir tu pan con el hambriento y en llevar a tu casa a los pobres sin hogar? ¿No consiste en cubrir a tu prójimo cuando lo veas desnudo, y en no esconderte de quien es tu propia carne? Entonces despuntará tu luz como el alba, y tu recuperación brotará con rapidez. Tu justicia irá delante de ti, y la gloria del SEÑOR irá a tu retaguardia. Entonces invocarás, y el SEÑOR te escuchará. Clamarás, y Él dirá: ‘¡Aquí estoy!’. “Si quitas de en medio de ti el yugo, el acusar con el dedo y el hablar vilezas; si tu alma provee para el hambriento y sacias al alma humillada, tu luz irradiará en las tinieblas, y tu oscuridad será como el mediodía. El SEÑOR te guiará siempre y saciará tu alma en medio de los sequedales. Él fortalecerá tus huesos, y serás como un jardín de regadío y como un manantial de aguas cuyas aguas nunca faltan.» — Isaías 58:6-11 (RVA 2015)
El invertir nuestro dinero para darle de comer a un desconocido hambriento, no es algo que nos resulte natural hacer según nuestra carnalidad y naturaleza pecaminosa egoísta, pero sí es lo más lógico que debemos hacer si tenemos temor de Dios en nuestro corazón (Lucas 6:38), y si, su preocupación es la parte financiera para poder tener el dinero para dar este servicio a su prójimo, recuerde que el SEÑOR promete pagarle todo de regreso (Lucas 6:38; Proverbios 19:17), puede ver nuestro estudio ¿Cómo Salir de Deudas?. Es el Espíritu del SEÑOR quien nos ayuda a cumplir con la encomienda que nos dio nuestro Señor Jesucristo acerca de alimentar al hambriento, darle de beber al sediento, cubrir al desnudo, visitar a los enfermos, y a quienes están en prisión. Y esta encomienda no está limitada solamente ºpara atender las necesidades físicas de nuestro prójimo, sino también las espirituales, para que se alimenten no tan solo de alimento físico, sino de la Palabra de Dios, como lo vimos en nuestro artículo Descifrando Palabras Clave: Leche Y Miel.
[Jesús dice] “Porque tuve hambre, y ustedes me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber; fui extranjero, y me recibieron; estaba desnudo, y me vistieron; enfermo, y me visitaron; en la cárcel, y vinieron a Mí”. Entonces los justos le responderán, diciendo: “Señor, ¿cuándo te vimos hambriento y te dimos de comer, o sediento y te dimos de beber? ¿Y cuándo te vimos como extranjero y te recibimos, o desnudo y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y vinimos a Ti?”. El Rey les responderá: “En verdad les digo que en cuanto lo hicieron a uno de estos hermanos Míos, aun a los más pequeños, a Mí lo hicieron”.” — Mateo 25:35-40 (NBLA)
«Que cada uno dé como propuso en su corazón, no de mala gana ni por obligación, porque Dios ama al que da con alegría.» — 2 Corintios 9:7 (NBLA)
[Jesús dice] «Al que te pida, dale; y al que quiera tomar de ti prestado, no se lo niegues.» — Mateo 5:42 (RVA 2015)
8) El Espíritu del Temor del SEÑOR Fomenta la Madurez Espiritual
No basta con haber dejado atrás la oscuridad espiritual (cuando éramos incrédulos), las Escrituras nos enseñan que después de ser creyentes vueltos a nacer, debemos madurar espiritualmente, de la misma forma en la que los niños crecen, pasando de ser alimentados solo con leche cuando eran bebés a alimento solido cuando son más grandecitos, así deben de madurar los cristianos en su fe (Hebreos 5:11-14), y pasar de lo carnal a lo espiritual, cuando se busca comer alimento espiritual sólido, como lo vimos en nuestro artículo Descifrando Palabras Clave: Leche y Miel, y si se pregunta: ¿para qué? Porque necesitamos dar frutos, evangelizar a quienes aún están en tinieblas. Si una planta se queda chiquita, no le sirve a nadie, pero si crece hasta convertirse en un árbol frondoso, puede dar frutos para alimentar al hambriento, dar sombra, un hogar para las aves, etc., de forma similar, encontramos la encomienda de ser fructíferos para el Reino de Dios, y estar al servicio de los demás, puede además ver para su referencia nuestro artículo Descifrando Palabras Clave: Árboles.
“De esto tenemos mucho que decir, aunque es difícil de explicar, porque ustedes han llegado a ser tardos para oír. Debiendo ser ya maestros por el tiempo transcurrido, de nuevo tienen necesidad de que alguien los instruya desde los primeros rudimentos de las palabras de Dios. Han llegado a tener necesidad de leche y no de alimento sólido. Pues todo el que se alimenta de leche no es capaz de entender la palabra de la justicia, porque aún es niño. Pero el alimento sólido es para los maduros; para los que, por la práctica, tienen los sentidos entrenados para discernir entre el bien y el mal.” — Hebreos 5:11-14 (RVA 2015)
Pablo nos explica que primero somos creyentes “carnales”, y al ir madurando y adquiriendo sabiduría del SEÑOR, vamos creciendo en la fe y en santidad, con el objetivo de convertirnos en creyentes “espirituales” (Hebreos 5:11-14, 6:1-3). Y podemos madurar espiritualmente cuando nos interesamos en estudiar más la Palabra del SEÑOR, en cumplir Sus mandatos, en trabajar en Sus campos evangelizando (porque aún hay mucha gente perdida), y sirviendo al SEÑOR para crecer Su reino y Su gloria.
[Pablo dice] «Hermanos, yo no pude hablarles como a personas espirituales sino como a gente carnal, como a niños en Cristo. Les di a beber leche, pues no eran capaces de asimilar alimento sólido, ni lo son todavía, porque aún son gente carnal. Pues mientras haya entre ustedes celos, contiendas y divisiones, serán gente carnal y vivirán según criterios humanos.» — 1 Corintios 3:1-3 (RVC)
Lamentablemente, hay muchos creyentes que no se preocupan por crecer espiritualmente, cumplir con los mandatos del SEÑOR en su totalidad, con todo su corazón, con toda su alma, con toda su mente y con todas sus fuerzas (Deuteronomio 6:4-5; Mateo 22:37; Marcos 12:30; Lucas 10:27). Y tristemente con ello, demuestran cierto grado de incredulidad, cierta falta de temor al SEÑOR. No creen que les afecte por ejemplo, el romper las leyes alimenticias (Levítico 11), el Mandamiento acerca del día de reposo, y no se interesan por observar las Festividades del SEÑOR (Levítico 23). Pero, como vimos en nuestro artículo Los 7 Espíritus del SEÑOR: Conocimiento y Profecía (Parte 3), hacer cualquier cosa que desagrade al SEÑOR es considerado hacer el mal, así que estos cristianos carnales no maduran espiritualmente por falta de entendimiento, al no practicar los mandamientos (Salmos 111:10), y tratan de racionalizar su pecado justificándose en falsas doctrinas e interpretaciones, como: “Esas leyes son del Antiguo Testamento y yo vivo bajo el Nuevo Testamento”. Entonces ¿por qué la Biblia contiene ambos el Nuevo y Antiguo Testamentos, si solo necesitamos el Nuevo Testamento para nuestras vidas? Porque necesitamos aplicar todas las Escrituras para nuestra vida, no solamente una parte.
«El principio de la Sabiduría es el Temor del SEÑOR; buen Entendimiento tienen todos los que practican Sus mandamientos; Su alabanza permanece para siempre.» —Salmos 111:10 (NBLA)
[Jesús dice] «No piensen que he venido para poner fin a la ley o a los profetas; no he venido para poner fin, sino para cumplir. Porque en verdad les digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, no se perderá ni la letra más pequeña ni una tilde de la ley hasta que toda se cumpla. »Cualquiera, pues, que anule uno solo de estos mandamientos, aun de los más pequeños, y así lo enseñe a otros, será llamado muy pequeño en el reino de los cielos; pero cualquiera que los guarde y los enseñe, este será llamado grande en el reino de los cielos.» — Mateo 5:17-19 (NBLA)
Los cristianos carnales tampoco se preocupan por andar trabajando en los campos del SEÑOR, evangelizando, alimentando al rebaño, siendo una luz para este mundo, y le restan importancia a ser fructíferos, a ser útiles, se vuelven espiritualmente perezosos, sin darse cuenta que hay consecuencias por este comportamiento, no tan solo hay pérdida de recompensas, sino castigos por estas omisiones, como lo vemos en la Parábola de los Talentos (Mateo 25:14-30). Con esta parábola entendemos que creyentes que tienen diferentes dones y regalos (5 y 2 talentos respectivamente), pueden emplearlos con la misma diligencia, y que si lo hacen, serán recompensados de la misma manera. Sin embargo, observe que quien recibió solo 1 talento, se trataba de un servidor holgazán, no de alguien extraño (un incrédulo), cuyo talento no es aprovechado, sino que fue escondido y no tuvo un efecto multiplicador al mantenerse oculto, es visto como una falta de aprovechamiento de los dones de Dios, y como pereza espiritual. Este servidor inútil recibe un castigo aterrador, ya que no solo se le quita el talento que tenía, sino que además es arrojado a la «oscuridad de afuera».
«Y al siervo inútil, échenlo en las tinieblas de afuera; allí será el llanto y el crujir de dientes.» — Mateo 25:30 (NBLA)
En nuestro siguiente estudio veremos algunos ejemplos en las Escrituras acerca de la intervención del Espíritu del Temor del SEÑOR, y veremos las consecuencias de no hacer caso a las advertencias de este Espíritu. Los dejo con la promesa de protección del SEÑOR para todos los creyentes vueltos a nacer:
“Sean firmes y valientes, no teman ni se aterroricen ante ellos, porque el SEÑOR tu Dios es el que va contigo; no te dejará ni te desamparará.” — Deuteronomio 31:6 (NBLA)
¡Que Dios los bendiga!